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Capítulo 9: Búsqueda

Desperté cuando unos ligeros rayos de luz entraban en la ventana, miré el reloj fijo en la pared y daban las 5:45 am. No había dormido mucho, ya que aún no me acostumbraba al cambio de horario, además que el tema de Nancy aún seguía rodando mi mente.

Me levanté de la cama, busqué mi ropa y me cambié, quería salir al pasillo en lugar de estar en esta habitación, que a pesar que era acogedora, no era de mi tipo.

Abrí la puerta sin esperar demasiado y vaya sorpresa que me encontré cuando di un vistazo al pasillo. Me acerqué a Nancy, que estaba saliendo de su habitación.

—¿Se puede saber por qué no me hablas? —pregunté serio.

—¿Tanto me necesitas? —respondió sonriente.

—No confundas las cosas, soy tu guardia.

—Te llevas muy bien con Jolie.

—¿Te pusiste celosa? —sonreí.

—Solo en tus sueños, cariño.

Se escuchó una puerta abrir y Nancy, de un movimiento rápido, entró a su habitación, ya no pude decirle nada más. Vi al fondo del pasillo en donde salió Jolie en lencería negra, había que aceptar que se veía muy bien. Se acercó a mí y me dio una palmada en la espalda.

—¿No pudiste dormir? —preguntó.

—No mucho. Existe más ropa que esa —respondí sonriente.

—Me duermo desnuda, hace calor.

—No hace calor.

—Sí lo hace, al menos aquí dentro. Alístate, salimos en 30 minutos —dijo cambiando de tema.

Había que admitir que la belleza de Jolie era demasiada, a la par que la de Nancy, pero a Jolie la quería como mi sangre, no como... como la veía a Nancy.

Acaté a la indicación, preparé todo lo que necesitaba y llegué hasta la puerta de entrada de la casa, en donde estaba la camioneta esperándonos, al igual que Kya, Atenea y Nancy.

Félix y Yukiko estaban hablando a un lugar separado al grupo, y por los gestos, la conversación no iba a nada bien. Bajé las escaleras y cuando llegué al último escalón, noté como la expresión de Nancy cambiaba, me sonrió ligeramente y se volteó inmediatamente hacia el auto, evitándome el contacto, eso era demasiado extraño.

Kya me hizo una señal para que viéramos la puerta, y era Jolie en una blusa de tirantes negra con brillos plateados, un cabello arreglado y una falda azul oscura que apenas le cubría el trasero, demasiado corta. Me quedé pasmado por un segundo viendo su imagen, hasta que Yukiko regresó al grupo molesta.

—¡No me iré contigo en el auto! —le gritó a Félix.

El pelirrojo se quedó en el lugar, solo viendo hacía el suelo. Yukiko realmente parecía molesta, irradiaba furia por sus poros, no entendía por qué, pero eso era malo, un inconveniente que tendríamos que arreglar.

Jolie llamó a su mayordomo, que en poco tiempo llegó, al igual que Alim con su ropa casual, bajaron por las escaleras y quedaron enfrente del grupo.

—Dale las llaves de mi Porsche clásico a Joshua.

El mayordomo hurgó en sus bolsillos hasta que encontró las llaves y me las entregó. Me quedé sorprendido y fascinado con esa decisión.

—Yukiko se irá contigo hasta el aeropuerto —empezó Jolie—, Alim se irá con nosotros y él se regresará en el Porsche.

—¿Él no vendrá a Praga? —preguntó Atenea.

—No, Alim tiene cosas que hacer aquí.

Asentí y fui hasta el garaje por el bello Porsche. La idea era perfecta, todos se iban en la camioneta, y Yukiko y yo en el maravilloso auto, así se acataría los deseos de la peli azul y no hubiera problemas, al menos hasta el aeropuerto.

Abrí el garaje con un botón y se podía ver un Porsche 911 Carrera S en color crema, muy hermoso y envidiable que todo el mundo quisiera tener, al menos yo sí. Abrí la puerta del piloto, al igual que la del copiloto, entré, tomé el volante y encendí el auto, pude sentir un orgasmo cuando escuché el motor rugir.

Salimos del garaje hasta detrás de la camioneta, en donde esperamos que todos se subieran al auto, y cuando estuvo listo todo, salimos de la casa de Jolie. Yo seguía la camioneta.

—¿Está todo bien con Félix? —pregunté.

—No lo sé, es un desastre —contestó la peli azul.

—¿Por qué pelearon?

—Sus celos —respondió rodeando sus ojos.

