Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

38: Siempre te cuidaré

«Venir a la escuela no tiene el mismo sentido de antes, las cosas han cambiado bastante», Alfredo se encuentra observando a través de la ventana de su aula, mientras los pocos compañeros que han asistido, seis personas para ser exactos, incluyéndolo; se divierten leyendo la reciente revista semanal de chismes, con lo más caliente de sus artistas favoritos.

Se siente un poco solo, porque Enzo tampoco ha venido, pues sus padres se encuentran preocupados y han preferido se quede en casa; tomando la excusa, de una asistencia no obligatoria hasta nuevo aviso. Claro que detrás de todo eso, se encuentra otra verdad, una noticia circulando en los noticieros, donde se informa que gran parte de la ciudad ha sido devastada; según Spero, a causa de un poderoso combate, imaginándose quién o quienes pueden ser los causantes.

«Quizá Jordán esté atacando a los demás para conseguir los cristales», recuerda como su acompañante felino, le ha infundido esa idea.

Sus mejores amigos se encuentran divirtiéndose por los alrededores, decidiendo relajarse del aburrimiento que les causa estar sin hacer algo productivo. Y los chicos, ninguno ha vuelto a aparecer después de la última conversación; después de todo, se ha resignado a la idea que nada va a mejorar y que las amenazas de oscuridad, están cumpliéndose.


----- *** -----

Flashback

—Has escuchado toda nuestra conversación, ¿verdad? —asiente ante las preguntas de Spero—. Ahora puedes comprenderlo mejor, podría existir una posible forma de acabar con todo esto; pero no siempre las leyendas son ciertas y no todos están dispuestos a realizar sacrificios —sus miradas están conectadas, demostrándose la sinceridad en sus palabras.

—Sin embargo, si no lo intentamos, nunca sabremos si esas leyendas guardan algo de verdad —Alfredo sorprende a su acompañante, porque extrañamente, su mirada destella como si hubiese estado esperando este momento; «acaso, ¿no tiene miedo de su destino?», sigue pareciéndole un muchacho de extraños pensamientos.

—Estarías dispuesto... —no espera que el contrario complete su frase, asiente con determinación; porque en el fondo de su corazón, si existe una pequeña esperanza, está dispuesto a tomarla.

Spero desde su despertar, nunca ha comprendido esa forma de pensar de su elegido; llegó a creer que posiblemente se encontraba aturdido, pues estuvo aislado por varios años. Pero cuando entrará en contacto con la realidad de su mundo, cambiaría como lo han hecho sus amigos.

No obstante, parece que esa inocencia se mantiene intacta y en este momento se pregunta, ¿es una buena cualidad o puede convertirse en un defecto que termine en su propia destrucción?

—¿Por qué no nos dijeron toda la verdad desde el inicio? —despierta de su ensoñación, encontrándose con la curiosa mirada de Alfredo recorrerlo.

Para luna, esa pregunta siempre ha estado incomodándolo y esperaba el momento adecuado para buscar una respuesta certera; pues está seguro que de haberlo sabido, al igual que todos los involucrado; hubiesen pensado bien, antes de decidir.

—No podíamos decirles más de lo necesario, porque no nos está permitido; nuestra misión es lograr que los elegidos maduren sus cristales, para que juntos se conviertan en el Guardián de los Deseos —el felino plateado utiliza su calmada voz, tratando de tranquilizar a su inquieto acompañante; quien como cada noche, se la pasa preguntando y buscando alguna forma alterna de solucionar todo ese problema.

—¿Por qué nosotros?, quiero decir... ¿qué tenemos de especial para haber sido elegidos? —Alfredo tiene muchas dudas sobre el resultado final de ese combate, porque podría suceder lo mismo, como cuando eliminaron a los kirai.

—Los elegidos no se escogen por atributos físicos o mentales, simplemente ha sido parte de su destino desde que nacieron; convertirse en guerreros —Spero lo comprende y suele tenerle más paciencia, superando sus propios límites—. Para crear el cristal perfecto, debe haber una mezcla exacta de sentimientos contradictorios.

—¿Para crear el cristal del deseo?, ¿por qué oscuridad nos llamó descendientes del oráculo? —otra característica terrible de este chico, es su incontrolable curiosidad.

