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Noche XXI: En picada

–Entonces, solo quería que todos supieran que Suiza ha sido resuelta. Destruí el Akuma en el cuerpo de SeoJoon, todo debería estar bien—

–¿Renelle? –Dijo Riliane, con las cejas fruncidas por la preocupación– ¿Daijoubu? Has estado alternando entre el rubor y la palidez desde hace un tiempo.

Selene dejó de divagar y respiró hondo. Gracias al Arca, el transporte a las cercanías de Berlín había sido corto, dándole muy poco tiempo para recuperarse de los eventos posteriores. Sentarse en la sala de estar de los J. Loyard no borró la extrema viveza del encuentro entre ella y Kanda en la sala de entretenimiento.

–Estoy bien. –Dijo Selene enérgicamente– Solo un poco cansada.

–Deberías ir a descansar. –Dijo Gejutel reconfortantemente– Y tal vez comer una buena comida o dos. Tu reunión con Chii Eun-ji es en unas pocas horas. Tienes tiempo.

–Iba a ir a mirar los alrededores. –Dijo Selene mientras metía su mano al bolsillo del pecho de la chaqueta, saca un cigarrillo y un encendedor, se lo llevó a la boca y lo enciende. Dio una calada al cigarrillo, soplando el humo por la comisura de su boca, alrededor del cigarrillo.

–Absolutamente no. –Dijo Riliane con firmeza– Te ves incluso peor de lo que te vi antes de que te fueras a Suiza.

–¿Ustedes dos no quieren escuchar el informe de la misión? –Selene dijo desesperadamente mientras soltaba otra calada.

–Ya lo entendemos. Mientras estés bien y sepamos que SeoJoon ahora está descansando en paz, eso es todo lo que importa.

Selene suspiró.

–Quería expresar un poco de mis preocupaciones, SeoJoon era una Nivel 4. –Dijo soltando otra calada– Fue... una batalla bastante dura. Mis heridas eran bastante graves, aunque ya se curaron. Solo quería que supieran que la reunión en Seúl podría ser peor.

–Por eso debes ir a descansar. –Dijo Gejutel.

–No, por eso necesito ir a buscar más información. –Selene metió la mano en su bolso y arrojó una pila de papeles enrollados sobre el escritorio– Tuve que buscar toda la historia de la nobleza de aquí, y casi encontré los nombres de todas las familias. Están marcados en rojo.

Toda la página estaba marcada en rojo.

–Entonces, como puedes ver, estoy un poco preocupada. Necesito mirar a mi alrededor ahora, y preferiblemente como SeoJoon. Si no termino con esto, es posible que traigan refuerzos que posiblemente no pueda manejar.

–Pero estás herida.

–Ya no. Por favor, Riliane. Necesito mirar alrededor. –Dijo apagando el cigarrillo consumido en el cenicero.

Lo que realmente necesitaba hacer era aclarar su mente.

Riliane finalmente obedeció, y después de media hora, Selene salió de la finca J. Loyard como SeoJoon, con su cabello rubio trenzado sobre su hombro. Estaba vestida con uno de esos trajes de montar a caballo, con pantalones gruesos y oxford rígidos, guantes blanco para ocultar el esmalte de la Inocencia Tsukuyomi, completado con un sombrero. Judgment y Bloody Rose habían sido escondidas escrupulosamente debajo de su chaqueta.

Selene no esperaba lograr nada en su salida. Su excusa había sido una mentira; ella se había preparado durante mucho tiempo para la destrucción de Seul. Sus heridas de Suiza, cortes en la cara y el cuello, y una bala en la pierna, se habían curado la noche anterior. Ella estaba en buena forma.

Los acontecimientos de las últimas horas, sin embargo, habían dejado su mente en un frenesí. Ver a Ha-neul y Kanda juntos en su habitación y luego haber tenido intimidad con Kanda habían puesto sus pensamientos en desorden, y apenas había sido capaz de comunicar el informe de su misión a sus jefes. Selene frunció el ceño. Después romper con Kanda y nunca haber aclarado esos rumores, solo unos cuantos pocos Exorcistas de la Orden que incluso se molestaba en saludarla cuando regresaba, incluyendo a Saori y Alma, con ellos su relación nunca se rompió. Selene de repente se dio cuenta de cuánto había confiado en ellos dos durante los últimos dos meses... honestamente, no estaba segura de cómo se suponía que debía sentirse al respecto. Una pequeña parte de ella sabía que no podía cambiar la página y continuar como si nada hubiera pasado y más... con su "muerte" predestinada el día de su cumpleaños.

