42: Rei
—¡¡NOOO...!!
Un furioso y descontrolado Alfredo, ha perdido ese raciocinio que lo mantenía resplandeciendo con calidez, todo rastro de ese optimismo que lo caracterizaba, ese único anhelo al que estaba aferrándose, acaba de desaparecer; todo acaban de arrebatárselo, dejando solo a un muchacho, con una mirada opaca y sin miedos que lo controlen.
Es cierto, cuando mencionan que el dolor en intensidad o el odio descontrolado que derramas sobre una persona, puede crear un monstruo en una versión mucho peor que la tuya; alguien que te perseguirá hasta saciarse por completo. ¿Cuánto daño necesita una venganza?, no existe una cantidad determinada, solo la satisfacción de quien está buscándolo.
Y el elegido de la luna, en estos momentos es un claro ejemplo, cuando ha perdido esa esencia que lo convirtió en esperanza. ¿Miedos?, ¿dudas?, ¡nada queda!; todo eso ahora, parece un efímero sueño del que acaba de despertar.
Por eso, dejándose dominar por sus más primitivos impulsos y ese extraño sentimiento que le pide buscar sufrimiento; se abalanza contra Rei, en un primer puñete que atina directamente en su rostro, moviéndose con agilidad para estamparle un segundo, haciéndolo retroceder.
Valiéndose de esa desventaja para el otro, se apoya en sus manos, dándole una fuerte patada que termina arrojándolo, contra los restos de un edificio que intentaba sobrevivir.
¡Boom!
—¡Eso es realmente impresionante!, chico que representa la esperanza —las carcajadas de oscuridad, demuestran su poco sentido de cordura, mientras se limpia un rastro de sangre que recorre sus labios; no importándole, estar bajo una lluvia de golpes que Alfredo utiliza, para enterrarlo bajo más escombros.
—Destello fulminante de la luna llena.
Su primera técnica, se dispara con tanta potencia hacia su objetivo que sorpresivamente, le atraviesa el hombro; a la par que otros rayos, colisionan en diferentes lugares, generando diversas explosiones.
—¡Vaya!, me estás sorprendiendo, debo admitir que estás superando mis expectativas —un rápido objeto aparece entre la nube de polvo que se ha creado, golpeando inesperada y directamente cerca del diafragma del elegido de la luna; lanzándolo contra un enorme piedra. A pesar de tal brusquedad, parece que el dolor es lo menos importante.
—¡Oh no!, ¡aún no he acabado!, mi querido elegido de la esperanza —oscuridad envía el mango de su guadaña, en fulminantes ataques que entierran al contrario, en lo más profundo de los escombros.
Sin embargo, unas cadenas son expulsadas desde las profundidades, agitándose bruscamente y deteniendo esa táctica que amenaza con alcanzar a su recuperado dueño.
—Parca representación de la oscuridad.
Rei está empezando a impacientarse, invoca a su defensor que toma su arma como propia, para de una sola cortadura, detener esa molesta estrategia; haciéndola desaparecer en otro estallido. No obstante, un segundo grupo de cadenas, son arrojadas para atrapar a la desprevenida invocación, aplastándola con violencia hasta desaparecerla.
El representante de la destrucción chasquea los dientes, mostrando su enojo; pero no se inmuta, ante la resistencia que está demostrando Alfredo, es esperado cuando está utilizando sus poderes, nacidos del odio de su corazón. Está observándolo emocionado, al verlo levitar dentro de una esfera de luz, mostrando solo unas cuantas heridas y nada de dolor.
Con esa imagen, comprende que su plan está funcionando y solo haciendo que el guardián de la luna pierda su esperanza, solo de esa única forma; «obtendré una energía mucho más poderosa, nacida del resentimiento de la humanidad; seré tan fuerte que esta vez, nadie me detendrá», sonríe satisfecho, mientras ejecuta su siguiente movimiento.
Si algo puede hacer, para que Alfredo pierda esa poca cordura que lo mantiene siendo la luz, es enfrentándolo a alguna memoria de sus preciados amigos; invadiendo también sus pensamientos, para hacerlo escuchar los quejidos de las personas que van muriendo, a causa de su mortal técnica. Y porque no, si puede agregarle las imágenes de su familia y de su preciado novio que intenta proteger; ayudaría mucho en sus planes, de apagar esa calidez que tanto le fastidia.
En un truene de dedos, hace brillar su nueva pulsera, invocando a los defensores que ahora le pertenecen; al mismo tiempo que luna, se atormenta con voces que gritan por auxilio, otras llorando ante la pérdida de sus seres amados e imágenes que preferiría olvidar.
