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Noche XV: Día de los enamorados 💏

Selene se sentó en su escritorio escribiendo en su cuaderno. Sus notas mágicas estaban por todas partes. Necesitaba organizarlas. Ella gimió dejando caer su cabeza entre sus manos antes de pasarlas lentamente hacia atrás y por su cabello y luego trató de desenredar sus dedos de los nudos en su cabello. Nada de lo que tenía funcionaría.

Selene tiró su bolígrafo con un suspiro –Necesito un descanso. Me voy a volver loca a este ritmo. Eso tampoco ayudará a cambiar mi destino.

Sus ojos se dirigieron a la araña inacabada sentada en la esquina de su escritorio. Ella sonrío.

–Oh, sí, eso funcionará maravillosamente. No hay forma de que él pueda superar eso. –Devolvió el cuaderno a su escondite con sus otros artículos mágicos y se puso a trabajar sonriendo como un coyote todo el tiempo.

~

Catorce de Febrero, día de San Valentín. Día en el cual los amantes y enamorados obsequiaban un pequeño regalo como parte de la demostración de sus sentimientos a esa persona especial.

Esto le preocupaba más que la misión de los Akumas que en estos momentos tenía que exterminar. Por supuesto, muchos dirán que es solo una fecha. Y que es más importante la seguridad de las personas. No es que ella no esté de acuerdo, no, lo está. Pero ya ha vivido suficiente de esto como para preocuparse, porque tan siquiera ocupe un lugar en su cabeza. Van a hacerlo de todas maneras. Y saldrá bien.

Selene prefirió un poco de paz, un tiempo para pensar en algo que no sea el constante aumento de las muertes de Exorcistas y buscadores.

No. Ella ha tenido suficiente de eso. Es febrero además. El mes del amor y la amistad. Lo espera ansiosamente aunque ella nunca ha celebrado esa fecha con alguien y no sabe qué hacer. Que sea una Exorcista no debería cambiar eso. No lo hace de hecho, ahora solo puedo pensar en que puede darle a sus amigos.

Porque aunque nunca saldría de su boca si se lo preguntarán. Ella quería darles algo para que la recuerden cuando se vaya. Que no fuera demasiado lujoso o muy ostentoso para ellos. A veces ser princesa era difícil para ella y más cuando no sabía que darles para sus amigos para San Valentin.

Y ese es precisamente el problema. Selene piensa, el sonido y el tacto es todo en lo que puede apoyarse.

Todos fueron muy amable y sinceros curante ese año que estuvo con ellos. Ella quería retribuirle todo eso. Todo lo que sus gestos y acciones le ayudan día a día a soportar el peso tan grande que es ser Selene.

~

La vida de un Exorcista no siempre era feliz, después de las misiones los Exorcistas terminaban exhaustos y a veces tristes con la perdida de algunos compañeros, algunos se traumaban matando Akumas con cuerpo de personas... Por tal razón Komui trataba de darles un poco de normalidad a sus vidas, celebrando las fechas importantes. Sin embargo había alguien a quien le importaba un bledo las festividades...

~

Kanda despertó con la luz del sol que se filtraba por la ventana. Tuvo un escalofrió que no presagiaba nada bueno... Se levanto de la cama con una sensación extraña...como si algo fuera a ocurrir ese día... ¿Qué día era?... Lo pensó un buen rato pero no logró recordarlo, finalmente decidió no darle mucha importancia y se dispuso a ir a desayunar.

Justamente al salir de su habitación le dio un pequeño shock.

«¡Maldición!»

Ahora entendía el porqué del escalofrió y también recordó que día era...

Todos los pasillos estaban completamente adornados de moños y corazones del piso hasta el techo.

«¡Maldición!» –Repito en su mente– «...Era 14 de Febrero... Día de San Valentín.»

Lo primero que pensó fue entrar de nuevo a su habitación, cerrar con llave, maldecir esa fecha y no salir de ahí hasta el día siguiente. Ya iba a entrar de nuevo cuando pensó "Una tonta fecha no se va a interponer entre mi soba y yo".

Camino a zancadas, cada vez más asqueado con el excesivo decorado rojo y rosa, preguntándose como le hizo el departamento científico para decorar todo la Orden en tan solo una noche con tanto trabajo que tienen...

