25: Fernando
—Todavía no entiendo, ¿por qué hemos venido hasta este lugar tan lejano?; si necesitabas preguntarme algo importante, hubiésemos podido hablarlo en casa de Nicolás; o quizá, en otro lugar más acogedor —Exitium pide una explicación, mientras va ingresando detrás de Fernando, a un edificio abandonado en las afueras de la ciudad.
En todo el camino, nuestro protagonista no ha soltado una sola palabra, todo a su debido momento es lo único que repite, ante las insistentes preguntas de su acompañante.
—Ahora que lo pienso mejor, tú y los demás chicos, han estado actuando extraños desde hace unos días. Acaso... ¿su comportamiento está relacionado, con la derrota de la otra noche? —el gato púrpura utiliza un tono que muchos calificarían como sarcástico; pero con este inusual personaje, nunca puede afirmarse si es correcto lo que se piensa.
De repente, el felino se detiene cuando el muchacho hace lo mismo, volteando a verlo fijamente y chocando miradas.
—Descendiente de los gigantes, guardián de la abundancia —muestra una falsa sorpresa, al verlo hacer brillar su cristal—. Transmutación de la tierra —liberando una poderosa energía que lo convierte en un elegido.
Fernando obtiene su poderosa guadaña y agitándola con mucha habilidad, apunta hacia Exitium que mantiene esa misma mirada de falso asombro.
—Dejémonos de tonterías, porque ninguno está para seguir este falso juego; las cosas podrían cambiar, si empiezas a confesar.
—¡Oh vaya!, me has traído hasta tan lejos, solo para que nadie se entere que quieres atacarme —la voz contraria suena con la misma ironía de siempre, agitando la cola con esa inusual sortija que no deja de brillar—. Admito es descabellado, pero me impresiona bastante —escuchándose unas ligeras risas, no pudiendo distinguirse si son nervios o simplemente sarcasmo.
—No quieras cambiar las cosas a tu favor, no me gustaría involucrar a los demás en esto. Sé que estás ocultándonos muchas cosas y ha llegado el momento de decir la verdad —Fernando intenta mantener la mirada—. Si no es por las buenas, tendrá que ser de la manera antigua —agita su arma para demostrarle la seriedad de sus palabras.
«¿Estás seguro?», pero esa pregunta que solo puede escuchar en sus pensamientos, le ha sorprendido; sobre todo, cuando nota que la mirada del otro se dirige hacia sus espaldas.
«¡Maldición!, ¿lo habrá notado?», recordando la habilidad de quien tiene al frente y entendiendo que solo busca una forma de confundirlo para terminar delatándose; mantiene su concentración para no desviarse. Después de todo, Exitium solo necesita ese error, para tomar ventaja sobre lo demás.
—Dejémonos de juegos tontos y preguntas que no nos llevaran a nada —sacude la cabeza para despejarse, mostrando seriedad e intentando mantenerse sereno, porque conoce de sobra al otro, un experto leyendo mentes. Por eso, debe tener demasiado cuidado, porque un paso en falso y el plan quedaría arruinado.
—Solo quiero la verdad, ¿quién eres realmente y qué estás buscando de nosotros? —sin embargo, la despreocupación que muestra el felino y su mayor interés en acicalarse, hace que quiera entrar en desesperación.
—¡Vamos Exitium!, ¿qué es este juego que has inventado de los guardianes protegiendo el mundo?; porque tú y yo sabemos que esa no es la verdad, aún hay cosas que debes confesar. El momento es ahora y deberás decírmelo antes de... —y con un solo movimiento, con una mirada amenazante acerca su guadaña.
—Antes de... ¿qué?, ¿atacarme y acabar con mi vida? —el tono que utiliza su acompañante, muestra su característica ironía.
—Si tuviera qué hacerlo, ten por seguro que no dudare. Ya hemos aprendido a defendernos y no necesitamos de alguien en quien no confiamos —mantiene la mirada en su objetivo para no caer en sus provocaciones. Pero las palabras de nuestro chico, solo causan una burlesca risa como respuesta.
—Creo que tú eres el menos indicado para hablar sobre honestidad —Fernando intenta contradecir, pero es interrumpido—. Acaso, ¿eres sincero con Jerson o algunos de los otros dos chicos? Hasta donde sé, ellos confían ciegamente en ti y tú estás traicionando sus sentimientos —aquello lo toma por sorpresa y sin esperarlo comienza a dudar.