—¡¡NOOO...!! —sacude la cabeza, buscando liberarse de todos esos tormentos que solo incrementan su odio; las lágrimas siguen escapando y ahora tiene un propósito rondando sus pensamientos, eliminar a su enemigo.
Al alzar la mirada, se enfrenta contra un ágil Grafo que lo toma desprevenido, cayendo sobre él en un furioso tornado; para seguidamente, sentir las abrasadoras llamas de Nemea, fusionándose con esta primera técnica y levantándose hacia el cielo, aumentando la temperatura con cada nuevo impacto.
—Múltiple lazo de la esperanza.
Sin embargo, invoca sus poderosas cadenas que salen a velocidad desde el subsuelo, atravesando el cuerpo del defensor del fuego y obligándolo a desaparecer. Para luego en otro rápido movimiento, provocar se enreden alrededor del torbellino; apretando con tanta rudeza que logra devolverlo a su forma original, el representante del viento, a quien estruja hasta desvanecerlo.
—Puedes darme más odio, necesito mucho más de tu sufrimiento —escucha como unas risas se burlan de su amargura—. ¡Recuerda!, soy tu enemigo y estoy matando a todos tus seres queridos, como lo hice con tus amados amigos —oscuridad susurra a lo lejos, observando satisfecho como la técnica de Alfredo, entra por la boca de Amaru, para desagarrarlo desde adentro.
Pero lamentablemente, luna no puede escapar del potente apretón del gigante Goliat, quedando atrapado entre sus enormes manos; aplastándolo y dejándolo aturdido. Oportunidad adecuada, para que la invocación se mueva a través de las dimensiones y enterrar al muchacho bajo su inmenso puño.
Spero queda aterrado con el combate que está presenciando y que el más cruel de los guardianes ha provocado, lamentándose de no haber cumplido con su principal propósito; proteger esa cálida luz que le transmitía esperanza.
Puede que las técnicas y las habilidades de su elegido sean las mismas, sin embargo, no tienen ese calor que lo deleitaba y disfrutaba compartir. Pero a pesar de todo, con cada movimiento del muchacho y con su conciencia perdiéndose, en un odio provocado por tanto sufrimiento; confía en tener una sola oportunidad para recuperarlo, o simplemente, dejarlo destruir lo que alguna vez prometió proteger.
Pues un destello de luz, ha atravesado el brazo del defensor del espacio, partiéndolo en dos; mientras unas cadenas ingresan a la dimensión, oyéndose un fuerte gruñido antes de colisionar en una detonación.
Valiéndose de la poca visibilidad, por culpa del polvo levantado; Alfredo intenta sorprender a su oponente, en una batalla cuerpo a cuerpo; abalanzándose sobre él, para golpearlo. Aunque parece que oscuridad tuviese la delantera, como si leyera sus pensamientos; porque demuestra que sus reflejos son más rápidos, al lograr esquivarlo sin recibir daño alguno.
Situación preocupante para esperanza, porque puede estar dominado por la furia y actuar de forma impulsiva; pero esos movimientos están restándolo energía y poniéndolo en desventaja. Pues su enemigo con solo unos murmullos, ha logrado que una técnica de piedras se levante del suelo, tomándolo desprevenido y golpeándolo con tanta rapidez, hasta elevarlo por los aires.
—¡Sepultura sin retorno!
Escucha esas palabras, reaccionando tarde y sintiendo como su cuerpo es aplastado, por unas gigantescas manos formadas de arena; provocando una onda de energía que lo ha aventado, lejos del campo de batalla.
A pesar de esa dificultad, de encontrarse perdiendo y con escasas probabilidades de revertir el combate a su favor; con sus energías desgastadas y reflejándose en el parpadear de su cristal; su único objetivo se mantiene latente, provocar que su enemigo reciba el mismo sufrimiento que él está atravesando.
Y como si de un títere se tratara, luna vuelve a invocar sus cadenas, incrustándolas con furia en el suelo, formando caminos que le permitan acercarse hacia el contrario. Sin medir las consecuencias, solo arroja todas las técnicas que sus pensamientos le mencionan, provocando que su enemigo enfurezca y aumenten más los daños de la batalla; sin interesarle la destrucción del lugar o sin preocuparse de los pueblos cercanos.
Porque muchas personas están escapando aterradas de sus hogares, junto a sus seres queridos; intentando resguardarse y sin comprender que está sucediendo, por qué toda esa desgracia.
