Noche XIX: Del cielo al infierno
Las cosas habían cambiado drásticamente.
Lavi, como Bookman Jr., siempre había observado su entorno. Cada pequeña interacción, cada conversación a su alrededor, la notaba y la registraba, le gustará o no. Por eso fue la primera persona en notar que algo había pasado entre Kanda y Renelle.
El día que supieron la noticia de que el Decimocuarto estaría de aliado y que Renelle fuera ascendida a General, ambos habían desaparecido. Habían pasado diez días desde entonces y nadie los había visto, aunque Komui dijo que volvían en momentos extraños para recibir sus órdenes de misión, y se marchaban inmediatamente una vez que las escuchaban.
Kanda no dijo nada al respecto, lo que llevó a Lavi a suponer que Renelle había sido quien lo dejó. Pero ¿por qué? Nada de eso tenía sentido. Había estudiado a Renelle durante el tiempo suficiente para saber la intensidad con la que amaba a Kanda (por irrazonable que fuera). Renelle no estaba presente para interrogarla, y cuando un buscador mencionó estúpidamente el nombre de Renelle alrededor de Kanda, lo enviaron a la enfermería con dientes faltantes y un ojo morado. A Lavi le gustaba su rostro como para abstenerse de preguntarle a Kanda.
Su curiosidad se convirtió en obsesión, no sólo porque estaba ansioso por saber cómo la pareja que parecía tan inquebrantable en tanto sólo dos semanas antes podía separarse repentinamente, sino también por su preocupación por Renelle. Muchos en la Orden se habían vuelto contra Nea. No todos estaban a favor de tener a un Noah con ellos, y por esos mismos problemas, Renelle decidió mudarse a su viejo cuarto cuando era Juuri Karma y más por la noticia que se había filtrado sobre su ruptura, algunos Exorcistas, como Lenalee, se habían puesto del lado de Kanda, quien había sido el abandonado.
-Ella lo lastimó. -Dijo Lenalee brevemente cuando Lavi y los demás la confrontaron sobre su actitud hacia Renelle.
–No sabemos eso. –Insistió Lavi.
–Conozco a Kanda lo suficientemente bien como para saber que él no la habría dejado. ¡Renelle-san lo dejó! ¡Justo cuando se convirtió en General! Debió pensar que era demasiado buena para él o algo así.
–No es así. –Espetó Alma– Definitivamente no es así.
–¿Y cómo lo sabes? –Dijo fríamente Lenalee.
–Porque conozco mejor que nadie a mi imoto y a Yu. –Abogó Alma por sus amigos- Escucha, Lenalee, sé que Renelle-imoto no habría roto con Yu sin ninguna razón. Tiene que haber algún motivo.
–Puedes ir a buscarlo. –Dijo con frialdad– Pero no puedo perdonarla por dejarlo y desaparecer junto con Nea-kun sin razón.
Afortunadamente, Allen había conservado su fe en su hermana/prima.
–Sí, creo que también hay una razón detrás de todo esto. –Dijo Allen lentamente cuando los dos tuvieron un momento a solas- Ella simplemente... no es ese tipo de persona.
–Cierto. –Asintió Lavi fervientemente– Pero exactamente por qué lo haría está más allá de mí; esos dos estaban tan enamorados que podría haber jurado que se iban a casar.
Una media sonrisa apareció en los labios de Allen cuando escuchó la hipérbole.
~
Komui le había dicho que Renelle llegaba cada dos o tres días a horas extrañas, normalmente entre las tres y las cuatro de la mañana. Lavi se quedó despierto esa noche, con la esperanza de verla y obtener una respuesta.
El perfil delgado de Selene apareció a través de un portal a las tres y media, sus ojos rosa brillaron en la oscuridad.
Tanto la diosa como el 14ª se dirigieron hacia el atrio donde estaba Hevlaska después de haber hablado con sus dos amigos.
–¡Ren! –Llamó Lavi, saltando por encima de las escaleras y aterrizando frente a ellos.
Ella no había estado comiendo bien, o durmiendo bien, para el caso. Su rostro, por atractivo que fuera, era mucho más delgado que antes, y sombras moradas se mostraban como moretones debajo de sus ojos y contra su piel pálida. No era que no quisiera, sino es que su cuerpo ya no le estaba respondiendo como debía y era por eso que pasaba tanto tiempo en el consultorio de Kureha. Dio un salto hacia atrás ante su presencia, y se detuvieron, sin sorprender, porque ella sabía que pronto aparecía para interrogarla.
