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Noche XIII: Sello roto

–¡Ah! –Exclamó uno de los guardias del General Cross, despertándose horrorizado– ¡¿Qué estoy haciendo?! –Se volvió hacia la puerta mientras su compañero se movía– ¡General! –Él tocó la puerta– ¡General Cross, ¿puedo entrar?! ¿General Cross? –Repitió, sin obtener respuesta– ¡Voy a entrar, General! –Se asomó– General, ¿se encuentra ahí?

–¿N-No estaba? –Preguntó su compañero.

–L-Llama a... ¡Llama al inspector Lvellie de inmediato! –Le dijo a su pareja.

–¡S-Sí!

Con su compañero fuera, irrumpió en la habitación, su escopeta en mano y parpadeó cuando encontró la ventana rota y el cuerpo del General Cross desaparecido.

~

La gloriosa luz de la mañana estremece bajo la ventana dejando atrás el cielo oscuro de la lluvia torrencial. Pero con el sol naciente de esa mañana... fue un silencio de luto de un hombre perdido para ellos. Los ojos de Selene se posaron en un demonio negro frenético.

Sodom se había despertado de repente y tanto él como Timcanpy se habían ido. Selene se puso de pie. Un sudor frío cubrió su rostro mientras su cerebro automáticamente comenzaba a asumir lo peor. Nea echó un vistazo a la cara de su ama y la siguió mientras corría por el pasillo sin importarle el ruido que hacían sus botas contra el suelo. Podía ver los dos golem negro y dorado volando por el pasillo.

Nea corrió detrás de su ama sin poder olvidar la mirada en su rostro hace apenas un minuto. Pronto reconoció el pasillo por el que corrían. Era el pasillo que conducía a la habitación de Cross Marian. La puerta estaba abierta y los guardias se habían ido. Él vino a pasar por ella.

La mente de Selene se aceleró mientras observaba la vista. La habitación de Cross estaba destrozada. Había sangre salpicada en la gran ventana y el suelo como si alguien hubiera decidido hacer una broma, llenando un globo con la sustancia carmesí y explotando en la alfombra. Komui estaba arrodillado junto al alféizar de la ventana que estaba cubierta de la sustancia roja. Los guardias desaparecidos estaban nerviosos a un lado. Lvellie se quedó mirando impasible la ventana y Link también estaba allí. Podía sentir a Nea y Allen quedarse quietos a su lado. Timcanpy y Sodom inmediatamente volaron sobre y alrededor de Komui, quien se dio la vuelta.

–Vi a mi tío Nea y a Renelle-nee corriendo por el pasillo y los seguí... aquí. –Allen siguió como si no estuviera procesando completamente lo que estaba viendo.

Selene y Nea no podían detener la sensación que brotaba dentro de ambos. Les resultaba difícil respirar, de pie allí.

–¿Es eso... –Allen hizo una pausa como si casi no pudiera decirlo– sangre? ¿De quién? –Fue entonces cuando Komui se puso de pie y reveló una máscara blanca familiar que yacía parcialmente rota en el charco de sangre en el alféizar de la ventana, y más aterradora, la figura dorada de Jugdement, el arma fiel de Cross, contra la masa sangrienta. Ambos golems lo acariciaban como si fuera el mismo pelirrojo. Los ojos de los tío-sobrino Walker y los de Selene se abrieron como platos mientras permanecían congelados. No importa lo que su mente les dijera a sus cuerpos, no se movían.