«¿Cuál es tu verdadero deseo?», una voz logra penetrar en la consciente de Alfredo, deteniendo repentinamente todo movimiento y haciendo que su técnica también quede inmovilizada. Destrucción lo observa intrigado, pues el muchacho parece perdido en sus pensamientos, preocupándose por sus planes que pueden ser embaucados.
«Acaso... ¿has olvidado aquello que intentabas proteger?», ese conocido timbre, vuelve a atormentarlo; imágenes de personas asustadas pasan por su cabeza, aumentando su angustia y tristeza.
—Será mejor que te animes a continuar esta batalla, de lo contrario, terminaré destruyendo este planeta —Rei alza su mano creando una esfera de energía oscura, elevándola hacia el cielo, mientras va aumentándola de tamaño.
—O quizá, quieras seguir escuchando esos patéticos lamentos de ayuda, de todas las personas infectadas por mi técnica anterior —y Alfredo, vuelve a escuchar unas voces quejándose, otras suplicando y llorando desconsoladamente.
«¿Cuál es tu verdadero deseo?», tener tantas palabras resonando dentro de su cabeza, solo logran confundirlo más; sintiendo como si en cualquier momento, fuese a estallar.
No entiende ni comprende a quién debería obedecer, o si todo, se trata de una simple ilusión. «Recuerda, ¿cuál es tu verdadero deseo?», las palabras de Spero golpean sus pensamientos, provocando que explote en un descontrolado llanto; logrando que su pulsera, resuene en respuesta y liberándose de ese control que la mantenía cautiva.
Esa calidez que siempre ha caracterizado al elegido de la luna, ese resplandor de esperanza que motivaba hasta al corazón más desolado; nuevamente está regresando, cuando expulsa desde la pulsera, su verdadera y brillante luz. Un destello tan poderoso que ciega a todas las presencias cercanas, impidiéndoles moverse; mientras él, es encerrado en una extraña dimensión.
—Me alegra que hayas vuelto a ser tú mismo —Spero se muestra algo agitado, pero mantiene esa misma afectuosa mirada, ante un confundido Alfredo; quien trata desesperado de reconocer el lugar donde se encuentra.
Es extraño, parece como si se encontrara aislado de la realidad, en una desconocida distorsión que lo mantiene protegido.
—¿Spero?, ¿qué sucede?, ¿dónde estoy? —pregunta confundido, aunque rápido sus recuerdos vuelven con brusquedad a su consciente, haciéndole saber que es el guardián restante.
—Oscuridad utilizó su técnica para manipularte, como hizo con Fernando, logrando liberes tu poder a través del odio —el felino plateado, explica como el arma de ese guerrero, dispara flechas a través de dimensiones; incrustándose en alguna parte del cuerpo de su objetivo, permitiéndole manipularlo con simples palabras—. Tu energía fue impresionante, realmente maravillosa; pero había perdido esa calidez de esperanza. No debes permitir que te controle, no cedas convirtiendo en otra versión de él.
—Pero..., pero... —empieza a recordar, como su familia ha desaparecido ante la guadaña del defensor oponente; y como Enzo, fue aplastado bajo una poderosa técnica—. Todos han muerto y no he podido protegerlos; ni a ellos, ni a los chicos —permite que las lágrimas escapen, mientras sacude la cabeza, tratando de alejar todos esos tormentosos recuerdos.
—¡No te preocupes! —la tranquilidad de Spero, lo hace sentirse confundido—. Todas esas imágenes, fueron una simple ilusión que oscuridad utilizó en tu contra, para cumplir con sus objetivos; aunque no puedo asegurarte que no suceda en unos momentos —emocionándolo un poco y pensando que quizá, los otros guerreros también...
—Los chicos sí han desaparecido, en este combate maldito que lleva siglos de existencia; y de eso, no hay marcha atrás.
A pesar de enterarse que su familia y persona amada se encuentran bien, no puede evitar sentirse culpable, con una presión sobre su corazón, como si alguien estuviera estrujándolo con violencia; pues de haber sido lo suficientemente valiente, tal vez habría podido ayudarlos a tiempo.
«Si quizá..., si quizá..., yo...», no obstante, el minino le hace saber que nada hubiese cambiado, si su idea era enfrentarse desde el inicio a destrucción. Además, los lamentos son innecesarios, porque no le devolverá a sus amigos.
