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Noche XL: La razón de existir

Aproximadamente en el momento en que llegaron al quinto distrito rojo en la lista de Johnny.

De hecho, cuanto más intentaba racionalizar, más frágiles se sentían los argumentos en sus manos, hasta que se desmoronaban y se filtraban entre sus dedos como si estuvieran hechos de arena.

Entonces, después de que Johnny y Kanda entraron a un club de anfitrionas particularmente grande y elegante llamado 'Rabbit's Bottom', ella cruzó la calle y se dirigió hacia un teléfono público, mirando hacia la entrada del club con frecuencia para asegurarse de que los dos chicos no lo hicieran. Salió mientras se encerraba en la cabina.

Justo cuando estaban doblando la esquina para pasar a la siguiente ubicación, el edificio en el que se encontraba el club todavía a su derecha, un hombre grande... extraño y calvo con pantalones de cuero y un chaleco de cuero forrado de piel sobre su pecho desnudo saltó del callejón. estaban a punto de pasar, sus ojos moviéndose de un lado a otro y sus brazos extendidos con los dedos curvados en un... movimiento casi a tientas.

Rápidamente, los ojos del hombre se fijaron en Kanda y en respuesta a la mirada hambrienta en su rostro, Saori encontró que su ceja temblaba y su mano se movía para posarse en el trasero de Artemis, un dedo curvándose distraídamente para desabrochar la correa de seguridad de la funda.

–Ahí estás... –El hombre comenzó a lanzarse hacia Kanda, quien tomó represalias sin pestañear empujando a Mugen cubierto de tela hacia adelante, el extremo del agarre se estrelló contra la mejilla del hombre con suficiente fuerza como para arrancarle algunos dientes.

Johnny gritó, presionándose cerca de la espalda de Kanda, y Saori saltó y sacó a Artemis mientras dos hombres y una mujer que no había visto antes debido a la corpulencia del hombre corrían hacia adelante.

–¡Ugh...! ¡¡JEFE!! –Los dos hombres igualmente calvos y tatuados se lamentaron, uno con tatuajes de rosas en su cabeza calva se volvió hacia Kanda enojado.

–¡¿Qué coños estás haciendo?!

–Estaba en mi camino. –Kanda respondió con contundente desinterés, suspirando y mirando hacia un lado con indiferencia cuando su respuesta enfureció aún más a los hombres.

–¡¿Crees que está bien pegar a alguien por estar en el camino?! –Exigió Rose Tattoo, su voz en realidad era más un quejido patético que un bramido.

–¿No era él quien buscaba pelea? –Johnny demandó con su propia indignación.

–¡No estaba buscando pelea! –El otro hombre, este con tatuajes de mariposas en su cabeza calva, gritó– Nuestro jefe ama las cosas bellas...

–¡Hasta un punto enfermizo! –Agregó el de tatuaje de rosa.

–Él desea todas las cosas hermosas de este mundo... –Dijo el tatuaje de mariposa en un tono breve y caprichoso antes de volver a quejarse/gritar– Es un cazador de amor, bastardo.

Con el hombre todavía inmóvil, que ocasionalmente se movía, la niña (que llevaba orejas de conejo) había caído de rodillas junto al hombre y gritaba "¡Jefe!" con una voz irritantemente aguda y aguda.

…En ese momento, Saori, aunque confundida, había captado la esencia general de lo que estaba pasando y se mordía el interior de la mejilla y tragaba saliva para no reírse.

Como si no fuera suficiente que Kanda, una vez más, estuviera siendo buscada por hombres, ahora les gritaban chicos con cabezas de bola blanca, tatuajes de flores/mariposas, batas, chaquetas de traje y corbatas a rayas/lunares.

–Y dices que atraigo a los bichos raros. –Miró a Kanda con ironía.

Kanda le lanzó una mirada aguda e indignada, gruñiéndole a Johnny –¿Cuánto falta para que lleguemos a nuestro destino?

–Mmm... –Johnny sacó su lista y la hojeó– ¿Red light district? Ya casi llegamos.

–¡No me ignoréis! –Espetó el de tatuaje rosa, casi llorando en ese momento.

–E-Esperad...

…Si Saori no hubiera visto moverse al hombre, si los dos lacayos calvos no se hubieran vuelto hacia él y gritado "¡Ah, jefe!", habría tardado mucho más en darse cuenta de que la voz aguda provenía del El hombre grande que Kanda había noqueado.

La última vez que habló, su voz realmente no había registrado la rapidez con la que Kanda lo había noqueado, pero ahora…

–No puedo soportarlo... –El hombre calvo y de voz aguda se puso de pie, las abrazaderas de metal en la cicatriz de su cabeza calva brillando en la luz roja y su rostro sudando profusamente– Q-Qué ataque tan doloroso... Nunca antes había visto a una persona tan hermosa y refinada como tú... No, después de haber visto a esa chica de cabello blanco bañado en sangre e ojos rajados fríos. –Luego se abalanzó sobre Kanda, con las manos en posición de manoseo nuevamente– Voy a secuestrarle... ¡y llevármerle a casa!

–¡Hyuu~! ¡Jefe! –Los lacayos del hombre aplaudieron cuando se separaron para darle espacio.

Saori suspiró y agarró la parte de atrás del cuello de Johnny, obligándolo a tambalearse hacia un lado con ella mientras Kanda, con el cabello ensombreciendo sus ojos y las venas y tendones sobresaliendo en su cuello por lo ferozmente que rechinaba los dientes, dejó caer la mochila de su mano y procedió a... sácale la mierda al hombre corpulento y de voz femenina.

Saori no estaba segura de si dejar que Kanda lo atacara o compadecerse del hombre por sus afectos equivocados y salvarlo de Kanda.

Sin embargo, cuando notó que los dos lacayos calvos del hombre comenzaban a arrastrarse hacia Kanda, sacando navajas, dio un paso adelante y sacó a Artemis, apuntando a los hombres con una sonrisa.

–No me parece. –Ella lo reprendió, sacudiendo la cabeza– No, a menos que quieras una paliza de muy gran calibre alojada en tus cráneos. –Cuando los hombres se congelaron, mirándola con miradas de odio y detrás de ella, presumiblemente a su jefe, con ojos preocupados y llorosos, Saori suspiró– Kanda-senpai, ¿podemos seguir adelante?

–¡Tch...! –Los sonidos de los golpes cesaron.

Saori bajó a Artemis (al que ni siquiera le habían quitado el seguro ya que Saori nunca tuvo intención de atacar) y se hizo a un lado con un suspiro, y cuando una mano áspera la agarró por la nuca y la tiró hacia un lado mientras los hombres calvos y la mujer conejita corrió hacia el, una vez más, inconsciente lado del hombre, se quedó un poco flácida y dejó que Kanda la arrastrara durante una cuadra más o menos, los sonidos de Johnny trepando detrás de ellos nunca estaban muy lejos.

Cuando llegaron a Red light district y Kanda siguió arrastrándola, Saori frunció el ceño y hundió los pies en el suelo, luchando ligeramente e intentando escapar.

Kanda la ignoró deliberadamente y la arrastró hacia el bar, sentándola casi violentamente en un sofá vacío de cuero oscuro con una mesa baja frente a él antes de sentarse a su lado, Johnny arrastrando los pies por el otro lado para sentarse de modo que ambos chicos estuvieran boxeando con ella.

Incluso mientras fruncía el ceño y buscaba una salida, ya que no quería estar en un ambiente de bar, docenas de chicas con pieles/plumas... Trajes forrados de una sola pieza con orejas y colas de conejo acudieron en masa a su sala de estar, la mayoría de ellos inmediatamente se colgaron de Kanda y algunos casi se envolvieron alrededor de Johnny mientras arrullaban lo lindo y pequeño que era.

Los ojos de Saori se abrieron y se presionó contra el sofá cuando una pequeña cosa rubia con labios y uñas rosados ​​brillantes se deslizó sobre Kanda para sentarse a horcajadas en su regazo, riéndose y saludándola con una linda inclinación de cabeza.

La ira de Kanda se desvaneció el tiempo suficiente para que pudiera mirar a Gracia con lo que podría haberse considerado, en un universo alternativo, diversión. Luego miró a la chica que intentaba abrirse camino entre sus rodillas y entrecerró los ojos oscuramente, gruñendo –Ale. Dos. No importa de qué tipo.

La chica hizo un ligero puchero por tener que abandonar sus esfuerzos, pero asintió alegremente y saltó sobre sus pequeños tacones puntiagudos, apresurándose con clics que rápidamente fueron ahogados por los sonidos de los otros clientes del bar, en su mayoría hombres, disfrutando de su bebidas propias y mujeres.

Saori miró a su alrededor incómoda, teniendo la sensación de que era la única mujer allí que no formaba parte del entretenimiento.

Cuando la conejita que Kanda había enviado a buscar bebidas regresó, dos jarras de madera en lugar de vasos en la bandeja que estaba usando ambas manos para llevar, la frente de Kanda se torció pero tomó una, Johnny tomó la otra cuando Saori negó con la cabeza.

Y, como estimulados por el alcohol, todas las chicas redoblaron sus esfuerzos para tratar de seducir a Kanda y Johnny, Kanda rápidamente se puso rígido con sus labios presionando en una delgada e infeliz línea, y Johnny... ya sea un buen actor, disfrutando el contacto, o el epítome de la inocencia en ese momento con su sonrisa inconsciente, aparentemente totalmente inconsciente del par de senos presionando la parte posterior de su cabeza.

Mientras Kanda tomaba un largo trago de su jarra, claramente necesitándolo, la conejita de Saori se inclinó hacia adelante y pasó sus uñas finamente cuidadas por el cabello de Saori y comenzó a decir algo sobre el color.

Entonces, la conejita hizo una pausa.

Saori se tensó aún más un momento después cuando se dio cuenta de que sus estómagos se tocaban.

La conejita se inclinó aún más, sus movimientos solo parecían lascivos mientras murmuraba al oído de Saori
–Tú y esa panza no deberían estar en lugares como este.

–...Los chicos me arrastraron. –Saori murmuró en respuesta, comenzando a sentir pánico– Ellos no saben...

La conejita se detuvo de nuevo, luego se echó hacia atrás y miró cuando Kanda de repente, enojado, golpeó su jarra contra la mesa frente al sofá, con las venas sobresaliendo en sus sienes, su flequillo ensombreciendo un poco sus ojos y sus dientes al descubierto mientras apretaba. Los golpeó con tanta dureza que ligeros temblores recorrieron su cuerpo.

–¿Por qué tu forma de encontrar al shinigami consiste en visitar todos los lugares que estuvo con la Nieve? –Kanda demandó de repente, enojado, mientras una chica frotaba sus pechos contra su brazo y otra frotaba los suyos contra su pierna.