~

Los días pasaron lentamente. Por supuesto, la Orden había encubierto el asesinato de Cross diciendo que estaba en una misión a largo plazo, lo que significa que a los dos Walker y Lemercier-Serine ni siquiera se les permitió el tiempo adecuado para llorar. Komui les dio varios días de descanso con el pretexto de que la conversación con Cross había sido impactante y que el trío necesitaba tiempo para recomponerse. Ninguno de sus amigos les dio un momento. El equipo que había ido con ellos a buscar al hombre encontró similitudes como cuando Anita les había dicho que Cross estaba muerto, pero de alguna manera era peor. Se escondían negándose a dejar el lado del otro. Estaban prácticamente pegados entre sí. A menudo podían ncontrarlos entrenando o acurrucados entre ellos. Leer o hablar en voz baja. Los golems estaban en un estado similar. Si los dejaran solos, volarían y tendrían que ir a buscarlos. Pero como todas las cosas, pase lo que pase, el tiempo avanza. Obligarlos a seguir adelante o quedarse atrás.

–Llamé a todos para asignarles sus respectivas misiones. Como todos ustedes saben, nos faltan Exorcistas, por lo que la carga de trabajo aumentará a partir de este momento. Les informaré sobre sus misiones ahora y, por favor, partan hacia ellas lo antes posible. Tenemos un mes ocupado por delante de nosotros.

–Nii-san, ¿cómo puedes ser tan despiadado? ¿No sabes...? –Espeto Lenalee.


–¡Lenalee!

Los Exorcistas fueron llevados de vuelta. Rara vez han escuchado a Komui hablar así, y mucho menos hacia su preciosa Lenalee.

Komui se frotó las sienes, consciente de la presencia de Link en las sombras detrás de Selene y Nea –Como dije antes, asignaré sus próximas misiones. Es probable que la carga de trabajo se duplique, no, se triplique a medida que la cantidad de Akumas aumenten a un ritmo alarmante. Una vez que entregue sus carpetas que contienen los detalles de sus misiones, se irán de inmediato, tenemos poco tiempo.

El supervisor chino repartió carpetas para todos. Por lo general, las carpetas dadas antes consisten en una o dos, pero ahora, a todos se les dieron alrededor de cinco a seis.

Lenalee, Saori, Krory y Miranda fueron asignados para investigar posibles fragmentos de Inocencia. La ira de Lenalee hacia su hermano y su incredulidad ante la situación la hicieron salir furiosa antes de que Komui terminará de hablar, y Miranda, Saori y Krory la persiguieron preocupados.

A Kanda, Alma, Daisya y Marie se les dio la misión de acompañar al General Tiedoll en su misión de exterminar Akumas en el Sudeste Asiático, donde un gran número de Akumas aterrorizan y asaltan aldeas diariamente. Chaoji seguiría al General Tiedoll y se convertiría en su aprendiz.

–Y en cuanto a Nea y Renelle-kun. –Comenzó Komui cuando los otros Exorcistas se fueron, dejando a Link al alcance del oído– Tendrán que viajar por toda Europa y Asia para que Nea instale las puertas en las iglesias y otras instituciones asociadas con la Orden. Serán puntos de contacto para Exorcistas y buscadores en sus misiones, así como su forma de viajar por los continentes al instante. Por supuesto, se le asignarán misiones de vez en cuando dependiendo de su ubicación actual, golpeando dos pájaros de un tiro.

Nea y Selene asintieron.

–Estas son las ubicaciones de todos los lugares en los que necesitamos que instales puertas. –Komui les pasó a los Exorcistas y a Link una larga lista que contenía varias direcciones en varios países– Todos estos son lugares que son aliados de la Iglesia, la gente de allí debería ayudarte en el camino. No debería haber demasiados peligros, por lo que solo enviaremos a dos exorcistas para esto.

~

1 mes después - Londres

La noche de un pueblo, plagado de fantasmas, asesinatos y monstruosidades atroces, es larga y oscura. Nadie puede dormir, pero nadie se atreve a salir, y mucho menos acercarse al cementerio.

Sin embargo, en esta noche en particular, el cementerio está lleno de sonido, lleno de vida. El sonido de metal contra metal, los golpes de los puños contra la carne, el gorgoteo de la sangre y los golpes silenciosos de las piezas de ajedrez se movían alrededor de un tablero de madera.

–Alfil a D-3. –Colocando su pieza de ajedrez blanca en la posición de su deseo, Link frunció el ceño en concentración. Su oponente no fue poca cosa.

Detrás de él, dos buscadores jugueteaban con sus dispositivos de barrera. Las luces se encendieron y apagaron, luchando contra la batería moribunda. Eventualmente, no encendía en absoluto. Un akuma asaltó el pequeño cubo repetidamente.

Afortunadamente, la Inocencia de Miranda proporcionó un segundo escudo de Time Out. Rompió a sudar nerviosamente: era más débil de lo habitual ya que también estaba manteniendo el tablero de ajedrez en Rebobinado. Recorrió con la mirada a Link y a los otros Exorcistas, librando una batalla prolongada.

–Lo siento, Miranda. La batería del dispositivo de la Barrera se agotó. –Masato se disculpo.

–No creímos que se prolongaría tanto. –Murmuro Kie, quien era el otro buscador que tenían en su misión.

La Exorcista forzó una sonrisa, tratando de mantener funcionando el Rewind y Time Out –E-Está bien. Ambos deberían descansar por un momento. Yo... Yo los protegeré con este trivial e insignificante poder mío.

–¡Dios! ¡Protégenos, por favor! –Junto a Miranda, un anciano con un par de anteojos gruesos gritó con fuerza. La era el cliente, el Sra. Martin, que publicó a los "exorcistas" "exorcizar" a su hermano fantasma (que se queda para jugar al ajedrez en el cementerio), el Sr. Martin.

–¡Entreguen la Inocencia! –Siseó el Akuma que ahora estaba atacando la barrera de Inocencia de Miranda siendo bloqueada por el cuerpo de Krory.

–Eso no sucederá. –Le dijo.

–¡No interfieras con nuestro trabajo! –Le grito Lenalee.

–¿Nani? ¡Soy yo quien debería decir eso! –Grito, antes de que Lenalee y Krory fueron a matar al Akuma.

Lenalee saltó y cortó su brazo, agradable y limpio cuando Krory le dio un puñetazo en el estómago, haciéndolo implosionar bajo la fuerza del puño. El cuerpo golpeó el suelo con un 'THUD' y la sangre manchó la hierba.

–¡Te sirve bien! –Olfateó Krory.

La guadaña de un adulto cortó a otro Akuma. Cada giro que daba en el aire, su chaqueta fluía a su alrededor como un halo helado. Él viste una camisa blanca con un rombo en el pecho y un pantalón negro, la chaqueta de la Orden con dos filas de botones de oro en el frente con los botones superiores desabrochados junto a un aiguillette que cuelga en el hombro derecho con una decoración de broche en la parte izquierda del pecho, dividiéndose en dos hojas diferentes, terminando justo debajo de sus rodillas y botas negras. Los ojos de Nea tras la máscara nunca abandonaban su objetivo.

Cuando aterrizó, vio a los Exorcistas corrieron de regreso al campo de batalla mientras él se arrojó de nuevo contra ellos. Así los cortó por la mitad, en eso apareció un nuevo Exorcista, con cabello naranja/marrón ardiente y un parche en el ojo, un martillo colgado en su hombro.

–Lo que se esperaraba de la Orden los Exorcistas Élite, sa. –Comentó con una sonrisa.

Un nuevo Akuma apareció de repente bajo sus pies. Saltando alto, levantó su martillo antes de dejarlo caer sobre la cabeza.

¡Hiban!

El enemigo desapareció en un ciclón de fuego.

El resto de los Akumas se agitó más cuando otro de los Anfitriones escapó de sus ataques.

La Sra. Martin se volvió hacia Link, aterrorizado –¡Tú! ¿Aún no has terminado?

Link se frotó la barbilla –Señora, ¿podría no hablarme en este momento? –Murmuró, estudiando el tablero atentamente– E-5.