—¡Uhm!, eso es sencillo de responder, se les bautizó con ese nombre, porque todos sus guardianes están conectados con los guerreros protectores del oráculo. Y si quieres saber el porqué de ese designio, ¡te lo explicaré! —el minino se adelanta revelando la inquietud de su elegido, acomodándose sobre la cama sin quitarle la mirada, pues sabe que está por revelar una historia algo larga.

El gato de largo pelaje plateado, comenta como un ser superior en fuerza, inteligencia y cualidades, creó el universo en un soplido; expandiéndolo sin límites y estableciendo un punto intermedio que muchas razas desconocidas para los humanos, nombran como el centro del oráculo.

—En este lugar se encuentra el caldero de la existencia, es aquí donde toda esencia nace y regresa llegado su final. ¿Qué hay dentro de ese caldero?, nadie lo sabe con exactitud.

Utiliza algunas leyendas urbanas del lugar donde nació, explicando como el centro del oráculo, es custodiado por nueve bestias sagradas, conocidas como los guerreros del oráculo.

—Su deber ante todo, es proteger ese lugar sagrado de fuerzas viles que intenten profanarlo; porque el poder que ahí se encuentra, es absoluto y puedes obtenerlo de un solo fruto del árbol de la ilusión —Alfredo se sorprende, al enterarse que los elegidos por el cristal del deseo, generación tras generación; de cierta manera, descienden de esas presencias que toman la forma de sus defensores.

—Con el nacimiento de las diferentes formas de vida que se esparcieron por el universo, nuestro creador también formó a ocho entidades, a las cuales les entregó una parte de su inmenso poder, distribuyéndolo por igual. ¿Con qué intención?, ellos serían los encargados de ayudar a que la vida se expandiera —resaltando que ese propósito cambió, convirtiéndose en una vil batalla que acabó con la esencia de estas creaciones y de razas que terminaron por extinguirse.

—Antes de desaparecer, esos ocho distribuyeron toda su energía, en diversos objetos mágicos que enviaron por el universo; unos más poderosos que otros y algunos tan malditos que nadie quisiera tomarlos —explicando cómo cada artilugio mágico, es destinado a un elegido que utilizará ese poder para su propia conveniencia—. Pero cada uno tiene un designio que debe cumplirse, como el cristal de los deseos que debe ser formado, a través de una combinación exacta de sentimientos de la experiencia.

Explica la misión de los representantes de la vida y la muerte, Spero y Exitium, que consiste en restaurar el cristal del deseo cada cierto tiempo, con la intención de crear al guardián perfecto. Además, de obtener un segundo beneficio, lograr una maravillosa combinación de almas, para crear una energía ilimitada.

—Cómo te dijo Exitium, nosotros carecemos de un alma, porque solo somos energía; no somos como los humanos, no conocemos de sentimientos, culpas o fidelidad, nada de lo que ustedes experimentan gracias a su invisible esencia —añadiendo que por ese motivo, no empatizan con las emociones que muestran los elegidos—. Para existir necesitamos una fuente de poder tan intensa que nos permita seguir cumpliendo nuestra tarea; quizá esa es la maldición que cargamos, por atormentar a chicos como ustedes.

—¡No debes acongojarte!, tal vez los hemos juzgado mal, porque solo estábamos pensando en nosotros mismos; a las finales, tampoco es culpa de ustedes que esto esté sucediendo —Alfredo interrumpe a Spero, para regalarle unas de esas caricias que disfruta.

Es cierto, su acompañante es una criatura que no demuestra emociones por carecer de ellas; no obstante, pareciera que ahora está experimentando por primera vez la tristeza. O eso, puede percibir en esa inocente mirada celeste.

Puede sonar tonto decirlo, hasta sus amigos le recriminarían por esas palabras; pero entiende los motivos de ambos gatos y no puede seguir juzgándolos, por más crueles que parezcan sus actos. Comprende que esa inusual pareja no conocen los sentimientos, como para pensar de igual forma; «además, ¿tienen otras opciones?, ¡no lo creo!, nacieron para presenciar una guerra detrás de otra, una masacre sin final. ¿Qué sucedería, si llegaran empatizar con sus elegidos?», está demasiado seguro, deben pasarla mucho peor que ellos.

Aparte, se siente tonto por rendirse antes de tiempo, «represento la esperanza que nunca debe perderse, ¿verdad?».

En el fondo de su corazón, sigue creyendo que existe otra manera de cumplir con esa misión. «Es innecesario matarnos, estoy seguro que encontraremos otra solución»; o quizá, ya tenga la respuesta que necesita, después de haber escuchar la conversación de quien lo acompaña, con sus tres amigos que están intentando protegerlos.

