Noche I: Se instala la tormenta
Selene frunce el ceño, en señal que se estaba despertando. De a poco abrió sus ojos, lo primero que vio fue los muchos cables conectados sobre ella, incluso los aparatos de transfusión de sangre.
Se sentó observando la habitación, la cual tenía una mesita de noche a un lado de la cama, con un florero, con un racimo de tulipanes, los dos grandes ventanales, un sofá en tono crema, para cuando un pariente se quedará con el paciente, un carrito de metal con ruedas, donde las enfermeras llevaban sus utensilios para atender a las personas.
–Veo que ya despertaste. –Dijo la Jefa de Enfermeras entrando a la habitación.
–Seh... La última vez que estuve aquí fue en cuidados intensivos. ¿Qué pasó con eso?
–Tú dímelo Ren. Tú fuiste quien se despertó de repente, el cual tenía prohibido salir de esta habitación y te fuiste a luchar contra ese Akuma. –Le explicó lo que paso.
–Ya veo... Otra vez Sairi movió mi cuerpo. Eso ya había pasado, pero no es nada de que preocuparse. –Dijo descuidamente.
–Tan descuida como siempre. –Dijo la mujer cansada de su comportamiento– Renelle, a pesar de ser una Exorcista, sigues siendo huma...
–¿Humana? Qué buena broma. –Dijo sarcástica– Vayamos a lo que nos concierne. Reviseme y luego déjeme ir para ir a comer algo decente que no sean medicamentos para evitar el dolor. –Dijo seria.
–Tan descarada como siempre. –La Jefa suspiró– Bien. Primero lo primero y luego te dejaré salir después de ver si ya estás bien o no. ¿Comenzamos?
La albina asintió.
–Primero unas preguntas de rutina, nombre: Serine Lemercier Renelle. –Rellena unas hojas mientras hablaba– ¿Edad?
–17 años.
–¿Alguna enfermedad o padecimiento, a parte de la hiperventilación?
–Ninguna.
–¿Hay historia de enfermedades congénitas o crónicas en tu familia?
–No.
–¿Alergias?
–No, ninguna. ¿Todo esto es necesario? –Preguntó hastiada.
–Sí. ¿Consumes sustancias? ¿Fumas?
–¿Es enserio? –Dijo viéndole seria.
–Muy enserio. Ahora contesta.
–Bien. –Suspiro desesperada por irse– Sí, fumo y bebo alcohol desde los 15 años.
–¿Actividad sexual?
–Virgen.
–Bien. Eso es todo por ahora. Ahora te revisaré para ver que todo está bien con tu cuerpo y ver si no tienes secuelas secundarias por todo lo que ha pasado.
–Bien. –Dijo sin importarle mucho.
–Checare tus reflejos. –La jefa deposita su ficha clínica a un costado de la camilla, se acercó a la mesa instrumental y tomó un pequeño martillo y golpeó suavemente las rodillas del moreno– Están bien. Sigue la presión arterial. –Sacó un tensiómetro de uno de los cajones y colocó el brazalete en el antebrazo izquierdo de la albina y bombeó levemente– 125/78 dentro de los estandartes. Ahora checare tu respiración. –Indicó tomando un estetoscopio de la mesita. Se calza las olivas del instrumento en las orejas, mirando los ojos de su paciente– Respira hondo, Renelle. –Calza el instrumento por el torso y pulmones, luego lo paso al centro de su pecho, donde siente el latir pausado de su corazón, ella cierra los ojos para escuchar mejor su latido, y cuando los abre, se saca las olivas de sus oídos, tomando nuevamente su ficha clínica– Con todo lo que ha pasado, me sorprende que tu corazón suene bien.
–Urusai y termina de una vez. –Le ordenó fríamente que terminará.
–Para ser una señorita, tienes la lengua muy afiliada como siempre.
–No es de tu interés. –Dijo fríamente.
La mujer se dirigió a su mesa y volvió con un abate lenguas de madera
–Abre la boca.
Selene obedeció, el sabor de la madera sobre su lengua le desagradó, pero era algo común.
–Tu garganta está bien. Ahora recuéstate. –Pidió.
Cuando la deidad obedeció, volvió a hablar:
–Palpare tu abdomen levemente, si sientes alguna molestia dímelo.
La mayor alzó el camisón para tener completo acceso al abdomen de la peliblanca, por su parte Serenity encogió sus piernas al verse tan expuesto, así que la jefa tomo la sabana y le cubrió la ropa interior.
Con la deidad más relajada, la matrona inició su inspección.
–Los golpes e moretones de la pelea desaparecieron. Y tus heridas ya sanaron rápidamente y correctamente.
–¿Ya me puedo ir? –Dijo aburrida de ese chequeo médico.
–Sí. –Dijo, bajando la falda del camisón– Solo debes comer y descansar adecuadamente, y estarás como si nada.
–Bien. –Sentada en el borde de la cama, colocó sus pies en las zapatillas negros.
Cerrando silenciosamente la puerta detrás de ella, caminó saliendo de la sala del hospital.