—Es que tú tampoco le quitabas la mirada a Alim, era obvio que se iba a poner celoso, para próxima sé más discreta.

—Pero él también estaba embobado con Jolie.

—Jolie nunca le hará caso, le dobla la edad, además, yo hablaré con Félix para que deje de hacer eso. Él te ama, solo tiene miedo de perderte.

Yukiko cambió de tema, ya que no quería seguir hablando de eso, no insistí y le continué con la conversación.

Recorrimos el mismo trayecto hasta el aeropuerto, pasando justamente por las mismas calles, y cuando llegamos al cruce donde vi a Laura, oré por no encontrarla, y por fortuna así fue. Llegamos a nuestro destino y salimos del auto.

Yukiko vio a Félix e inmediatamente entró a la terminal, Félix la siguió de cerca, tenía curiosidad por saber cuál sería el desenlace. Le di las llaves del coche a Alim, quien se regresó en el precioso auto, tenía envidia, a decir verdad.

—¿Cómo estuvo todo? —pregunté a Kya.

—Muy tenso, casi se pelean Félix y Alim en la camioneta.

Suspiré pesadamente y negué con la cabeza viendo a la pelirroja. Realmente esta situación me estaba incomodando, no quería que la misión se estropeara por los problemas personales de la peli azul y su novio.

Recorrimos todo el trayecto desde de la entrada del aeropuerto hasta el avión, sin nada importante que suceder. Llegamos y entramos, Kya y Jolie se fueron a la cabina, todos los demás nos fuimos a nuestros respectivos asientos hasta que la aeronave despegó.

Ahora iremos a nuestro destino real: Praga —dijo Jolie desde la cabina.

Cuando por fin el avión se estabilizó en el aire, me deshice de mi cinturón para llegar hasta Félix y poder hablar con él. Le hice una señal para que se parara y me siguiera hasta la cocina.

—¿Me vas a decir qué pasa? —dije recargándome en una barra.

—¿De qué me hablas? —respondió confundido.

—Tú y Yukiko tienen problemas.

—Sí... —me desvió la mirada.

—No quiero que sus problemas afecten la misión, así que más vale que los arreglen.

—Díselo a ella que no dejaba de mirar al estúpido de Alim.

—Tú también cálmate, me di cuenta como mirabas a Jolie, si no quieres que se comporte así entonces tú no te comportes igual —dije serio.

Sentencié lo que quería decir, y eso era toda la verdad. No me gustaba en ocasiones las actitudes de Félix y también las de Yukiko, ya que el pelirrojo es de mecha corta y explota con facilidad.

Regresé a donde estaban los demás y noté como Nancy, Atenea y Yukiko estaban entretenidas en una conversación, eso me alegraba y preferí no intervenir, fui hasta mi asiento y Félix salió de la cocina hasta su respectivo sitio, Yukiko lo miró un par de segundos sin expresión y regresó con las chicas.

Así pasó el tiempo y en menos de 2 horas ya estábamos en Praga, y lo sabía porque pude notar que era el Aeropuerto Internacional de Praga "Václav Havel" en donde aterrizamos. Salimos del avión con nuestras respectivas maletas y en las afueras del aeropuerto encontramos a una camioneta negra un poco más grande que la anterior.

—Ves, Kya, siempre piensas en todo —comencé.

—Lo sé —respondió soberbia.

Eso me causó un poco de gracia y todos entramos en la preciosa camioneta, tenía que admitir que era muy grande y tenía una buena potencia al probarlo. Yo manejaría como era de esperarse y en todo el trayecto Nancy estaba muy callada, no sé qué es lo que había pasado, pero en serio estaba muy seria, eso no me importaba mucho, pero sí se me hacía muy extraño.

Conduje hasta las afueras de ciudad y no me tardé mucho, hasta un hotel que estaba a paso de carretera, no era muy grande, de color violeta claro y con algunos detalles.

Estacioné el auto cerca de la entrada y todos salimos de la camioneta rumbo a la recepción, mientras yo le daba las llaves al valet parking para que pusiera el auto en un lugar mejor. Entramos en el hotel y Kya, al decirle un par de palabras a la recepcionista, nos entregó un par de llaves, caminamos el fondo del pasillo que estaba a un lado de una pequeña estatua de una esfera blanca dentro de la sala. En el fondo de la habitación estaban dos puertas de madera color crema, una a lado de la otra.

