Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

37: La batalla de espacio

Flashback

Después que cada guardián decidiera seguir su propio camino, su propia convicción para luchar, su propio método para proteger un deseo, dejando atrás a sus amigos y siguiendo una ideología quizá incorrecta en algunos; Jerson ha decidido ir detrás de Fernando, entiende que tal vez su decisión no es la correcta, pero traicionarse a sí mismo es lo último que haría, no es correcto engañar a sus sentimientos.

—Veo eres más rápido de lo que pensé —la voz de la persona que buscaba, se escucha desde lo alto de un edificio—. No imaginé que vendrías por mí y abandonarías a "tus amigos", en especial a ese "chico tierno" como le llamas —hace énfasis en algunas palabras, utilizando un tono sarcástico.

—Sabes que no podría dejarte, no en estos momentos —agacha la mirada por vergüenza, cuando se encuentra con la penetrante mirada de su acompañante, sintiendo también como su cuerpo tiembla ligeramente.

Sus maños se encuentran cerradas en puños por la furia de encontrarse confundido, porque a pesar de haber seguido sus ideales, piensa está equivocado; después de todo, ha perdido la determinación de seguir lo correcto.

—Creo no hay marcha atrás y este es nuestro castigo por aspirar a jugar como héroes, Jordán nos lo ha repetido desde el inicio —suelta un pesado suspiro, el arrepentimiento por fin le está cobrando esa apresurada decisión de salvar una vida.

Fernando se muestra incrédulo, observándolo desde lo alto, pudiendo notar a un desprotegido y desorientado Jerson, como ese frágil muchacho que conoció cuando se involucró con Exitium. El evidente temblor en sus manos, le hace saber que se encuentra impaciente por una respuesta; así que, decide saltar para caer a su altura, tomándolo desprevenidamente del mentón y obligando a que sus miradas se conecten.

—Sabes..., agradezco lo que haces por mí, tenerte conmigo me hace inmensamente feliz; por eso, te elegí entre todos —el chico de la tierra, atrae a su compañero hasta unir sus labios en un cálido beso, haciéndolo aferrarse a su camisa.

—¿En serio?, ¿en serio soy importante para ti? —el pequeño se separa de sus labios y lo observa con la misma ternura desde que le conoció.

Aún recuerda, cuando se encontraron y la primera vez que chocaron miradas, despertando en él una mezcla de sentimientos, que en ese momento, solo lograron ruborizarlo. Pero se propuso acercarse hasta ganarse su confianza, sintiéndose la persona más dichosa, cuando supo que sus sentimientos eran correspondidos.

—¡Por supuesto!, deje a esas otras personas, solo por seguirte a ti; mi vida fue complicada, todo un enredo hasta que te conocí y decidí cambiar para convertirme en alguien mejor —Fernando utiliza el mismo tono suave que, siempre usa con el menor para convencerlo de todo; hasta de seguirlo, sin importar si el camino es correcto.

—Entonces..., te seguiré sin importar que la misma muerte nos persiga —responde despejando sus dudas, para unir nuevamente sus labios en un beso que le transmite muchos sentimientos, al menos para él.

----- *** -----


Otra batalla entre guardianes que protegían la vida y resplandecían el mundo de esperanza, ha iniciado con un enorme despliegue de energía; no solo poniéndolos en peligro a ellos mismos, también a la ciudad que prometieron cuidar y a sus habitantes. Pero esto último, es lo menos importante en estos momentos.

El primero en moverse es Fernando, blandiendo con destreza su guadaña, intentando golpear a su contrincante. Arriba, abajo, a la derecha, la izquierda, no importa a donde apunte, no logra acertarle; porque David aprovecha su diferencia de tamaño, para escurrirse con mucha agilidad, sonriéndole con descaro y con la intención de provocarlo.

—Nunca pensé que fueras tan malo con el palo, creo te falta entrenamiento —el chico del espacio ríe con sarcasmo, logrando enfurecer a su contrincante, quien no entiende el porqué de tanta velocidad. O al menos, en los pocos combates que han enfrentado juntos, nunca mostró esa destreza; y él dentro de su grupo, siempre ha sido el más ágil.

Sin embargo, estar divagando en sus pensamientos lo ha puesto en desventaja, porque David se ha agachado lanzándole un puntapié, obligándolo a perder el equilibrio; para en rápidos segundos, levantarse y darle un fuerte rodillazo en la zona izquierda del rostro.

—Creo que me has hecho la noche —arrojándole una energía que lo sepulta, bajo los escombros de un edificio.

Jerson intenta intervenir invocando una técnica para defenderlo, no obstante, su oponente en un solo movimiento, crea una dimensión para protegerse; absorbiendo los rayos que sorpresivamente aparecen por detrás, derribándolo.

—Debes sentirte afortunado por no haber sido golpeado tan fuerte por tu misma técnica —se acerca sonriéndole vacilante—. No estar seguro de tus propias convicciones, hace que tus poderes no respondan; por más que te esfuerces, no lograras hacerme daño.

—¡Cállate!, no estés tan confiado —trueno lo observa furioso, al sentirse inútil ante esa mirada que demuestra seguridad.

—¿Qué intentas defender?, siento tu inseguridad en esta batalla, pierdes tiempo estando aquí, cuando ni siquiera puedas utilizar al cien tus poderes... —pero no termina de hablar, porque es interrumpido por Fernando que, aprovechando la nube de escombros generado por los impactos, intenta atacarlo desprevenido.

De un salto, esquiva a su atacante que vuelve a sorprenderlo, esta vez acertándole un fuerte golpe en el estómago con el mango de su arma.

—¡Eres bueno!, aunque no tanto como para vencerme —sonríe confiado, para arrojarle otra bola de energía en el rostro, aventándolo esta vez contra el reciente reconstruido monumento y trayéndolo nuevamente abajo.

Aprovecha esa oportunidad para coger la enorme guadaña, con la intención de utilizarla para su propia conveniencia; sin embargo, debe soltarla cuando siente su gran peso, cayendo al suelo y asombrándolo por el profundo agujero que ha creado.

—¡Aléjate de mí arma! —se escucha la voz del muchacho caer desde el cielo, intentando atraparlo desde arriba; pero sigue burlándolo con demasiada facilidad.

Iniciando un combate cuerpo a cuerpo, donde varios golpes son desplegados buscando alcanzar al contrario; el guardián de la tierra se mueve con mucha destreza, lanzando puñetes a la velocidad que su cuerpo le permite. Sin embargo, su oponente ha demostrado ser mucho más rápido como para esquivarlo sin ninguna dificultad, enseñándole que la batalla no le ha afectado.

Dando un resignado suspiro, espacio alza una rodilla para detener un puñete, valiéndose de ese asombro para propinarle un codazo en el rostro; tan fuerte que ha creado una onda, obligándolo a retroceder unos pasos. Momento perfecto, para aventarle una patada a la altura de la cintura logrando desequilibrarlo, para rápidamente darle otro golpe que lo arroja de cara contra el pavimento; humillándolo al colocarle el pie sobre la cabeza, impidiendo que pueda levantarse.

—¿Sabías que cuando Spero me ayudo a aumentar la potencia de mi técnica dimensional, para ayudarles a emboscar a los kirai; también aprendí otras cosas? —habla orgulloso mientras observa a su malherido rival—. El mantenerme cerca de ustedes me ayudó bastante a conocer sus movimientos y sus temperamentos, así como, su motivación para continuar peleando. Desde mi nacimiento, estuve observándolos para saber en qué clase de guardianes se convertían.

—Siempre desconfié de ustedes, sabía era una mala idea unirnos, porque son unos traidores —Fernando intenta levantarse, pero su adversario no se lo permite, dándole un patadón para debilitarlo.

—El grupo de ustedes es bastante diferente, porque nosotros tres desde nuestro despertar, sabíamos el horror que ocultaba nuestra verdadera misión; aunque nunca pensamos que llegaríamos a cazarnos —suelta las palabras cambiando su expresión, como si recordara algo doloroso—. Por eso, no perdimos el tiempo salvando vidas innecesarias —expresa con cierta ironía.

—Me vengaré por el engaño, personas como tú, simplemente no deberían existir —tierra se muestra furioso por la vergonzosa situación en la que se encuentra.

—No hagas promesas que no cumplirás. Acaso crees... ¿ no sé de la tregua que hicieron Jordán, Nicolás y tú?; sacándonos a los demás de sus planes, por considerarnos débiles, ¡qué patéticos! —muestra desprecio en su mirada—. Aprendí mucho conviviendo con ustedes y por ejemplo, sé que tú solo eres un fanfarrón presumiendo ser el más fuerte; cuando en realidad, no tienes más habilidad que tu arma. Quizá el desaparecido Nicolás, me hubiese dado una mejor pelea —suelta con evidente sarcasmo, consiguiendo su objetivo.

