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32: Los elegidos del oráculo

Los días han resultados difíciles, convirtiéndose en semanas realmente agotadoras y llenas de una mezcla de diferentes sinsabores. Preocupaciones y miedos que ahora se han transformado, en una enorme sonrisa de satisfacción, al sentirse plenos por liberarse de una presión tan agobiante. Recuerdos de peleas sin sentido y de una amistad que el tiempo no borrara, recuerdos de una aventura llamada guardianes.

Bañados bajo el resplandeciente claro de luna, los ocho elegidos se encuentran descansando en la azotea de su escuela, relajándose con la suave brisa veraniega que promete borrar todos sus males; pues sus cuerpos, muestran los estragos de una cansada batalla.

Despojados de sus vestimentas de guerreros, intentan aprovechar al máximo el tiempo juntos, manteniéndose en un tranquilo silencio que les permite escuchar la agitada respiración y los resonantes latidos del otro.

Cada uno sabe, aunque no quiera decirlo, esta oportunidad puede ser la última para compartir juntos; porque a partir de ahora, tendrán la vida que muchos adolescentes deben afrontar. Preocuparse solamente en obtener buenas calificaciones, hacer renegar a la familia y divertirse con los amigos.

—Creo eso ha sido todo hasta ahora, a partir de este momento, me declaro una persona libre —Fernando se levanta de un salto, gritando con emoción y trayendo la alegría al grupo.

—Lo importante, es que la ciudad será reconstruida en poco tiempo y estoy seguro que los heridos se recuperaran rápido —Gerardo se da vueltas en el suelo, buscando la mejor posición para descansar.

—Han habido muchas pérdidas y eso es lamentable, pero estoy seguro se superaran y nos convertiremos en una mejor versión de antes. Lo importante, es que hemos hecho nuestro mejor esfuerzo —Jerson sonríe con esa alegría que lo caracteriza, devolviendo el ánimo, a pesar de los malos recuerdos y del tiempo que, aún están difíciles para desaparecer.

Es cierto, cada uno ha sufrido pérdidas, han ganado tristes memorias que todavía los carcome en culpa y por eso nada puede hacerse; porque entienden que lamentarse, no los convertirá en mejores personas. Todo lo contrario, los haría verse lamentables ante los demás y eso a nadie le gusta, ¿o sí?

—Pero saben... —Alfredo capta la atención de sus amigos, mientras observa una hermosa luna llena, intentando ser cubierta por las oscuras nubes; hay algo que ha estado divagando por sus pensamientos—. No puedo quitarme de la cabeza que hemos estado equivocados, los kirai no eran nuestros enemigos y no teníamos nada que temer. Aún siento que hemos lastimado a quien no lo merecía.

—También pienso que hemos sido timados —el tono de Nicolás sorprende al grupo que no esperaba esas palabras—. Engañados o no, no hay marcha atrás. Las cosas están hechas y solo debemos aceptar que es momento de continuar.

—Después de todo, alguien tenía que cumplir con la misión, ¿verdad? —Jordán interviene poniéndose de pie—. Darle muchas vueltas a ese asunto, no nos llevará a nada; solo aferrémonos a la idea, hemos hecho lo mejor que pudimos y eso debe considerarse suficiente.

—Además, volver a empezar también puede considerarse una redención —Gerardo sonríe ante la incredulidad que está mostrando Alfredo—. La idea de salvación a la que queremos aferrarnos, como el concepto de esperanza; no siempre es igual para todos, ¿cierto?

Alfredo se ruboriza al notar las buenas intenciones de sus amigos, regalándole palabras llenas de optimismo y con esas sonrisas sinceras, diciéndole a través de sus miradas: estamos preocupados por ti y no queremos verte triste.

Con una sonrisa tímida, agradece el gesto y se levanta para darse unos golpes en el rostro, pues es momento de iniciar de nuevo, alejar sus preocupaciones y desear que las victimas estén en un mejor lugar.