—Además, no olvides gracias a quien estás aquí. Tan amenazante y poderoso te has convertido, a diferencia del Fernando que conocí hace un año atrás —trata de ignorar esas palabras para no caer en su juego de manipulación.
—Una cosa no tiene que ver con la otra, no desvíes el tema —se muestra furioso y empieza a impacientarse.
—¡Oh vamos!, los humanos son tan complejos y convenientes, es difícil entenderlos —Exitium utiliza un tono de confusión, combinándose con el sonido de su molesto cascabel—. Del grupo eres el segundo más fuerte y lamento decir, también el más estúpido; esa es tu debilidad e indudablemente te llevará a la derrota, porque no eres suficiente para convertirte en el verdadero elegido —suelta cada palabra en un irritante eco, retumbando en los pensamientos ajenos y logrando perturbarlo.
Sin soportarlo, el chico de la tierra enfurece y acerca su arma intentando mostrarse amenazante; aunque esa penetrante mirada roja esté asustándolo.
—Acaso... ¿no son ustedes quienes proclaman que la sinceridad es lo más importante?, ¿y qué estás haciendo tú, al jugar con tres chiquillos? —son suficientes palabras para descontrolarlo.
—Te he dicho que dejes de desviarte del tema o..., —agita su poderosa guadaña alistándose para atacar—. Deformación... —menciona las primeras palabras de uno de sus ataques, para demostrar la seriedad de la situación.
—¡No te atreverías!, la realidad es que no tienes ventaja contra mí —y con un inusual brillo en sus ojos, Exitium provoca que su pelaje se ilumine, sin darle ventaja al guardián para defenderse de una potente explosión que cubre el lugar con una fina cortina de polvo.
Tomando nuevamente su arma, Fernando rápido se reincorpora y mantiene su posición de ataque, mientras busca con la mirada a su objetivo que parece haber desaparecido.
—Toda tu furia deberías desatarla contra quienes te traicionaron, "tus amigos" que en el peor momento te abandonaron —no puede controlar sus pensamientos, cuando esa conocida voz intenta entrar en sus recuerdos, gritándole desesperadamente se calle.
—Deberías vengarte de esas dos personas, en quien gastaste tu más valiosa oportunidad; no merecían realmente ese sacrificio. No actúes de forma egoísta como lo hicieron contigo, recuerda que ellos son los únicos culpables de quien eres ahora —pero por más que se esfuerce, esas palabras han calado en lo profundo de su corazón.
—¿Me estás queriendo decir que debo fingir amabilidad como tú? —con una ridícula risa, intenta humillar al gato púrpura—. Tú solo te has aprovechado de mi situación para convertirme en un esclavo, como lo has hecho con los demás —y sin entender por qué, las lágrimas amenazan con escapar.
—¿Estás seguro de tus palabras?, ¿recuerdas quién me rogó por convertirse en guardián?, ¿quién quería salvar a dos humanos egoístas que solo pensaron en ellos cuando se vieron beneficiados? —realmente confundido y con desagradables recuerdos que golpean su consciente, deja caer su guadaña como símbolo de derrota, agitando desesperado la cabeza para liberarse de esas palabras—. ¡Vamos Fernando!, recuerda..., recuerda como inició tu historia —y con un brillo en esos fríos ojos que acaban de aparecer, logra despertar amargas memorias.
Es cierto, cuando dicen que es mejor olvidar antes de enfrentar, muchas veces cuando somos traicionados o lastimados, preferimos negar o ignorar esa experiencia para que no duela en nuestros recuerdos; pero eso es un grave error, porque de esa manera no estamos aprendiendo, seguimos estancados en experiencias que muchas veces se vuelven repetitivas. Además, el sentimiento de vacío y tristeza seguirá creciendo en nuestro corazón, como un agujero negro que devora todo, nuestras esperanzas y determinación para continuar.
Cuando nuestra mente no pueda seguir guardando todo ese dolor, el rebalse terminará por consumirnos en un mundo de locuras, del que a veces no se puede despertar. Y ahora Fernando entiende eso, su pasado pasa por sus pensamientos como una película sin final, incluyendo la traición y la tristeza del abandono. «Quizá si lo hubiese enfrentado, ahora no sería tan desastroso», liberando un aterrador grito que demuestra el quiebre de su valor.
—Vez lo que digo, puedo parecer misterioso, pero no soy ningún mentiroso. Ustedes los humanos hablan sobre sentimientos y sinceridad, cuando ni siquiera saben amar y mucho menos entienden el verdadero significado de ser sincero —Exitium con sus palabras, atormenta un a derrotado guardián que no puede controlar los recuerdos que viajan en su cabeza.