—¿Recuerdas la conversación que escuchaste tuve con Jordán, Nicolás y Fernando? —esa pregunta lo toma por sorpresa, respondiendo con un leve asentir—. En realidad, fue absurdo comentarles aquello, porque sacrificarte en una batalla solo contra oscuridad, no hubiese tenido ningún cambio —resaltándole que a las finales, algunos de sus amigos seguirían sin madurar y tendrían que iniciar esta guerra, para cumplir con su verdadero designio.
—Esta masacre igual se hubiese dado y los resultados quizá, serían mucho peores —Spero agita la cola, mostrando su tranquilidad de tenerlo con él—. Como dijeron los muchachos, la única alternativa es que te conviertas en el guardián ganador y decidas cambiar este destino. No puedes seguir negándote, a obtener un poder que posiblemente sea tu salvación.
Esas palabras le hacen recordar a Exitium, «los humanos son tan inmaduros, actuando como si las cosas que no quisieran ver o creer, no existiesen; para ustedes, es mejor olvidar antes que enfrentar»; admitiendo que lamentablemente, tenía razón.
Sonríe sarcástico por esa realidad y porque su terquedad terminó consumiéndolo en un irrazonable odio, perdiendo su esencia protectora y convirtiéndose en una persona desconocida; enfrentándose a la misma situación que sus amigos, cuando perdieron el sentido de justicia y cayeron en desesperanza, casi destruyen aquello que una vez prometieron cuidar.
¡Sí, es cierto!, la desesperación puede sacudirnos bruscamente y convertirnos en un temible monstruo que consume todo a su paso; llegando en ocasiones a perder el control de uno mismo y pudiendo lastimar hasta aquellos que en algún momento dijimos amar. Quizá nos amparemos en el sufrimiento que hemos recibido; sin embargo, ¿eso realmente cambiaría algo?
«¡No!, puede que tal vez logre vencer a oscuridad, pero me habría convertido en una entidad sin esperanza; en una versión mucho peor que ese guardián. Realmente, ¿quiero ese desolado futuro?», esa pregunta despierta una calidez en su corazón, extendiéndose por todo su cuerpo.
—Recuerdo que alguna vez Rei, también fue un representante de la luna como tú —esas palabras lo toman por sorpresa; pues pensó que cada elegido estaba destinado a un poder en específico.
—Cuando te conocí, recordé la misma calidez que él me mostró; un deseo tan puro y desinteresado que, solo buscaba la felicidad de otros. Por eso, desde el principio te quise proteger, no quería que se vuelva a perder esa esperanza —se asombra aún más, al enterarse que sus predecesores de elemento, no demostraron esa nobleza; porque en opinión de su acompañante, solo se preocupaban por banalidades.
Según el relato de Spero, su ahora enemigo, en su momento fue el mejor guardián de su generación; un muchacho de una nobleza incomparable y quien sería digno de convertirse en el auténtico Guardián de los Deseos.
—Para convertirse en el guerrero final, no importa ser el más fuerte o el más hábil de todos; cualquiera de ustedes, hubiese podido convertirse en el verdadero elegido —resaltando que lo realmente importante, es la determinación de sus deseos.
—La tragedia de Rei, empezó cuando para proteger a su persona amada, tuvo que mostrar su verdadera identidad; una que muchos temían. Como sucedió contigo en su momento, claro que con un resultado diferente —el gato plateado, narra con tristeza como el muchacho quedó traumado al ser rechazado, aborreciendo el destino que había escogido—. Es cuando entendió que sacrificarse por alguien, no te asegura sus sentimientos; todo lo contrario, a veces te aleja de quienes dijeron quererte.
Alfredo intenta contradecir, pero su amigo felino con un solo movimiento de cabeza, le hace entender que es tarde para reflexionar con su oponente; pues el pasado no puede cambiarse.
«Después de todo, él también tuvo un importante deseo para proteger», recuerda las palabras de Miguel; pues en un principio, no entendía ese tonto afán de iniciar una guerra que solo provocaría sufrimiento. Pero ahora, comprende el dolor que atravesó destrucción.
—Rei intentó insistir para mantener ese cariño, no obstante, las palabras y las acciones se volvieron mucho más duras; tanto que perdió el control, por culpa de nuestras insistencias y terminó tomando la vida de la persona que amaba —puede visualizar en sus pensamientos, esa desgracia que convirtió a un guardián, en el enemigo que ahora enfrenta.
—Con ese acto, perdió la cordura y decidió iniciar la guerra de guardianes en su generación; adueñándose de los cristales de sus amigos y cambiando de esencia, decidiendo juramentar ante la oscuridad —ahora comprende mejor los distorsionados ideales de ese elegido—. Por eso, piensa que puede obtenerse una energía más poderosa, a través del odio y el sufrimiento; además, tendría mejor control sobre el poder que busca.