—¡Vaya, es sorprendente!, a pesar de saber que han matado inocentes y han sido timados por dos felinos egoístas —una tétrica voz sorprende a los muchachos que se alistaban para marcharse—. Sigan manteniéndose optimistas y aferrándose a una ilusión que no existe.

Una sombría voz se escucha en todo el lugar, que a pesar de mantenerse oculto en la oscuridad, es imposible no reconocer su figura y de su acompañante.

—Mi nombre es Rei, representante de la oscuridad y conocido como el guardián de la muerte —dice en un tono divertido, mientras es iluminado por el claro de luna.

—No creo que esa sea una mirada de bienvenida, para quien les salvó la vida y les dio la oportunidad de estar aquí reunidos, todos felices —Exitium se dirige a sus elegidos con el mismo tono neutro que utiliza, causando solo que logren incomodarse con su presencia.

La sonrisa de satisfacción de los ocho guardianes, desaparece de sus rostros cuando notan la presencia, de los dos seres más despreciables que han conocido. Porque el gato de pelaje púrpura, se ha ganado el repudio de quienes llama elegidos; mostrándose inquietos por su presencia, ya que presienten no está ahí por algo bueno y saben deben irse con cuidado.

—Nos volvemos a encontrar después de un largo tiempo de ausencia, "mejor amigo" —el tono sarcástico de Rei, se dirige a un asombrado y aterrado Jerson, quien tiembla por la presencia que se alza frente a él—. También es una lástima que mis dos juguetes favoritos, se hayan librado de mi manipulación —sonríe divertido observando a dos furiosos Miguel y David.

Los demás chicos no entienden el contenido de las palabras del representante de la oscuridad, se encuentran tan confundidos por su repentina aparición que, no comprenden cómo reaccionar o qué decir para pedirle una explicación.

—Debo admitir que me sorprendió bastante su actuación, me pareció un divertido juego; ver como ocho ingenuos muchachos, creían convertirse en los héroes de esta ciudad —sus palabras suenan con burla, mezclándose con esa fuerte carcajada que solo logra fastidiarlos más—. Fue realmente divertido mientras duró, lástima que ahora debamos tomarnos las cosas en serio.

—Son la generación más impresionante que he conocido —Exitium los observa con esa fría mirada, deleitándose con el miedo en el rostro de cada uno y meneando la cola en señal de satisfacción—. Quizá ustedes sean los verdaderos descendientes del oráculo, o quién sabe.

—¿Qué quieres decir con eso? —Jordán reacción e interviene exigiendo una explicación, porque al igual que sus amigos, se encuentra confundido. Aunque solo recibe carcajadas, ante su intento de parecer molesto.

Rei lo observa con una expresión indescriptible, mencionando su nombre tres veces, mientras ladea la cabeza.

—A lo mejor, tú eres el elegido que estamos buscando —señalándolo, hace una mueca de estar pensando, para cambiarla rápido a una de desaprobación—. Eso sería realmente molesto, por eso creo que mejor tú serías el indicado —ahora centra sus comentarios en Nicolás, quien mantiene la misma expresión de incredulidad.

Soltando una fuerte carcajada, cambia por segunda vez de opinión, pasando a Gerardo y luego a Fernando.

—Creo que todos son interesantes, aunque solo uno prevalecerá, resultará el verdadero elegido.

Y haciendo brillar la gema que aparece en la palma de su mano, sus vestimentas cambian en un rápido destello, materializándose su enorme guadaña y convirtiéndose en el guardián de la oscuridad.

—Y es obvio, el vencedor de este maldito combate, ¡seré yo!; porque el verdadero juego, recién inicia —con un brillo tenebroso en la mirada, observa a cada uno, intimidándolos con sus confusas palabras.

—Déjate de estupideces y dinos las cosas directamente —Jordán comienza a perder la poca paciencia que intentaba mantener, alzando el tono de su voz para mostrar el fastidio que está causándole la situación.