Demasiado confundida y frustrada con sus pensamientos, decidió dejar el tema por completo y pasar a otra cosa. Principalmente, su trabajo.

Selene caminó por un callejón desierto, lejos de las viejas mujeres nobles que charlaban sobre la última moda o las noticias. Los altos edificios de apartamentos la protegían del aire gélido y el viento, y el vacío del callejón le recordaba vagamente al claro en el que ella, Alma y Kanda se habían separado hace nueve años atrás.

Selene siguió caminando y se detuvo abruptamente, a cien metros de Chii Eun-ji, quien estaba hablando con dos personas a quienes Selene reconoció como Akumas del baile anterior.

Su corazón comenzó a latir ferozmente mientras su cerebro corría por el curso de acción adecuado. Si Chii Eun-ji no la hubiera visto, lo mejor sería irse. Su reunión era en cuatro horas; cualquier tiempo que pasaba con la mujer iba acompañado del riesgo de que Selene fuera descubierta. Pero si la negociadora la hubiera visto… ¿la dejaría ir antes al lugar de encuentro? A Selene no le importaría eliminarlos a todos antes, pero—

Una llamada detrás de ella hizo que su corazón se detuviera.

–¡General! –Una voz oficial dijo en voz alta– Somos miembros de los CROW enviados desde la Rama Central de la Orden Negra; ahora hemos hecho la observación de contactos repetidos con la familia J. Loyard, y ahora, junto con este disfraz sospechoso, les pedimos que regrese a la Orden.

Chii Eun-ji había desaparecido. Había dejado atrás a los Akumas y estaban empezando a transformarse.

Selene se dio la vuelta y vio dos a buscadores, dos Buscadores descaradamente estúpidos e idiotas. Habían dejado de hablar al ver a los dos Akumas de Nivel 3, y parecían no saber qué hacer.

Uno de ellos murió instantáneamente. El Nivel 3 más cercano a ellos extendió la mano y lo atravesó, causando que los pentáculos se extendieran sobre la cara del buscador, segundos antes de que el cuerpo explotara en polvo.

Y en cuestión de segundos, el cuerpo del segundo buscador se formó en un gran crecimiento similar a un forúnculo y su cuerpo explote sangrientamente haciendo que su sangre marchará la cara de Selene.

–Aho. –Dijo sin ninguna emoción en su rostro– Bien, ¿quién sigue? –Dijo en un tono que heló sus sangres mientras que sus ojos rosa enrejados brillaron en rojo sangre.

~

–«Estúpida, Nieves.» –Pensó Kanda para sí mismo mientras se acostaba en su cama mirando al techo– «¿Por qué diablos te autodestruyes a ti misma?» –Recordo las escamas por varias partes de su cuerpo– «¿Tanto es tu estúpido anhelo de morir, que ya te olvidaste de como pensar bien?» –Sus ojos se cerraron para dormir un poco. Y sentía que la oscuridad haría que el frío se fuera de una vez por todas.

Sin resistirse a la necesidad humana del alivio, cerró los ojos por fin.

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No era sólo frío lo que sentía en su cuerpo. Era dolor. Un dolor que no era suyo. Que él no sentía realmente, pero que lo quería consumir hasta hacerlo cenizas y borrar su existencia de la tierra.

Es solo que… ¿en serio no era suyo ese dolor?

Las lágrimas corrían por sus mejillas, y el dolor no sólo era en su cuerpo, era en su corazón; en su ser entero; en su alma.

Esa persona se había ido.

El Akuma se posicionó sobre él para rematarlo entre burlas e insultos; impidiendo que pudiera ir en su ayuda. Y la impotencia que eso le produjo le consumió el alma.

–Lo siento.

Sentía que esas palabras se mezclaban constantemente entre el sueño que cada noche le recordaba su promesa, y algo que era muy importante, pero cuya memoria se escapaba de su consciencia constantemente; sin que pudiera evitarlo y produciéndole una sensación de vacío en el corazón. Y Kanda no sabía si era del presente o del pasado, sólo sabía que era importante y que tenía... él debía... ¿Qué? ¿Qué tenía que hacer con ese recuerdo?

Un vestido ondeaba suavemente con el viento, la silueta de la persona le daba la espalda se encontraba sentada en la tierra, la verde hierba, la brisa meciendo su cabello, contemplando el atardecer, tratando de no pensar en la sangre derramada de sus apóstoles: los Exorcistas, resultado de las cuantiosas batallas, cada vez más frecuentes y la vida que se le escapaba de las manos. Se giró para ver a un hombre con cabello corto de color negro, vestido con una chaqueta de Exorcista, caminando hacia ella. Ella sonrío y giró su mirada para mirar a ese hombre.

–Nosotros somos como esta flor.

Quería ayudarla. Quería que volteara mientras le decía esas palabras. Tan solo...

–Vale la pena si es por ti.

Nada de eso era... su asunto. La enana sonreía, como si decir aquello fuera el fin de una misión importante. Como si estuviera dispuesta a darlo todo por... ¿Por qué?

–Es como los Exorcistas...

Eso le molestaba, no tenía por qué ser así. Ese recuerdo dolía. Pero sabía que, por más veces que lo reviviera en sus sueños, esas palabras se iban a quedar en un anhelo desesperado de algo a lo que ya no podía aspirar. Soñar con volver era sólo eso: un sueño.

–Oye... ¿sabes cuál es esta flor?

Flores de loto. Se decía que no florecían en bastantes años y al hacerlo sus raíces eran profundas, pero llegaban al cielo para dar su fragancia por poco tiempo y volver a morir. Ella decía que era persistencia. Cada vez que soñaba con ese momento, el olor se mezclaba constantemente con la sangre, con el humo... con el dolor.

–Por favor y... lo siento mucho.

La sangre subía por su garganta y no le dejaba respirar correctamente. Se atragantó con ella un par de veces mientras ese dolor se hacía más profundo. Pero Kanda no recordaba estar golpeado hasta desfallecer luego de que... de que, ¿qué? ¿Lo... castigaran?

–No puedo permitir que...

La voz no terminaba lo que estaba diciéndole. Sin embargo, sentía que estaba completamente de acuerdo con lo que sea que le estaba diciendo... O, ¿pidiendo?

–Antes de que caigan los pétalos, me gustaría que fuésemos capaces de volver a ver estas flores.

No. No quería que los pétalos cayeran, nunca.

–Vale la pena si es por ti.

No era justo. No le parecía correcto tanto sufrimiento por... ¿algo? ¿Alguien?

¿Por qué estaba sufriendo? Para empezar... ¿quién estaba sufriendo?

–Todo en la vida tiene sus consecuencias.

Eso último sonaba peligroso. Era como una advertencia; como un aviso. Algo que no se podía pasar por alto y era mejor tener presente en todo momento. Pero, ¿por qué?

–Lo siento.

No más.

La oscuridad lo consumió con ese pensamiento. Una pequeña luz se movía entre las sombras, pero no se veía amistosa, ni como esa luz al final del túnel que promete la salida a algún problema.

Sentía que debía alejarse de ella. Darle la espalda... dejarla ir. Era mejor fingir que no estaba ahí y seguir con lo suyo. Debía contener el impulso de ir hacia ella. Era mejor ni siquiera verla.

Sentía que debía abandonar toda esperanza de... alcanzarla.

Una diosa abrazaba el cuerpo de su amado, llorando. Suplicando más tiempo. Otra oportunidad. Volver a verlo.

Volver a sentirlo.

Le recordó el tiempo en el que se vio imposibilitado de ayudar a la persona que amaba. De darle más esperanza de vida. O una vida mejor. También quería volver a ver a esa persona. Volver a oírla.

Era imposible.

–Antes de que caigan los pétalos.

Un pasillo oscuro le daba la bienvenida al más allá. A dejar todo atrás, incluso a esa persona. Luego sentía la sacudida violenta de su consciencia y la realidad de que no le querían dejar descansar. No le querían dejar seguirla hacia la muerte. Hacia el descanso eterno.