Spero le comenta, como los otros muchachos en un inicio, despertaron como guardianes a través de una experiencia traumática, relacionado con el odio o el sufrimiento; ese fue el motivo, por el cual sus poderes se desarrollaron más rápido y obtuvieron una increíble energía, influyendo en el anticipado despertar de su defensor y en un hábil aprendizaje de sus armas mágicas.
—¡Tú fuiste la diferencia!, tu deseo me resultó incomprensible en su momento, porque no era posible cumplirlo en el hoy; pues solo se conseguiría, a través de la convivencia y por ti mismo. No tuviste que pagar un precio alto —indicándole que por ese motivo, en un inicio era el guardián más débil del grupo.
—Pero fuiste creciendo poco a poco, aprendiendo de lo bueno y lo malo de las experiencias, sin dejarte cambiar; pues tu excesivo idealismo, aunque tonto para otros, te permitía mantener esa esencia que puede resultar invencible —añadiendo que, eso explica porque el contrario, siempre lo ha tenido como su principal objetivo.
Alfredo también se entera que oscuridad fue en realidad, el primero en despertar de los nueve, una presencia que no pertenece a esta época; pudiendo finalmente comprender las palabras de Miguel, «su existencia trasciende a límites inimaginables».
Desde ese entonces, ha estado observando cada movimiento de los demás elegidos, sus interacciones y especialmente, decepciones con aquellos en quienes alguna vez confiaron. Confirmando su teoría y fortaleciendo la errónea idea que solo el odio, formaría un perfecto cristal de los deseos, llenándolo de una energía ilimitada.
—Por eso, intentó hacer que el guardián de la luna perdiera la esperanza, resultaría más fácil manipular la energía de su cristal; ¿por qué?, pues él ha perdido la capacidad de sentir bondad —con ese derrotado suspiro, entiende que no estaba equivocado—. ¡Por favor!, no debes ceder a sus malvados planes, eres él único que puede vencerlo.
Su acompañante felino le indica, estar usando sus últimas energías para comunicarse; porque ha utilizado su habilidad tantas veces en el día, que aún no se ha recuperado. Además, ambos gatos están llegando al límite de su existencia y necesitan la energía pura del cristal de los deseos para continuar su misión.
—En el pasado, nosotros tuvimos que detener a Rei, porque sus ideales iban en contra de nuestros designios; pero a través de las generaciones, ha ido fortaleciéndose y no creo podamos seguir frenándolo —contándole como despertar tras despertar, ha tomado la vida de inocentes para hacerse con su poder.
—Tengo las esperanzas puestas en ti, debes conectarte con tu verdadera esperanza y recordar que prometiste proteger toda vida. A veces, no puedes cambiar un corazón malvado; sin embargo, sí podrías darle otra oportunidad —son las últimas palabras que escucha en sus pensamientos.
A pesar de tener algunas dudas que quisiera despejar o buscar tomarse un momento para pensar cómo actuará, no tiene tiempo para aclararlas; pues despierta a una realidad que había estado negándose; asustándose, cuando descubre el desastre provocado por su impulsividad.
Decidido, arroja una esfera de luz contra la energía oponente, desapareciéndola en pequeñas luces negras que se pierden en lo alto del oscuro cielo.
—Veo que has despertado de tu dulce sueño, mi querido durmiente —su rival muestra esa característica sonrisa sarcástica; aunque parece más fastidiado, por haber perdido el control sobre sus pensamientos.
—Esta vez..., me encargaré de terminar este combate, porque estoy decidido a cambiar nuestro destino —se levanta para encararlo, demostrando esa determinación que había perdido, mientras le permite a unas lágrimas caer por sus mejillas; imaginándose todo ese dolor que su oponente, debe haber atravesado.
—¿Llorando?, ¿por qué?, ¿por qué has perdido amor?, ¿amistad? —Rei pregunta en una carcajada llena de burla—. Todas son estupideces que los humanos se inventan, para justificar su poca resistencia a la soledad —escupe cada palabra con desprecio, mirando incrédulo a ese representante de la esperanza, quien está fastidiándolo con esa mirada que ha cambiado, demostrándole calidez.
Alfredo está decidido, no solo quiere terminar esta maldita pelea, también tiene un nuevo ideal retumbando en su corazón; brindarle anhelo a un alma perdida, a quien se niega a recibirla, a pesar de necesitarla desesperadamente. Se podría considerar, ¿cómo un deseo egoísta?
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