–Es General. –Dijo Selene en voz baja, luego trató de pasar junto a él, siendo seguida por Nea detrás de ella.
–¡Espera, espera un momento! –Dijo, agarrándola por el hombro– Bien, General. –La palabra estaba imbuida de sarcasmo- Lamento detenerlos, pero tengo preguntas.
Hizo una pausa antes de hablar –¿Es sobre Kanda?
El uso del apellido de Kanda sorprendió a Lavi, pero lo descartó para un análisis posterior.
–¿Por qué rompiste con él? –Dijo con franqueza.
Una sonrisa gélida apareció en sus labios –¿Cómo supiste que fui yo quien rompió con él? –Ella preguntó– ¿Él dijo eso?
–Diablos, no. Ese tipo no ha dicho ni una palabra sobre ti todo este tiempo. Era una deducción. Entonces, ¿por qué rompiste con él?
–Nada de tu interés. –Dijo simplemente, alejándose de él.
Lavi soltó una carcajada –¿Es en serio? ¿Eso lo mejor que se te ocurre?
No dijo nada y solo brillaron sus ojos, cambiando de forma y color –Arrodillate. –Ordeno sin mirarlo haciendo que Lavi cayera al suelo de rodillas.
Pasan junto a él y se dirigen hacia las altas puertas. Lavi ejerció mucha fuerza para liberarse y levantarse. Selene ve esto. Ella también ejerció más fuerza en su ataque y lo volvió a estampar contra el suelo en la misma posición haciéndolo crujir bajo este.
–Mide tus palabras la próxima vez que hables conmigo. –Dijo estoica, dejando a un shockeado Lavi.
Las grandes puertas se cerraron detrás de ellos con un estruendo, el sonido resonó por todo el pasillo.
Komui vio a Selene y Nea primero cuando entraron. Por un momento, se preguntó dónde estaban sus armas, hasta que recordó que las tenían dentro de ellos mismos. Si bien había visto el fenómeno ocasionalmente en los últimos días, no se había acostumbrado.
Subió la escalera de metal hacia el grupo de generales y el supervisor. Bridget Fay había reemplazado la presencia de Lvellie en la Orden Negra, y se paró junto al resto de ellos, con un portapapeles en mano.
–Llegas tarde. –Dijo Sokaro bruscamente.
Selene le vio por el rabillo del ojo y no dijo nada, solo permaneció en silencio, molestando al general con su indiferencia.
–Mocosa... –Siseo entre dientes molesto.
Ella hizo oído sordo y se fue directo al grano.
–¿Por qué nos reunimos aquí?
–Informe sobre la Inocencia de Cross. –Respondió Klaud.
–Como tu anticipaste, Komui... –Resonó la brumosa voz de Hevlaska– De esta Judgment... Cross Marian ya no es el Acomodador de esta Inocencia.
Esas palabras resonaron en la cabeza de Selene, sorprendiéndola, pero supo muy bien como ocultarlas y permaneció en silencio hasta que terminará la reunión.
–Es razonable sus palabras, Hevlaska. Ya que los "muertos" no pueden usar la Inocencia, si saben a lo que me refiero. –Dijo sin ninguna emoción en su voz.
Todos ascienden y otro gruñe por lo que quería decir.
–¿Habrá abandonado su Inocencia y huido porque temía convertirse en un Caído? –Sugirió Klaud.
–Les pediría que considerarán este tema de alto secreto. La fuga de un General podría ser devastadora para la moral de todos. –Dijo profesionalmente Bridget Fay.
–¿Pero esto ha sido una "fuga", de verdad? –Reflexionó Tiedoll– Las manchas de sangre que se encontraron en la escena indicarían una hemorragia letal, ¿no?
–En efecto. –Respondió Komui– Y las pruebas han confirmado que toda la sangre hallada en la escena pertenecía al General Cross. Además, la máscara que encontramos parece que fue perforada con una bala en el lado derecho. Una herida de esa naturaleza sería fatal. Las posibilidades de que haya supervivido son francamente bajas...
–Entonces, ¿cómo explicas que falte el cuerpo, eh? –Preguntó Sokaro.
–¿Ha salido vivo del disparo y echo a correr? O... –Dijo Klaud.