No valía la pena intentar acabar con su existencia cuando recordó que esta vez tenía un propósito, algo que le daba la fuerza suficiente para pelear sin descanso, para cumplir con cada misión si con eso estaban más cerca del final de esa maldita guerra.

Le había dado su palabra a la persona más importante de su vida.

Y en esta ocasión tenía un don que nunca pidió. Que nunca le gustó. Que nunca quiso. El alivio lo tuvo gracias a alguien que dio su vida por una persona que muy probablemente, era capaz de matar a todos sin esfuerzo. ¿Por qué lo ayudó, si nunca la trató bien? Si siempre fue el primero en señalarla, ¿por qué se preocupó por él?

El frío lo consumió por completo.

–Es por ella y por nadie más. Eso siempre será así.

~

Despertó de golpe, sudando frío, con la respiración entre cortada, miro a su alrededor, estaba en su habitación y aún era de día, a nada de asomarse la noche. Kanda se sentó en su cama y puso sus manos en su cabeza tratando de aliviar el reciente dolor de cabeza.

–Maldita mocosa. –Kanda gimió y enredo sus dedos en su cabello. Hubo un golpe en la puerta y Kanda gruñó levemente mientras se levantaba de la cama y cruzaba la habitación hacia la puerta. Casi arranca la puerta de sus goznes en su actual estado mental estable inestable. Abrió la puerta para ver a Allen, alguien que Kanda NUNCA estuvo feliz de ver. No es que alguna vez estuviera tan emocionado de ver a alguien.

–¿Qué es esta vez, Moyashi? –Gruñó Kanda y miró al chico de cabello blanco. La expresión facial de Allen se oscureció visiblemente ante el apodo que el japonés le había dado.

–¡Es Allen, baka! –Gritó Allen antes de respirar hondo y lucir notablemente más tranquilo– Komui-san, nos llama. Tenemos una misión. Y solo faltas tú.

–Como sea. Voy para allá. –Gruñó Kanda levemente y fue a cerrar la puerta en la cara del chico de cabello blanco, pero la mano de Allen salió disparada y atrapó la puerta antes de que pudiera cerrarla.

–Kanda, Lenalee dice que estás más distante últimamente. Y antes que digas que no es de nuestra incumbencia, lo es y estoy bastante seguro de que no eres tú. Pero puedes hacer lo que quieras con normalidad, solo siéntate aquí en la oscuridad de tu habitación y enfurruñate. No me afecta de ninguna manera, pero Lenalee quiere ayudar y si me dejas, yo también quiero ayudar.

–Che. –Fue la única respuesta que kanda dio mientras cerraba la puerta de golpe y le echaba el cerrojo– «Estúpido Moyashi, ¿qué sabe de todos modos? No hay nada malo conmigo. No la extraño y definitivamente no siento nada por ella. Sin embargo, no importa cuántas veces me diga esto, el dolor de mi pecho no desaparece. Renelle... ¿Qué me has hecho Nieves estúpida...?»

~

¡BAM!

La puerta se abrió bruscamente de sus goznes, llamando la atención de toda la sala, algunos de los cuales habían saltado de sorpresa.

–¡Qué significa esto, Ren! –El Vaticano golpeó la mesa con las manos, queriendo lanzar un puñetazo en la cara de la Guardián. Algunos de los Cardenales se le quedaron mirando la apariencia de Selene. La joven nipon-fancesa supuso que era un poco descortés aparecer frente a la Catedral cubierta de sangre, pero claro, los modales nunca habían sido su fuerte, especialmente cuando se trataba de ellos o Lvellie.

–¡Tú, a callar, momia! –Dijo Selene con frialdad, sus ojos rosa brillaron a rojo sangre mientras que sus pupilas se volvían rejillas como las de un gato.

–¡Cómo osas hablarle así— –Su diablate murió al sentir la mirada asesina de Selene sobre ellos, quienes se congelaron con sus palabras.