Todos entramos en la puerta de la izquierda, dejando ver una habitación de madera de pino embarnecida en las paredes, un par de armarios de color blanco del mismo material, el piso era de jaspe color gris además de ventanas sin color y un par de camas con cobijas blancas, era extraño eso. Dejamos todas las maletas en los armarios, sacando un par de cosas que necesitaríamos, como un cambio de ropa y cosas así.

Poco a poco las personas iban saliendo hacia la otra habitación y al final me quedé solo con Nancy, no sabía si aprovechar esta oportunidad de hablar con ella o no. Me acerqué y vi que traía algo en las manos.

—¿Trajiste la foto de tus padres? —pregunté confuso.

—Sí, ¿qué tiene? —preguntó extrañada-

—Nada, solo creí que no la traerías.

En el fondo me dolía el corazón verla aun con la esperanza de reencontrarse con sus padres, sin saber que la organización los eliminó. Quería decirle la verdad, pero me aterraba la idea de saber cómo se pondría. Se lo diría, pero no ahora.

Cuando terminé de dejar mi maleta me dirigí a la puerta para ir a la otra habitación, ya que se tenía que preparar todo lo necesario para la misión.

—Joshua... —dijo Nancy cuando tomé la manija de la puerta.

—¿Sí?... —dije sobre mi hombro.

—Nada —exhaló.

Asentí sin decir ni una sola palabra y salí del cuarto. En el pasillo estuve pensativo por un par de segundos, me daba intriga averiguar qué era lo que quería decirme, y al final porque no me lo dijo.

Terminé con mis pensamientos y me dirigí a la otra habitación, y cuando la abrí encontré una exactamente igual a la anterior solo que la diferencia era que había una computadora conectada a una pantalla plana. Entré y estaba Kya sentada enfrente del computador, Atenea apoyándola y Jolie sacando unas cosas de una maleta roja.

—Toma —dijo mi mentora.

Fruncí mi ceño cuando me entregó una funda negra, la tomé y saqué lo que había en su interior, y en serio me quedé impactado por su contenido.

—Wow, Jolie, no sabía que aun la tenías —dije encantado.

—¿Qué es? —preguntó Atenea cuando me vio.

—Es mi primera arma, es con la que aprendí a disparar.

Era un arma pequeña, una Co2 calibre 4.5, fácil de manejar en color negro, me traía muchos recuerdos. La guardé en su funda y la coloqué en mi cinturón, para poder llevarla a donde fuera.

—¿En dónde están Félix y Yukiko? —pregunté a Kya.

—Están afuera hablando —dijo sin verme.

—Atenea —me dirigí a ella—, ve con ellos y vigílalos, por si llegasen a pelear.

Asintió sin decir nada y se teletransportó dejando ligeramente el halo de luz. Al parecer Kya había modificado su brazalete.

Jolie terminó de sacar varias cosas, entre ellas armas, comunicadores y todo tipo de objetos parecidas, dejándolas sobre una cama a su lado.

—¿Qué te sucede, Joshua? —preguntó la rubia intrigada.

—No comprendo —respondí confundido.

—Te conozco muy bien, piensas en algo, y es algo grave.

—Te lo explicaré después —finalicé.

Me acerqué a la pelirroja al igual que Jolie, Kya abrió una ventana en su ordenador y la manifestó en la pantalla empotrada en la pared, dejando ver a Niklaus y una serie de datos.

—Se reunirá con su comprador en un castillo convertido en un museo —empezó la pelirroja—, a unos 15 minutos de distancia, dentro de 2 horas. Ya compré los boletos, hay una sección apartada de la ruta guía por lo que lo interceptaremos allí antes de que consiga llegar con su negociante...

Nos estuvo explicando los detalles del castillo, así como llegaríamos y lo que haríamos estando allá. Escuché atento al igual que Jolie, y sinceramente esa era la razón por la cual llevé a Kya conmigo, ella siempre estaba un paso adelante sabiendo en todo momento que hacer, siempre eso era bueno.

Terminó de explicarnos todo, pero de pronto la puerta se abrió dejando entrar a Yukiko enojada seguida detrás de su enamorado, eso me decepcionaba ya que esperaba que sus problemas se arreglaran aquí, pero se podía ver que no era así, y temía que eso arruinara la misión.

—Perdón, no pude hacer nada —dijo Atenea entrando un poco agitada.

—No te preocupes, no es tu culpa —dije tranquilo.