Kanda esquivó un golpe de un gran akuma reptiliano. Su agilidad superó fácilmente a su oponente. Kanda aterrizó sobre sus pies y balanceó a Mugen, anticipando la carga descuidada del Akuma.

–¡Esos escurridizos Exorcistas son molestos! –Se quejo uno de Nivel 3, tratando de golpear a Kanda, pero este les esquiva como si nada– ¡Que espada tan endeble! ¡La romperé en dos!

Kanda sonrío –¿Vas romper a Mugen? –Su amada espada brilló en rojo– Inténtalo.

La luz de Mugen se hizo más fuerte en una fracción de segundo, antes de que el puño del Akuma chocara con la hoja. Silenciosamente, la Inocencia atravesó la piel rígida del Akuma, y ​​el gran monstruo quedó congelado detrás del japonés.

En un movimiento de chorro, la sangre salpicó el suelo. El Akuma fue segmentado en 3 pedazos limpios, que cayeron al suelo, antes de desintegrarse en polvo.

El rostro de Miranda palideció cuando su barrera se dobló.

¡Saku: Roza Damasukena! –Grito una chica de 15 años vistiendo una camisa y un short corto negros, la chaqueta de la Orden cortada en uno de los lados mostrando el short, guantes cortos sin dedos rojos, medias rojas hasta los muslos y zapatillas negras. Las seis partículas de luz forman un círculo alrededor de la punta de Artemis, luego sus puntas se enfocan hacia la de la lanza, creando una especie de gran punta afilada que lanza la vara e infligir más daño con la ayuda de las partículas.

¡Bombardeo del Océano! –Alma sostuvo su arco de lado mientras disparaba una serie de flechas con la mano derecha teniendo la punta de las flechas en color azul.

Los Akumas todavía estando inconsciente se hicieron pedazos, se volvieron plateado y estallaron en cenizas.

¡Doble Espejismo Creciente! –Grito una chica peliblanca de cabellera larga suelto moviendo su muñeca, lanzando ondas en forma de medias lunas, cortando a la mitad a todos los enemigos y explotan en una explosión plateada purpurina. La joven viste un enterizo largo negro, la chaqueta de la Orden estilo hitoe de mangas largas sueltas y los volantes se podían ver a los costados sueltos que lleva un aiguillette en el hombro derecho con una decoración de broche en la parte izquierda del pecho, muñequeras largas hasta los codos sin dedos de color rojo y botas negras hasta las rodillas con adornos rojos y cruces plateadas.

La chica de nombre Selene saltó girando su cuerpo hacia un lado. Balanceando los dos abanicos. Corta al Akuma por la mitad. Aterrizando como un gato. Ella se balancea lejos de ser atacada. Su cabello plateado la siguió como un halo.

–¡Fuera de mi camino! ¡Maldita mujer fea! –El Akuma se volvió frenético en sus golpes en el Tiempo Fuera de Miranda, maldiciéndola todo el tiempo.

Allen apareció entre la barrera y el Akuma, bloqueando sus puños con su espada ancha –No deberías hablarle así a una mujer. –Sus ojos eran fríos y distantes– Es de mala educación.

Antes de que pudiera reaccionar, Allen agitó su espada, cortando sus brazos y abdomen sin dudarlo. Miranda y la Sra. Martin se estremecieron cuando un gran brazo voló hacia ellos, rebotó en la barrera, antes de aterrizar en el suelo junto a ellos.

Allen desactivó su brazo izquierdo y se paró sobre el akuma chisporroteante.

–Trae salvación a la pobre alma de este Akuma.

–"Salvación", ¿eh? –Kanda le preguntó a Allen– Es muy fácil decirlo, moyashi.

–Los Akumas fueron una vez humanos. ¿Está mal tener compasión por ellos? –Le dijo.

–¡Es ridículo! –Espeto– ¡Oye! ¿Cómo va ese juego? –Sin el Akuma, Kanda se dirigió hacia Link– Si pierdes, voy a matarte.

–N-No digas eso, Kanda-kun. Todos perdimos excepto Howard-kun...

–A callar.

Allen también se acercó. Justo cuando miraba por encima del hombro de Link, el hombre colocó su reina blanca.

–¡Jaque mate! –Dijo, finalmente ganando su partido.

La mano fantasma se retiró con gracia, satisfecho con el resultado.

–¡Qué bien! –Miranda y los dos buscadores vitorearon, aliviados de que su misión ya estaba cumplida.

–¿Por qué tengo que hacer cosas como esta? –Preguntó Link– Soy un Inspector, no un Exorcista.

–Puedes ayudar mientras nos supervisas. –Allen sugirió. A Howard Link no le hizo gracia.

–Yo gané, Mr. Martin. –Link le dijo a la mano fantasma- Nos llevaremos su anillo. -Señaló el gran anillo de esmeraldas en el dedo índice del fantasma.

–Que campeón tan ridículo eres. –La anciana regañó la mano– ¡Y pensar que aparecías todas las noches para jugar ajedrez, baka ototo! –Su expresión cambió a una mirada más suave, hablando un poco más suave– Pero fue una buena partida. Has jugado suficiente, ¿no?

Tan pronto como se dijeron las palabras, el fantasma de la mano del Sr. Martin descansó en el tablero y se convirtió en polvo.

Kanda recuperó el anillo, que contenía la Inocencia que toman de este lugar.

–Hemos recoletado la Inocencia. –Kanda informó aburridamente a su golem, revoloteando a su lado.

[Entendido. Preparaos para tomar la puerta 28.] –La voz de Komui sonó sobre el Golem de Kanda– [Se va a abrir. Regresad al nuevo Cuartel General de inmediato, es una orden.]

–Entendido. –Kanda dijo, mientras todos regresaban a casa.

Mientras todos se preparaban para irse, Renelle se inclinó sobre el hombro de Link.

–¡P-Princesa Renelle! –Él reconoció.

–¿Sabes? Podrías haber ganado hace cuatro turnos. Solo digo.

Con eso, se alejó con sus amigos y con Nea.

El inspector parpadeó sorprendido ante el tablero de ajedrez.

Ella tenía razón.

~

[Aquí el Cuartel General. La puerta 28 se abrirá a las 5:25 p.m.]

–Entendido. Por aquí va todo bien. Nos dirigimos hacia allí según lo previsto.

–La puerta 28 está en esta iglesia, ¿no? –Masato informó mientras bajaban del carruaje, señalando una torre de reloj alta– Nosotros tenemos cosas pendientes, así que os dejamos aquí.

–Cuidaos. –Dijo Allen.

–Gracias por vuestro duro trabajo. –Miranda se despidió con la mano, mientras que Kanda se adelantó.

–Ustedes fueron muy útiles allí. –Dijo Saori, sonriendo– ¿Cuídense, sí?

–Está bien. Lo haremos. –Ambos buscadores dijeron. Se separaron de ellos poco después.

Mientras subía las pequeñas escaleras antes de la puerta de la iglesia, Miranda vaciló antes de llamar.

–¿Está bien que le molestemos a estas horas de la noche? –Preguntó Miranda nerviosa cuando un hombre abrió la puerta frente a ellos.

–Gracias por vuestra ardua labor, Exorcistas. Soy el padre Federico. –Con eso, extendió su mano hacia Miranda, quien estaba confundida por lo que debería estar haciendo.

–Uh... Bu-Buenas noches. –Respondió temblorosa– Yo... Yo soy Miranda Lotto. –Dijo con más confianza, estrechando la mano del hombre.

–Eh... Etto... –Una mirada confundida cruzó el rostro del Padre Federico antes de que Allen interrumpiera.

–No quiere que le estreches la mano. Se supone que tienes que escribirle tu contraseña secreta en la palma. –Le dijo con una sonrisa.

–A partir de ahora tenemos que comprobar las identidades cada vez que usamos la puerta. Las contraseñas cambiarán con la misión y no se deben compartir con nadie, ni siquiera con otros compañeros de equipo. No podemos permitir que las olvides la tuya. –Link habló detrás de Miranda.

–¡¿Eh?!

–Te dieron una contraseña de ocho dígitos antes de la misión, ¿no? –Preguntó Allen desde su lado.

–¡Ah! ¡S-sí! Perdonad. –Explicó avergonzada.

–No te preocupes por eso, Miranda. –Dijo Lenalee.

–Si te equivocas con la contraseña, no podemos dejar que cruces la puerta. Así que, ten cuidado. –Dijo el Padre Federico amablemente.

–Esto... 8... 3...

–¡Miranda, no lo digas en voz alta! –Allen exclamó apresuradamente. En el fondo, Kanda se había hartado.

–¡Así no tiene nada de "secreto", ¿verdad?! –Regañó.

–¡IIIIHHH! –Chillo del miedo Miranda.

–¡Calla y escribe!

–¡P-Perdona! –Miranda estaba ahora al borde de las lágrimas.

–¡Eh! –Allen se había encontrado cara a cara con Kanda.

–¿Qué quieres? –La ceja de Kanda se contrajo cuando regresó con su propia mirada.

Los dos chicos se miraron el uno al otro durante muchos segundos prolongados, uno casi podía sentir la tensión materializándose como electricidad estática.

–Con ésta, ¿cuántas veces os habéis peleado hoy? –Preguntó Link en el fondo mientras escribía en un diario– Tsk... Ambos lucís la Cruz Rosada, ¿sabéis? Es símbolo de la seriedad del Papa. Al menos deberíais tener la decencia de...

–Cállate.

–¿Perdona? –Link respondió a Kanda.

–He dicho que te calles. –Repitió– Esto no va conmigo. Me importa un capullo. –Y con eso, se volvió hacia el Padre Federico y dibujó la contraseña en su palma.

–Lo siento, es por mi culpa... He hecho que Kanda-kun se cabree. –Se disculpó Miranda.

–Creo que yo soy el que le cabrea. –Respondió Allen, mirando al vacío con una sonrisa distante.

Miranda lo vio terminar de dibujar la contraseña en la palma del Padre Federico.

–Quedan tres minutos. –Link dijo– Vamos a esperar aquí hasta que la puerta se abra.

Una vez que todos entraron en la habitación designada, todo quedó en silencio.

«¡Vamos Miranda! ¡Soy la mayor! ¡Debería animarles! ¡Eso es! Pero aunque la gente me ha animado, yo nunca, en mis 26 años he animado a otro. ¿De verdad puedo hacer algo? ¡¡No puedo!! ¡Son una total y absoluta inútil en esto!» –A estas alturas, Miranda se agarraba la cabeza con exasperación, Kanda estaba de pie en silencio y de mal humor, Link seguía escribiendo en su diario, Selene hablaba con Nea, Saori y Alma, y Allen estaba jugando con Timcanpy.

¡Grrrrooowwwwl!

El fuerte gruñido del estómago de los tres parasitarios interrumpió el silencio.

–Ahh... Tengo hambre.... –Allen, Alma y Selene suspiraron.

Con una sonrisa, Miranda metió la mano en su bolso –¿Q...Queréis un caramelo?

Sus ojos instantáneamente brillaron ante la mención de la comida –¡Sí! –Tomando la bolsa de dulces, los tres niños la masticaron con entusiasmo en su habitual forma bestial.

«¿Eh? ¿Les he animado?» –Una gran gota de sudor apareció en la nuca de Miranda.

Cuando el reloj marcó las 5:25, los dulces ya se habían ido. Con un zumbido bajo, polígonos brillantes se proyectaron desde el suelo. Los Exorcistas se despidieron del padre Federico antes de pasar, donde dos conocidos científicos los saludaron.

~

No pasó mucho tiempo antes de que regresaran a la sede. Allen vio a Johnny y a otro hombre rubio familiar, de mediana edad y con anteojos.

–¡Hola chicos! ¿Misión exitosa? –Preguntó Lejeune.

–¡Bienvenidos! –Se saludaron, sosteniendo cada uno una caja grande, envuelta con cintas decorativas.

Allen y Selene inclinaron la cabeza.

–¡Ah! ¿Tú no eres de la rama asiática? –Preguntó Allen.

–Vaya. Me alegro que te acuerdes de mí. Encantado de conocerte. –Gigi dijo, tendiéndole la mano a Allen– Soy Gigi LeJeune. De hoy en adelante, trabajaré en el Cuartel General. Esto es de parte de Lou Fa. No le hagas llorar, Allen Walker. –Rápidamente dejó caer las cajas que llevaba en los brazos de Allen.

–¡Mitarashi dango! –Allen exclamó emocionado.

–¡Eh, cuánto tiempo sin veros, los tres mosqueteros! –Gigi gritó mientras Kanda, Selene, Alma y Miranda se abrían paso a través de la Puerta– ¿Qué tal anda tu nueva Mugen? ¿Y también Tsukuyomi? Zhu, el viejo herrero, estaba preocupado.

–¿Ese viejo sigue respirando? –Preguntó Kanda, deteniéndose a unos pasos de ellos.

–Si no teneís inconveniente, le diré que va bien.

–Haz lo que te dé la gana. –Kanda refunfuñó, alejándose.

–Ah, por cierto, Princesa, Kanda, Alma... For y el jefe os envía esto. –Gigi les entregó un regalo a cada uno– Dicen que es por vuestros cumpleaños.

–¿En serio? ¡Gracias! –Grito feliz de recibirlo Alma.

–D-Domo. –Dijo modesta Selene con un leve tenue rosa en sus mejillas.

–Como sea. –Dijo para finalmente marcharse.

–¿Es que Kanda abrió un poco su corazón en aquel entonces...? –Preguntó Allen.

~

En lo profundo de los rincones del Inframundo, una puerta misteriosa se abrió cuando una risa maníaca resonó a través de los desechos.

Un espíritu poderoso y maligno surgió en el mundo humano.

Una vez que estuvo en el mundo humano, un poderoso sello apareció mágicamente en el suelo, revelando su verdadera forma: un poderoso caballero con armadura negra, dorada y púrpura. Tenía una espada y un escudo en la mano, listos para causar caos.

~

Eran aproximadamente las 10 de la noche y la noche despejada, llena de estrellas el firmamento y con la luna llena era el preámbulo de los hechos que vendrían, ya que había una extraña calma en los alrededores.

«Las estrellas se mueven muy rápido.» –Pensó Selene con una preocupación en su interior.

En ese momento, escuchó a alguien detrás de donde ella estaba.

–¿Yu? –Selene se volteó y miró a su amado samurai ahí.

–Te veías tan metida en tus pensamientos, que dudaba que estuvieras despierta aun.

Se fue acercando hacia ella.

–No podía dormir. Por eso quise ver las estrellas. En especial la luna plateada de sus ojos grises. –Explico– No hablo de que Allen-chan sea la persona que busco. Eso lo que tiene el mismo color de ojo que los de Allen-chan.

Sin más, miraron hacia el cielo mientras Kanda aún no separaba a Selene de sí, es más, la tenía abrazada de la cintura mientras miraban la luna llena.

–¿Lo extrañas? –Le preguntó.

–¿Qué si le extraño de forma amorosa? No. Él solo era mi guardián y buscar el propósito de mi vida era lo que único que me motivaba a seguir viviendo. Pero ahora que no los tiene Él, decidí continuar con mi propio camino.

–Ha sido difícil hablar contigo así. A solas. Princesa.