Ese simplemente no iba a ser un buen día...

Al entrar en el comedor le dieron ganas de vomitar. Todo el comedor estaba invadido de un fuerte aroma a chocolate, por no decir que también estaba decorado excesivamente con corazones y listones. Sumándole a todo eso por alguna razón había bastante más gente que de costumbre.

Había una larga de buscadores esperando para pedir su comida, pero en cuanto vieron que el samurái se acercaba con una cara que decía "Si alguien se interpone en mi camino lo descuartizare", todos los buscadores se hicieron a un lado dándole el paso.

Pidió su comida y se fue a sentar a la única mesa desocupada. La mesa estaba un poco más alejada de las demás pero eso no le impedía oír las conversaciones de los buscadores.

Solto un bufido, miro hacia la puerta y vio, para su desagrado, a Lenalee, Lavi, Allen, Alma y Saori.

Antes de que se diera cuenta los tres Exorcistas se sentaron con él. Lavi a su lado, Lenalee y Alma enfrente de Lavi, Allen y Saori enfrente de él, aunque este último no les dirigió ni una mirada.

–¡Feliz día de San Valentin, Yu! –Exclamó Lavi sonriendo

–¿Cuántas veces tendré que repetirte que, ¡no me llames por mi nombre!? –Le dijo Kanda con un aura negra a su alrededor, sin embargo el pelirrojo hizo caso omiso de su queja.

–¿Y bien? ¿Piensas darle a alguien un chocolate? –Le pregunto el pelirrojo.

–Ni de chiste. No tengo la intención de celebrar este día.

–Vamos, Kanda. –Le dijo Lenalee– En la noche va a haber un baile con todos y un gran banquete preparado por Jerry.

–Ya dije que no tengo la intención de celebrar este día. –Le respondió levantándose– No me interesan esas tonterías.

–Pero Kanda...

–No pierdas tu tiempo, Lenalee. –Comentó Allen mirando a los ojos a Kanda– No va a ir por más que le ruegues...

–¿Y tú que te metes, Moyashi? –Le dijo mirándolo fríamente.

–¡Mi nombre es Allen, Bakanda! –Se quejo el albino parándose y acercando su cara a la de él.

–Tsk... –Soltó Kanda mientras a zancadas salía del comedor– ...Maldito Moyashi. ¿Quién se cree?...

–Uf... Cada año es lo mismo. –Murmuró triste Alma.

Mientras Kanda caminaba por el pasillo —pensando en encerrarse en su habitación— Daisya apareció. Y como de costumbre Kanda le saludo "risueñamente".

–No molestes, no estoy de humor.

–Ah, vamos, hoy es un día muy feliz para toda la Orden y tú estas de aguafiestas. –Le dijo Daisya– ¿Y tú vas a regalar un chocolate?

–¡No! –Exclamó Kanda harto– ¡No voy a celebrar este día! ¡Y mucho menos voy a regalar algo!

–Ok, ok, cálmate. Solo preguntaba... Entonces... ¿No hay ninguna persona a quien le quieras regalar un chocolate? ¿Ni siquiera a cierta princesa en especial? –Preguntó inocentemente

–¡Ya te dije que... –No pudo terminar la frase pues de repente le vino a la mente la imagen de Renelle.

–¡Vaya, entonces si se lo vas a dar! –Sonrío– A Ren-chan le alegrará muchísimo recibir algo de ti.

–¡No se lo voy a dar! ¡Y ella más que nadie sabe como soy!

–Jejeje... ¿Acaso tienes miedo? –Le pregunto Daysia con voz desafiante.

–¿De qué hablas?

–No, de nada. –Susurró.

–Entonces me voy. –Dijo el samurái acelerando el paso.

–Ren-chan era la más la ilusionada de todos nosotros. –Le dijo de repente Daisya, deteniendo el andar del espadachín– Parece ser que nuestra princesa tiene deseos de celebrar este día con su persona especial. Piénsalo. Ella te ama más de lo que tú te lo puedas creer. –Dijo antes de irse.

Kanda sonrío una sonrisa invisible ante el esfuerzo que hacia Selene –Baka...