Porque esas palabras le hacen recordar a Fernando, como su mejor amigo fue humillado de la peor manera, traicionado vilmente para arrebatarle su esencia de vida. Ver desaparecer a la persona que ha compartido buenos y malos momentos, el único que siempre estuvo para ti, a quien se convirtió en tu esperanza; es el peor de los sufrimientos.

Con una furia incontrolable invadiéndole y que bloquea toda razón para pensar, sintiendo un agudo pinchazo en el cuello que aumenta su dolor; susurra unas palabras provocando que su arma vuele a velocidad y golpee a su adversario para lograr escapar.

Aunque malherido y con el cuerpo pesado por los daños del combate, no pierde la convicción de hacerse con más poder. Por eso, se arroja contra David en otra batalla de golpes, llamando a su fiel guadaña que vuela hasta sus manos para blandirla con destreza. Pero su oponente ha llegado a su límite de paciencia y no piensa seguir perdiendo tiempo, sabe de sobra que de habérselo propuesto, ese enfrentamiento hubiese terminado antes que iniciara.

Así que, beneficiándose de los movimientos lentos de otro, de una voltereta apoya sus manos contra el suelo, para detenerlo con un puntapié en el vientre y parándose con rapidez para lanzarle un par de codazos en la garganta, hasta dejarlo sin aire.

—Furia del dios del trueno —aunque es sorprendido por las palabras de Jerson, alertándose al notar un gigantesca figura apuntar un martillo hacia él, liberando varias descargas eléctricas. Sin embargo, por la poca potencia, a pesar de recibir el impacto directo, los daños son mínimos.

No obstante, esa distracción es perfecta para Fernando, porque enterrando su arma en el suelo, provoca una explosión que desliza una porción de tierra en forma de montaña, dejando un enorme agujero en la plaza; sin darse cuenta o sin interesarse, del pequeño niño que está cerca y que asustado ha caído dentro del hoyo.

—Sepultura sin retorno —dirige su ataque hacia David que intenta detenerlo, por encontrarse cerca del pequeño que también recibirá el impacto. Sin ser escuchado, el cúmulo de tierra cae sombre ambos, sepultándolos sobre grandes porciones de tierra.

—Ese es tu castigo por vanidoso —se muestra satisfecho con el resultado, mientras su aliado sigue sin aceptar la poca sensibilidad que está demostrando, evidenciando que ha abandonado lo correcto.

Pero un repentino bum cae sobre el guardián de la tierra, provocando que se levante una cortina de polvo y escombros; para que un segundo bum, también sorprenda a trueno, sin posibilidad de defenderse.

—Esto es algo que no puedo perdonarles —el chico del espacio aparece desde una de sus dimensiones, descendiendo con el pequeño en brazos que al sentirse seguro en tierra, corre al encuentro de sus progenitores.

—Es mejor acabar con este juego enfermizo, me aburre estar perdiendo el razonamiento con tipos despreciables como ustedes —dice al mismo tiempo que extiende sus brazos, murmurando unas palabras al viento—. Distorsión del espacio —para hacer aparecer varios agujeros, alrededor de un descontrolado Fernando.

Cerca del contrario, el espacio empieza a distorsionarse creando a su alrededor, siete dimensiones que lo acorralan, dejándolo sin opciones por donde escapar.

—¡Listo o no, ahí voy!, fragilidad punzante del espacio —David desaparece dentro de uno de los agujeros, para en un cierre de pestañas crear un ataque que entra y sale a velocidad de sus dimensiones, como si mil cuchillas fuesen liberadas en contra de su oponente; desgarrando sus vestiduras, hasta llegar a lo más profundo de su piel, cortando cada parte sin detenerse.

«¿Acaso será este mi final?, ¿no hay nada que pueda hacer», se pregunta al sentir como las últimas fuerzas abandonan su cuerpo, como la sangre comienza a chorrear de sus brazos y piernas.

—Goliat representación del espacio —escucha la invocación del otro, sin poder ver donde se encuentra—. Acaba con tu enemigo que interrumpe tu largo letargo —para pronto aparecer una gigantesca mano de la dimensión que esta sobre él, tomándolo inesperadamente de la pierna para alzarlo en aire y de un rápido movimiento impactarlo de rostro contra el suelo. Uno, tres y siete golpes recibe; para luego ser aventado contra otra edificación.

Sin embargo, no piensa rendirse tan fácil, al menos no está vez. Su cuerpo no responde a sus órdenes y su cristal vibra con tanta rapidez, pareciendo que en cualquier momento lo abandonará. Tiene un propósito en mente y no piensa renunciar, pues tiene que enfrentar a Jordán y destruirlo de la misma forma, como cobardemente atacó a Nicolás.

Sabe que sus planes son egoístas y están fuera de cualquier lógica, comprende que está traicionando una promesa que ahora ha olvidado. Pero..., pero la rabia y el dolor lo están cegando.

Una voz interna le suplica se detenga, le advierte que esa decisión lo llevará a un destino lleno de desgracias y muertes. No obstante, la terquedad lo ha cerrado, no quiere escuchar y se ha propuesto vengar a su mejor amigo; sin importar a quien deba sacrificar en el camino. O al menos, eso le hace recordar una voz al oído que piensa escuchar, en contra de su voluntad.

La aparición de la misma mano gigantesca, le hace despertar de su ensoñación, para verse nuevamente tomado de la pierna y ser lanzado por los aires, llevándose consigo varias edificaciones.

—Admiro tu determinación de querer seguir, a pesar que tu cuerpo no puede ni mantenerse en pie, creo me hubiese gustado tener un verdadero amigo como tú —David desciende del cielo rodeado de sus dimensiones que le dan esa habilidad de levitar, riendo de sus propias palabras—. Pero que estúpido me oigo, deseando estar al lado de muchachos patéticos como ustedes que solo viven en una utopía.

Fernando abre un ojo que, apenas le permite distinguir como su contrincante se acerca; mientras unos hilos salen de las dimensiones, enredándose en todo su cuerpo. Brazos, cuello, cintura y piernas; presionándole con tal fuerza que le hacen arrojar sangre.

—La amistad es tan efímera como la esperanza y ustedes son un claro ejemplo de eso —espacio observa a su oponente que es colocado frente a él.

—Fue divertido mientras duró, pero todo tiene un final —y en un chasquido de dedos, hace que su técnica empiece a apretar con más fuerza cada parte del cuerpo de su débil oponente, quitándole la respiración y provocándole heridas tan profundas que serán difíciles de recuperar.

Sin embargo, como su furia está dirigida a una sola persona y se ha descuidado de alguien que considera inferior.

—¡Basta! —se escucha un grito tan rápido, como el ataque de unos rayos que impactan contra su espalda, haciéndolo caer de rodillas. Un segundo bum cae sobre David, para alertarlo de un oponente que ha olvidado.

Jerson se encuentra acercándose a paso lento, con el rostro invadido de lágrimas y una mirada perdida en el dolor. Una de sus manos se ha transformado de una gigantesca arma, muy similar a un cañón y está apuntando en su dirección.

—No quiero lo lastimes, no quiero le hagas daño —pero cuando espacio reacciona para contraatacar—. Furia del dios del trueno —son las últimas palabras que escucha, para recibir una potente descarga de electricidad; dándole directo y generando una explosión tan potente, como para desaparecerlo en pequeñas luces, sin dejar rastro de su existencia.

Sin proponérselo, el chico del trueno se ha convertido en el nuevo dueño del cristal del espacio, que se ha aferrado en una pulsera a su muñeca izquierda; aunque sigue sin entender, porque no puede contener sus lágrimas, no puede evitar sentir un profundo dolor en el pecho.

Unos fuertes brazos lo rodean desde atrás, haciéndolo reaccionar y trayendo su consciencia a una realidad que termina por devastarlo; encontrándose con un escenario desolador, sumergido en completa destrucción. Pues observa como media ciudad, ha sido arrasada por el combate, llevándose el hogar de muchos y generando el pánico de los habitantes.

Su verdadero propósito, la esperanza que prometió proteger, el ideal que lo motivó esa noche a aceptar el cristal que ha maldecido su vida; ahora todo eso, junto a las sonrisas que una vez le agradecieron, todo ha desaparecido.

—¡No llores!, sé es doloroso ver este desastre, pero recuerda que es por un bien; ¡te lo prometo! —Fernando le susurra al oído, escondiendo su rostro en el cuello del menor—. Estamos juntos y acabaremos con esta guerra, es lo que desean nuestros amigos y no dejaremos que Jordán los manipule —esas palabras no pueden calmar su conciencia, al saber el oscuro secreto que los une y que por el momento, mantendrán oculto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro