Noche III: La destrucción de la Orden (otra vez)
El grupo se coló sigilosamente por los pasillos, atrayendo apenas la atención de alguno de los infectados. Llegaron a una gran ventana. Allen y Reever, que iban en cabeza, apoyaron la espalda contra la pared y se asomaron con cuidado por la ventana, los infectados estaban por todas partes.
Saori esta al lado de Allen. Sin saberlo, de alguna manera su mano encontró su camino hacia la de él. Él sostuvo su pequeña mano con fuerza para tranquilizarla.
Johnny se aferró al hombro de Allen y Bookman se paró justo frente a la ventana. Debido a la altura del Bookman, estaba a salvo de la vista... Sin embargo, sus orejas de conejo altas y erguidas eran otro caso.
–Afuera hay una tormenta. Dentro, una montaña de espíritus vengativos. O, mejor dicho, está lleno de personal infectado con el virus "Komuvitan-D" que creo el jefe Komui para paliar los efectos del exceso de trabajo. A partir de ahora, con el fin de reiniciar el traslado interrumpido, tenemos que capturar el origen del contagio que bebió el concentrado de Komuvitan-D y crear una vacuna. Por cierto, el jefe culpable de esta situación no está arrepentido del todo. Sugiero que el jefe Komui sea castigado duramente. - Inspector Howard Li... –Repitió Link mientras escribía en su bloc de notas, sin embargo Komurin Ex. lo detuvo comiéndose el cuaderno.
–¡¡Destruye las evidencias!! –Komurin Ex dijo mientras su estómago destrozaba el cuaderno.
–Están por todos lados... –Comentó Reever, mirando su situación con escepticismo– Puede que seamos los únicos sobrevivientes.
–Como hemos dicho, no estamos muertos. –Susurró Komui.
–¿Cómo sabes dónde está el origen de la infección, Shitsuchou? –Reever le preguntó a Komui.
–¿Cómo? –Komui se tocó la barbilla– Podría decirse que con mi sexto sentido o algo así. –Respondió inocentemente, como si estuviera claro que lo harían así.
–¿"O algo así"? –Reever le devolvió la mirada al supervisor.
–O, a lo mejor, con poderes sobrenaturales, o con el instinto que tienen los polis veteranos cuando están cerca de su objetivo.
–¡¿Me estás diciendo que solo es una corazonada?! –Reever preguntó molesto.
–¿Eh? ¿No tienes ni una pista! ¿Nada? –Lavi preguntó molesto.
–¿Miau? –Bookman obviamente también estaba enojado.
Komui solo suspiró –Sería genial si la tuviera... La realidad es triste...
–¿Debería hacer que tu realidad sea triste, estúpido? ¿O tal vez sangrienta? –Selene le preguntó irritada.
–Yo te mato, en serio... –Kanda siseó enojado, luchando contra el agarre de Reever, quien lo sujetaba.
–Quisiera decirte que fueras a por él, pero espera Kanda... –Dijo Reever, mientras sujetaba a Kanda.
–Acaso todo esto no es por el descuido que ha tenido tu equipo al esconder mi Komurin D? ¡No me eches a mi toda la culpa! –Komui le dijo a Reever, creyendo honestamente lo que estaba diciendo.
–T-Tú... Sin comprender nuestra desgracia, solo nos dices que sigamos... –Reever gritó.
–¡Jefe de Sección! ¡¡Pare!! ¡Cálmese!
La mano grande y cálida de Allen se apretó alrededor de la de ella. Ella levantó la vista para ver cómo estaba. Su rostro se veía enfermizo, estaba sudando mucho y apretaba su pecho con la otra mano.
–¿Allen-san?
El ingles no respondió.
–«No me digas que... Parece que mi cuerpo...» –Pensó poniéndose un poco pálido, mientras Reever y Komui comenzaban a gritarse.
–¡Hoy te vamos a arrancar ese pelo risado tuyo!
–¡Aguante, Jefe de Sección!
–¡¿Quién se encargará si pierdes el control de ti mismo?!
–¿Allen-san? ¿Qué pasa? –Saori siguió preguntando.
Allen la miró, todavía sudaba mucho.
–La verdad es que...
–¿Eh? ¡Ah...! Pensemos en eso, Allen... ¡A ti te mordieron! –Dijo Johnny.
Allen comenzó a sudar nerviosamente y luchó consigo mismo –No jorobes... Mi orgullo no me permitirá convertirme en uno de esos cuerpos babosos...
Johnny suspiró –Al fin y al cabo, eres un orgulloso caballero... –Luego palmeó la cabeza de Allen– No te preocupes, podremos traerte de vuelta en cuanto consigamos tener la vacuna.
–No me digas...
–¡Sí!
De repente, alguien dijo, estando junto a ellos, pero luego desapareció –Lo dudo...
–¿Eh? –Allen y Johnny se miraron, sin saber quién acababa de decir eso.
–¡¡LOS NIÑOS MALOS SERÁN CASTIGADOS!! –Gritó una voz maliciosa.
De repente, una gran sombra bloqueó la luz de la luna desde la ventana. Allen se dio la vuelta rápidamente y vio unos dientes empapados de saliva. Rápidamente, Allen activó su Inocencia. Sacó su espada y ciegamente bloqueó un ataque.
Allen patinó hacia atrás cuando el enemigo empujó la gran espada con una fuerza que Allen nunca esperó. Las paredes se rompieron y el vidrio se esparció por el piso. El Exorcista de pelo blanco levantó la vista y se congeló.
–¡Geh! –Todos gritaron cuando sus rostros cayeron en estado de shock y miraron boquiabiertos al General Sokaro, quien estaba de pie con Madness, solo vestido con una toalla.
–¿General Sokaro? ¿Por qué estás desnudo?
Selene palmeó la cara e hizo una mueca –Simplemente genial... –Murmuró sarcásticamente, mientras miraba al General.
–No escaparéis de mí, presas mías...~ –Sokaro cantó girando a Madness.
–¡¿Está los Generales infectados?! –Gritó Lavi gritó en estado de shock.
–¡Esto pinta mal! –Link dijo y su rostro mostró que él también estaba sorprendido. Entonces, de repente, alguien agarró al Inspector, lo mordiera en el cuello y se escucharon dos gritos.
¡¡WAAAAAAH!!
¡¡NYAAAAH!!
–¿Qué...?
–¡Por ahí también! –Kanda gritó. Todos vieron que los dos restantes Generales estaban detrás de ellos.
–¿Eh? Pensaba que eras Yu-kun... Creo que el vapor ha empañado las gafas. –Dijo el General Tiedoll, parado allí vestido solo con una toalla y frotando sus lentes, mientras sostenía a Link, a quien había mordido.
–¡Link!
–¡Qué conejo más mono! –Dijo la General Klaud, solo parado allí con una toalla también, y sosteniendo a Bookman, a quien ella había mordido y el cual sangraba locamente por la nariz.
–¡Jiji! –Grito Lavi.
–CABRONES, ¿¡ESTABÁIS TOMANDO UN BAÑO!? –Serenity gritó después de notar que tenían el pelo enjabonado y la piel mojada.
–Bastardos, tenéis el deber de informar de la mala administración... del jefe. –Dijo Link, ya medio desmayado.
Komui se paró sobre él, mirándolo desde arriba y sostenía un martillo en su mano, mientras un aura malvada lo rodeaba –Me pregunto si lo olvidaría si le golpeará en la cabeza un poco. –Preguntó, sin embargo, Reever y un científico lo estaban reteniendo.
–Shitsuchou, es un poco... –Dice Reever con una cara nerviosa mientras le caían unas gotas de sudor.
–Es inhumano. –Terminó Rob, mientras sacudía la cabeza con incredulidad.
–Miau... Miau...
–¡Jiji!
–¡¡Allen!!
De hecho, el General se paró frente a ellos, con los dientes afilados y goteando baba. Sus ojos son huecos pero mortales, tan mortales como la Inocencia que empuña en su mano. Sin embargo, la parte más mortal no fue su fuerza o su arma, sino el hecho de que está desnudo.
–¡¡Creo que solo tendré que aumentar el voltaje!! –Sokaro se río haciendo girar a Madness aún más rápido y creando electricidad– Déjame que te baje la fiebre... ¡MATÁNDOTE!
–¡Qué día más chungo! –Allen murmuró antes de que Sokaro comenzara a atacar.
–¡Tsk! –Selene ya tuvo suficiente y activó su Inocencia, queriendo ayudar a Allen.
–¡Vamos, vamos, vamos! ¡Mueran, mueran, mueraaan!
Los demás miraban con horror y en estado de shock.