Saori arqueó levemente una ceja. ¿Estaba preguntando eso hace un momento?

La pregunta gritada por Kanda fue ignorada cuando, a su derecha, Johnny se volvió hacia la conejita sentada a su lado con su gran pechuga a la vista mientras se inclina para ver la foto que él le mostró que tenía en la mano –¿Habéis visto a este hombre?

–¡Kyan! ¡Qué tipo tan mono!

Saori miró mientras la conejita tomaba la foto para mirarla, vislumbrando brevemente la foto de Nea, Renelle, Allen, Timcanpy, Sodom y Link.

Estaba un poco desgastado por tantos usos, pero la superficie aún estaba brillante y los colores no se habían descolorido.

–Mmm, pero nunca le he visto por aquí. –La conejita que tenía la foto sacudió la cabeza y se la devolvió distraídamente a Johnny mientras levantaba la mano y le hacía una señal al camarero.

–¿De verdad? –Preguntó Johnny, sonando un poco decepcionado cuando extendió la mano y tomó la fotografía.

–¡Otra cerveza, por favor! –El conejito gritó antes de responder– Estoy segura de que lo recordaría si alguna vez le hubiese visto en el local.

Johnny suspiró y puso la foto en el bolsillo interior de su abrigo, sacando su lista y hojeándola –Parece que tampoco era este lugar...

Con eso, Kanda de repente se puso de pie rápidamente y sacudió a todos los conejitos que estaban hablando de su cara bonita y sus ojos soñadores fuera de sus brazos y piernas, empujando al conejito que todavía estaba en el regazo de Gracia fuera de ella y sobre el lado del sofá de Johnny justo cuando El hombre mayor se puso de pie.

–¡Kanda! ¡Saori! ¡Vamos al siguiente! –Johnny asintió con determinación, agarrando las muñecas de sus compañeros y comenzando a arrastrarlos hacia la salida.

–¿Quée--? ¿Ya os vais? –Las conejitas gimieron detrás de ellos, algunos hicieron que Kanda se moviera y, por lo que Saori pudo ver por la expresión de su rostro, casi los patea cuando agarraron el dobladillo y el cinturón de su chaqueta y tiraron suplicantes.

Saori miró hacia atrás mientras la llevaban hacia la puerta, sus ojos buscaron a la conejita rosa brillante y la encontraron rápidamente cuando se puso de pie y la miró fijamente.

Cuando la conejita sonrío y le guiñó un ojo mientras se llevaba el dedo índice a los labios para hacerle callar, Gracia no pudo evitar relajarse.

Entendió la teoría de Johnny de que Nea probablemente estaba escondido en alguno de los antiguos lugares que vivió antes de encontrar a Anneliese y con la esperanza de encontrar más información de él y Anneliese. Era una teoría razonable considerando que no era ningún secreto que Anneliese continuamente huyendo de los lugares que no le gustaba estar. También era una posibilidad remota, pero tenía que admitir que era mejor que nada. Admitió que incluso si Johnny estaba equivocado, era perfectamente razonable que Anneliese simplemente estuviera saltando de un lugar a otro para evitar ser detectada y que pasar por los lugares que le eran familiares tenía sentido y aparentemente.

Ella vio que cuidaba mucho esa bufanda. La bufanda que rodeaba su cuello era de color azul rey oscuro tejida a mano.

–¿Senpai te la regalo como regalo de navidad? –Saori preguntó de la nada, tocando entre sus dedos la tela de la bufanda.

Kanda le dio una larga mirada y escondió el colgante detrás de su mano –¿Qué si lo hiciera?

–Alma-senpai tiene una en color gris. –Dijo con una mirada melancólica. Se dio cuenta de que esa sería la única manera de lograr que él confesara.

–Yo respondería que es algo estúpido de su parte hacer este tipo de cosas e irse como si nada. –Dijo después de agarrarlo por un momento en su palma.

–Sí, tienes razón. Es estúpido, pero sus razones ha de tener. –Dijo sin entender en nada a su ex-maestra.

Él la fulminó con la mirada y contraatacó –¿Qué hay de ti? Nunca te había visto esos, pero vi a la estúpida Nieve con ellos una vez antes. ¿Te los dio?

Saori no se molestó en taparse las orejas y evitar que él viera los aretes que Renelle le había regalado como regalo de navidad –Lo hizo. Yo también tenía algo preparado que darle.

–Me sorprende ya que te tuviera en consideración. Naturalmente ella no regala cosas como esas sin ninguna razón aparente. –Dijo Kanda queriendo lastimarla.

–Sus razones debió tener. –Fue la única respuesta que pudo dar ya que ella tampoco lo sabía a ciencia cierta.

Saori suspiró y se reclinó contra el edificio detrás de ella, mirando lo que podía ver del cielo nocturno a través del resplandor de las luces y la contaminación y contando estrellas para pasar el tiempo.

—¡Porque somos amigos!

Saori miró hacia el sonido de la voz de Johnny, suspirando y sacudiendo la cabeza cuando él prácticamente cayó de bruces mientras salía a trompicones de la barra.

–Así que, Kanda... –Johnny trató de girarse hacia Kanda, luego miró hacia adelante cuando casi se cae– ¿Por qué la Orden...? No, mejor dicho, ¿por qué me estás ayudando?