~
Selene caminó por la Orden aun llevando el camisón de tirantes color verde claro y el suéter beige con lunares blancos, esta vez sin las vendas y el cuerpo y pelo limpio y aseado, dejando su pelo suelto. Camino por los pasillos desolados de lo que quedaba de la Orden hasta llegar a la cafetería.
En su camino, unos pétalos de flores de rosas cayeron al suelo, uniéndose a los escombros de la Orden. Chasqueo la lengua y siguió su camino, fingiendo no ver las rosas. Cuando llego, fue a la ventanilla a pedir su desayuno.
–¡Ren! –Jerry, el chef, al verla, sacó su sartén característica y una cuchara grande de madera– Como podrás ver estamos empacado para la mudanza, pero aun así ¿qué vas a querer comer?
–Lo de siempre, Jerry.
–¡Ok! –Jerry vitoreó antes de volver a la cocina para cocinar un enorme festín para la chica. Cuando la comida finalmente estaba lista, tomo el carrito de comida.
Selene vio una mesa en la esquina trasera que estaba bastante vacía, se acercó y se sentó a comer.
~
–¿Enserio estás bien? –Pregunto por quinta vez Lenalee a Selene, esta ultima asintió con la cabeza, un poco cansada por el interrogatorio de su amiga.
Los chicos habían ido a la enfermería para ver a su amiga, pero al entrar resulta que Selene ya había recibido el alta y se había ido. Y lo primero que pensaron es que tenía hambre y fueron a la cafetería a buscarla y vaya que no se equivocaron, ya que la albina se encontraba ahí comiendo sola o hasta hace unos momentos, ya que Nea le estaba haciendo compañía y tomando su café.
–Por encima vez, estoy bien. –Dijo ya fastidiada.
–Perdón si te incomodamos con tantas preguntas, pero nos dejaste preocupados después de todo lo que paso. –Conto Alma.
–Ya lo sé. Pero dejando el tema de lado, ¿cuándo nos vamos?
–Primero come y luego hablamos. –Le regaño Kanda.
–No estoy invalida, Yu.
–No, pero conociéndote como eres, querrás hacer muchas cosas y por eso te digo que lo hagas con calma. –Dio su opinión Kanda.
–Cierto. Yu tiene razón, imoto. –Segundo Alma.
–Ya qué. –Dijo derrotada y continuó comiendo a lado de sus amigos.
Selene come su gran pila de comida mientras sus amigos la acompañaban y le contaban los últimos acontecimientos que se perdió cuando la regresaron a la enfermería.
–Eeehh. Conque eso paso. –Dijo divertida– Escuche que ese idiota esta aquí. –Les comento a Kanda y Alma– ¿Cuándo enviará el viejo a sus perros?
–Quien sabe, pero fue el acuerdo que hice para que te dejarán descansar.
–¿Volviste a ponerte ese estúpido traje? Pensé que lo odiabas, porque decías que te veías como un bufón haciendo malabares a la reina y a su corte. Ah, sin ofender a Crown Clown. –Aclaro.
–No me molesta. Tú eres el hada y yo el payaso.
–Yo te veo más como Spard. Un guerrero que defendió a su reino. En pocas palabras, un aliado. –Le dijo a Allen.
–Gracias por tenerme en buen concepto. Eres diferente a Bakanda cuando quieres.
–Ya te lo dije. Somos diferentes, pero aun así los quiero. Es más divertido que sean diferentes a que sean iguales. –Dijo, deteniendo una posible pelea entre el inglés y el espadachín.
–Lo que pasa es que tú eres demasiado deconcendiente con los mocosos, Ren. –Se burló Kanda de Allen.
–¿Cómo no amarla? Ella es mejor que tú en todos los sentidos, Bakanda. El que te soporte ya es un milagro para Renelle-nee. –Contraataco Allen.
–Moyashi. –Espeto Kanda.
–Dejadlo ya, chicos. –Los detuvo Selene– Allen-chan, no me molesta que Yu me llame Ren, loto o nieves porque esa es su forma de considerarme su amiga y yo al ser su amiga de la infancia lo quiero como es. Y tú Yu, te quiero y te tolero por lo que vivimos antes de venir al Cuartel General, pero también es molesto tus riñas que montas con los chicos. Y vosotros dejad de querer sacarle las casillas. –Dijo calmando las cosas.
–Ha hablado la Señora. –Dijo divertido Nea al ver sus expresiones boquiabiertas y más la de su sobrino– Que no os sorprenda demasiado, bakas. Renelle siempre fue de gran mentalidad y de carácter fuerte. Así que no os sorprendais mucho.
–Siempre tienes un nuevo as bajo la manga, Ren. –Dijo sonriente Lavi.
–Eso se debe a las cartas y a las apuestas. Aunque es cierto que la pasta me sobra, es más divertido así. –Explico Selene.
De repente, Selene se dio la vuelta y vio a un hombre de traje rojo y un broche dorado. Su cabello es de un rubio oscuro oscuro y estaba recogido en una trenza. Sus ojos eran del mismo color que su cabello. Tenía dos puntos rojos verticales en la frente y levanté una ceja ligeramente. También tenía lo que parecía un pastel de chocolate en una caja.
