Han transcurrido más de cinco años, desde el último combate de los guardianes elegidos, para crear el perfecto y majestuoso cristal de los deseos; el cual ahora, parece haber quedado en el olvido.

Hace unas estaciones atrás, aparecieron dos extraños felinos con habilidades telepáticas, pidiendo el apoyo de ocho muchachos, quienes tuvieron que sacrificar algo realmente valioso; sentimientos compartidos o personas que siguen añorando, provocándoles más de una lágrima, por los malos recuerdos que adquirieron.

Es cierto, hubo muchos arrepentimientos que lastimaron, traiciones y acciones que desgarraron corazones, pérdidas que no pudieron recuperarse. Pero, a pesar de todo eso, los elegidos pueden decir con total seguridad, sin importar que sus poderes hayan desaparecido; se sienten satisfechos de quienes fueron en el pasado y en quienes se convirtieron ahora.

Porque no interesan las peleas y las confusiones, ante todo, su amistad prevaleció y se sienten tranquilos; porque cumplieron con su verdadero objetivo, proteger a sus seres amados.

Esas memorias, rondan los pensamientos de siete chicos que actualmente, se encuentran cursando el tercer año de universidad. A pesar de encontrarse en especializaciones diferentes, aún tienen tiempo suficiente para encontrarse y recordar con anhelo viejos tiempos, mientras crean nuevas experiencias que los llevarán a un destino, construido por ellos mismos.

—Hasta él ha tenido una nueva oportunidad —Jordán señala a un pequeño niño de cabellos azabaches, correteando detrás de un cachorro—. Espero en esta ocasión, tenga la posibilidad que necesita.

—Te aseguro que las cosas, ahora serán diferentes para él; así como, ha resultado para nosotros —Nicolás muestra una sonrisa, observando como una señora corre detrás del pequeño terremoto, quien no deja de moverse de un lugar a otro.

—Creo aquí es el momento adecuado, donde decimos que realmente lo extrañamos, ¿verdad? —Gerardo pregunta, mientras mira el resplandeciente cielo; maravillándose con el radiante color que muestra la mañana.

En el pasado, cuando los siete chicos despertaron, se encontraron en el lugar donde habían desaparecido; llevándose más de una sorpresa. Porque no solo terminó ese combate, también sus pulseras desaparecieron junto a sus habilidades para utilizar poderes elementales.

—A pesar del tiempo, no importa cuánto transcurra, ese gato sigue cayéndome como una patada en el estómago —menciona Fernando, refiriéndose a Exitium, quien días después había aparecido para explicarles lo sucedido.

El felino púrpura, les narró el sacrificio de su amigo, quien para liberar las almas atrapadas de todos los guardianes de las diversas generaciones y crear una energía pura que mantuviera la existencia de ambos mininos; utilizó su primer deseo junto al poder máximo del cristal que representa la esperanza, teniendo que realizar el sacrificio de la existencia como precio.

—Eso explica, porque muchas personas que alguna vez lo conocieron, ahora no lo recuerdan; es como si nunca hubiese existido en este mundo —concluye Miguel, ante los recuerdos de ese día.

Sin embargo, en palabras de Exitium, ante ese noble sacrificio, ambos gatos decidieron regalarle una esperanza antes de separarse; porque después de ese momento, Spero desapareció y nadie supo más de su existencia.

—Es demasiado doloroso que alguien sea olvidado, quizá él no lo haya pedido; pero nosotros quisimos darle un recuerdo — acordando que Alfredo, solo permanecería en las memorias de las personas que realmente lo amaron. Por eso, su familia y amigos cercanos, pensaron que el muchacho había perecido a manos de una criatura, como sucedió con muchas otras personas.

—Es mejor sigan creyendo eso, porque sería triste narrarles la verdad —finaliza David, respondiendo el saludo de los tres mejores amigos de luna; quienes corren junto a Enzo, acercándose para reunirse con ese grupo que ha estado esperándolos.

A pesar de las explicaciones de Exitium, quien también se esfumó sin dejar rastro alguno, los siete muchachos continúan con algunas intrigas; pues quisieran saber qué sucedió con el cristal de los deseos y si llegó a liberar su verdadero poder. Porque en opinión de Rei, era uno de los artilugios mágicos más poderosos creado en el universo; capaz de cumplir incontables anhelos, sin límites o sacrificios.

No saben si futuras generaciones, pasarán por la misma situación que ellos; no obstante, si llegara a suceder, tienen la certeza que estarán ahí para apoyarlos. O quizá lo haga Alfredo, buscando la forma de protegerlos desde donde se encuentre.

—Encontraste jóvenes demasiado interesantes, sus vitalidades superaron nuestras expectativas y debemos esperar al mañana —un gato de largo pelaje grisáceo, aparece en compañía de su semejante.

—¡Oh Vitae!, creo es mejor marcharnos; después de todo, tenemos otros chicos que también debemos madurar —Exitium observa aquella escena desde una corta distancia; mostrando irónicamente, una cálida expresión antes de desaparecer del lugar, junto a su acompañante.

El grupo de chicos vuelve a reencontrarse entre sinceras sonrisas, mostrándose felices por seguir compartiendo agradables recuerdos. Pues es bueno mantener a tus amigos de la escuela, con quienes pasaste muchas aventuras, ¿cierto?

Además, es extraño comentarlo o describirlo con sus propias palabras; pero el cielo resplandece frente a sus ojos, como si estuviese feliz de juntarlos. Provocando una conocida calidez que embarga sus corazones.

—¿Estás seguro que no quieres acercarte? —Alfredo niega ante la pregunta de su compañero felino que trae en brazos, mostrándose satisfecho con solo observar a sus preciados amigos. Porque ahora este muchacho, es solo esencia y Spero puede tomar esa forma, decidiendo acompañarlo en su nueva misión.

Pero decide arriesgarse antes de marcharse, acercándose cautelosamente hacia Enzo, depositando un casto beso sobre su moflete; transmitiendo una dulzura que sorprende al muchacho, y al mismo tiempo, logra confundirlo al no encontrar a alguien cerca.

Aunque un descuido lo ha puesto en evidencia, porque el trigueño ha encontrado una pluma blanca a sus pies, sonriendo al entender esa sensación de felicidad que le ha transmitido aquel roce.

—¡Oye Enzo!, apresúrate si no quieres quedarte atrás; de lo contrario, me comeré todas las golosinas que compremos —grita un efusivo Jerson, con esa inagotable energía que siempre lo ha caracterizado.

Este puede parecer el final de esta historia, aunque no podría asegurarlo con certeza; porque la aventura llamada guardianes, quizá podría continuar.

¡FIN!

REI KAWAHANA