Saori se mantuvo erguida y caminó junto a Kanda mientras comenzaban a caminar calle abajo, Johnny se detuvo unos pasos delante de ellos, al lado de una mujer bastante gruesa con ropa escasa y una máscara de cabeza de oso bastante extraña y caricaturesca, y miró hacia atrás para mirar. Kanda con una mirada inquisitiva.

–Si ellos lo descubren... no será nada bueno para ti, ¿verdad?

Saori miró a Kanda ante eso.

Por mucho que quisiera pensar que 'sus muchachos' podrían haberse preocupado un poco el uno por el otro, el hecho de que Kanda no solo había regresado a la Orden, sino que también se había ausentado sin permiso poco después para unirse a Johnny en la búsqueda de Nea y Anneliese...

Kanda hizo ademán de suspirar, quiso responder, luego sus ojos se abrieron y hubo un fuerte jadeo y llanto.

Saori miró justo a tiempo para ver a Johnny, con los brazos de la mujer gruesa alrededor de sus hombros, volar hacia atrás por la calle a la que estaban a punto de llegar, la mujer tirándolo por el aire.

Sus ojos se abrieron y dibujó a Artemis, saltando hacia adelante y apuntando cuando se dio cuenta de que Artemis era demasiado voluminoso para que ella pudiera apuntar correctamente cuando la mujer, que se revelaba como un Akuma, tenía a Johnny presionado tan cerca de su cuerpo.

Saori tropezó y cayó al suelo cuando Kanda de repente la empujó a un lado y tomó el lugar donde ella había estado parada para que él—

…Ella no podía decir lo que estaba haciendo.

Había aterrizado sobre su estómago, y el dolor que la provocó hizo que su enfoque limitado cambiara a eso.

Saori luchó por quitarse la correa de su bolso de lona para poder rodar sobre manos y rodillas y acurrucarse en esa posición, con las piernas apoyadas en el suelo, los muslos presionados contra el estómago y los brazos cruzados debajo del cuerpo. frente para que su cara no tocara el suelo.

Ella se quedó allí, jadeando y tratando de aliviar el dolor, y cuando escuchó una explosión, miró hacia arriba, su frente ya sudorosa hacía que su flequillo se adhiriera mientras giraba la cabeza para ver a Mugen sobresaliendo de la cara del Akuma y sujetándolo hacia atrás. pared mientras Kanda saltaba de la espalda del ahora caído Johnny para saltar tras él. Kanda se estrelló contra él con suficiente poder como para forzarlo a retroceder más hacia la pared, creando un cráter, y cuando pudo sentir las reverberaciones y llegaron a su estómago, Gracia jadeó bruscamente y cerró los ojos.

Distraídamente, escuchó un grito de risa inhumano, y cuando fue seguido por un burlón –Hyahyahyahya ¿Es Yu Kanda? Sí, lo es... Eres un estúpido por haber vuelto... –Registró vagamente que debía haber sido los Akumas– La poca cantidad de vida que te quedaba... –El Akuma continuó– ¡Deberías haberla aprovechado en paz! ¡La Orden no tiene ninguna posibilidad de ganar! Los Akumas se crean rápidamente. Incluso mientras hablamos están naciendo más. –Luego volvió a reír/chillar de risa, repitiendo– Rápido, rápido, rápido, rápido, rápido, rápido, rápido. –una y otra vez.

–¡Has escogido el infierno, idiota! –Hubo una explosión, y el Akuma se quedó en silencio.

–¿Eso es verdad...? Enonces, ¿por qué? –La voz de Johnny resonó suavemente en el ahora vacío y tranquilo callejón.

–Fui yo quien la mato. –Kanda dijo después de una pausa.

Su tono de voz fue suficiente para hacer que Saori se arriesgara a girar la cabeza y mirar hacia atrás, jadeando ligeramente pero aún dolorida mientras estudiaba las espaldas de Johnny y Kanda.

–¿Te ​​refieres a lo que pasó en el castillo Blavatski...? –Johnny comenzó, su voz se llenó de emoción– Pero ese fue el Conde usando a los Akumas para obligarte a hacer... ¡No fue tu culpa!

–No me importaba lo que pasó con la Orden...

Saori sintió que su corazón, que latía rápidamente, daba un vuelco. No había escuchado ese tono en la voz de Kanda desde hacía tiempo… No desde que se despidieron antes de que él se fuera con Alma.

–Así que durante la misión en París... cuando vislumbré un poco de su transformación de Noah, lo ignoré.

Los ojos de Saori se abrieron y comenzó a luchar para ponerse de pie.

–¡Kanda! –Ella jadeó, haciendo que sus hombros se movieran y Johnny se detuviera para mirarla.

–Sin siquiera reportarselo a Komui... lo deje pasar. –Kanda la miró a ella y a Johnny, con una sonrisa triste cruzando su rostro– Porque odiaba a la Orden incluso más que a los Noah, los Akumas y Ares.

Cuando él la miró a los ojos, Saori se atragantó con sus palabras.

A diferencia de ella, Kanda no se lo había guardado para sí mismo porque tenía miedo de lo que le pasaría a Anneliese. Se lo había guardado para sí mismo porque no le importaba si Anneliese se volvía loca por el poder de la deidad y mataba gente.

Aún mirándola a los ojos, Kanda asintió levemente ante la expresión de su rostro, girándose para mirarla a ella y a Johnny un poco más uniformemente, –Pero ahora... este lamentaño, no me dejará simplemente morir en paz.