–Gusto en conocerla. –Le dijo formalmente a Selene– Soy el Supervisor Howard Link, me encargaré de supervisarla.
Todos los demás parecían tan confundidos acerca de esto.
–Link, no debes ser tan formal. Ese imbécil de Lvellie no esta aquí. –Le informo.
–Aunque no estuviera aquí, debo mostrar mis respetos ante la futura líder de la familia Lemercier. –Le dijo– Me he tomado la libertad de hornearle este pastel de chocolate para que comencemos bien nuestra relación laboral. Por favor, acéptelo.
–Tan formal como siempre. Bien, te lo aceptaré. Nea, ¿puedes tomarlo y servirlo con el té?
–Como desees. –Dijo, tomando la caja.
–El placer es todo mío. –Respondió Link.
–¡Shisho!/¡Renelle-imoto! –Exclamaron al unísono Alma y Saori.
–¡Matte, Ren! ¡Pregunta antes de comer! ¡Acaba de decir que iba a supervisarlos, a ambos! –Lavi preguntó con incredulidad, mientras retiraba la mano de Selene.
–¿Acaso no prestaste atención? ¡Él es...! ¡¡Él es uno de ellos!! –Exclamó Alma.
–Ya lo sé. –Dijo mientras Nea cortaba el pastel en porciones iguales y lo ponía en la mesa junto a su té– No soy tan estúpida como para comer algo envenenado o que tenga alguna droga para hacerme hablar. Link, no es así. Y aparte, me gusta los pasteles que hace. Es lo único dulce que Sairi acepta, aparte del helado de chocolate, por supuesto.
–Me halaga mucho sus palabras, oujo-sama. –Comento Link.
–¡Explícate ahora mismo, Ren! ¿De que le conoces y por qué Alma le odia? –Exigió Lavi.
–¿Nunca se los explico? –Cuestionó Link.
–No viene al caso. Ya que ese fue el acuerdo, pero con Jr. presente, es natural que ate cabos. –Explico mientras comía la rebanada del pastel que le sirvió Nea.
–¿Qué tanto saben del apellido Lemercier? –Les pregunto Nea a los chicos.
–Solo sabemos que es francés. Y es el apellido del General Sage. –Dijo Lenalee.
–Allen. –Nea se giro a él.
–Shisho dice que es famoso en su país natal. Y que tiene muchas influencias. –Le dijo.
–Ya veo. –Se giro a Kanda y Alma– ¿Y vosotros? ¿Qué tanto les dijo la mota blanca de su pasado? –Les pregunto.
–Solo lo obvio. Que viene de una familia disfuncional y la nueva mujer de su padre la odia por no ser como ella quiere que sea.
–Bueno, respondiendo a sus preguntas y uniendo el rompecabezas. El apellido Lemercier es famoso en su país natal por ser dueño de la Compañía Funtom, cosa que Sage no quería seguir los pasos de su padre. Todo esto paso antes de que Sage se uniera a la Orden. Conoció a lady Isabelle, la madre de Renelle, tuvieron su historia y se casaron uniendo sus familias sin saberlo. Sage al saber de su herencia al poco tiempo después de que su padre falleciera, se hizo cargo de todo junto con Lady Isabelle. Pero al llevar dos vidas, una normal y otra peligrosa, como lo es exterminar Akumas y detener los planes del Conde Milenario, decidió alejarse junto con su familia a las afueras de Francia para protegerla y ahí criaron a Renelle. Ren - loto y elle - renacer. La combinación entre su origen francés y japonés.
–¿Tú madre es Isabelle Serine, Ren? –Preguntó Lavi sorprendido de la información.
–Sí. Por eso mi nombre es largo. Naturalmente cuando uno se casa, es natural que tanto el niño como la esposa usen el apellido del esposo. Pero como a mí gusta más los dos, así que decidí usar ambos.
–¿No te molesta ser llamada por un apellido u otro? –Preguntó Saori.
–No. Porque nunca le di importancia. Bueno, volviendo al tema. Mis padres me tuvieron, pero no recuerdo mucho a mi madre porque fallecido cuando apenas era una recién nacida. Pero la recuerdo por las fotos y por el Vaticano que me habla mucho de ella. Chichi-ue me cuidó hasta donde pudo, se volvió a casar, y yo tengo una nueva familia con la Señora, pero nunca seguí sus absurdas peticiones y me dejo a mi suerte después de saber que chichi-ue murió. Pero no me quejo. Tuve buenos recuerdos, porque conocí muchos lugares e hice buenos amigos, e incluso lo soy de este par, a pesar de que ocultaba mi género.
–¿Y por qué el General te hizo esa absurda petición? –Pregunto Alma.
–Se creyo que yo era el Corazón y para mantenerme ocultaba, decidió inventarse una historia a la Orden y que yo era niño. No me quejo, me gusto interpretar ese papel. Además, seguiré siendo Ren, vuestro baka compañero Exorcista hasta que termine esta Guerra o hasta que muera. Lo que pase primero.