El Vaticano dudaba mucho que alguien pudiera decirle que 'no' a Selene en su estado actual. Daba miedo, más miedo que cualquier Akuma que hubieran visto antes, más miedo que la forma crítica que tomó cuando superó la sincronización del 100%. Ella estaba agarrando a Bloody Rose en su otra mano, y él podía escuchar claramente el sonido de amartillar mientras que Renelle dio un paso hacia Lvellie, haciendo que Link reaccionará y se interpusiera. Con un destello, Selene sacó su pierna y envió a Link a estrellarse contra la pared detrás de él.

–Me estás siguiendo. –Dijo con frialdad.

Agarró a Lvellie por el cuello, lo golpeó contra la pared y le apunto con Bloody Rose.

–Más te vale que tengas una buena puta excusa para interferir con mi trabajo y el de chichi-ue. O de lo contrario... ¡Te dispararé para luego darles de comer tu cadáver a los Akumas de Nea! –Dijo con dureza.

–Esa fue una decisión tomada por la junta, de la cual tú, princesa, interrumpiste. –Dijo Lvellie a la defensiva.

–Me importa un carajo tu maldita reunión con el viejo. –Espetó la Exorcista nipon-fancesa– Déjame decirte algo, Lvellie. La próxima vez que quieras seguirme, hazlo tú mismo. Avísame también. Estaré más que feliz de dejarte morir. Bastardo.

–Acerca de ti, los Exorcistas deberían mostrar obedecía absoluta hacia el Papa y la Iglesia. Pero tú, muestras los colmillos a nosotros sin ninguna duda. Tú... ¡Muñeca defectuosa! –Lvellie rugió, un brillo frío apareció en sus ojos.

–Como si me importará toda esa mierda del Proyecto. –Selene sonrío cruelmente– Te recuerdo que estas haciendo otro de nosotros con mis células y el fragmento de la planta. –Reclamo.

–¡Malcolm, ¿es eso cierto?! –Interrogó el herrero Zu.

–¿Y qué si así fuera? ¿Qué harías al respecto? –Rugió el hombre del bigote cepillo de dientes.

–Asesinarlos, por supuesto. –Respondió, dejando caer al inspector en el suelo y retirándose de la habitación, guardando a Bloody Rose en el proceso.

–¡Serine Lemercier Ren! –Gritó, saliva volando de su boca– Debes saber que los Exorcistas pertenecen al Papa, y que tú, de todas las personas, habiendo sido creada por nosotros, realmente perteneces...

–Yo hace tiempo que perdí mi sitio en este mundo, y la realidad de que no tengo un lugar al que pertenezco es mi auténtica realidad. Por lo tanto, no pertenezco a ningún lugar ni a nadie. –Dijo Selene con frialdad.

Y con eso, salió por la puerta, cerrando la puerta tras ella. El taconeo en el asfalto resonaba en la penumbra oscurida. Caminaba por el largo pasillo cabizbaja mientras su flequillo cubría su mirada.

En su andar se encuentra un periódico con primicia principal impresa en primera plana. Lee el anuncio y sus ojos se abrieron como platos.

–No puede ser... –Dijo temblándole el labio.

~

Selene iba en un carruaje con Gejutel J. Loyard, de quien no había mencionado nada antes. Riliane se había maquillado impecablemente en la última hora, se había cambiado de ropa y Selene se sentía aún más reconfortada con el hecho de que Juicio se acurrucaba contra su pecho debajo de la chaqueta de montar. Había mariposas en su estómago, revoloteando ansiosamente. El hecho de que Gejutel no dijera nada preocupaba a Selene; tenía la vaga sensación de que estaba caminando hacia una trampa. Lo que sería aún peor sería que Gejutel la llevará a nada en absoluto. Selene necesitaba destruir la reunión de Akumas, y ​​sería problemático si la llevarán a un grupo de corredores en lugar de Akumas.

Antes de irse, Nea le había dicho a Selene que había recibido noticias de que un Noah estaría pronto en Seul para reunirse con los Akumas. Estaba agradecida por el aviso y ahora estaba planeando cómo se iría, inmediatamente, después de la destrucción... si alguna vez ocurría.

–Ya llegamos. –Dijo Gejutel después de un silencioso paseo en carruaje.

Selene se apeó del carruaje, su cabello rubio ondeando con el viento, y se detuvo frente a una tienda destartalada con una escalera que bajaba justo al lado.

Ella levantó una ceja –Esto está en ruinas. –Comentó.