—Luego de todo lo malo que viviste, convertirte en una mejor persona es lo que debías. Sin embargo, estoy decepcionado con el resultado porque ha sido lo contrario —Fernando no puede controlar las lágrimas que caen por sus mejillas y a gritos le pide detenerse.
—Después de todo, eres igual a tus padres, alguien despreciable, sin sentimientos y que nunca conocerá el verdadero amor. ¿O me equivoco?, ¿qué opinan?, ¿Jordán?, ¿Nicolás?; los he visto demasiado callados todo este tiempo —y el felino menciona el nombre de los dos guerreros que se mantenían ocultos.
Y sucede, estos tres muchachos habían idea un plan para enfrentar al gato de pelaje púrpura, porque desde el despertar de Alfredo, muchas dudas los invadieron en cuanto a su sinceridad con el grupo.
Se suponía que solo ellos cinco, eran los destinados a detener la maldad que está azotando la ciudad, resultando luego la existencia de un elegido más; para después, sumarse tres desconocidos que parecen estar en su contra.
¿Realmente los kirai son sus enemigos?, ¿cuál es la verdadera misión de ambos felinos?, y mucho más importante, ¿quiénes son esas tres personas que los atacaron la otra noche?
Desde aquella batalla, la desconfianza del trío ha aumentado, sumándole las consecutivas salidas nocturnas del felino, al pensar que Nicolás o Fernando estaban durmiendo para no notar su ausencia.
Jordán había propuesto no involucrar a los demás chicos, pues conocen las habilidades de manipulación de ambos gatos y creyeron que solo ellos tres serían los más resistentes, ¡grave error! Porque ahora, uno de ellos se encuentra sumergido en una crisis emocional, por culpa de recuerdos que no ha logrado superar; y el chico del fuego, parece que en cualquier momento perderá la poca paciencia que está forzándose a mantener. Quizá las esperanzas recaigan en Nicolás que parece mantenerse neutro.
Sintiéndose frustrados, los dos muchachos salen de su escondite para mostrarse ante Exitium que parece estar disfrutando del momento.
—Es demasiado cruel, se hayan quedado escuchando mientras su amigo, si así pueden llamarlo, era atormentado con su pasado —Nicolás corre en su ayuda, intentando calmarlo.
—Creo eres el menos indicado para darnos clases sobre amistad, ahora hemos comprobado que no estás con nosotros —un alterado Jordán, reclama señalando a un atormentado Fernando.
—¿Y quién dijo que lo estaba?, no recuerdo haber comentado algo como eso —en cambio al minino, no parece importarle esas palabras, encuentra más interesante acicalarse.
—Será mejor dejarnos de juegos tontos, es momento que nos digas la verdad —el chico del fuego muestra seguridad en su mirada, haciendo brillar su pulsera para convocar a Nemea, su más poderosa táctica—. ¡Nos mentiste!, dijiste no conocer a esos tres sujetos que atacaron a Alfredo y Jerson; sin embargo, la otra noche te mostrabas complacido hablando con ellos.
El sorprendido gato, solo responde con una pregunta, ¿estás celoso?; provocando que el otro, empiece a perder la poca paciencia que está forzándose a mantener.
—¡Por favor Exitium!, nosotros confiamos en ti, cuando nos entregaste nuestros poderes y nos dijiste que teníamos una misión —Nicolás busca calmar la tensión que está generándose.
—Y no mentí cuando dije eso, porque tanto Spero como yo, somos los guardianes que protegemos el cristal del deseo. Nuestra misión es encontrar a los elegidos para ayudarlos a despertar sus poderes y cumplan con su verdadero destino —el gato púrpura resalta las últimas dos palabras, pero los chicos no se percatan de su real significado.
Jordán está interrumpiéndolo llamándolo mentiroso, porque se encuentra exageradamente furioso; un comportamiento extraño y demasiado desmedido en él, tanto que Nicolás debe intervenir.
—Cuando mencioné no conocer a esos tres chicos que los atacaron, no estaba mintiendo —pero nuestro chico del fuego sigue sin controlar su mal temperamento, desconfía de cada palabra; empeorando cuando es ignorado.
—Sí sabía que como ustedes seis, existen tres guardianes que faltaban despertar; lamentablemente, perdí sus cristales al llegar a este planeta y deje de sentir su presencia. Por eso, mis esperanzas para que despertaran se desvanecieron —y aunque no suene muy convincente para Jordán, Nicolás comprende no está mintiendo.