–Yu... –Lo llamo Selene nerviosa.

–¿Mm?

–¿Has... Has pensado hacer algo para tu cumpleaños? El tuyo es el primero de los tres. –Preguntó ruborizada.

Kanda la giro para verse de frente –Tú y Alma ya deberían saberlo.

–Oh, entiendo. –Dijo toda desilusionada y triste.

Kanda al notar su tristeza en su mirada, la tomo del mentón y lo alzo para hacerla mirarlo a los ojos –Escucha, baka Nieves, porque no lo pienso repetir.

Selene asintió levemente.

–No necesito nada de esas tonterías y si lo acepte fue porque For es parte de nuestro pasado. Y eso te incluye a ti, baka Ren.

Lo miró a los ojos, y allí estaba de nuevo ese brillo en sus ojos que veía cada vez que la besaba, aquella pequeña luz en sus ojos era como el universo para ella, hipnotizante y atrapante, en un abrir y cerrar de ojos él ya estaba volviendo a besarla.

Sentía lentamente como ella correspondía el beso, aprovecho para rodear con un brazo su cintura y la mano libre en su nuca, ya que puso presión a su agarre en su cuello, haciendo que la cercanía de ambos se cerró aún más, acunado por la calidez de su cuerpo.

Se separaron después de unos instantes, tiempo que aprovecharon para tomar aire y mirarse a los ojos sin decir palabra alguna.

Kanda se encargaba de repartir caricias con sus labios entre cada beso, algunos eran cortos, otros eran más prolongados para degustar la suavidad y la humedad de los labios contrarios que apresaba de forma posesiva. Sensaciones nuevas que estaba disfrutando al máximo, seguro de que Selene también las disfrutaba, la observó aun con los ojos cerrados y las mejillas ruborizadas, sujetó su nuca y levantándola ligeramente se dispuso a atacar su cuello.

Pensó en cuan divertido sería marcarla en ese momento, ver su reacción luego al percatarse de lo que le había hecho a su piel, entre besos y suspiros, bajó un poco más, cerca de la nuca, aun en su cuello, succionó suavemente la piel de la chica.

–¡Y-Yu! –Gimió la peliblanca alarmada, se percató de la ocurrencia de su compañero e intento apartarlo, en vano– Vas a dejar marca. –Decía en susurros.

Riendo liberó su cuello y se dirigió a su oído –La idea es esa. –Dijo con una voz ronca para luego morder suavemente el lóbulo de su oreja, provocando que arqueara ligeramente la espalda soltando un leve gemido, eso la volvió loca– Bingo. –Sonrío para sus adentros, encontró su punto débil, y sacaría provecho de este. Cuando se dirigió nuevamente a sus labios algo extraño llamó la atención de Selene, quien alzó la mirada hacia la luna, la cual estaba pasando a ser cubierta por la oscuridad.

–La Luna estaba normal hace unos momentos. –Dijo Selene, preocupada por ese repentino hecho.

–¡Entonces eso es...! –Dijo Kanda, pero Selene se adelantó.

–Ares ya... ya ha despertado. –Dijo Selene, mientras Kanda quedaba sorprendido.

Pronto la luna quedó completamente cubierta por la oscuridad y el rostro de Selene cambió a uno de seriedad.

–¡Ha comenzado la Guerra Santa! –Sentenció ella el comienzo de un nuevo capítulo en esta historia.

~

A su vez, por los caminos oscuros de acceso a la Catedral, se hallaba el Almirante Nea a hablar con el Papa, cuando en ese momento también aquella maligna presencia en el aire.

«Así que ya ha despertado... Tal y como lo temíamos. Se ha hecho realidad todo esto. Será mejor ponerme en marcha y rápido hacia la Iglesia.» –Pensó el Noah, mientras iba corriendo hacia aquel sitio a toda velocidad, dejando el lugar completamente desierto y silencioso.

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