~

Kanda estaba caminando por las calles de la ciudad, pensando que darle a Selene. Ella era muy básica y predecible, quizás por eso debería agradecer por no darle tantos dolores de cabeza, pero a veces pensaba que Selene era muy inocente y despistada como para darse cuenta de sus intenciones, hasta que no fuera muy obvio con ella, no se dio cuenta, recordando que se le declaro indirectamente. Rogaría por que no hubiera un festival ese día...

Lamentablemente si había un festival por el Día de San Valentín. Maldijo su suerte mil veces y se dispuso a buscar una tienda y preparar el dichoso banquete, tan dichoso que usaría el horno. Y como lo dulce no se le daba bien, fue a una tienda para pedir el pastel favorito de Selene.

Kanda le da el dinero, toma las bolsas y sale de la tienda para volver rápido a la Orden y tener todo listo.

–¿¡Kanda!? –Dijo alguien detrás de el

–¿Marie?

Cuando Kanda se dio la vuelta, ahí estaba Marie con una caja en la mano completamente sorprendido, muy probablemente para Miranda.

–¿Qué haces aquí? –Le pregunto confundido.

–...Eso no importa...

–Si estas comprando chocolates, supongo que irás al baile... No sabía que tenías traje...

–¿Traje?

–Sí, es de gala el baile. –Le explico su compañero.

–Me lleva... –Susurro Kanda al irse.

Busco una tienda de ropa, compro su traje negro y se regreso a la Orden más que enojado...

~

Selene estaba sentada debajo del árbol con una caja de cuentas a un lado de ella. Selene tomó algunas de las cuentas, un trozo de cuerda y comenzó a apilarlas.

La princesa se encontraba ensartando cuentas tranquilamente, tomándose su tiempo para tenerlos listos a tiempo. Ya tenía meses haciendo las Cruz para todos. Para luego poner un hechizo de protección en ellos para protegerlos de la amenaza de los Akumas.

Y aun sabiendo que eso podría debilitarla, no le importaba siempre y cuando pudiera proteger a otros le bastaba a ella para ser feliz. Aun a costa de su sufrimiento...

~

Se hizo de noche cuando Selene había terminado de hacer las Cruz. Ella había llegado tarde por haber entregado las Cruz a la Residencia D. Campbell mientras todos se estaban vistiendo para la ocasión. La Orden Negra estaba teniendo su primer baile de San Valentín. Miembros de todas las Ramas acudieron al Cuartel General de la Rama Europea para la fiesta. Saori y Lenalee, excepto Selene, estaban extremadamente emocionadas.

Hace unos días, Lenalee les había dicho que iría con Lavi a la fiesta como su cita. Selene parpadeó.

–¿Tienes que traer una cita? –Saori pregunto.

–Qué estupidez. –Recalco con asco Selene con los brazos cruzado sobre el pecho, apoyada contra la pared detrás de ella.

–Bueno, no, no tienes que hacerlo. Pero pensamos que sería bueno. –Ella sonrío. Le dio unas horas de reflexión y decidió preguntarle a su amigo de la infancia e actual pareja, Kanda. Su coraje hizo que le diera valor de ser quien es ahora. Mientras estaba de pie frente a su puerta, levantó la mano para llamar, pero vaciló.

«¿Por qué estoy nerviosa por preguntar? Lo conozco desde hace mucho tiempo. Nunca hemos tenido...»

–¿Vas a quedarte allí parada o vas a llamar a la puerta, Nieves? –Gruñó antes de abrir la puerta.

–Bueno, ahora una de mis opciones es limitada, ¿no? –Cruzo los brazos sobre su pecho. Él sonrío levemente y caminó de regreso a su habitación, dejándola entrar.

–Entonces, ¿qué necesitas?

Entra y respira hondo –Um... Esta noche es la fiesta y como tal debemos intercambiar nuestro regalo de San Valentín... Quiero que estés ahí para darte el tuyo. –Sus mejillas se tiñeron de un rojo brillante.

Kanda se estremeció un poco por la sorpresa y la miró fijamente, sus mejillas se sonrojaron un poco. Después de un momento de silencio, se dio la vuelta.