Le di una mirada rápida a Kya para que hiciera algo con la situación, mientras que yo salí de la habitación para buscar a Nancy, y cuando revisé en el otro cuarto, noté que no estaba, por lo que salí al jardín por la puerta principal pasando por recepción. Di vuelta al hotel hasta llegar a un jardín con varias especies de rosales con unas bancas de color verde. Cuando di un recorrido visual por todo el lugar, encontré al ángel sentada en una, viendo la foto de sus padres.

—¿Qué haces aquí? —pregunté cuando me acerqué.

—Quería respirar —hizo una seña para que me sentara a su lado.

—¿Por qué? —pregunté cuando así lo hice.

—¿Puedo confiar en ti, Joshua?

—¿Por qué preguntas?

—Mi padre siempre decía que nunca había que confiar en las personas, a menos que te demostraran lo contrario, ¿puedo confiar en ti?

—Sí —dije seco.

—Está bien —asintió—. Los extraño.

Cuando dijo esas últimas palabras me quebré, me quebré por dentro, quería que me tragara la tierra, ya que me partía no decirle la verdad, y aunque quisiera, no podía, aun no era tiempo. Me levanté intentando salir lo más rápido posible de allí.

—Ve con Kya para que te dé los detalles de la misión, los necesitaras.

La ojiverde se levantó de asiento, pasó a lado de mí para empezar a caminar rumbo a la entrada del hotel. Yo la seguí por detrás.

—No me veas el trasero, que te creo capaz —dijo con una ligera risa.

Reí también, pero no dije nada. Algo era cierto, su trasero era genial, al igual que todo su cuerpo, los ángeles eran perfectos físicamente, la definición de belleza en el mundo se basaba en ellos, y eso era algo que admirar bastante.

Llegamos hasta la habitación en donde estaba Kya y aprecié como Félix y la peli azul estaban en partes totalmente opuestas al cuarto, el problema era en serio grande y eso me empezaba a asustar.

Pasaron los minutos hasta que llegó la hora de partir, trajeron la camioneta hasta la entrada y todos entramos en este, yo seguía siendo el conductor y Kya mi copiloto, la pelirroja me dio todas las indicaciones para llegar y todo el camino transcurrió sin nada importarte que reportar.

El castillo estaba en una altura elevada, por lo que para llegar ahí tendríamos que subir por un pequeño sendero, por fortuna el auto hizo todo el trabajo y llegamos hasta el estacionamiento.

El castillo era de color rosa y las cupulas de las torres de color violeta, eso era extraño ya que nunca había visto una edificación así. Los ventanales eran de color rosa y los marcos del mismo, solo que en un tono más fuerte. Y las paredes de una piedra rasposa. Todo era muy extraño, además que el recinto estaba cubierto por arboles grandes alrededor, en medio de un bosque.

Llegamos hasta la entrada en donde Kya, por medio de su celular, mostró las entradas ya compradas. Ingresamos junto a un grupo guía. pensaba en que es lo que pasaría, también Nancy seguía sin hablarme, pero eso era bueno, no hablarle era la mejor solución para que la culpa no me ganase y mis sentimientos no me afectasen.

El castillo era extraño igual por dentro, ya que en lugar que las escaleras dieran hacia arriba, daban hacia abajo, como si todo estuviera bajo tierra, me recordaba a Mane Rosh.

El interior era de color amarillo pálido, un café que manchaba las paredes, candelabros del mismo color que colgaban con varias pinturas extrañas, eran retratos de mujeres del siglo XV, con marcos metálicos grises.

El guía explicaba que el castillo había sido propiedad de un hombre de poder, que después de que su mujer murió, perdió la cordura.

—Joshua —dijo Kya a mi oído—, mantén los ojos abiertos, puede estar en cualquier lugar.

Asentí a esa oración, vi como Félix y Yukiko ni mirarse podían, ya que estaban molestos con el otro, temía en mis adentros que eso arruinaría todo, y si eso ocurriese se las verían conmigo. Atenea estaba entre ellos, supongo que para que no se separaran mucho del grupo. Jolie iba al frente y Nancy a mi lado, solo que no me miraba, seguía muy callada, y aunque eso me podía llegar a desesperar, no hice nada para no mostrar sentimiento alguno.

Bajamos por unas escaleras de metal circulares de color gris en forma de hélice, llegando hasta una pequeña sala, en donde di un recorrido con la mirada y pude ver al hombre que buscábamos.

Tenía las mismas facciones que se había descrito en su foto, solo que se veía un poco más demacrado, estaba nervioso y cargaba consigo un pequeño maletín de color negro.

Estaba recargado en una puerta, su cabello estaba un poco las largo. Me preguntaba si tenía algún poder.

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