–Para fines de seguridad…

Selene siguió a la negociadora por la húmeda escalera, llegando a una habitación parecida a un salón bien amueblado. Las luces tenuemente iluminadas proyectan sombras contra las paredes, haciendo que los muchos habitantes de la habitación parezcan extrañamente espeluznantes.

–Este es el Nivel 4 de Suiza. –Dijo Gejutel irritado– Nosotros...

Selene sintió un aumento en la intención asesina e instantáneamente se dio la vuelta. Sacó a Judgment y Bloody Rose, y disparó al Akuma que corría hacia ella. Desapareció en el momento en que las balas entraron en contacto con su piel.

–Tú lo sabías. –Dijo Selene, apretando su agarre en la empuñadura de Judgment y Bloody Rose.

–Por supuesto. –Dijo Chii Eun-ji con una sonrisa malvada– Estaba pensando que no ibas a aparecer... pero estoy agradecida por tu estupidez.

–Mi estupidez, ¿eh? –Dijo la Exorcista uniformemente, amartillando las armas– Entonces, dime... –Miró alrededor de la habitación, notando la gran cantidad de Akuma abarrotados en el espacio– ¿Estos son todos ustedes?

–¡Ja! ¡Sí, este es el fruto de mi trabajo durante el último año, esta reunión! ¡Más de trescientos Nivel 2 y más! ¡No tienes ninguna posibilidad!

Selene se echó a reír.

–¡¿Por qué te ríes?! –Chii Eun-ji chilló, perturbada por la reacción de Selene.

–Lo siento. –Dijo Selene, con los hombros temblando de alivio– Estoy tan agradecida por tu estupidez. Estaba pensando que el incidente de hoy arruinaría todo mi trabajo durante los últimos dos meses, que me llevarías a algunos humanos y no revelarías nada sobre la reunión. Pero gracias a Dios, me trajiste aquí de todos modos, con cada uno de los Akumas que has reunido.

–¡¿Crees que tu sola podrás enfrentarte a todos estos Akumas?! Dame un respiro—

Se oyó el estallido de dos balas saliendo de dos armas de fuego y Chii Eun-ji cayó al suelo, muerta.

–De hecho, puedo enfrentarme a todos ustedes. –Sonrío Selene a una multitud confundida– Venid.

Los Akumas llegaron uno tras otro, pero Selene no se inmutó, disparando las balas casi con pereza. El procedimiento repetitivo continuó durante un buen rato, pero Selene pronto descubrió que los números eran abrumadores. La Materia Oscura de los Nivel 3 la estaban afectando, y más de una vez, se cayó por los efectos y resultó herida.

Bajo al siguiente nivel más abajo, saltando sobre el accesorio del techo, colgando de sus piernas boca abajo. Algo en su espalda la estaba molestando. El tatuaje estaba picando, picando como un corte. Con cada ronda de Judgment, el dolor empeoraba. El patrón rosa brillante, latía como un corazón, el contenido líquido tratando de derramarse sobre las marcas. Después de un mes de uso reprimido, Selene sabía muy bien lo que estaba pasando. La Inocencia, su Inocencia, estaba cada vez más impaciente por no hacer nada más que curar sus heridas, y lloraba por la sangre de Akumas.

Apretó los dientes, el dolor era tan fuerte que apenas podía sostener las otras dos arma en sus manos, y finalmente se rindió. Una luz plateada estalló y Selene cambió a Judgment a su mano izquierda junto con Bloody Rose, agarrando una delgada cuerda con la derecha.

El látigo de Sairi Sakura se extendió por la habitación como una red. Las cuerdas rosa estaban tensadas y listas, vibrando a una frecuencia que podría cortar un diamante. El látigo en la mano derecha de Selene se extendió sobre su palma, y ​​de repente fue muy obvio lo que tenía que hacer.

Como una domadora, manipuló el látigo y la hizo girar, cortando al Akuma fácilmente como un cuchillo corta queso. La ejecución se volvió mucho más fácil, ya que el látigo podía destruir múltiples Akumas con menos esfuerzo que Judgement y Bloody Rose. Su flequillo salió volando de sus ojos y su vista se expandió. Los Akumas explotaron en una nube de polvo uno tras otro, como fichas de dominó.