–¿O quizás otro se llevo su cuerpo...? –Komui terminó por ella.
Komui notó que Tiedoll miraba a Bridget.
–No pudo ser el asaltante de Cross... ¿Fue un agente de Central? –Dijo en voz baja.
Selene, que había estado en silencio durante toda la conversación, finalmente habló, sus ojos rosa aún miraban la Inocencia en las manos de Hevlaska.
–Pensé que ese era el caso. –Dijo claramente- Un Akuma no pudo haber entrado, o que Nea lo habría hecho. No fue un Noah, o de lo contrario me habría dado cuenta. En cuanto a Central... No tengo pruebas, pero estoy bastante segura de que fue Central.
–Estas son acusaciones sin fundamento, General Serine. –Dijo fríamente Bridget Fay– Estás olvidando muy bien que el propio Nea D. Campbell podría haber...
–Esa es una acusación sin fundamento, Fay. –Repitió Selene secamente– Tanto la Exorcista Saori como el Segundo Exorcista Alma Karma testificaron que el 14ª, Nea D. Campbell estaba conmigo.
《Flash Back》
Un par de horas antes de la reunión, Selene se encontraba en sus aposentos esperando la llegada de su devoto siervo.
El 14ª entra y se dirige hacia su ama –Mi señora, todo está listo. He convencido de que ambos digan que estuvieron con nosotros todo el tiempo que Cross fue atacado. El que Cross este desaparecido es obra de Apocryphos que esta disfrazado como uno de los Cardenales.
–Marian-san tuvo una "muerte" muy tragedica. –Dijo con calma, pero por dentro su sangre hervía de indignación por lo sucedido– Revelaré lo que trama Ares y lo acabaré para que nadie más tenga que morir en mi nombre.
《End Flash Back》
–«Ahora que Marian-san ya no esta, debo irme con cuidado a partir de ahora. Y más si pienso usar a los nuevos muñecos de Epstain.» –Penso fríamente y calculadoramente.
Había empezado a hablar de nuevo cortes, mordaz y indiferente.
–De todos modos, General...
–No importa, el caso es que el hombre está muerto. –Dijo Selene con crueldad– Si no lo está, bueno, no está aquí, así que es inútil. Ahora que esta reunión sin sentido ha terminado...
Se volvió para bajar las escaleras.
–Un momento, Serine Lemercier Renelle. –Hevlaska detuvo a Renelle– No dije que esta Inocencia no tuviera un Acomodador en absoluto.
Selene se detuvo.
–¿Quién es? –Exigió saber.
–...Tú. –Dijo Hevlaska– Esta Inocencia... Judgement... Tú eres su Acomodadora.
–Entiendo. –Dijo con firmeza.
Selene se dio la vuelta y tomó la pistola dorada de las manos extendidas de Hevlaska. Komui apenas podía discernir alguna emoción en los ojos de la chica; ¿eso era enojo? ¿Sensibilidad? Sacudió la cabeza. Su visión debe estar fallando; como si pudiera mezclar las dos emociones polares opuestas. O tal vez Selene era increíblemente estoica.
–¿Mi próxima misión? –Preguntó, metiendo el arma en su cinturón.
–...¿Terminaste con el de Dinamarca? –Dijo la secretaria con incredulidad.
–Si no fuera así, no estaría aquí, ¿verdad? La misión.
–En ese caso... Su próxima tarea es recuperar a la presunta Inocencia en Varsovia, Polonia.
Komui se desconectó mientras Bridget enumeraba los detalles, y en su lugar observó a la joven general y a su aliado absorber toda la información. Su expresión no cambió todo el tiempo.
–¿Mi rango de tiempo designado? –Renelle preguntó cuándo terminó Bridget.
–Cinco días.
–Su Alteza Renelle, ¿está segura de que no quieren un compañero? Sé que quieres estar sola, ¡pero esto es peligroso! ¡Has estado corriendo sin parar! Has terminado seis misiones en cuatro países diferentes en diez días; debes estar exhausta. Asignaré al menos un Buscador o... –La voz de Komui vaciló bajo la mirada penetrante de Selene.
–¿Y qué tal si te lleno de plomo? –Amenazo al Supervisor– Las órdenes fueron claras. Me basto y me sobro sola con Nea.
Tomó una hoja de papel del portapapeles de Bridget y desaparecieron escaleras abajo. Las puertas se cerraron momentáneamente con un ruido sordo.