Saori sintió que se le encogía el corazón, le ardía la punta de la nariz y se le hacía agua la vista.

Él realmente había… crecido…

–...Vámonos. –Kanda suspiró mientras caminaba de regreso y recogía la mochila que había caído junto a Johnny– Este humo es venenoso. –Sin esperar a que ninguno de los dos respondiera, se giró y caminó hacia la escalera junto al Akuma muerto, atravesando el gas nocivo que brotaba del cadáver y comenzando a subir cuando amanecía.

Johnny bajó la cabeza, dejando escapar un sonido extraño y ahogado que hizo que Saori pensara que podría haber estado conteniendo las lágrimas, y cuando corrió detrás de Kanda, ella suspiró, sonriendo débilmente e hizo ademán de seguirlo.

Tan pronto como su pie tocó el suelo, el dolor irradió por su columna, concentrándose en su estómago, jadeó ruidosamente y cayó de rodillas nuevamente, con los brazos alrededor de su estómago.

Trató de ignorarlo cuando Johnny corrió hacia ella, el ex miembro de la División de Ciencias llamó a Kanda por encima del hombro, pero cuando la sensación familiar de humedad demasiado caliente se acumuló entre sus muslos, su ritmo cardíaco se aceleró en el fondo de su garganta y su pánico aumentó.

Ella desconocía esa humedad...

¡Ella no lo sabía!

–¡Johnny! –Saori jadeó– Doctor... –Luego, tan repentinamente como se había acelerado, su ritmo cardíaco volvió a bajar, luego bajó más hasta que fue demasiado lento, y pasó unos segundos luchando por respirar antes de que el pánico la invadiera y se desmayó.

~

–¿Podrías parar eso ya? –Le espetó Stella a Luka por enésima vez que estaba cerca de la puerta. Él golpeando su pie sin cesar la molestó desde que comenzó cuando llegaron allí.

No mucho antes de que amaneciera, ellos —Luka cargando a la inconsciente Anneliese mientras Nea los seguía para evitar inconvenientes— habían llegado al hotel que originalmente era solo para tres personas. Entonces, por supuesto, la maldita habitación estaría bastante llena. Por otra parte, eso no era lo que estaba causando la ansiedad de Nea.

Desde que llegaron allí, hacía unas buenas cinco horas, Anneliese no había dado ni una sola señal de despertarse. Ella no se había movido ni nada y su respiración se había vuelto silenciosa y casi inaudible. Era como si hubiera estado hibernando, como un oso greco.

–¡Bien! –Luka le respondió bruscamente a Stella, parándose desde su lugar cerca de la ventana– ¿Cuándo llegará la doc. Kureha para ayudar a Luna?

–Cálmate, Luka-kun. –Dijo Nea desde otro rincón de la habitación. Tan tranquilo y sereno como siempre, Luka no mostró ni una pizca de la preocupación que realmente sentía por la chica que se suponía era su 'hija'– Su cuerpo ha pasado por un infierno físico después de haber recibido el Rayo Negro de Couga. Tiene la misma magnitud que un rayo impactante. Es un milagro que todavía siga viva.

–¿Es esa también alguna habilidad del virus dentro de Loonie? –Preguntó Stella, desde su lugar frente y más cercano a la escalera que llevaba a las habitaciones de arriba. Por muy barata que fuera la habitación y por muy estrecha que fuera, tenía dos plantas pero sólo una habitación y la otra una sala común muy pequeña.

–Se puede decir que el virus tuvo algo de trabajo. –Dijo Nea señalando a Johnny con la mano– Luka y Anneliese son bastante resistentes a los ataques normales. Sin embargo, otro ataque viral o de antimateria puede dañarlos mucho. Especialmente a mí, que soy bastante mayor que ellos.

Luka se sentó al lado de la cama donde la morena ahora dormía silenciosamente. Y con silenciosamente se refería precisamente a eso. Su respiración era tan tranquila que a veces tuvo que comprobar su pulso.

Se sentó apoyando los codos en el borde de la cama y juntando las manos sobre algo que descansaba sobre su frente. Su aparente mirada nunca abandonó su rostro pacífico. Parecía estar completamente fuera de lugar. Como si ella fuera...

–Ella murió queriendo ayudarlos a todos. –Nea tragó las lágrimas amenazadoras y se quitó algo de la muñeca, ofreciéndoselo a Luka– Ella se preocupaba mucho por los Exorcistas de la Orden Negra. Y nunca dejó de preocuparse. –Luka extendió su mano abierta hacia arriba mientras Nea colocaba un pequeño brazalete allí. Era el brazalete que Luka le había hecho a Anneliese cuando eran pequeños. El de su promesa a ella de protegerla siempre. La misma promesa que ella le había hecho en aquel entonces, cuando nació por primera vez, Samantha estuvo con ellos, cuando le regaló una pulsera del mismo tipo– Ni siquiera cuando ella murió.

Apretando sus manos con más fuerza, no podía creer que Anneliese hubiera muerto sólo para renacer sólo para no recordar nada de ella ni de los demás. Sin embargo, lo que más le molestó fue lo que Janus había dicho sobre su muerte. Que a ella no dejó de importarle. Le hizo sentirse responsable de que la hubieran matado. Ella había estado allí gracias a él y a la Orden.

Le hizo pensar que sus sentimientos sólo la hacían más vulnerable ante otras personas. La mataron porque se preocupaba demasiado por los demás antes que por ella misma.

–Pero al mismo tiempo, esa amabilidad es lo que la hace tan poderosa, incluso ahora.

La cabeza de Luka se levantó bruscamente ante la inesperada voz que vino desde la puerta. En la puerta estaba Kureha. Se acercó al cuerpo dormido de Anneliese, se arrodilló ante él y comenzó a descender hacia ella. Extendió sus manos para alzar su blusa y ver el ahora prominente vientre de Anneliese, que ha pasado de mostrar un leve aumento a un crecimiento grande que la ubica en el cuarto o quinto mes de embarazo; la peliblanca puso una mueca de miedo y dolor a cada palpitación de la criatura en su interior, sin embargo, el proceso parece por fin haberse detenido.

–¿Qué es lo que tiene? –Le pregunta a Kureha, que se quita el estetoscopio con el que la revisaba y le toca la frente para limpiar el sudor y los restos de sangre que aún la manchan.

–Al parecer… –Dice precavidamente– Cuando el Conde del Milenio golpeó al niño se manifestó la habilidad regenerativa que asumo que heredó de sus padres. –Lo menciona con cierta tristeza– Entonces, en vez de morir por los daños, se regeneró a gran velocidad, y en el proceso terminó desarrollándose a la misma velocidad con la que se curó, por eso es que creció tan de repente… o eso es lo que puedo inferir de ver los acontecimientos.

–Pero… ¿está bien? –Pregunta Stella, pendiente de su ama.

–Sí, aparentemente todo está bien, pero no sabemos si este fenómeno afectará de alguna otra forma su desarrollo...

Había llegado el amanecer y pronto siguió el crepúsculo. Después de horas de espera, la multitud se volvió hacia las escaleras al escuchar el sonido de pasos. Kureha bajó las escaleras sin ayuda de la barandilla y sólo miró hacia abajo. Justo cuando llegó al piso principal se volvió hacia ellos.

–Ella estará bien ahora. –Dijo Kureha simplemente.

~

Luka abrió la puerta y entró silenciosamente temiendo haberse vuelto a dormir. Sin embargo, vio su pequeña figura que estaba espaldas de él con las sábanas sobre su cabeza como una capucha. Al caminar hacia ella, notó que estaba mirando hacia el sol poniente mientras acariciaba algo en su muñeca izquierda.

–¿Luna? –Susurró haciéndola girar hacia él. Fue entonces cuando finalmente vio sus ojos; ella estaba llorando en silencio. Y en su muñeca izquierda estaba la pulsera de cuentas moradas. Él lo había dejado aquí y ella lo encontró– Tal y como pensaba, ¡¿algo le pasa a tu cuerpo...?!

–Luka... –Se abalanza hacia él y esconde su cara en su pecho– Este niño que crece dentro de mí... quiero hacer que nazca. No me importa lo que le pase a mi cuerpo. –Dijo sorprendido a Luka– Quiero que nazca a salvó... –Dijo entre lágrimas mientras estás caían y se cubría la boca con el puño.

–Y así será, Luna. –Murmuró Luka.

~

Unas horas más tarde, Johnny y Kanda llegaron para recoger a Saori, ambos capaces de ignorar las miradas de advertencia de la anciana ante el hedor a alcohol que había en ellos mientras Johnny se apresuraba a ver cómo estaba Saori, con Kanda siguiéndolo de cerca.

El hombre alto y moreno no dijo nada, pero la miró con lo que ella pudo ver a través de su escudo de una mirada y frunció el ceño como si fuera una expresión de preocupación.

Después de ignorar débilmente la pregunta de Johnny, manteniendo un ojo preocupado sobre la mujer en caso de que decidiera contarles a Johnny y Kanda sobre su embarazo, Saori caminó hacia la puerta con Johnny, Kanda no muy lejos, mientras le contaba sobre las últimas horas de su búsqueda.

A pesar de lo agradecida que estaba de que la anciana mantuviera la boca cerrada cuando salieron, sintió que la ya abrumadora culpa que la mujer había puesto sobre ella aumentó cuando la puerta se cerró de golpe detrás de ellos, haciendo que Johnny saltara y Kanda mirara hacia atrás con el ceño fruncido.

–¡¿Qué carajo es su problema?! –Espetó Kanda con irritación, viéndose cansado y enfermo.

–No lo sé... –Johnny parpadeó en la puerta antes de girarse hacia Saori– ¿Descubrió lo que te pasaba?

–Ah... –Saori parpadeó, haciendo una pausa, luego sonrió débilmente– Debo haber... caído sobre algo en mi bolso cuando Kanda me empujó hacia abajo.

Para sorpresa de Saori, los ojos de Kanda realmente se desviaron ante eso, algo cruzó por su rostro que casi podría haber sido llamado gui—

–Entonces, ¿nada? –Saori suspiró– ¿Y ahora qué?

Johnny sacudió la cabeza y metió la mano en su bolsillo, sacó un mapa y lo desdobló mientras comenzaba a caminar –Veamos...

Mientras la seguía, algo chocó contra el brazo de Saori, y miró para ver a Kanda caminando junto a ella, con los ojos fijos en el frente mientras ofrecía Artemis.

Debió habérselo quitado cuando él y Johnny la llevaron a recibir atención médica... También tenía su bolso de lona colgado a la espalda.

Saori tomó a Artemis y lo ató de nuevo a su lugar, y culpablemente le dejó seguir cargando su bolso; no sintiéndose culpable porque él tenía que cargar sus cosas, porque ella realmente no podía cargar nada en este momento, sino porque él estaba cargando sus cosas por razones distintas a las que estaba pensando...