–De ninguna manera voy a ir a esa fiesta. Ni siquiera pensé que querrías ir a algo así. O que fuera tu estilo, Ren.

–No, no lo es. Y nunca lo será. Pero ya llevo un año aquí y quiero regalarle algo a mis seres queridos en esta fecha que no es solo para los cursis enamorados, sino que también lo es para los amigos. –Sostuvo su brazo, un poco sorprendida por su reacción. Su confianza comenzó a marchitarse.

–No hay forma. Lo siento. –Kanda le dio la espalda, su flequillo escondiendo sus ojos.

–...Está bien. Eso es justo. Supongo que dejaré tu regalo de San Valentín en la puerta antes de irme a la fiesta. –Rápidamente salió de su habitación, las lágrimas picaban en sus ojos. El dolor se aferraba a su pecho, haciéndole difícil respirar. No esperaba que dijera que sí del todo, pero al menos esperaba que le diría que quería pasar ese día con ella.

~

Lenalee se dio la vuelta después de mirarse en el espejo, ejemplificando un hermoso vestido rojo estilo kimono –Esta será una fiesta excelente.

–Es precioso. –Saori dijo.

–Claro, tampoco es barato. Pero mírenlo. Me llamaba desde la vidriera: "¡Cómprame! ¡Cómprame!" –Lenalee imitó la sensación que tuvo cuando vio el vestido por primera vez.

–Y tú respondiste a su ruego. Qué noble de tu parte. –Selene comentó, sacándola de su ensoñación.

–Bien, tengo que causar una buena impresión. –Dijo Lenalee sosteniendo su vestido.

–S-Sería mucho más fácil si pudieramos crear nuestros propios vestidos. –Miranda suspiró mientras acomodaba las flores en su cabeza– P-Pasé por tantas tiendas. –Miranda estaba mostrando un vestido largo rosa y rojo con detalles en verde.

–Concuerdo. ¡Me tomó una eternidad encontrar este vestido! –Dijo Saori. Su vestido era estilo futurista. Era morado y tenía un collar grande, pero de alguna manera funcionó.

–¿Dónde lo conseguiste, en Marte? –Selene bromeó mientras Saori lo enderezadaba.

Saori negó con la cabeza. –Lo investigué a fondo. Esto es lo último en telas.

–Te hace ver como una diva. –Dijo Selene.

–Eso no viene al caso. Me gusta mucho.

–¡Entonces eso es todo lo que importa! –Lenalee gritó– Si te gusta tu moda, ¡hazte con ella! Hablando de moda... –Volvió sus ojos hacia Selene– ¡Renelle-san~! ¡Definitivamente debes tener un precioso vestido! ¿Dónde está?

–No iré. Planeo pedir comida para llevar y encerrarme en mi habitación. Las fiestas no son lo mío.

–¡¿QUEEEEEÉ?! –Lenalee gritó y Selene se tapó los oídos– ¡Pero, pero, esta es tu primera fiesta en la Orden! ¡Tienes que ir!

–¡Simplemente no me gustan las fiestas, Lena! –Suspiro Selene– Tendré mi propia fiesta en mi cuarto.

–¡No, no, no, no! –Lenalee agarró sus manos– ¡Tienes que venir! ¡Será muy divertido! ¡Y nada como esos grandes bailes en tu palacio! ¡Va a ser divertido y sin preocupaciones rodeada de amigos!

Selene miró hacia las demás, notando que todas la miraban esperanzadas. Suspiro, sabiendo que nunca escucharía el final si no iba.

–...Bien, pero con una condición. Iré a la fiesta, pero puedo volver al dormitorio si es demasiado para mí. –Dijo, y Lenalee aplaudió felizmente.

–¡Sí! ¡Por supuesto! ¡Trato hecho! ¡Estaremos a tu lado todo el tiempo!

–¿Y ese paquete? ¿De quién es? –Preguntó, notando una caja en las manos de Saori.

–Toma, esto fue entregado para ti, shisho. –Dijo Saori, extendiéndola hacia ella.

–¿Quién me lo envía? –Preguntó Selene, tomando la caja, actuando rápidamente en tomar la tarjeta, volteándola para leer el nombre– ¿Es de Luka-oniichan? –Dijo ligeramente impresionada.

Selene abrió la caja y sacó lo que resultó ser un hermoso vestido morado puro. Se miró en el espejo y colocó el vestido sobre su cuerpo, mostrando cómo se veía en el espejo.

–Está tan bien hecho. –Lenalee dijo sonriendo, reconociendo y apreciando el trabajo en el vestido. Pero, sin embargo, todas estaban asombradas.

Selene vio a todas las chicas sonriendo en el espejo y no pudo evitar sonrojarse por el gesto.

–Luka-oniichan... –Dijo felizmente.

~

La gente se quedaba sin aliento y la miraban boquiabierta cuando Selene acababa de entrar con su atuendo. Su vestido era de dos partes: la parte de arriba era como un corsé de tirantes con cola de pato larga, que fluía detrás de la deidad hasta los muslos, y la parte baja es una falda larga oscura semitransparente, una gargantilla pequeña, guantes cortos con volantes que llevan una malla semitranslúcida hasta los codos, tacones cerrados con correas y medias hasta arriba de la rodilla, todo en morado oscuro. Su cabello esta suelto y como accesorios usa una mini corona plateada y un alfiler en forma de rosa de color morado aun lado de su flequillo.

Selene pasó por el lugar y siguió caminando hacia sus amigos mientras todos la felicitaban.

Y después de divertirse con sus amigos riendo y bailando, y de haber entregado sus regalos, camino por el salón de baile y decidió salir a tomar aire fresco. Selene tomó asiento y miró el cielo nocturno. Selene sonrío ante las hermosas estrellas que se mostraban en el cielo.

–Últimamente no dejas de mirar al cielo. –Dijo una voz detrás de ella. Selene se sobresaltó un poco por la repentina voz. Se da la vuelta para ver a Kanda con un traje caminando hacia ella.

–¿Yu...? –Susurro con incredulidad– Pensé que no vendrías.

–Y no estoy aquí por eso. Ven. –Dijo, apartando la mirada avergonzado.

–¡Ah! Claro... –Dijo igual que él. Y sin decir más se levantó y le siguió.

Kanda llevo a Selene hasta la azotea de la Orden hasta encontrarse con el tremendo banquete.

–¡Gracias! –Dijo abrazando a Kanda– No tenías que hacerlo. –Dijo sonriendo.

–Casi lo olvido. –Deshace el abrazo. Mete su mano en el bolsillo de su pantalón, lo saca y se lo dio sin pensar la pequeña caja rectangular de regalo.

Selene sonrío, toma el regalo y lo abrió, mostrando una pinza para el cabello con una rosa en el medio.

Selene se quedó un poco boquiabierta, con el rubor cubriendo sus mejillas. Ella ahuecó sus mejillas y se puso un poco nerviosa.

–Gracias, Yu. –Ella le sonrío– Yu, ¿me la podrías poner? –Le extiende su regalo y él lo toma.

Selene cerró los ojos y luego sintió su mano ir a su cabeza. Él abre la pinza y se la puso en su cabello. Abrió los ojos para verle con su nueva pinza en su cabello.

–Va contigo, Nieves. –Miró la pinza y sonrío.

–Gracias. ¡Oh! También tengo algo para ti. –Extiende su mano sosteniendo un colgante negra moldeada en forma de cruz.

–Desde niña puedo hacerlas. Os servirá como amuleto protector.

Kanda miró el collar y luego sonrío. Selene camina frente a él y se lo puso.

Kanda tira de Selene en un abrazo –Gracias.

Los labios de Kanda se presionaron contra los suyos y la besó profundamente. Sus ojos se abrieron en estado de shock. Lentamente, sus ojos se cerraron y le siguió el beso.

Después de un momento, se alejó, manteniendo la distancia cerca.

–¿Quieres bailar? –Él le tendió la mano. Selene miró fijamente su mano, antes de tomarla suavemente.

–Me encantaría. –Ella dijo tímidamente.

Comenzaron a bailar lentamente afuera.

Selene se sonrojó mucho más por esta nueva experiencia y lo guardará en sus recuerdos para siempre.

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