Capítulo 25: Muerte
Las cosas ahora estaban en confusión, muchas personas no sabían lo que estaba pasando ni mucho menos cómo reaccionar al respecto, por lo que, en un intento de ayudar a John, un Tilikinisía al igual que yo, lancé con mi poder a todos los que estaban enfrente de mí y cayeron a muchos metros lejos, incluyendo a todos los soldados y la directora, quien impactó contra el suelo. Explosiones iban y venían como si fuegos artificiales se tratasen, caminé directo a ellos y Nancy me acompañó, volando.
Personas y vehículos iban volando de un lado a otro, muchas cosas explotaban, matando a las personas que se encontraban cerca, John se acercó a mí poco a poco, esquivando todo lo que le lanzaban, hasta que por fin llegó y me estrechó la mano.
—¿En serio creías que te llevarías todo el crédito? —dijo sonriente.
—Nunca me decepcionas, hermano —sonreí del mismo modo.
Una ráfaga de balas intentó llegar a nosotros, los cuales las detuvimos en el aire y cambiamos su dirección, haciéndolas ir al lugar de donde habían venido, matando a los soldados que nos habían disparado.
Escuchamos a unos helicópteros que se nos acercaban, así que John y yo nos quedamos en guardia, esperando a que nos atacasen, pero Nancy llegó a nuestro lado y, cuando vio los helicópteros, se puso en guardia también.
—Tranquilos, déjenmelo a mí —dijo Nancy soberbia.
Inmediatamente comenzó a volar, voló directamente a uno de los helicópteros al cual llegó en muy poco tiempo, ya que su velocidad de vuelo era impresionantemente rápida. Este no había notado su llegada, abrió la puerta y sacó volando al piloto de la cabina, haciéndolo caer cientos de metros hasta el suelo, destrozándolo con el impacto. Ella tomó el control de la aeronave y se llevó con ella la flotilla de helicópteros, para una lucha aérea.
Me mantenía preocupado, pero seguro, preocupado porque pensaba que Nancy le podía ocurrir algo malo, pero seguro porque sabía que ella era capaz de cosas extraordinarias.
Atenea se acercaba a los soldados que llegaban siendo refuerzos, matándolos o neutralizándolos, haciendo que su propio equipo se disparara a ellos mismo mediante fuego cruzado, ya que al teletransportándose, era imposible saber cómo matarla.
—Gracias por decirle a Atenea que nos ayudara —dije agradecido.
—Ella quería ayudar, además que te prometí que te apoyaría a crear una distracción para salir de aquí —respondió en el mismo tono.
Un grupo de 3 tanques ligeros con ruedas llegaron directos a nosotros y dispararon sus proyectiles, estos eran grandes, potentes y con un calibre muy grueso, pero eso no fue impedimento para nosotros. Con nuestro poder utilizamos sus propios proyectiles para redirigirlos a sus propios tanques, dando una vuelta completa, haciéndolos explotar bajo sus propias consecuencias.
—Aun no pierdes el toque —le dije.
—Obviamente no, aún tengo mucho en mí —guiñó un ojo.
Inmediatamente una persona salió del complejo, y nosotros lo notamos, ya que también mirábamos hacia aquella dirección. Era un agente, igual que yo, tenía puesto el mismo traje, era de color oscuro de pelo, una piel blanca y ojos cafés, estaba muy serio.
—Por las reglas de Dynamis Phragma, les ordenamos que se rindan —dijo con voz amenazante.
—¿Tú y cuántos más? —dije soberbio.
En un segundo, detrás de él salieron 4 agentes más, dos tenían el cabello rubio y eran más blancos con ojos purpuras, y los otros dos tenían el color rojizo y ojos del mismo color. Era obvio que los primeros eran Phos y los otros eran Pyr, y apostaría lo que fuera porque el líder, el del cabello oscuro, era un Anggelos.
—No lo repetiré una vez más, ríndanse o los mataremos —dijo el líder.
—Lamentablemente tendrán que matarnos —respondió John soberbio.
Los 5 agentes se pusieron en modo guardia e inmediatamente comenzaron a correr hacia nosotros, los Phos corrían a gran velocidad, el Anggelos volaba directo a mí y los Pyr lanzaban esferas de fuego. Vi a John y le guiñé el ojo sonriéndole al mismo tiempo, esto nos recordaba a los viejos tiempos. Los agentes eran más jóvenes que nosotros, así que caerían por su propia inexperiencia.
Esquivamos los proyectiles y cuando los Phos llegaron hasta nosotros, con nuestro poder, hicimos que siguieran su camino hasta impactar contra un auto que estaba boca abajo, lo cual ocasionó daños tanto para el vehículo como para ellos.
El Anggelos llegó hasta mí y empezó una batalla cuerpo a cuerpo, inició con patadas, las cuales esquivé con gran facilidad, después tomé su pie y como estaba volando, giré como si quisiera lanzar un martillo y lo lancé lejos para que impactara contra el suelo.
Esto era fácil para nosotros, así que no había porque esperar a que se nos complicase, los Pyr seguían lanzándonos sus esferas, las esquivamos con facilidad, los tomamos para alzarlos por los aires e inmediatamente los lanzamos contra el suelo a gran velocidad, uno de ellos murió al instante, ya que cayó de cabeza y por el impacto era imposible que sobreviviera. El otro apenas se repuso jadeante y lanzó esferas, al estar a punto de impactar contra John, él las detuvo antes de que le llegasen, lo cual al Pyr le confundió bastante.