Porque si el muchacho está buscando pelea, eso obtendrá de su parte, pues los guardianes del tiempo y del espacio ahora se encuentran de su lado; por eso considera, no será un oponente difícil de vencer.

—Sigues siendo un joven impaciente, te dije que eso será tu perdición —Exitium toma la iniciativa, buscando las palabras adecuadas para irritarlo; aunque suelta un suspiro, cuando recibe una mirada de desaprobación—. Si quieres la verdad, te la diré; después de todo, es su verdadera misión.

Las últimas acotaciones resuenan en la cabeza de los chicos, porque en su opinión, la misión de su despertar ha terminado con la derrota de los kirai. Así que, Exitium debe estar bromeando, ¿verdad?

—Siempre piensan mucho las cosas, por eso andan perdidos —el felino púrpura suelta una risa, demostrando que puede controlar hasta sus pensamientos.

—En otras palabras mis queridos compañeros, nuestra verdadera misión recién empieza —sus palabras fastidian, su tono de voz resulta irritante para más de uno—. Ahora es cuando debemos demostrar, quién de nosotros es digno de ser el verdadero guardián de los deseos.

Rei parece disfrutar del momento, regocijándose con las diferentes expresiones de quienes siguen sin comprender la situación.

—Deben entender que la batalla contra los kirai, solo fue una pantalla para lograr que ustedes maduren y exploten todo el poder oculto en sus cristales, para que a las finales se conviertan en uno —resaltando que el verdadero propósito de su misión, recién está por comenzar y no terminando como los ocho guardianes pensaban.

Todo es realmente confuso, son muchas confesiones en un solo momento y no se encontraban preparados para una noticia como aquella. Las palabras, las risas burlonas y las miradas de esa pareja que tienen frente a ellos, se enredan en sus pensamientos sin llegar a una conclusión precisa. Porque si el mensaje es claro, quiere decir que se han estado enfrentando a los enemigos equivocados, llevándose la vida de muchos por un simple capricho, ¿solo por un capricho?

—Su verdadera misión y por la cual cada uno fue escogido, es solo para crear la gema más poderosa que ha conocido el universo. El cristal del deseo, capaz de cumplir cualquier anhelo a su portador, sin límites ni sacrificios —el resplandor de la luna sobre Exitium, muestra ante los ojos de los chicos, a una criatura realmente despreciable y aterradora, como si mostrara su verdadera esencia

—¿Quieres decir..., que a las finales perderemos nuestros poderes? —Miguel duda en sus palabras, mostrándose escéptico ante lo que nadie esperaba.

—No es tan simple como eso —responde Rei con una sonrisa ladina—. Aparte de crear al cristal más poderoso, también debemos crear al guerrero más poderoso. Aquel capaz de manipular un poder absoluto, un todo.

—¿Y cómo lograremos eso? —ante la intriga que muestra David y los demás comparten, solo reciben una fuerte carcajada como respuesta.

Repentinamente, la mirada de Rei cambia y su expresión es confusa, parece que estuviera saboreando cada palabra antes de soltarla.

—Solo hay una manera de lograrlo —responde en un tono decidido, empezando a agitar la guadaña sobre su cabeza—. Y es aniquilando al otro.

Lanza un ataque rápido que toma al grupo desprevenido y logra separarlos, dejándolos indefensos ante una nueva técnica y una oportunidad perfecta que nadie ha imaginado; porque en un movimiento rápido, el guardián de la oscuridad ha clavado su enorme arma en el vientre de Miguel, quien comienza a sangrar por la profundidad de la herida.

Con una sonrisa sádica y sin dar tiempo a intervenciones, avienta al aterrado muchacho por los aires.

—Llamado de la muerte —para seguido, arrojar una energía que ingresa en su cuerpo y provoca un grito desesperado de ayuda; pero que en cuestión de segundos, lo hace desaparecer en una explosión.

Petrificados por lo que acaban de presenciar, los chicos experimentan diferentes emociones que no pueden contener, resaltando el odio y un profundo dolor de impotencia. —La única formar de crear al guardián perfecto, es luchando entre guerreros; matándonos unos a otros, hasta que solo quede uno —responde Rei recibiendo en su mano la gema azulada de Miguel, brillando con intensidad ante su nuevo dueño—. Obtener los cristales de los demás en una batalla a muerte, esa es nuestra verdadera misión.

Los siete muchachos están absortos en sus pensamientos, intentan buscar una explicación razonable para lo que acaba de suceder. Pues en solo cuestión de segundos, el guardián del tiempo ha desaparecido y su ahora nuevo oponente, parece estar disfrutando al observarlos temblar.

El claro de luna ha desaparecido, porque ha sido cubierta por unas densas y oscuras nubes negras, dejando el ambiente sumergido en una incómoda oscuridad de completo terror.

—Y..., y..., y... ¿qué sucederá si nos oponemos? —Fernando es el primero en romper el silencio, que de continuar, amenazaba con consumirlos en una locura, de la cual no podrían escapar. Se nota temor en su voz y aunque intente disimular, no puede ocultar el temblor en sus manos.

—¡No pueden hacerlo!, porque ustedes prometieron proteger este mundo, su mundo —responde Exitium con total cinismo—. De negarse, recuerden que terminarán convirtiéndose en las criaturas que han aniquilado. Perderán sus sentidos, la cordura los abandonará y no existirá la razón en sus pensamientos. Ustedes mismos destruirán este lugar que tanto han cuidado, a las personas que tanto aman.

—Además..., no permitiré que eso suceda, porque no es conveniente para mis planes. Si ustedes no deciden, entonces me encargaré de cazarlos, uno por uno hasta adueñarme de sus cristales —las palabras de oscuridad les infunde un profundo miedo que nunca antes han experimentado, ni siquiera al pensar que tenían la batalla perdida contra los kirai o al saber que estuvieron en las garras de la muerte.

—Y-yo..., yo..., entonces no quiero este cristal, si debo seguir haciendo lo que no es correcto —Gerardo hace reaccionar a sus amigos, trayéndolos a la realidad y observando como con mucha furia, se arranca la pulsera de su cristal para arrojarla hacia cualquier punto—. No quiero ver a nadie más sufrir, ni tener que hacer daño a alguien importante, no otra vez.

Sin embargo, cuando se dispone a marcharse, sorprende a los demás cayendo sin ningún reflejo, golpeándose duramente el rostro y sin quejarse de dolor alguno.

El grupo corre a auxiliarlo y Jordán lo toma entre sus brazos, asustándose al notar su mirada perdida, centrada fijamente en un punto cualquiera. Su respiración ha empezado a disminuir y también su temperatura corporal; no responde a las voces que lo llaman y no reacciona a ningún golpe.

—Ese muchacho es realmente estúpido —se escucha la voz de Rei, acompañada de una fuerte carcajada, ganándose miradas cargadas de odio—. Despreciar el cristal, es como repudiar su alma —volviendo a soltar palabras que solo generan más confusión.

—Lo que Rei quiere decir, es que cuando ustedes aceptaron su misión, el cristal se fusionó con sus almas —Exitium suelta un suspiro e interviene tensando más el ambiente—. Digámoslo de un modo más simple, sus cuerpos ahora son solo recipientes vacíos que actúan de acuerdo a un estímulo; y ese estímulo, es el cristal que ahora también es su alma.

Esta noche se está convirtiendo en la peor de todas, en aquella que les hará recordar para siempre, el error que cometieron al pensar de forma egoísta, intentar aferrarse a una falsa esperanza de salvar a alguien o de darle una nueva oportunidad; cuando ellos mismos, solo ellos son quienes están enfrentando todo el dolor de ese avaricia.

No obstante, no se les puede culpar tanto; porque en ese entonces, solo eran chiquillos inmaduros que necesitaban una ilusión para seguir adelante, para seguir creyendo que sus vidas valían. Y quien se negaría a una pequeña esperanza, por más efímera que fuese, ¿alguien?

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