Klaud dejó escapar un suspiro –Ha cambiado en estos últimos días.
–Un poco demasiado. –Coincidió Tiedoll sombríamente– Parece que estar separada de Yu-kun le está pasando factura a ambos.
–¿Cómo está Kanda-kun? –Preguntó Komui, preocupado.
–Irascible... más ahora que nunca desde que rompieron. –Dijo Tiedoll con cansancio- Se molesta con cada pequeña cosa. Siempre quiere romper cosas. Enviarlo a misiones es mejor que tenerlo encerrado aquí; al menos puede liberar algo de estrés en las batallas. Lo distrae.
–Creo que el trabajo también distrae a Su Alteza Renelle. –Murmuró Komui– Seis misiones en diez días... También han estado rebotando por toda Europa. Aunque el Arca ha ayudado enormemente al transporte, muchas de sus misiones han sido en pueblos rurales donde tendrían que tomar un tren... Su Alteza Renelle no debe estar durmiendo en absoluto.
–Tanto su Noah como ella tienden a venir en estos momentos. –Comentó Klaud– Temprano en la mañana, cuando asumen que todos están dormidos. También se van de inmediato. ¿Crees que están tratando de evitar a los otros Exorcistas?
–Probablemente solo ese chico. –Bostezó Sokaro– No importa, ¿verdad? Mientras el kuro neko y ese niño estén haciendo su trabajo...
Klaud simplemente negó con la cabeza y condujo al grupo escaleras abajo.
–¡Pero pensar que Cross le dejaría a Judgment a ella!
–Me atrevo a decir que estará bien. Una cuarta Inocencia no la matará. –Respondió Tiedoll.
–Se ha vuelto bastante aterradora. –Comentó Bridget– Una niña experimental y aliada con un Noah... Escuché que el Hakushaku no sabe nada sobre su alianza y que aun sigue vivo el Decimocuarto, ¿verdad?
–No por mucho tiempo. –Dijo sombríamente Komui– Una información como esa no se pasará desapercibida por mucho tiempo, especialmente si ellos están asumiendo tantas misiones. El Hakushaku lo sabrá, tarde o temprano, pero Su Alteza Renelle ha estado usando una máscara cada vez que se involucra en la batalla... Tal vez eso sea algo.
Salieron del atrio justo cuando un grupo de Exorcistas salía de un portal. Era el grupo de Allen, de vuelta de Londres.
–¡Yo, Komui-san! –Allen dijo afablemente– ¿Por qué tan temprano? O tarde, debería decir.
–Trabajo. –Sonrío Komui– ¿Tienen la Inocencia? –Allen asintió a su pregunta- Buen trabajo.
–Tch. –Kanda pasó junto a ellos dos, luchando por alejarse de la creciente multitud.
Komui de repente vio una crisis inminente. Lavi estaba corriendo detrás de dos figuras, dos figuras que se acercaban al portal y una iba a chocar con Kanda en cualquier momento porque estaba leyendo una hoja de papel en sus manos.
–¡Oh! –La pequeña exclamación de Selene se escuchó como un cañonazo cuando todos dejaron de hablar para mirarlos– Lo siento...
Miró hacia arriba y notó con quién se topó. Lavi se detuvo inseguro en la escalera mientras que un silencio llenaba la habitación. Los dos japoneses se miraron por un momento que se prolongó hasta el infinito. Solo el rostro de Selene estaba frente a Komui, por lo que solo podía ver su expresión. Por un segundo fugaz, creyó ver una sombra de dolor, pasando tan rápido como llegó. Simultáneamente, desviaron la mirada y continuaron alejándose.
–Andando. –Dijo Nea, rompiendo la tensión como un cristal quebradizo.
–Claro. –Simplemente dijo y subió las escaleras hasta el portal.
–Oye, Ren. –Llamo Lavi– ¿Cuándo vas a volver?
No dijo nada y sus ojos brillaron, cambiando de nuevo de forma y color –Osuwari. –Ordenó, enviándolo a estamparse de cara contra el suelo.
Selene cerró los ojos y dio otro paso adelante.
–Te advertí que no te vengas con confiancitas.
Y desaparecieron.
~
Dos meses después
Había pasado un tiempo desde la última vez que Kanda vio a Renelle. Habían pasado dos meses desde que terminaron... tal vez menos. No era como si él se esforzará por evitarla. Era más como si ella hiciera todo lo posible para evitarlo. Pero no le importaba. En lo más minimo.
Ella no tenía sentido. Toda la forma en que lo dejó no tenía sentido. ¿Darle un regalo de cumpleaños, acostarse con él y luego romper con él? Y lo era más escalofriante, usó exactamente las mismas palabras que había usado en uno de sus sueños anteriores.
Lo que tenía aún menos sentido era la tarjeta que encontró en el cajón del baño. Había rebuscado en todos los cajones en el frenesí que lo había capturado después de que ella se fuera, y volcó casi todo en el baño. Encontró la carta en el último cajón y abrió el sobre de inmediato, revelando una nota de una fina letra con una parte manchada de sangre que lo irritó más allá de lo creíble. En el interior, había encontrado un mensaje claramente escrito.
"Para Yu".
Siento haber sido tan egoísta. Aunque quizás esta vez ya no puedas perdonarme. Y más ahora que se supone que debería estar felicidándote por tu decimonoveno cumpleaños, ya que me perdí tus últimos nueve cumpleaños (lo siento) y espero poder compensar los que me perdí en algún momento posterior. Pero por este medio quería decirte que nunca olvidaré... esté año que he estado aquí. Arigato por permitirme ser parte de su mundo como una chica más. Cuando pienso que no volveré a veros, la tristeza puede más que yo. No sé qué debería hacer. Por eso, sólo te pido que seas libre con la verdadera 'yo'... para que recuperes esa libertad que he robado por durante mucho, pero mucho tiempo. Y en cuanto al regalo... Sinceramente, no sabía qué regalarte. Con lo difícil que eres, no pude pensar mucho. Me acordé de que todas tus ligas para el cabello se rompieron, así que fui a la ciudad y compré algunos hilos de seda e hice un cordón. Es un poco elástica, pero la seda es bastante duradera, especialmente porque tejí tanto. Iba a hacerte una camisa o algo... pero no me gustaron esas opciones. ¡Así que era un cordón! Es todo negro con algunos hilos plateados. Bonito, ¿no? Y práctico. Y no demasiado caro. Lo siento si fue un regalo flojo... Ha pasado tiempo que no tejo y he perdido la práctica.
Quería hacerte saber algunas cosas que son demasiado mortificantes para decírtelo en la cara. Probablemente deberías destruir esta carta después de leerla... porque no quiero que nadie más la lea y diga lo idiota que soy.
"Estoy muy feliz de haberte vuelto a ver". Eso era realmente lo quería decirte cuando nos volvimos a ver aquel día. Incluso puedo asegurar que ya lo olvidaste, pero aun guardo los pocos momentos que pasamos juntos... Siendo Ren... O Renelle... conmigo. Los doce años sin ustedes dos fueron... desagradables, si puedo decir que es un eufemismo. Estaba constantemente preocupada por ambos, pensando que tal vez serían heridos o morirían en una misión (no es que dudara de sus habilidades ni nada, solo era pesimismo). Pero todo esos temores desaparecieron cuando nos volvimos a encontrar, me di cuenta de cuánto te extrañaba y cuánto necesitaba estar a tu lado. Pero me temo que seré yo quien no pueda cumplir con nuestra promesa de permanencer juntos. Gomene.
¡Aishiteru, Yuu!
—Renelle
Hecho. Sin sentido.
Nada tenía sentido.
No había forma de que pudiera escribir esto y romper con él.
Y sin embargo lo hizo.
¿Ella mintió? Una parte de Kanda tiró la posibilidad, pero cuando le exigió que repitiera su declaración, no pudo discernir ninguna mentira en su rostro. Ni siquiera podía discernir a la Renelle que conocía entre esos rasgos. Todo lo que vio fue una máscara suave, una mujer que no conocía. La mujer que se convirtió en la General Serine. Había roto la nota y la había tirado al fuego.
En el transcurso de los últimos dos meses, había vislumbrado a Selene y su Noah de aquí para allá, siempre a altas horas de la noche. Entraban, iban directamente a Komui y se iban. De vez en cuando, se detenía a comer algo en el Arca por petición de Nea y Kureha. Un día, al caminar por el mismo pasillo pero diferentes direcciones, Kanda la observó de reojo, notando que ella nunca sonreía o reía, la chispa desapareció de sus ojos y la vivacidad de antes fue reemplazada por una monotonía. Ella era impasible a todo. Salvo a Nea, que pasaba todo el tiempo con ella. Kanda no la detuvo. No le importaba.