Es cierto que él la había empujado hacia abajo, pero si hubiera sabido que estaba embarazada, Saori creía firmemente que Kanda nunca la habría tratado con tanta brusquedad.

En realidad, probablemente se habría enojado bastante con ella y habría comenzado a insistir en cargar sus cosas hace bastante tiempo... Demonios, incluso podría haber ido tan lejos como para contactar a Komui y enviara alguien a buscarla para poder llevarla a la fuerza de regreso a la Orden.

Kanda realmente era un chico dulce, decidió Saori con una sonrisa (engañosa).

Cuando llegaron a la plaza del pueblo, que estaba casi completamente enmarcada por un pequeño mercado, Johnny los condujo hacia una pequeña estatua en el medio del área despejada, desplegando su mapa por completo.

–Hmm... Ya que esta ciudad está cerca de un gran puerto, y hay muchos extranjeros alrededor, pensé que habría sido un buen lugar para que Anneliese y Nea se escondieran... –Comenzó Johnny mientras Kanda se dejaba caer en una repisa junto a él en la estatua, Saori sentada cerca del adolescente asiático mientras apoyaba su codo sobre su rodilla y dejaba caer su cabeza en su mano malhumorado– ¡Pero, como era de esperar, no será tan fácil!

Saori suspiró y Kanda dejó escapar un gruñido casi lastimero en respuesta.

Saori parpadeó.

¿Lamentable…?

Miró a Kanda, frunciendo el ceño cuando vio que la parte de atrás de su cuello estaba un poco sudorosa y lo que podía ver de su rostro a pesar de su cabello y sus dedos separados estaba un poco pálido y húmedo.

–¿Te encuentras bien? –Johnny preguntó después de una pausa.

–Me duele la cabeza... –Kanda refunfuñó, una señal segura de que estaba enfermo; Kanda nunca admitió no sentirse bien– ¿Qué es esto...?

–Uh... Diría que resaca... –Johnny respondió tímidamente. Luego se volvió hacia su bolso y comenzó a buscar.

Mientras lo hacía, Saori mantuvo un ojo preocupado en Kanda, frunciendo el ceño cuando vio una mirada oscura y amarga cruzar su rostro.

¿En qué podría estar pensando?

Johnny de repente se animó, volviéndose hacia Kanda y sacando una botella con una etiqueta marcada "56 II" –¡Kanda! ¡Te sentirás mejor después de beber esto! ¡Es el nuevo y mejorado Komuvitan D 11 de la División Científica!

La frente de Saori se torció al recordar el incidente del "zombi" y gruñó –No.

Al mismo tiempo, Kanda se retorció y murmuró –Refiero morir antes de beberme eso.

Johnny sonrío y se río levemente, algo locamente, mientras se inclinaba, empujando la botella en la cara de Kanda hasta el punto en que Kanda tuvo que poner una mano sobre ella para alejarla.

–No digas esas cosas así... –Johnny se río un poco más– Creí que ya te había engañado... Vamos, ¡¡sólo un traguito!! ¡¡Es la versión nueva y mejorada!! Te vas a sentir mejor... ¡Vamos!

Saori no pudo evitar reírse levemente ante la expresión del rostro de Kanda mientras se alejaba de ellos.

–¡Como si me creyera lo que decís los de la División Científica! –Espetó Kanda antes de golpear la mano de Johnny, enviando la botella a volar. Mientras Johnny corría tras él, gritando "¡¡Komuvitan D II!!" Kanda se levantó abruptamente, logrando verse mejor con pura fuerza de voluntad mientras ladraba– Vamos, Saori, nos vamos a la estación.

Saori sonrío débilmente mientras se levantaba, mirando a Johnny –Pero ¿qué pasa con—

–¡Jódelo! –Espetó Kanda, comenzando a alejarse.

–Kanda-senpai... Johnny tiene la lista.

Eso hizo que Kanda se congelara, y Saori podría haber jurado que vio una vena sobresaliendo en la parte posterior de su cabeza.

…Lo cual, por supuesto, era físicamente imposible.

Mientras Kanda se giraba y perseguía a Johnny, murmurando enojado, Saori suspiró y se giró, mirándolo pero sin seguirlo.

En ese momento, quería evitar caminar tanto como fuera posible...

Saori observó cómo la multitud que se había reunido en las calles. Estaban mirando algo, alguien. Abriéndose paso entre la multitud llegó a la primera fila. Ella jadeó ante la magnificencia. El payaso balancea su cuerpo con una mano sobre una pelota gigante. Johnny dejó de prestar atención por un instante a sus pertenencias esparcidas por el suelo... al levantar su vista apareció un payaso y una bufona con despampanante hermosura, desde su punto de vista y dado el reflejo de sus lentes por la luz del sol, parecía ser la representación de un ángel o la proyección de un ser divino... el de gracioso traje hacia una reverencia al público luego de terminar su acto con cartas, esperando con paciencia a que las monedas fueran arrojadas a un viejo y muy desgastado sombrero de copa dejado en el suelo a escasos metros de él.

Johnny notó como luego de la reverencia la bufona y, el espadachín y Saori que recién aparecían a sus espaldas parecían estar hipnotizados el uno al otro en una curiosa guerra de miradas...