El látigo se volvió innecesaria después de que la mayoría de los Akumas fueron destruidos y Selene transformó a Sairi Sakura en un arma. El abanico, pero lo descarto de inmediato al lanzarlo al aire. Volvio a tomar a Judgment con la derecha y cruzó las dos armas de fuego frente a ella y sonrío ante la yuxtaposición de colores. Oro y plata.

–¡Jackpot! –Ella disparó.

Ella no sabía cuánto tiempo le llevó terminar. Media hora, tal vez más que eso. Una hora, dos horas... con un último disparo, el único Nivel 3 desapareció. Selene se derrumbó contra una pared, exhausta. Su cabeza dio vueltas por los gases nauseabundos emitidos por los cuerpos Akuma, y ​​se deslizó hacia el suelo, jadeando pesadamente. La sangre goteaba de sus heridas, una en su hombro, otra en su pierna. Pequeños cortes fueron pintados ingeniosamente sobre sus brazos y cara; el traje de montar que le había prestado Riliane estaba arruinado.

–«Creo que trescientos Akumas eran demasiado para mí.» –Pensó con tristeza mientras recuperaba a Sairi Sakura y la regresaba a su espalda.

Se puso de pie, tambaleándose ligeramente, y se dirigió a la salida. La luz de las puertas abiertas iluminó la escalera y empezó a subir.

Una sombra se detuvo frente a ella, y Selene miró hacia arriba, cruza a Judgment y Bloody Rose amenazante frente a ella.

–Muéstrate. –Dijo con frialdad.

–Vaya, vaya, vaya. –Dijo suavemente una voz desconocida– ¿Qué diablos pasó aquí?

Una figura alta bajó frente a ella, una que reconocía muy bien. Piel bronceada y facciones endiabladamente hermosas, cabello salvaje que sobresalía ligeramente de un sombrero de copa, ojos dorados que le daban a su impecable traje negro un brillo espeluznante. Los ojos de Selene se posaron en el patrón de puntadas en su frente.

Noah. Maldita sea, había olvidado la advertencia de Nea.

–Estaba de camino para advertirles a estos muchachos que la reunión de Suiza había sido eliminada y decirles que tuvieran cuidado, ¡y parece que los alcanzaste primero! –Dijo Noah con una sonrisa– ¿No me digas que fuiste tú quien se deshizo de todos los Akumas en todo el continente? ¿Sola?

–¿Importa? –Selene gruñó.

–Ack, no seas tan beligerante, Ren. Hace que tu bonita cara se arrugue. ¡Pero vaya! –Él apareció frente a ella abruptamente, causando que Selene diera un paso atrás y casi se cayera. La agarró de la muñeca y la atrajo hacia él. Sus ojos dorados brillaron cuando la miró a la cara.

–Hm... Inusual de ojos interesantes. –Murmuró. Levantó la mano y le tocó la mejilla suavemente– ¿Maquillaje? ¿Blanqueador? Entonces...

–No me toques, Mikk. –Espetó ella, abofeteándolo en la mejilla.

El Noah retrocedió, sorprendido.

–Veo que no cambias, Ren.

Selene levantó Judgment y lo niveló frente a su cara –Déjame ir, y esto no se complicará.

–Pero podría ganar, ¿sabes? Estás herida y soy más que un rival solo para ti. Además, tengo algunos amigos escondidos...

–Estás solo. –Interrumpió con frialdad– Sé que lo eres. Deja el acto.

–¿Cómo lo sabes?

–Puedo sentirlo, Mikk.

–Tan poco amable como siempre.

–Ser amable no te permite sobrevivir. Sal de mi camino, Noah, o te tiro algunas balas en la cabeza.

–Balas, de hecho. –Dijo Tyki, mirando a Judgment, luego a Bloody Rose con interés– Pero, dime, ¿no es esa la Inocencia del General Cross Marian y de tu anterior amante Zero? ¿Por qué tienes...

Apretó el gatillo sin piedad. Tyki retrocedió y aprovechó la oportunidad para irse. Selene no sabía si lo había matado, pero unas pocas balas a esa distancia probablemente serían suficientes para al menos paralizar a un Noah, sin importar cuán fuerte fuera.

Subió las escaleras apresuradamente frente a ella, buscando la luz del sol, y llegó a la cima solo para ser detenida por una mano oscura en su hombro, haciendo que gimiera de dolor en el acto.

–Amor, eso no es muy agradable. –Canturreó Tyki en su oído– ¿Por qué tienes el arma de Cross Marian? Obviamente, no es tuya, no es muy efectiva en mí.

Colocó ambas armas en la frente de Tyki con el revés y apretó el gatillo de nuevo. Selene escapó de su agarre pero se dio la vuelta inmediatamente en caso de represalia. Tyki no se cayó, solo sacudió la cabeza de lado a lado y la miró, la sangre manchando su rostro blanquecino.

–Sí, tu índice de sincronización con la Inocencia no es muy alto estos días. –Comentó– Entonces, ¿cuál es tu verdadera Inocencia? Hm... Bueno... Antes, podías golpearme. Entonces, ¿probablemente eres un parásito? ¿Solo en ese brazo, tal vez, como Allen Walker? Pero eso no suena del todo bien...

Era tan malditamente perceptivo.

Necesitaba escapar, y rápido. Afortunadamente, estaba disfrazada de SeoJoon, pero no pasaría mucho tiempo antes de que Tyki se enterará de todo.

–No te vayas. –Dijo Tyki, notando que se estaba preparando para desaparecer– Aún no me he enterado de todo...

–Lástima. –Dijo ella, un gruñido salvaje arrastrándose hasta sus labios.

Con un estallido de energía en sus piernas, Selene saltó lejos del Noah, deslizándose por la calle vacía y hacia el lado más concurrido de Seul.

–¡Detente! –Llamó Tyki, y él apareció frente a ella.

–Cómo...

–No preguntes. –Sonrío– Sigo sin entender por qué el Conde no ha dicho que te matemos... aun.

Selene cambia su arma e saca a Tsukuyomi.

–¡Kaze no Kizu! –Selene atacó cuando una explosión de energía amarilla salió de Tsukuyomi.

Tyki se apartó del camino para evitar ser golpeada y dio un suspiro de exasperación –Cariño, no estás haciendo esto muy fácil...

Selene no respondió, poniéndose rígida cuando sintió que otro Noah aparecía en su rango. Road apareció detrás de Tyki, sonriendo infantilmente.

–¿Es esto? –Preguntó la Noah– ¿Ella sola?

Tiki asintió –Sí... Ridículo, ¿no es así, Road? Todas nuestras fuerzas, aniquiladas por una niña. El cual no sorprende a nadie que sea la nombrada guardián de la Orden.

Selene se estremeció cuando una ráfaga de viento frío cayó sobre ellos. Ella estaba en una mala situación. Muy mala.

Cargó Judgment de nuevo y lo sostuvo junto con Tsukuyomi con cautela, insegura de su próximo curso de acción. Selene dudaba que pudiera escapar, viendo la facilidad con la que Tyki la había alcanzado. Con Sairi Sakura, probablemente podría tener una oportunidad, pero teniendo en cuenta el hecho de que estaba lesionada y enfrentándose a dos Noah... Selene apretó los dientes. Cincuenta cincuenta.

La niña Noah, sin embargo, tenía otros planes. Sus ojos oscuros se entrecerraron mientras examinaba a Selene, y ​​finalmente habló.

–Vamos. –Dijo ella.

Tyki la miró sorprendido –¿Qué? ¡Road, es solo ella! Podemos llevarla...

–No me gusta esto. El que Renelle tenga el arma de Cross Marian. Vamos a decirle al Duque.

–Road… –Se quejó Tyki. Su mano tembló, como si deseara extender la mano y agarrar a Selene por el cuello.

–Vamos, Tyki. –Dijo Road con seriedad– No olvides esto, Renelle. Nuestro Señor está furioso porque retrasaste tanto nuestros planes. Te atraparemos la próxima vez.

–¿Cómo? ¿Ares ha vuelto? –Interrogó Selene.

Road sonrío cuando una puerta a cuadros apareció detrás de ella. Desapareció a través de él, Tyki la siguió. Se oyó un silbido cuando cerró la puerta a cuadros. Selene parpadeó y estaba sola en la calle.

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