–¡¡¡Ahhh!!! ¡¡Matará a Allen y Renelle!! –Johnny gritó asustado.
–Ese tipo que llevaba una máscara es un monstruo...
–Dios...
–Mira si es desgraciado que le ha cogido dos miembros con esa carrera bélica. –Tiedoll suspiró antes de volverse hacia todos– Pues entonces... será mejor que os preparéis vosotros también...
–Moriréis todos juntos... –Dijo Klaud.
–¡Oye! Has terminado de arreglar a Mugen, ¿no? –Kanda gritó por encima del hombro, mientras Sokaro atacaba con Madness– ¡Devuélvemela!
–Está terminada pero aún está en el laboratorio de la planta científica... –Reever se abofeteó mentalmente.
–¡Eh~~! –Lavi y Alma gritaron sorprendidos. Su última esperanza simplemente se derrumbó.
–¡Si eso quieres, Komurin y yo pasamos por allí mientras escapábamos! –Komui dijo, feliz y orgulloso de sí mismo.
–¡¿En serio?! –Preguntó Reever esperanzado.
–¡Entonces, Mugen...! –Kanda gritó.
–¡Pues claro! –Komui sonrío– Íbamos a cogedle pero ya había un montón de cuerpos allí, así que dimos media vuelta enseguida... –Señaló.
–¿¡Solo pasasteis de largo?! –Kanda gritó golpeando a Komui en la cabeza antes de sentir un hormigueo en la espalda antes de saltar lejos de un gigante blanco activado de Lau Jimin y el Maker of Eden, pero saltaron fuera del camino.
–¡N...Nos van a matar! –Rob lloró.
–¡Haz algo, Komurin EX! –Komui ordenó a su robot.
–A sus órdenes. –El robot respondió.
Abrió el compartimiento de su estómago metálico y misiles de aspecto impresionante apuntaron a los generales.
–E~~~~~~ ¡¡x----!!
Los misiles salieron de sus compartimentos y el resto del grupo se congeló al ver el objetivo de esos misiles.
–¿Eh? –Allen y Selene se dieron la vuelta ante el sonido burbujeante, para ser recibido por muchos misiles que le sonreían.
–GYAAAAA
¡BOOM!
Una bocanada de humo emergió de la base de esta alta torre que se mantuvo en pie durante más de miles de años. Misiles negros escaparon hacia el cielo. El cielo oscuro, sombrío y tormentoso estaba bellamente iluminado por una docena de fuegos artificiales de color amarillo brillante.
Selene se derrumbó en el suelo por el impacto. Sintió que su conciencia se deslizaba –Komui... ¿Lo dejaría...?
El mundo se oscureció a su alrededor.
~
–¡Krory! –Selene gritó de repente, despertándose sobresaltada, recibida por dos pequeñas manos que le taparon la boca para evitar que gritara.
–¡¡SHHH--!! –Lavi y Kanda fruncieron el ceño a ambos lados de la hanyou. Johnny se llevaba el dedo a los labios.
Selene y Allen se calmaron y observaron su entorno. Estaban en otra sala de almacenamiento, de cajas de cartón y cajones estaban apilados por todas partes. Parece que han llegado a un lugar seguro.
–Estabais inconsciente, Ren, Allen. Ha sido difícil cargar con vosotros con estos cuerpos, ¿sabíais? –Lavi se encogió de hombros.
–¿Y los demás? –Preguntó Selene.
–Nos separadamos en la explosión, y ahora solo quedamos nosotros 6. –Dijo Johnny.
–¿6? –Allen cuestionó.
–Por allí. –Los demás señalaron sin entusiasmo a un Komurin Ex sollozante, rodeado de un aura sombría.
–No pude proteger al maestro... Soy un chaco de hojalata... –Komurin Ex se mecía de un lado a otro con depresión mientras abrazaba sus piernas.
–Ah, seis de nosotros… –Dijo Selene y se quedó boquiabierta ante la imagen de miseria.
Toc toc~
Instintivamente, los Exorcistas y Johnny saltaron lejos de cerca de la puerta y se prepararon para luchar, estando alerta. Esperaron con la respiración contenida.
–Allen... Lavi... Serine... –Una voz familiar llamó– Déjame entrar…
–«¡Esa voz…!» –Allen sabía quién era.
–Soy yo... Soy yo... Abrid la puerta...
–«¿¡Krory!?» –Selene preguntó un poco desconcertada.
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