Mas sin embargo el mismo Johnny interrumpió la extraña conexión entre ambos pares de ojos –¡No esta...! ¡¿Por qué...?! ¡¡Mi cartera no está!! –Decía en total desesperación dando un último chequeo al bolso que cargaba.

–Oye, ¿qué demonios estás haciendo? –Gruñe el nipón con fastidio y enojo, ahora centrando toda su frustración en el castaño sentado en el suelo en estado de histeria.

–¡Kanda! ¡Saori! ¡Estamos jodidos! ¡Todo el dinero ha desaparecido! Wah... Sin dinero no podremos volver a coger un coche. No podemos seguir buscando a Nea o Renelle en está situación... –Decía en un grito que casi no podía ser entendido por el más alto mientras jala de sus cabellos rizados– Después de todo tú no llevas dinero.

El joven de lentes se levantó y dejando atrás al pelinegro empezó a correr en dirección al bar en el que pasó la noche solo para cerciorarse de que la bolsa con el dinero fuese olvidada y que nadie la hubiera encontrado aún, o con la esperanza de que esté tirada en el suelo en algún lugar de la enorme plaza.

Una vez más el nipón miró intensamente a ese peculiar joven disfrazado; su rostro no parecía aparente mayoría de edad, era más bien muy definido y contorneado por cada línea de maquillaje en una extraña forma que le resultaba familiar, dándole un aspecto andrógino junto a una que escondía algo.

–«¿Qué es esto...?» –Pensaba mientras empezaba a fulminar con su mirada al payaso, notaba como él estaba muy nervioso ante su presecia– «Esos payasos… Por alguna razón... tengo ganas de... ¡cortarle en dos!» –Musita junto a una mirada aterradora.

Anneliese sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, optando mejor por hacer como si le ignorara, comenzando a hacer otra ronda de malabares, incluyendo acrobacias más difíciles, agregando objetos potencialmente peligrosos como unas cuantas cuchillas junto a las bolas de colores sin quitar su sonrisa.

–«Cuánto más le miro, más me molestan... ¿Qué significa esto? ¿También es por la resaca? Ahhhh... Quiero cortarlos...» –Dijo Kanda con una mano sobre Mugen.

A los ojos de Kanda la sonrisa del payaso le parecía más una burla a su persona, estaba a punto de golpearlos por ignorarlo, pero justo antes de moverse sintió la mano del castaño sobre el cuello de su saco para alejarlo del grupo de niños y adultos.

–¡Kanda! ¿Qué estás haciendo? ¡Ven conmigo! ¡Tú también, Saori! –Decía apurado, ignorando la fría mirada del espadachín que parecía imaginar mil formas de incrustar a Mugen en su cuerpo.

–Espera... Solo quiero cortarlos... un pocquito… –No pudo completar su frase, siendo interrumpido por el histérico científico.

–¡No es momento para eso! –Musita él intentó arrastrarla como si fuera Kanda, su estómago no estaba en condiciones para correr. Hizo una pausa, mirando al payaso, ella misma, para verlo mirándolos, luego se giró y comenzó a caminar detrás de los niños mientras salían corriendo.

–Siento a un Noah... Débilmente... Pero le siento cerca de aquí...

De la nada, se abrió un agujero oscuro debajo de ellos.

–¡Puedo sentir al 14ª y a Selene...!

Entonces lo oyeron. Una gran explosión vino detrás de ellos haciendo que el trío se diera vuelta. La nube de polvo dejó ver al payaso que segundos antes hacía malabares, ahora con la mitad de su cuerpo dentro de las fauces de un gigantesco Akuma que había destrozado parte de la plaza dejando a varias personas inconscientes en el suelo.

La mano de Saori fue hacia Artemis, dibujándola mientras se giraba, y Kanda pasó corriendo junto a ella, dibujando a Mugen todavía enfundada mientras ambos fijaban su mirada en el Akuma.

–¡El niño! ¡Qué alguien le ayude! –gritaba una mujer angustiada, presenciando con horror el momento en el que el maligno ser engulló completa a la niña y al payaso.

Saori avanzó hacia la explosión justo cuando Kanda quitando la funda de Mugen. Estaba a punto de convocar a Artemis cuando se produjo otra explosión, esta vez chorreando sangre del Akuma asesinado. Desde allí una entidad emplumada y manchada de sangre descendió al suelo del centro del desastre cubierto de carne negra, los ojos de Saori se abrieron y su respiración se entrecortó cuando la sangre se deslizó para revelar el blanco y una figura se levantó para revelarse al payaso, sosteniendo una pequeña chica.

–¿Cómo? –Saori dijo confundida. Fue entonces cuando reconoció la máscara que luego de que el humo se dispersara se pudo ver.

Se queda mirando mientras Anneliese y Nea salen de la boca del Akuma, su disfraz desinflado y sus cabellos se habían despeinado y ahora se pegaron a sus orejas en lugar del extraño peinado de payaso que estaba pasando

–Esa máscara... Tú... –Abriendo los ojos como platos, el latir de su corazón y un extraño sentimiento le decía que después de tanto por fin los habían encontrado…

Johnny no podía creer lo que sus ojos estaban viendo –¡¿Nea, Renelle?! –Grita a todo pulmón con un centenar de lágrimas de alegría y preocupación empañando sus lentes.

~

Una mera coincidencia u obra del destino… cualquiera que fuese… tenía planeado volver a unir los caminos de dos almas destinadas a estar juntas mientras sufren en el camino al encuentro…

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