Después de todo, es como Alfredo siempre ha mencionado, ellos no conocen la sinceridad y lealtad, no saben que significa mentir; simplemente, buscan la oportunidad adecuada para revelar los secretos que mantienen custodiados.
¿Conveniencia?, quizá podríamos calificarlo de esa manera, viéndolo desde nuestra perspectiva moral; sin embargo, manteniéndonos neutros sin lecciones de por medio, podríamos explicarlo como parte del destino de cada muchacho, siendo ambos felinos parte de una causalidad.
—¿Es por eso que has estado saliendo estas últimas noches? —viento decide tomar ventaja de la conversación, mencionándole a su acompañante que ha estado atento a cada uno de sus movimientos.
—¡Por supuesto!, eres más suspicaz de lo que esperaba —Exitium se muestra asombrado ante esa revelación, aunque de cierta manera lo esperaba—. Como comprenderás, no puedo ir por ahí hablando de cosas que no estoy seguro. Para contarles sobre aquellos muchachos, necesitaba averiguar más; eso significa que no mentí, solo guarde un secreto —explica desinteresado.
—Entonces..., si ellos también son guerreros como nosotros, ¿por qué no nos ayudan a pelear contra nuestros enemigos antes de atacarnos? —Jordán exige una explicación más razonable.
—Claro que piensan ayudarlos, sucede que primero quieren medir fuerzas, entender en qué nivel se encuentran ustedes, los cinco guerreros de la vida y el responsable de la esperanza —los ojos del gato púrpura, muestran un destello que provoca las sospechas de Nicolás.
—¡Sigues mintiendo!, estás ocultándonos información sobre esos tres nuevos, así como los hiciste con esos guardianes que conocimos semanas atrás —fuego se muestra más impaciente, no deja de llamar mentiroso a su mentor, recalcando no creer en sus palabras.
—Sigue sin importarme si me crees o no, no necesito estar demostrándole algo a un chiquillo arrogante como tú. Esa actitud va a terminar siendo tu perdición, recuerda mis palabras —el descaro de Exitium provoca que el mencionado enfurezca y se prepare para atacar.
Sin embargo, su compañero lo detiene, amenazándolo con contraatacar si no logra calmar su exagerado mal humor; porque estando más razonable, comprende que enfrentándolo de forma directa, no conseguirán mucho. Peor si llegan a alterarse, porque ellos se encuentran en desventaja, al no controlar por completo esos poderes que aun resultan misteriosos.
—Los kirai... ¿quiénes son realmente los kirai? —Fernando da sus primeras palabras, levantándose con ayuda de su guadaña y haciéndole señas a su amigo de encontrarse mejor—. Quiero decir, ellos no son realmente nuestros enemigos; al menos, no de forma consciente. Aquellos sujetos los controlan, con unos cascabeles como el que tú y Spero traen atados en sus patas.
El minino intenta explicar esa afirmación, pero Jordán lo confronta con el relato de Alfredo y situaciones de algunas personas que fueron atacadas, sin haber caído en desesperación como se reía; siendo la primera ocasión que no responde.
—Aun nos sigues ocultando información, ¿qué significa entrenar para nuestra verdadera misión? —y Nicolás vuelve a preocuparse, por ese destello en los ojos del felino.
—Por el momento, no hay otra misión más importante que derrotar a los kirai —hace sonar el cascabel que trae atapado a la pata izquierda—. No tienen otro objetivo más importante que derrotar a esas criaturas, recuerden que todo llega en su debido momento —y el repetitivo tintinear, retumba en la cabeza de los tres, provocando lo que Nicolás tanto se temía y venía sospechando.
Y resulta, Exitium parece haber estado controlado en todo momento a Jordán y Fernando sin que lo notaran, haciéndoles enredarse en sus mismas emociones, para descontrolarse casi al borde de la locura. Pues el chico del fuego, ha sido claro y no piensa seguir perdiendo tiempo dialogando con el felino; en su opinión, está burlándose de ellos y dándole vueltas al mismo asunto, sin llegar a una conclusión concreta.
—¡Nemea!, utiliza toda tu furia y acaba con ese insoportable gato —menciona para activar su más poderosa técnica.
Pero la habilidad de su ahora oponente, no le permite ser atrapado cuando utiliza su agilidad, saltando de un lado a otro y esquivando al furioso león; solo provocando que el inestable lugar termine por derrumbarse. El guardián de la tierra también se une al combate, moviendo con agilidad su guadaña y creando una explosión de gigantescas piedras que crean fuertes temblores.
El apresurado ataque, solo ha provocado una fuerte detonación en el lugar, destruyendo la vivienda y dejando expuestos a dos muchachos exhaustos que apenas pueden mantenerse en pie; sus energías también están abandonándolos, o al menos, eso indican sus pulseras. Mientras, desde lo alto de la copa de un árbol, un relajado Exitium los observa indiferente, pues encuentra más entretenido acicalar sus patas.
—Acaso... ¿te estás burlando de mí? —Jordán se prepara para un segundo ataque.
—Grito profundo de la muerte.
Sin embargo, una conocida voz puede escucharse, al mismo tiempo que aparecen unas gigantescas sombras en forma de manos, saliendo desde las profundidades, atrapando a Jordán y Fernando. Una poderosa energía quema sus cuerpos y roba sus últimas energías, para en cuestión de segundos dejarlos debilitados.
—¡Gato tramposo! —tratan de levantarse para hacerle frente, pero sus cuerpos no responden.
—¡Vaya!, ¡vaya!, son realmente estúpidos al creer que podrían enfrentarme, derrotarme con esos poderes que aún no controlan en su totalidad —la voz de Exitium se mezcla con las risas de una presencia que acaba de aparecer; un desconocido muchacho de brillantes ojos púrpuras, hahciendo resplandecer una gema del mismo color sobre la palma de su mano.
—Tal vez ellos han fallado, pero no pienso hacer lo mismo —Nicolás aparece detrás de ambos—. Ventisca de aire ascendente —logrando arrojar un fuerte torbellino en contra de sus oponentes, generando una enorme explosión que destruye parte del bosque que los escondía.
Parece orgulloso de su rápida intervención, aunque no es consciente de una energía oscuro que aparece a sus espaldas, atrapándolo y absorbiéndole las energías para dejarlo debilitado junto a sus amigos.
Tirados entre los escombros, debilitados y cansados, observan irritados como Exitium tiene la mirada fija sobre ellos, meneando la cola para aumentar el brillo de ese anillo; al igual que su acompañante, mostrando una sonrisa triunfal.
—Si crees que después de esto continuaremos siguiendo tus órdenes, estás completamente equivocado; porque me rehusaré a pelear y pienso que los demás estarán de acuerdo conmigo —Jordán se muestra seguro de sus palabras.
—No creo eso les convenga.
Exitium los intimida con su penetrante mirada y se escucha su burlesca risa como respuesta, ante la negativa de Fernando.
—Ya les dije que puedo ocultar muchas cosas, no me está permitido hablar antes del suceso; y eso, no me convierte en un mentiroso. Cuando les digo que no les conviene dejar de pelear, entonces esa es la verdad —realiza un suave uhm, como si estuviese pensando y buscando las palabras adecuadas—. ¿Cómo decirlo?, solo provocarían que sus cristales pierdan la vida que albergan —confundiéndolos con sus palabras.
—Si sus cristales no son purificados después de una batalla o se rehúsan a utilizar sus poderes, estos terminaran por apagarse y desapareciendo la energía que albergan. Energía que les ha cumplido sus deseos y les ha devuelto su preciada vida —esta es una revelación sorprendente.
—¿Qué significa eso?
—Acaso... ¿no entienden?, pensé eran más inteligentes —el felino se regocija de las expresiones de los tres preocupados muchachos—. Quiero decir, no solo corren el riesgo de convertirse en esas criaturas, porque habrían perdido su esperanza; también sus deseos se verán afectados, terminaran revirtiéndose y ustedes perderán su preciada segunda oportunidad que ahora gozan —esa verdad no la esperaban y no pueden evitar lamentarse.
—Recuerden bien, todo lo que ahora poseen, es gracias al poder de sus cristales; y aunque se opongan, deben pagar el precio de ese beneficio —agregando, haberlos salvado de patéticas y lamentables vidas.
Todas esas afirmaciones son realmente confusas y preocupantes, se niegan a creerlas, aunque ahora el gato púrpura esté mostrando su verdadera forma; una criatura sin escrúpulos que, solo los está utilizándolos para quién sabe qué.
—En palabras simples, sin cristal, no hay vida; y sin vida, no hay deseo —son las palabras finales de Exitium, desapareciendo junto al muchacho que lo acompaña, dejando en la incertidumbre a unos debilitados guardianes.
Tin, tin.
Escuchan el eco de dos cascabeles, combinándose con unas sonoras risas que perforan sus corazones; son los últimos sonidos que retumban en sus pensamientos antes de caer inconscientes, aliviándoles de una profunda culpabilidad que no pueden cambiar.
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