–¿Sin máscaras esta vez, Renelle-san? –Preguntó Lenalee.
–Eso no puedo prometerlo, pero sí hacer mi mayor esfuerzo para que no las hayan. Tanto Nea como yo juramos ser leales a la Orden y eso no ha cambiado. Y si eso significa ser vigilados para que las aguas se calmen, no nos importan. ¿O tú sí, Nea?
–No. Yo soy solo un simple mayordomo a la órdenes de su maestra. Eso fue lo que le jure a Sage cuando nos vimos hace tiempo. Pero dudo mucho que los demás lo entiendan porque soy un Noah, pero pasará lo que pasará yo estoy de vuestro lado. –Aclaro Nea– Cuando desee puede empezar a cuidar de nosotros.
–Me alegra que lo entiendan. Así lo hace mucho más fácil para mi trabajo como el suyo. –Dijo Link.
–Dejando este incómodo ambiente, ¿vamos a empagar ya? –Sugirió Selene.
–Bien. Vamos. –Dijo Allen, levantándose de su asiento.
–Pero antes, ¿irás vestidas así? –Dijo Nea haciendo entrar encuenta la vestimenta de Selene que no era más que otra que la de la enfermería.
Selene asintió –Además no tengo otro cambio de ropa. –Dijo alzando la solapa del suéter lo que ocasionó que apretara el costado de sus senos hiciendo que se vieran más grandes e hizo que todos se sonrojaran por ver accidentalmente su cuerpo.
–Entiendo. Vamos al Arca. Ahí encontraremos algo que ponerte. –Dijo neutral Nea– ¡Ah! Por cierto, no pongais esa cara. Esa mota blanca es muy exhibionista con su cuerpo que ya olvidó lo que es la decencia o el pudor.
–¡Nea! ¡No digas eso! –Exclamó con la cara roja de la vergüenza e levantándose de un tirón e alzando los puños molesta.
–Habla la mocosa que no quiere vestirse con el género del cual nació. –Suspiró Nea.
~
Después de comer habían ido al Arca. Recorrieron los pasillos blancos hasta llegar a una habitación que tenía doble puertas la cual fue abierta por Nea.
Al entrar vieron una habitación repleta de ropa y vestidos sencillos hasta los más elegantes, extravagante y pomposos colgados en percha en sus estanteres, zapatos colgados en sus repisas, maquillaje ordenado y bien acomodado y las joyas cologadas en sus respectivas repisas.
–¿Todo esto es mío? –Preguntó asombrada Selene ante el enorme guardarropa.
–En parte. La Señora Isabelle que en paz descanse se encargo de comprarle todo esto diciendo que algún día lo llegaría a usar y ya ve que el instinto de una madre nunca se equivoca.
–Si eso es cierto, ¿cómo supo mis medidas? Yo era apenas una bebé cuando me tuvieron.
–Porque te conocía mejor que nadie. Además, ella se inspiro en las medidas de Juuri y mezclo las suyas para dar más o menos con las tuyas.
–Entiendo. Espero que sean las correctas.
–Hasta no probarlas no sabremos. Yo saldré para darte tu espacio, elige el que más te guste y si necesitas ayuda, se lo dices a la señorita que te ayude.
–Bien. –Dijo mientras Nea se iba y la deja sola junto con uno de sus sirvientes Akuma.
Selene empezó a buscar entre estanteres el conjunto que fuera más práctico y sencillo que le favoreciera con la mudanza de la Orden.
Al no encontrar muchas opciones, la mucama le ayuda tomando varios conjuntos al azar, se los da para que se los pruebe, ella le agradece, se quita el camisón y el suéter, y se empieza a vestir para ver con cuál opción que la mucama le dio se queda.
Los tres primeros eran vestido sencillos y cómodos pero no eran los adecuados para esa ocasión, los otros dos eran extravagantes y muy elegantes que eran más para la noche que para el día.
Y el último era tan perfecto que le gusto tanto la mucama como a Selene. El traje era un mono corto blanco que le llegaba hasta los muslos, el cual posee bordados negros, encima de este lleva un chaleco celeste sumamente corto. Un par de botas blancas, una más larga que la otra; la derecha tiene una larga extensión que le llega hasta por encima de la rodilla y la izquierda le llega hasta el tobillo, la cual compensa con su corte con una media alta de color negro y guantes negros, el cual tiene la forma de un dragón que cubre completamente sus antebrazos.
Cuando ya estaba cambiada, recogieron todo y lo guardaron en su respectivo sitio para luego salir del guardarropa contentas por los grandes resultados de la difunta madre de Selene.
–Haha-ue debió ser adivina en su vida. –Comento contenta por los resultados de Isabelle.
–Quizás, pero no. Solo era una simple humana rica que le gustaba ayudar a otros con sus obras de caridad y beneficia. Algo que tú heredaste al donar tus ropas cuando estas ya no te quedaban. –Comento Nea.
–Era de esperarse. Soy hija de la embajadora de nipon y del rey de Francia. –Dijo modesta.
–¿Nos vamos? –Preguntó y Selene asintió.
–Qué tengan un buen día. Os estaré esperando. –Se despidió con una reverencia a sus amos, ellos les responde igual y luego se van.
~
Selene y Nea caminaban por la sede para ayudar con las mudanzas. Ellos dejaron el cuarto de Selene tal y como estaba, y solo tomaron los informes para destruirlos y usaron la habilidad de Sodom para que hiciera una copia en su memoria para evitar ser atrapados en algún futuro.
–Lo difícil de estas computadoras es que son voluminosas y pesadas. –Reever pronunció mientras algunos de sus hombres se toman su tiempo para colocar las computadoras dentro de las cajas– Lo malo de ellos es que existe la posibilidad de que se pierdan los datos si uno de estos componentes falla dado que son bastante antiguos. Por eso es necesario hacer una copia de seguridad para garantizar que estos datos no se pierdan.
–¿Quieres ayuda, Reever? –Selene se ofreció como voluntaria mientras se sumergía de la nada con Nea y Link detrás de ella.
El Jefe de Sección se limitó a negar con la cabeza –Nah. Supongo que no hay mucho que puedas hacer. Bueno, solo puedes ayudar con llevar... –Se interrumpió cuando notó que ella comenzó a escribir en las computadoras– ¡O-Oye, no toques eso!
Nea no dijo nada y solo dejo que Selene se hiciera cargo como esos ordenadores.
–Hm. –Link, por otro lado, permaneció tranquilo, con el bolígrafo y el bloc de notas en la mano mientras se prepara para cualquier truco que Selene intentará hacer.
–Hm, hacer una copia de seguridad completa con este tipo de procesador lento y gran cantidad de datos te costaría un día, peor dos días y no tenemos tiempo para eso. –Selene miró expertamente la pantalla, haciendo que la otra personas en la sala, especialmente Reever, se sintieran interesados en lo que sea que estaba haciendo– Si pudiéramos organizar todos los datos con un programa, una computadora maestra como una red, eliminar las palabras redundantes, hacer un pseudocódigo, esperemos que tenga C ++ aquí para compilar cosas. Oh, suerte con un C, no es genial, pero sería suficiente. –Comenzó a escribir a una velocidad inhumana, excitando aún más a la multitud que se estaba formando a su alrededor.
–¡¿Dónde aprendió eso?!
–Debería haberla reclutado aquí.
–¡Si ella está aquí, finalmente podríamos tener unas vacaciones!
Link garabatea en su informe –Serine Lemercier Renelle competente en el campo técnico.
–...¡Y listo! –La multitud aplaudió cuando Selene se secó el sudor de la frente– Supongo que una actualización de las especificaciones será de gran ayuda en el futuro, Reever. Intenta agregar más ventiladores y ranuras de RAM para una mejor velocidad.
El trabajo que normalmente requiere una persona por computadora en un día solo lo realizaba una persona en un minuto.
–...Ugh. ¡Sí! Supongo que podría decirle a Komui más tarde. Por cierto, –Reever, que todavía estaba asombrado, la miró confundido– ¿quién eres y qué hiciste con nuestra Ren?
¿Quién es ella?
–Nadie en específico. Simplemente no me gusta mostrar mi verdadero yo. –Dijo sombriamente al recordar su yo anterior– Eso es todo.
El bolígrafo de Link cayó al suelo y las mandíbulas de todos también.
–¡¿TÚ VERDADERO YO?!
–¡Reclutala ahora!
–¡VACACIONES!
–¿¡Eres rica!? –Preguntó Reever mientras sacudía la cabeza con incredulidad– ¡Sabes que solo la élite podría estudiar y por tu edad debes ser un genio!
–Oh, vamos, no es gran cosa, ¿verdad? –Selene simplemente lo descartó mientras caminaba pasando a la multitud junto con Nea.
~
Era tarde en la noche. Selene y sus amigos tuvieron que ayudar al departamento de ciencias con su mudanza. Allen dormía, apoyado contra unos libros apilados.
–¿Dónde debería ir esto, Reever? –Preguntó Marie mientras cargaba sin esfuerzo otra caja en su hombro derecho.
–Eso va por allí... –Dijo Reever– ¡¿Qu...?! –Se giro y vio que una pila de libros se balanceaba peligrosamente sobre el durmiente hombre de cabello blanco y Timcanpy– ¡¡N...NOOO!! ¡DESPIERTA, ALLEN!
Sin embargo, lo peligroso es que hay un contenedor de líquido terriblemente familiar situado en la parte superior de dichos libros. Dicho esto, solo tomó un segundo antes de que ocurriera otra catástrofe.
Allen, quien despertó del impacto, encontró su cabello blanco lo suficientemente largo como para llegar a su cintura al igual que Timcanpy.
–¡WAAAAAH!
–Otra vez no... –Reever le palmeó la cara– Este es un tónico especial para el cabello que hice para el cumpleaños del jefe de división Bak hace un tiempo... No te preocupes, volverá a la normalidad dentro de un rato...
–«La cuarta víctima...» –Penso Johnny, quien miró la botella que Allen había roto y la recogió.
–Os tengo dicho que no bajeis la guardia nunca... –Dijo Reever.
En el sofá se sentó Bookman, que lloró. Su cabello se había convertido en orejas de conejo.
Junto a él estaban Lavi, Alma y Kanda, ambos parecían tener alrededor de 8 años, su ropa era demasiado grande para ellos.
Junto a ellos se sentó Allen, a quien Miranda le ató el cabello, al igual que a Tim.
Detrás del sofá estaban Lenalee y, junto a ella, Marie, también mirando desconcertado a sus amigos.
–¡HACÉIS DEMASIADAS POSICIONES CHUNGAS! –Un pequeño Lavi gritó mientras señalaba acusadoramente a los miembros de la División de Ciencias.
–Mi cabello se ha convertido en orejas de conejo... –Gritó Bookman, acurrucándose.
–¡Gamberros! ¡¿Habéis estado mareando la perdiz en lugar de hacer vuestro trabajo...?! –Kanda siseó, estaba muy enojado y había desenvainado una espada.
–Por lo menos, no he acabado en algo tan raro... –Murmuró un deprimido Allen mientras dejaba que Miranda atara su largo cabello en una cola de caballo.
–¿Qué deberíamos hacer con sus ropas...? –Lenalee le preguntó a Marie mientras señalaba a los tres "niños".
–¿Por qué no le damos algunas prendas de Bookman? –Él respondió.
–Y ahora... A empagar, ¡a empagar! –Reever dijo, totalmente estresado.
–Deberíais haberme despertado, oji-san, Renelle-nee. –Allen le dijo bostezando a Nea y Selene, mientras cargaba una caja de mudanzas.
–Lo intentamos, pero no despertabas. –Nea respondió mientras llevaba una pesada caja de cartón llena de botellas de sustancias químicas peligrosas.
La sede está metido de pleno en una operación de traslado.
–¡Oye, Reever! ¿Dónde debemos poner esto? –Preguntó la deidad mientras cargaba tres cajas con sus brazos sin mucho esfuerzo.
–¡W-woah! Ponlo en pilas. Y, ugh, ¿podrías poner el otro en el estante superior al lado de esos? Van juntos. –Reever tosió, asombrado por la fuerza de la albina. Puede ser porque ella es del tipo parásito.
–¿Ves? ¡Miren a Renelle y Nea! ¡Están haciendo muy bien su trabajo!
–¡DEJA DE CAMBIAR EL TEMA DE QUE HACES COSAS RARAS! –Lavi señaló acusadoramente por segunda vez.
Hace dos días llegó la noticia de que se procedería al traslado del Cuartel General.
En un instante, Selene regresó con Reever, tarareando una canción en voz baja –Reever, ¿qué sigue?
–¿Terminaron ya? –Reever se aclaró la garganta– Supongo que podrían ir a buscar todos los libros y apilarlos ordenadamente en esas cajas y luego ponerlos al lado de esa mesa grande. ¿Pueden hacerlo?
–Claro.
–Oi. –Kanda estaba a punto de decir algo cuando Lavi lo interrumpió.
–Me siento frustrado de que Ren y Nea hayan podido esquivar todos esos químicos. –El pelirrojo continúa– Quiero decir, se siente como si supieran dónde están las cosas peligrosas. ¿Oye, Yu? –Lavi sacó una botella que estaba medio llena, la misma botella que hizo que los dos chicos se encogieran en formas infantiles, agitándola de un lado a otro frente a la chica– ¿No es injusto?
–¿Injusto?
–Ren. ¿Puedes llevar esto? –Preguntó Nea, pero no obtuvo respuesta. Se dio la vuelta para gritarle a la peliblanca. Sin embargo, dudó cuando vio la mirada abatida en su rostro. Recientemente la había visto así mucho.
Nea sabía que Selene tenía muchas cosas en mente. Desde la culpa de no poder proteger a sus camaradas, su propia impotencia percibida hasta los comportamientos misteriosamente sospechosos de Central hacia ellos dos, estaba pasando por cosas que pueden no ser nada agradables. Sin embargo, también sabía que Selene no habla con nadie de nada excepto con él. Ella finge que todo está bien, pero en realidad no es así. Todo el mundo lo sabe, pero ellos no dicen nada.
Selene, que estaba demasiado inmersa en su trabajo de clasificar libros, no pudo sentir el brillo travieso en la voz de Lavi.
–Sin contenerte, ¿verdad? –Lavi solo sonrío salvajemente a Kanda.
–¡BAKA USAGI/LAVI!
Nea se paró frente a ella, pero ella siguió ordenando, clasificado y guardando los libros en las cajas. Cuando un libro golpeo su cabeza, levantó la vista como si acabará de despertar de un sueño.
–No te duermas, mota blanca. –Le reprochó.
–Nea... –Le llamo en leve suspiro.
–El tercer acto inicia después del segundo llamado. No lo olvides, Ren. –Le recordó lo que tenía que hacer para sobrevivir– ¿O no fue eso lo que le prometiste a Zero? –Dijo sonriéndole una sonrisa maliciosa.
–Pudrete, Nea. –Escupió molesta mientras se quitaba el libro de la cabeza para luego arrojarselo y este lo atrapa con una mano estando de espaldas de ella, sorprendiendo a todos.
–¡Sugo, Nea-san!
–No es para tanto. Renelle, me lo enseñó. –Dijo mientras guardaba el libro en la caja y la cerraba para luego levantarla y ponerla en la mesa, como le ordenaron.
–¿En serio? Si no mal recuerdo, Shisho lo utiliza para arrojarte los cuchillos.
–Exacto. Ese el truco que usan para darle a la diana. Renelle aprendió muchas cosas en las calles bajas. –Relato Nea– Pero nada lindo de contar. –Dijo sintiendo el aura asesina de Selene detrás de él.
《Flash Back》
–El plan es reconstruir la Cuartel General en otra localización. Más o menos esa es la idea. –Komui juntó las manos y apoyó la barbilla en ellas– Todo por continuar nuestra guerra contra el Conde.
Selene y Nea asintieron.
《End Flash Back》
Selene termina de guarda los últimos libros, cierra la caja y la alza para ponerla con las otras. Selene caminó hacia adelante, incapaz de dejar de pensar en su encuentro con Komui y la pregunta de Komui. La canción. Ni siquiera se conoce a sí misma. Quería una respuesta más sólida de Cross y Nea. Ella necesitaba respuestas.
Al parecer el ataque de Lulu Bell hizo que los altos mandos decidieran finalmente abandonar este castillo que ha servido como base de operaciones de la Orden durante un siglo.
Mientras tanto, Lavi, Alma y Kanda, que ahora vestían ropa de Bookman, que les quedaban perfectamente, molestaron a Reever con sus preguntas.
–Oye, Reever, ¿habrá un bosque en el nuevo Cuartel General donde pueda entrenar? –Preguntó Kanda.
–Solo he oído rumores pero, ¿es verdad que vamos a estar cerca de Londres? –Pregunto Lavi.
–¿Vais a proponer nuevas medidas contra el Conde? –Preguntó Alma.
–De uno en uno... –Reever dijo.
《Flash Back》
Selene y Nea se encontraban sentados en la tumbona roja habitual, una isla en un mar de papel en una tierra conocida como la oficina de Komui. Habían sido llamado, Reever estaba al lado de Komui con una expresión un poco sombría. Link se paró como un guardia al lado de Selene y Nea. No estaban seguros de por qué estaba aquí o por qué Komui les estaba diciendo eso. Tenían una sensación de inquietud.
–Renelle-kun... Nea-kun... –Dijo Komui– Saben lo que es el "Poder del Músico", ¿verdad?
Selene miró hacia abajo mientras Nea permanecía neutral. Sabía que este tema se mencionaría eventualmente, incluso cuando quería evitarlo hasta que hubieran hablado con Cross...
–El General Cross lo describe como una 'canción'. Mientras se conozca esa 'canción', cualquiera puede manipular el Arca. Queremos que nos la enseñes, Nea-kun. –Komui suspiró audiblemente– Nada de esto es oficial aún... ...pero hay planes de empezar a utilizar las habilidades del Arca para establecer el nuevo Cuartel General y para nuestras misiones. Ciertamente es un artilugio misterioso y potencialmente poderoso... pero el Departamento Científico tiene la oportunidad de estudiarlo a fondo, podría convertirse en una poderosa ventaja para nosotros.
Selene y Nea miraron los pedazos de papel al pie del escritorio de Komui mientras Komui esperaba una respuesta. Se hizo un pesado silencio.
Reever se acercó a ambos y se arrodilló a su lado. Komui y Reever saben que ahora no es el mejor momento para eso, pero Central también los había presionado.
–¿Renelle? No es que sospechemos de ti porque te aliaras con el Noah que conoce la 'canción'... Sin ofender Nea. –Se disculpo.
Nea no le hizo mucho caso y siguió escuchando.
–No te preocupes por lo que diga la gente... –Reever dijo, los rumores se habían estado extendiendo.
–Ah... No es eso... –Selene nego con la mano– Es que... ...esta mal...
La deidad y el D. Campbell observaron las expresiones obviamente confusas de Komui y Reever ante sus palabras. Ellos no podían decirles. No se atrevían a hablarles de que Renelle es en realidad Selene, el Corazón, el código y la canción a sus camaradas.
Selene apretó los dientes y se inclinó, apretando la cabeza y apoyando los codos en los muslos. Tanto Nea como Selene no podían hablar de eso con nadie.
Nea al ver su sufrimiento, toma su mano y la aprieta para darle valor –Lo haré. Si eso hace confiar en mí aunque sea un poco... ¡Lo haré! –Dijo decidido.
–«¡Marian-san! Quiero que me digas... ...que todo está bien... Que puedo seguir confiando en la humanidad. Tal y como lo hizo Juuri-san. Eso debería ser suficiente... Si tan solo pudiera saberlo, podría darlo todo...»
Selene podría hacerlo mejor sin un recuerdo tan preciso, pero los últimos momentos de Sage y Juuri estaban frescos en su mente.
–Renelle... Yo... ...te quiero...
...Te quiero...
–«Esta oujo-sama... ¿De veras que no se conoce a sí misma...?» –Cuestionó Link al ver su indecisión.
《End Flash Back》
–Mi pelo... Mi hermoso pelo... –Bookman seguía llorando.
–Estás muy mono. –Dijo Lenalee.
–¡GYAA~~!
Todos en el laboratorio vieron a Miranda tirar otra caja sobre Lenalee y Bookman.
Una bocanada de humo verde envolvió a ambos sorprendidos. Pero antes de que el humo verde se disipara, apareció una bocanada de humo azul, seguida de una amarilla, una roja y una gris.
–¡¡Otra vez no!!
–Vamos. –Allen se apresuró, la chica lo seguía.
Lenalee, Saori y Bookman se encontraban sentados en el suelo sin ningún cambio cuando el soplo químico se disipó.
–¿Miau? –Lenalee maulló.
–Miau... Miau... –Bookman también.
–¡Miau! –Grito Saori.
–¡Ahora hablan como gatos!
–¡¿QUIÉN HIZO UNA POSICIÓN ASÍ?! –Grito Reever.
Selene y Nea llegaron junto a Kanda y Lavi y vio a Lavi temblar –¡Viejo, me estás asustando!
–¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡LO SIENTO MUCHÍSIMO!! ¡DEJAD QUE ME CONVIERTA EN GATO TAMBIÉN COMO DISCULPA! –Miranda sostenía esa misma botella de productos químicos, preparándose para rociarse con ella.
Allen inmediatamente la contuvo –¡No, no, no! ¡¡Cálmate, Miranda-san!!
–El viejo es una cosa pero puedo perdonarte lo de Lenalee. ¡Así que no te preocupes! –Lavi dijo con una sonrisa traviesa, solo para ser golpeado por Kanda.
–¡¿Pero qué estás diciendo?!
Marie colocó sus manos sobre los hombros de Miranda, tratando de calmarla.
–Tks... Nos meteremos en un buen lío si Komui se entera de esto... –Kanda comentó desde un lado.
–Miau...
–Ya es muy tarde para eso... ¡Nos matará a todos! –Johnny dijo nervioso.
–¡¡Oye!! ¿Quién hizo esta estupidez? –Reever gritó, otra vez.
Allen simplemente palmeó la cara con incredulidad, agarró la mano de Lenalee –Ugh... Ya he tenido suficiente...
Reever pasó discretamente. Allen entrecerró los ojos al científico –Espero que no tengas nada peor por ahí, ¿verdad?
Reever levantó las manos en posición de defensa y trató de convencerlo –¡Ah no! No olvides que somos nosotros lo que hacemos estas cosas...
–Por eso estamos preocupados. –Selene comentó.
–No haríamos algo así... –Reever objetó.
–Seh, como si esto no fuera suficiente... –Kanda dijo molesto.
Johnny apareció detrás de Reever –Sí, nunca haríamos algo tan desagradable como el Shitsuchou.
–Oh, ¡¿de veras?! –Allen le preguntó a Johnny, con una expresión muy intimidante.
Johnny empezó a sudar nerviosamente –¿Eh? Ah... No... –Tartamudeó mientras respondía. Allen da miedo a veces– Mira, nos hemos asegurado de confiscarle todas estas cosas asquerosas y esconderlas en el almacén...
Click
Las luces parpadearon en el laboratorio y quedaron en completa oscuridad, solo los relámpagos iluminaban la habitación de vez en cuando. Todos miraron a su alrededor confundidos.
–¿Qué pasa...?
–¿Un apagón...?
–HIHI... HIHIHIHI... HIHIHIHIHIHIHIHIHIHIHIHI...
De repente, una voz aguda resonó como si fuera a hacer eco en el laboratorio. Alarmados, todos se acercaron más.
–¡¿Qué es eso?! –Allen preguntó un poco nervioso.
–¿Una voz? –Dijo Lavi. Los demás tampoco estaban muy cómodos con la situación.
–¡¿U-U-Un fantasma...?! –Miranda farfulló nerviosamente, sosteniendo la mano de Lenalee con fuerza, asustadas.
–Qué va... –Lavi y Allen dijeron en unión, tratando de actuar duro.
–Tiene que ser Komui dándonos por saco... –Kanda propuso alguna sugerencia plausible.
–¡Esperad! Es algo extraño... –Marie le apretó los auriculares en la oreja– No puedo decir de dónde sale la voz...
–¡Esto tiene que ser el Shitsuchou!
–¡Ya!
–¡¡Haga su trabajo!! –Dijeron enojados algunos miembros del departamento de ciencias.
–¡Shitsuchou! ¡¡Ya sabe que estamos muy ocupados por aquí!! –Reever gritó.
–¡Shh! ¡Oigo otro ruido aparte de la voz! –Marie dijo de repente, luego agregó, mientras todos miraban la puerta entreabierta– Se acerca...
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