—¡Debes confiar!, las cosas pueden cambiar para bien —sonríe con calidez, tomándolo de la cabeza y regalándole unas caricias como sabe que aprecia.

El minino siente una extraña calidez por dentro, no se parece a aquella que sintió cuando conoció a su elegido; esta es tan especial que logra perturbarlo, decidiendo mejor interrumpir el agradable momento, pues no comprende que puede estar sucediéndole.

—Cuando ustedes despertaron como guardianes, se les concedió un deseo y para verlo cumplido, debieron sacrificar algo a cambio, conociendo el valor de una pérdida —continúa con su historia, relatando como cada muchacho, también experimenta la amistad, la satisfacción de salvar una vida, la felicidad de proteger a quienes aman; toda una mezcla de sentimientos puros que son necesarios.

—Sin embargo, recuerda la otra cara de la moneda, la luz viene acompañada de oscuridad, el bien viene siendo perseguido por el mal, la esperanza también provoca desesperación —resalta estas palabras para dar entender, como los elegidos también deben saborear el odio de vengar a alguien, la decepción de una traición y sentimientos negativos que pueden llevarlos a la locura.

—Esa es una combinación perfecta, por eso, su verdadera misión es arrebatarle la vida a otro guardián.

Alfredo no puede evitar pensar en sus amigos y sentirse mal por juzgarlos, cuando cada quien tomó un decisión diferente; en donde para él, resaltaron su egoísmo. No obstante, se da cuenta que cada uno está reaccionando, a una mezcla de sentimientos que adquirieron del dolor y solo buscan una forma de mitigarlo.

Quizá no sea la forma correcta de actuar, entiende que nadie nace preparado para perder a alguien o pensar que puede perderlo; «solo buscamos proteger a quienes amamos, sin importar las consecuencias de nuestros actos», descubre una cruel realidad que no puede negarse, somos humanos y estamos destinados a equivocarnos.

Ahora entiende muchas cosas, por qué cada quien cuenta con un elemento distinto, con un defensor que nace de la intensidad de su alma y con un arma para desarrollar las habilidades que obtienen al aceptar su destino. También comprende porque sus amigos no han dejado de tomar la vida del otro.

—Cuando un guardián toma la vida de uno de sus compañeros, se embarra en una maldición que no puede parar, porque experimenta una sed de poder que lo ciega; como una droga donde solo deseas más —fueron las palabras de Exitium, cuando pidió una explicación por la obsesión de oscuridad para matarlos.

«La única solución a este problema, es cumplir con los designios para convertirse en el Guardián de los Deseos o que me decida a tomar la decisión correcta», son las dos únicas conclusiones que ha obtenido.

----- *** -----


Recordar esa conversación, es tan confuso porque no entiende cuál es la mejor decisión, si realmente existe una más buena que otra. Quisiera que el camino a tomar, esté acompañado de su idealismo, mantener a quienes quedan de sus amigos, salvados y sin sufrimiento; sin embargo, ese deseo en opinión de Exitium, sigue considerándose una utopía.

«¡Lo tienes!, ¡lo tienes!, has encontrado la opción que estabas buscando, esa esperanza que necesitas resplandecer»; se ha estado repitiendo este pensamiento una y otra vez, tratando de creérselo él mismo. Porque es cierto, solo necesita un impulso para averiguar si las palabras de Spero son correctas.

No obstante, no puede evitar sentirse patético, porque de pensar en tomar la segunda elección, un pánico se apoderada de él, haciéndole preguntarse si realmente debería hacerlo. Se siente como en una montaña rusa, con emociones agradables subiendo de golpe, para rápido caer en desesperación.

«Soy demasiado ridículo, un cobarde que no merece el aprecio de otros», se lamenta de sus propias ideas, avergonzándose de admitir tener miedo y preguntándose si es normal sentirlo; «¿la muerte debe aterrarnos?», no cree estar preparado y se cuestiona a dónde ha ido todo ese optimismo que lo caracteriza.

A estas alturas, ya ni siquiera sabe qué acciones son correctas y cuáles no, quizá todo lo aprendido sobre el bien y el mal, solo sean ideas subjetivas que no todas las especies comparten.

«¿Por qué te complicas tanto?, pensar demasiado siempre ha sido tu peor defecto. ¿Por qué mejor no dejar que los guardianes restantes batallen?; a las finales, puedes solo enfrentarte al ganador y obtener el cristal del deseo», recuerda las preguntas del felino púrpura que no han dejado de rondar sus pensamientos.