—Idiota, también podemos controlar tus poderes —dijo John arrogante.
Eso era cierto, como Tilikinisía podíamos controlar los poderes de los demás, no en el punto de evitar que los usaran, sino que cualquier proyectil que cualquier ser arrojase, lo podíamos controlar.
Los proyectiles que el Pyr arrojó fueron redireccionados hacia él, y este con la poca fuerza que le quedaba intentó pararlas, él estaba tan débil que su intento fue en vano que sus propias esferas le impactaron, matándolo al instante.
Algo golpeó la espalda de John, haciéndolo tirarse un par de metros hacia adelante, entonces di media vuelta y vi a el par de Phos que se habían repuesto del choque que habían sufrido. Crearon 2 esferas cada uno y me las lanzaron, las cuatro seguían su curso hasta que la tomé en el aire y se las regresé a gran velocidad, ambos pudieron esquivarlas y corrieron a gran velocidad a mí que, solo pude ver el ligero y tenue haz de luz que dejaban a su paso. Uno intentó golpearme, pero pude esquivarlo, así que el otro, en un intento por hacerme daño, intentó golpearme con una esfera en la mano, por un par de centímetros la esquivé, tomé su brazo y lo lancé lejos, para que pudiera no hacerme daño, impactó contra el suelo, dejándolo bastante herido, el otro Phos lo lancé lejos en dirección opuesta, impactando contra el suelo también.
El Anggelos llegó a mí e intentó dispararme ya de una forma desesperada, expulsé todos sus proyectiles de mi camino y lo lancé al mismo lugar en donde estaba el segundo Phos. Ahora, ambos en el suelo, tomé el tanque bocabajo que estaba cerca mío y lo lancé hacia los dos que estaban acostados y medio vivos, y cuando impactó, todo explotó, por lo que oficialmente también habían muerto.
Miré a John quien se estaba recuperando del golpe que había recibido, y cuando me vio, solo asintió con la cabeza, para que matara al otro Phos que quedaba vivo. Me acerqué al rubio, le apunté con el arma y sin más, lo maté con un disparo en la frente.
—¿Estás bien? —pregunté cuando regresé a John.
—Sí, tranquilo, estoy bien, solo tengo que estar un poco más alerta.
Asentí con la cabeza y escuchamos a varios jets de ataque que se acercaban rápidamente, eso podía ser un poco peligroso si no se trataba con seguridad.
—Tranquilo, yo me ocupo —dijo John.
Inmediatamente se acercó a un auto de combate que estaba casi intacto, lo cual era asombroso por la cantidad de caos y cosas rotas por este lugar, se subió bajando al conductor muerto y condujo.
Lo que quería hacer era tomar el auto y llevarse lo más lejos que podía a los aviones, además de que, con su poder, podía controlarlos para que cayeran o se desviaran, y así lo hizo, con su poder equiparable al mío, tuvo el control de un avión para que impactara contra los demás, y ellos intentaban esquivarlo, una gran demostración de las cosas que se podían hacer siendo un Tilikinisía.
Las cosas iban muy bien, ya pocas personas estaban cerca, y los únicos que quedaban estaban haciendo un intento por no ser asesinados, aunque es cierto que tenía un poco de miedo. No faltaba mucho para que llegaran los refuerzos, y si no nos íbamos antes de que eso sucediera, entonces enfrentaríamos grandes consecuencias.
En todo este caos no había visto a la directora Brooke, no sabía en donde estaba y mucho menos como había escapado, di un recorrido visual por todo el lugar y había autos volcados, algunos quemándose, tanques pesados y ligeros que habían hecho explosión, algunos aviones que se habían pulverizado con graves daños y muchos cuerpos, todos de agentes y soldados. Eso me puso ligeramente mal, ya que ellos solo hacían su trabajo, aunque era algo cierto, si no me salvaba, ellos me matarían.
A los pocos segundos escuché un grito, un grito agudo y un poco chillón, reconocía esa voz a la perfección. Utilizando mi oído, busqué con la mirada el lugar de donde provenían aquellos gritos de dolor y cuando me di media vuelta, observé a Atenea en el suelo, muy cansada y dañada, exhausta y dolorida, había recibido mucho daño, estaba acostada con la cara al suelo y apenas podía respirar.
Enfrente de él estaba Dylan totalmente recuperado, apuntándole con un arma. Eso me espantó al instante y en un segundo quise lanzarlo por los aires con mi poder, pero antes de que aquello pudiera llegar a él, Dylan, alzando una mano hacia mi dirección, detuvo mi poder, ¿y cómo sabia eso?, pues cuando lancé mi fuerza levantó una fina capa de polvo que se dirigía hacia él, pero a unos centímetros, esta se detuvo completamente, dejándome estupefacto.
Él alzó su mirada hacia mí, me miró fijamente y juro que vi en sus ojos una persona diferente, no estaba el miedoso y débil Dylan, el cual un niño de 8 años podía ganarle, sino que estaba un hombre con la mirada fría y retadora, una mirada malvada y llena de odio.
—No eres el único imbécil con esos poderes aquí —dijo soberbio.
A los pocos segundos y, sin mirar a Atenea, le disparó en la cabeza. Ella inmediatamente dejó de respirar. Había muerto.
—¡No! —grité horrorizado.
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