La única vez que se encontró cara a cara con Selene fue por pura casualidad y accidente.
Kanda acababa de completar una misión y regresó al Cuartel General temprano en la mañana, cansado y necesitado de descanso. Entró en su habitación y al instante se dio cuenta de que la ducha estaba abierta. La idea de que pudiera ser Selene nunca pasó por su mente. Había pasado un mes desde la última vez que la vio; nunca hubo evidencia de que ella pasará por su propia habitación, y Kanda se había acostumbrado a la soledad que rodeaba sus habitaciones. También había bloqueado inconscientemente cualquier pensamiento sobre Selene de su mente, por lo que entró al baño sin pensar en ella. La puerta del baño estaba cerrada. Lo abrió sin pensar, solo para ver la mayor parte del vidrio de la ducha empañado, revelando la parte superior de la cara de Selene. Levantó la vista al oír su entrada, se enjuagó rápidamente y cerró la ducha.
–¿Te importaría irte? –Dijo con frialdad, su voz extrañamente desconocida– Necesito vestirme.
El comportamiento frío lo sorprendió por alguna razón. Kanda salió de la habitación y esperó frente a los lavabos, su ceño fruncido era evidente en su reflejo. Después de esperar un momento, Selene salió de la habitación humeante, con el cabello húmedo pegado a su espalda. Estaba vestida con su uniforme. Selene se secó la cara con una toalla y se pasó un cepillo por el cabello antes de volverse hacia él, sus ojos rosa extravagantes más prominentes con la ausencia de su flequillo. Parecía enfermizamente pálida, casi muerta de hambre, con grandes sombras debajo de los ojos. Sin embargo, captó cierta altivez en su personalidad, y eso lo irritó.
–Cuando la ducha está abierta, obviamente significa que hay alguien allí. No entres sin más. –Le reprocho.
–Mi error. –Respondió con un tono acerado– Pero tiendo a olvidar a las personas que supongo que han desaparecido de la faz de la tierra ya que han desaparecido durante un mes.
–No desaparecimos. –Dijo, echándose un poco de loción en las manos y limpiándose la cara- Nos hemos estado registrando a intervalos aleatorios. Por supuesto, me dijeron que estabas en una misión, o no me habría quedado para tomar una ducha. No tiene sentido tropezarme contigo.
–¿Qué se supone que significa eso? –Preguntó con los ojos entrecerrados.
–Nada. –Fue la breve respuesta. Parecía estar estudiando algo en su cabello– Veo que lo llevas puesto. –Dijo finamente.
De repente recordó que lo llevaba puesto. Exactamente por qué lo hizo, incluso él no lo entendía. Llevar un regalo de despedida... eso fue un poco patético.
–Sí, es demasiado complicado ir a buscar uno nuevo. –Respondió.
–Entiendo. –Dijo con calma, y con eso, se fue, cerrando la puerta con un chasquido detrás de ella. Y sin control comenzo a toser fuertemente teniendo que afirmarse de la puerta para no caerse y miro su mano izquierda con restos de sangre en ella. Se limpió la mano, se endero y tropezó el resto del pasillo para llegar hasta Nea y actuar como si nada hubiera pasado. El encuentro fue la única vez que Kanda realmente habló con ella durante los dos meses que pasaron.
Su estado de ánimo había empeorado; incluso él lo sabía. Todo lo irritaba, desde el moyashi hasta el usagi y hasta la más mínima provocación de Akumas. Se había vuelto más fuerte con cada batalla, tomando las misiones sin quejarse. Pelear lo alivió. Era lo único que tenía sentido y, sin embargo, a veces se perdía algo a su lado en la batalla, y su corazón decía instintivamente que era Renelle. Pero Kanda había conquistado ese frágil corazón suyo, había trascendido el dolor que sintió esa noche. Su mente estaba en control y estaba decidido a olvidar a Renelle. Para olvidar todo.
Sin embargo, lo único que tuvo problemas para olvidar fue el dolor puro y crudo que sintió esa noche hace dos meses. Se contrajo, como si algo lo estuviera apretando, y más de una vez se encontró con un dolor tan insoportable que apenas podía contenerse de destrozar las cosas más cercanas a él. Y, sin embargo, era tan diferente del dolor físico, de las heridas de sangre a los moretones y demás, pero en cambio era una sensación horrible, un dolor que no podía controlar.
Resurgió con ese encuentro, pero se dominó y logró pensar con claridad. Trabajó, viajó... y ayudó.
Pero por mucho que lo intentará, no podía olvidarla. El dolor resurgió, constantemente, recordándole una sonrisa que lo perseguía mientras dormía. Sabía que no podía borrar todos y cada uno de los recuerdos con ella junto con Alma, pero lo mantuvo obstinadamente, pensando con determinación en otras cosas para olvidar lo único que era francamente inolvidable.
Cada vez que Alma mencionaba su nombre, le comentaba que cada vez que regresaba al Cuartel General parecía que estaba muerta de pie. Y en todos los sentidos, lo era.
~
Selene sabía lo que era ser un muerto viviente.
Los dos meses habían sido... indescriptibles. La definición de "infierno" no era suficiente. El infierno describía al menos un estado de conciencia, de vida, por torturado que fuera. Renelle, la actual reencarnación de Selene y Exorcista nipon/francesa de tanto tiempo atrás, estaba muerta. Y en esencia, ella estaba terriblemente viva. Respiró, caminó, se movió, luchó. Era la favorita de Central, un peón ciego. Cada misión que se le encomendó se completó antes de que se completará el tiempo asignado, y cada misión fue un éxito. Trabajó incesantemente, sin tomarse un descanso, sin parar nunca.
La razón por la que trabajaba como una maníaca era obvia: era una distracción. Selene descubrió que en los dos meses que vivió separada de Kanda, no pudo comer ni dormir, ni mucho menos tomarse el medicamento temporal que le dieron Nea y Kureha. No comer era soportable; si se sintiera extremadamente débil, al menos podría obligarse a comer algo sin vomitarlo después. Pero el insomnio era diferente, porque cada vez que se dormía, veía la expresión que tenía Kanda cuando se dio la vuelta por última vez, la expresión de puro dolor que estaría grabada para siempre en su mente. La primera vez que intentó dormir, se despertó con las lágrimas corriendo por su rostro, con los ojos hinchados y mareada. No intentó volver a dormirse.
El insomnio, sin embargo, perjudicó muy poco sus habilidades. Selene se había vuelto increíblemente fuerte en los últimos dos meses. La última evolución de Sairi había aumentado considerablemente su fuerza. Una vez que había regresado a la Orden, Judgement había caído en sus manos.
Desde que adquirió la Inocencia de Cross, Selene sabía que el día de su enfrentamiento contra Ares estaba mucho más cerca de lo que ellos dos planearon.
Sin embargo, cada vez que usaba el arma, no podía evitar sentir resentimiento hacia ella y hacia su anterior Acomodador. Se odiaba así misma por quedarse sola de nuevo y sin absolutamente nada.
Todo lo que tenía eran sus deducciones. Ella supo la razón por la que él le dejó a Judgment en el momento en que Hevlaska se la entregó: era otra medida de precaución. Usar el tatuaje de Sairi Sakura drenaría su fuerza vital, haría que se acercará el día de su muerte. Cross había dicho antes que todo lo que hizo fue para asegurarse de que ella sobreviviera el mayor tiempo posible, y al darle a Judgment era prueba de ello. Ella tomaría ese salvavidas.
Selene estaba sentada ante un escritorio en su suite en Austria, cansada y ensangrentada mientras que Nea reportaba todo a Yona y a los demás, y saber cómo iba su hija en sus lecciones. Los libros estaban apilados en la superficie, dejando solo espacio suficiente para una lámpara y un mapa que había sido doblado y usado tanto que comenzaba a rasgarse. Se sentó en la silla, absolutamente inmóvil, simplemente mirando el mapa de Europa occidental. No había sonidos audibles en la habitación excepto por la sangre de su brazo goteando sobre la madera lisa.
Con cansancio, tomó la pluma de tinta que tenía a su lado y la desenroscó. Casi con vehemencia, marcó con una gran X sobre Austria, uniéndola con Polonia, Bélgica, Dinamarca y Holanda. Los cinco países habían sido atendidos; las reuniones de Akumas habían sido destruidas, cada una de ellas incluía más de cien Akumas, excluyendo los de Nivel 1. Las dos semanas habían sido agotadoras; corrieron entre sus misiones a cada uno de los países, aniquiló a Akumas y regresaron a la Orden para su próxima misión. Selene necesitaba terminar con el resto de los países rápidamente, antes de que Ares hiciera acto de presencia y el Hakushaku hiciera preparativos que ella no podría manejar sola y evitar que supieran que Nea aun vive. La cantidad actual ya era ridícula; Dinamarca incluso había tenido un Nivel 4 que la había herido considerablemente. Selene nunca había escapado ilesa de ninguna de las obliteraciones, pero sus heridas sanaron más rápido que antes.
Suiza sería la siguiente: le había prometido a la familia J. Loyard que cuidaría de SeoJoon tan pronto como pudiera. Selene estaba extrañamente nerviosa; tal vez fue porque había estado usando su propia máscara en las cinco ejecuciones anteriores, y esta vez, tendría que ir en la apariencia de SeoJoon para encontrar a la verdadera y destruirla.
De repente le dolió el brazo, dejó caer el bolígrafo y fue al baño para lavarse la sangre. Se llevo una mano a la cabeza, pensando. Al haberse ausentado por años, no tenía suficiente información sobre la nobleza suiza, a quién dirigirse, a quién encontrar. También tenía que investigar más sobre la reunión de París... Tendría que pedirle información a su madrastra de inmediato. Selene dejó escapar un suspiro al saber que estaba preocupando a Nea y los otros por su situación, y no tenía sentido deambular por Austria sin una misión. Inactiva más tiempo del necesario, y la imagen de Kanda resurgiría en su cabeza.
Llevaba su lazo para el pelo. Idiota.
Inútil. Sin sentido. Como siempre lo fue.
Pero una parte de ella estaba irracionalmente, increíblemente feliz de que él lo hubiera conservado, que lo hubiera usado.
Sintió un ligero dolor en el pecho y se apoyó pesadamente contra el respaldo del sillón, mirando hacia el techo brillantemente iluminado sabiendo que ya era momento de tomarse ese medicamento temporal. Se levantó y fue hacia su mesita de noche para tomar el frasco y tomarse la medicina, pero cada paso que daba sentía como si le faltara el aire. Jadeo por aire, llevando su mano izquierda para agarrar su pecho. Y con eso, su cuerpo no resistió más y se dejo desplomar contra el suelo, dejándose escuchar un estruendo fuertisimo en el lugar.
Nea al escuchar el estruendo, va a ver lo que paso y se sorprende por lo que vio. A Selene desmayada.
–¿Selene? –Asustado Nea la cargó.
Selene siente que alguien la carga e despierta de a poco –¿Nea? –Preguntó después de haber aclarado su vista.
–¿Por qué no me dijiste que la medicina no te estaba haciendo efecto? –Le pregunto él preocupado.
–Ni yo misma lo sé. Solo sé que este cuerpo hecho de barro pronto desaparecerá. –Dijo agonizante pero firme de su decisión.
–Elle... –Dijo en un murmullo mientras le veía con dolor en su mirada.
~
Kanda dormía inquieto. Por alguna razón, su habitación estaba demasiado caliente, aunque el clima exterior representaba claramente el final del invierno. Se movió muchas veces en medio de la noche, oscilando entre un estado de sueño y semiinconsciencia. Más de una vez creyó ver a Selene frente a su cama, mirándolo.
Finalmente se despertó, y la habitación estaba vacía. Sin embargo, Kanda no podía librarse de la sensación de que Selene había estado allí, había estado junto a él. El pensamiento era absurdo, pero la corazonada permaneció.
Se puso de pie, se vistió y se lavó, y bajó las escaleras para desayunar.
Allí, junto a la puerta, estaba la espalda de una figura familiar. Cabello gris liso, un atisbo de un ojo rosa sangre. Renelle.
Normalmente, si la hubiera conocido así, habría esperado hasta que ella desapareciera sin darse cuenta. Pero un impulso repentino surgió en él, y descubrió que deseaba desesperadamente saber si ella había estado en su habitación la noche anterior. ¿Qué cambiaría si lo fuera? No lo sabía, pero incluso la más mínima conversación sería tan...
Kanda se acercó a ella y tiró de ella por el hombro.
–¿Estabas...
Él se detuvo. No fue Renelle. Dos ojos azules se iluminaron cuando ella lo reconoció.
–Es bueno verlo de nuevo, Sir. Kanda. –Sonrío Ha-neul J. Loyard.
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