«¿Será esa la mejor solución?», piensa que podría ser la alternativa que buscaba, porque cree ha hecho todo lo necesario para detener el combate; pero solo ha obtenido el resultado contrario, más muertes. Además, sus amigos pueden querer no escucharlo y como esa pareja de gatos le ha repetido desde que se conocieron, al destino nadie puede detenerlo.

Suelto un pesado suspiro, buscando de liberarse un poco de toda esa tensión que amenaza con consumirlo; después de todo, se ha dado cuenta que sigue siendo el mismo chico inseguro y aferrado a un idealismo que puede no existir, como muchos le han mencionado.

A pesar de saber la verdad, no sabe cómo actuar o qué hacer, confusión que lo frustra, porque le demuestra que en realidad, puede ser el más inútil de todos los guardianes; porque confundidos o no, sus amigos están siguiendo sus ideales, ¿o se está equivocando?

—¿Así que aquí te encontrabas? —la voz de Erika le hace reaccionar, trayéndolo de lo más profundo de sus recuerdos, sorprendiéndose al ver a sus tres mejores amigos—. Gané la apuesta, me deben pagar los treinta soles que acordamos por cabeza.

La muchacha de largos cabellos rizados color azabache, sonríe satisfecha al observar como Karin y César le entregan resignados, el dinero que habían apostado por adivinar dónde encontrarían a Alfredo; jugada que esta astuta jovencita, tenía ganada desde el principio, por ser la más cercana del grupo con el pelinegro.

Ríe divertido, al notar como los dos muchachos se niegan a desprenderse de su dinero, mientras Erika se los arrebata, misma bruja del mar con la voz de la sirena.

—¡Es trampa!, porque tú lo conoces mejor que nosotros —Karin no deja de reclamar, al mismo tiempo que juega con un mechón de su cabello, suspirando de resignación al escuchar la presumida respuesta de su amiga y entendiendo que fue un error seguirle la corriente.

—Pensé habían regresado a casa, ¿qué hacen tan tarde en la escuela? —Alfredo pregunta con curiosidad, solo para recibir una mirada inquisitoria por parte de Erika.

—Esa pregunta deberíamos hacernos nosotros, pero sabemos por qué sigues aquí y qué ha estado rondando por esa cabecita, para que nos ignores por días —intenta defenderse; sin embargo, no encuentra un argumento válido para justificarse, pues debe admitir que ha estado ido en las últimas semanas. Además, de no admitirlo, esa pequeña chica podría intimidarlo y créanme da miedo.

—Me hice falsas ilusiones al creer que éramos mejores amigos, cuando veo que ni nos consideras ni un poco —Karin hace un lindo puchero, poniendo su mejor expresión de tristeza, para que su nervioso acompañante, empiece con los remordimientos.

Por las palabras de sus amigos, la mente de Alfredo comienza a divagar en muchas situaciones; «acaso, ¿se habrán enterado de mi relación con Enzo?, ¿pero cómo?», llegando a la conclusión que los chicos, se encuentran traicionados por no compartir su felicidad con ellos.

Comienza a ponerse nervioso, por no encontrar la forma exacta de decirles sobre su reciente noviazgo; los conoces bastante y sabe empezaran con preguntan tan extensas, que un nuevo día los sorprenderá. Aparte, eso significaría confirmarles la pregunta que ellos han estado haciéndole desde pequeños. Seguro Erika diría algo como: es una realidad que no podemos negar, lo obvio no se discute; mientras Karin daría saltitos de emoción y César mantendría su seria expresión.

No es que niegue quién realmente es, solo no considera necesario ir contándolo como si se tratará de un nuevo chisme semanal. Su familia siempre lo ha sabido y le apoyan, sus amigos no son la excepción, aunque se hagan los desentendidos. Pero aun así, no puede dejar de sentirse con emociones encontradas, resaltándose la vergüenza.

«Alfredo debemos reunirnos, los muchachos han iniciado una nueva batalla», Spero se comunica a través de sus pensamientos, impacientándolo por tener que marcharse en plena conversación. Siendo ahora sí un problema, un grave problema por tener que buscar una excusa creíble y aceptable para que las dos chicas no se enojen por su desplante. Pues ellas enfadadas, pueden resultar más temibles que esas criaturas a quienes se enfrentó.

—¡No debes preocuparte tanto! —Erika interrumpe su momento interno de debate, acercándose y empinándose para rodearlo en un abrazo—. La primera vez que te vi acompañado con ese gato de pelaje plateado, comprendí estabas en la misma situación que Jerson. Créeme cuando digo que entendemos la situación, sabemos qué estás enfrentando y el porqué de las reuniones secretas en los jardines traseros de la escuela —esa mirada ajena le transmite confianza.

—Solo proponte a dar lo mejor de ti, aunque siempre recuerda que ante todo, debes cuidarte —Karin sonríe dulcemente, cuando los nervios de su amigo se disparan al verse descubierto, comprendiendo recién a qué se referían con secreto—. Es bueno que quieras protegernos, pero a veces debes ser egoísta y pensar en defenderte también a ti mismo.

—No queremos estar preocupándonos de más, recuerda que todos nos complementamos de alguna manera y nos necesitamos —César le guiña un ojo, uniéndose al abrazo grupal.

Esa cálida amistad, le hace recordar el propósito de su despertar como guardián, el verdadero deseo de su corazón que se ha propuesto proteger y hacer que los demás chicos también busquen atesorar, sin mirar atrás. Quizá no ha podido ayudar a Miguel o a Nicolás, pero se propone a hacerlo con los otros guardianes, sin importar que deba arriesgar.

«Alfredo debes venir rápido», Spero interrumpe su momento de tranquilidad, teniendo que despedirse rápido de sus amigos, agradeciéndoles por su apoyo antes de alejarse.

Sacudiendo su mano y con una sonrisa, corre hacia la puerta para marcharse, aunque sus pasos se detienen al casi chocar con un cansado y sudado Enzo, seguro por haber corrido para llegar. Sorprendido al verlo tan agitado, intenta hablar para preguntarle por qué ha venido tan tarde a la escuela; sin embargo, sus palabras son interrumpidas por un beso.

Los labios de Enzo se posan sobre los suyos, en un beso que ambos deseaban y que ninguno puede negar. Olvidados de todo, tres chicos observan desde atrás, con las quijadas tan caídas por el asombro.

—Tenía una extraña preocupación y solo quería verte a los ojos, para decirte una cosa —el trigueño rompe el beso, colocando sus manos en los hombros de su chico—. Sin importar qué suceda, sin interesar lo que te digan, solo te pido que regreses conmigo. Prométeme que terminaras con todo esto y volverás con esa sonrisa que tan embobado me tiene.

Alfredo siente como unas lágrimas resbalan por sus mejillas, pero su novio se apresura a limpiarlas, sonriéndole y aceptándolo entre sus brazos; rodeándole para apretarlo con fuerza.

—¡Lo prometo!, prometo que acabaré con todo este problema y que siempre te cuidaré —responde con una sonrisa ante el asombro de su acompañante, rápido une sus labios en un beso que les transmite amor.

—¡Gracias! —le susurra al oído para despedirse con su mejor expresión y salir corriendo con dirección al lugar que Spero le indica, bajo la mirada de cuatro personas que siempre tendrá en su corazón.

Por fin comprende cuál es su verdadera determinación y no tiene miedo del poder que utilizará. ¿Sentir pánico?, ese malestar acaba de desaparecer de su pecho, entiende que el recuerdo de sus seres amados es más fuerte, siempre lo acompañaran y esa será su fortaleza para mostrar la calidez de su corazón. ¿Cómo va a lograrlo?, ni él mismo comprende; no obstante, está decidido a conseguirlo.

Con la decisión de proteger a todas aquellas personas que lo llenan de felicidad, con la esperanza de cumplir esa promesa de preservar las distintas formas de vida de este planeta; sabiendo que nunca cambiará, pero que eso no le impide seguir sus ideales y que no habrá espacio para arrepentimientos, Alfredo hace brillar su pulsera para gritar ¡CAMBIO!

«Nunca voy a estar preparado, nunca dejaré de ser un quisquilloso inseguro, dramático que piensa demasiado las cosas. Seguiré siendo el mismo chico indeciso de dieciséis años, aquel llorón que no quiere abandonar sus ideales por más ridículos que parezcan. La fe de proteger a todos, siempre será mi motivación; solo espero..., solo espero que mi esfuerzo cambie el mañana». Son las palabras que se repite, mientras se dirige a prisa hacia el lugar, donde ha iniciado la última batalla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro