19: Ojos negros
Desde las primeras horas de la mañana, en una de las habitaciones en la casa de la familia Marini, se pueden escuchar fuertes ruidos de alguien moviéndose apresuradamente de un lado a otro.
—¡Alfredo!, es mejor te apures si quieres llegar a tiempo —Spero desde el balcón, observa como el fuerte sol brilla sobre la ciudad, mostrando el resplandeciente día que tendrán; mientras continúa a la espera de su acompañante.
«Creo que hoy será un día complicado, porque los sucesos están por cambiar; el destino no quiere seguir retrasándose», susurra para sí mismo, escuchando como nuestro protagonista corre alocado.
—¡Estoy listo!, es hora de marcharnos antes que los chicos nos regañen —Alfredo se coloca el morral y sonríe por la desencajada expresión de su mascota.
—Nos regañen suena a manada, a quién resondraran es a ti, por llegar tarde como acostumbras —el felino se acomoda en los brazos de su elegido que lo toma con delicadeza—. Tienes una extraña costumbre que no puedes cambiar, por más temprano que despiertes.
Y sucede que este muchacho sonríe avergonzado, sabiendo que ese comentario es completamente cierto; pues está despierto desde hace más de dos horas, con la intención de llegar antes de las diez en punto, como ha pactado con sus amigos. Sin embargo, el vicio de las redes sociales y la excesiva ociosidad descontrolada, lo han llevado a que vuelva a retrasarse, teniendo poco tiempo para cumplir el acuerdo; situación imposible.
Con los segundos contados, sale corriendo de la habitación para dirigirse a la primera planta, donde saluda eufórico a su familia con una sonrisa, despidiéndose al mismo tiempo y huyendo a toda prisa para no retrasarse un minuto más. Porque su celular ha empezado a sonar y eso le da un solo presagio, alguien está furioso.
Con el tiempo demasiado apretado, decide tomar la mejor vía para intentar llegar rápido, sus propias piernas. Aunque está seguro, eso no lo salvará de una buena regañada por ser el más impuntual del grupo, algo que debemos reconocer no es extraño en él.
—Si demorabas un minuto más, da por hecho que íbamos a dejarte. Nos has tenido veinte minutos esperándote —y como era predicho, Jordán lo regaña sin importarle que aún no haya recuperado el suficiente aire para sus pulmones.
—¡En verdad lo siento!, me quedé dormido porque el despertador se malogró —suelta la primera idea que se le viene a la mente, grave error.
—¡Eso es mentira!, lo terminaste rompiendo cuando sonaba para despertarte; hasta yo intenté levantarte, pero mis esfuerzos fueron inútiles —porque Spero acaba de delatarlo delante de sus amigos, haciendo que sus mejillas tomen un fuerte color rojizo—. En verdad, no he conocido un muchacho tan dormilón como tú; con esa pereza innata, ¿cómo puedes ser un guardián? —pregunta en un decaído suspiro, observando como los regaños caen sobre el mencionado que esperaba un poco de ayuda.
Pero bueno, lo importante obviando ese pequeño retraso, es que por fin todos se encuentran reunidos y no quieren perder más tiempo; por eso, deciden relajarse un momento en una cafetería cercana, aprovechando de paso, para satisfacer sus rugientes estómagos que piden atención. Pues su verdadero plan, es beneficiarse de las promociones del cine, buscando entretenerse en alguna buena película; disfrutar del día que esperan se mantenga tranquilo y sin apariciones que terminen enredándolos en esas cansadas batallas que se han vuelto parte de sus rutinas.
—No creo que sea una mala recomendación, es una comedia que combina romance con acción; además, he escuchado buenas críticas —Fernando intenta convencer rápido a los demás que se muestran indecisos observando la cartelera, antes que entren en algún tonto desacuerdo por no coincidir en opiniones.
—Y así salimos ganando todos, porque cumple con los gustos que cada uno ha mencionado —y con esta frase, termina por ganarse la aprobación que necesitaba para correr a comprar las entradas.
Alfredo es el más emocionado del grupo, pues sus amigos luego de un cansado debate, han aceptado la película que ansiaba ver desde hace meses. Es un seguidor del escritor de esa historia y cuando escuchó que se realizaría una adaptación, deseo con todas sus fuerzas poder verla en un cine y no desde la cama de un hospital, momento que ha quedado en el pasado y ahora parece un efímero sueño.
Bueno, no quiere entrar en tristes recuerdos y solo espera entender la película, porque es la continuación de una saga que parece se extenderá por algunos filmes más, pues ha captado la atención de algunos productores y ha fascinado a todos sus seguidores. Pero para defenderse, puede decir orgulloso que se ha leído los libros más de tres veces, por lo que está seguro no tardará en ubicarse. Solo ruega que los directores no le decepcionen con esa adaptación.
Estas ideas han invadido su mente y han provocado que se desconecte con la realidad, distrayéndolo del lugar donde se encuentra. Camina emocionado, dando saltitos de alegría como un niño que está siendo consentido, situación que no le permite fijarse en una persona que camina en su misma dirección, mostrándose igual de despreocupado.
—Cuidado vayas a cho... —no escucha las advertencias de sus amigos, terminando tropezando contra alguien para darse de bruces.
Para su suerte, el golpe no ha sido demasiado fuerte, gracias a la rápida reacción del otro que lo ha tomado por la espalda. Sobándose del ligero dolor, abre los ojos para sorprenderse, al encontrar la mirada de un muchacho sobre él, observándolo fijamente. Sus rostros se encuentran a escasos centímetros, tan cercas que puede sentir la respiración ajena sobre sus labios.
Sin esperárselo, su cuerpo lo traiciona disparando una extraña combinación de emociones que bloquea sus pensamientos, provocando también un fuerte calor en sus mejillas y que los latidos de su corazón se aceleren. Aunque confusa, no puede quejarse de esa agradable sensación; porque además, «esa mirada..., esos ojos...», se conecta con esos hermosos orbes negros, recordando al joven que tiene sobre él.
Sin embargo, ese cálido momento no dura demasiado, porque es interrumpido por el grito de unas muchachas, haciéndolos reaccionar a ambos para percatarse de las curiosas miradas que están sobre ellos. Completamente ruborizado, el joven se levanta mostrando una seria expresión, y sin mirarlo, le extiende la mano ayudándole a ponerse de pie.
—Por andar pensando en quién sabe qué, no escuchas cuando uno te habla —Jordán le regaña como hermano mayor, propinándole un cocacho; sin interesarlo que se esté avergonzado y confundido por haber sentido una desconocida corriente invadirle al contacto con el otro.
—¡No puede ser!, ¡no puede ser!, pero si ustedes son los Starfox —una muchacha dando pequeños saltitos de alegría, señala a nuestro sexteto, despertando la emoción de Jordán y Gerardo.
—¡Te equivocas! —Jerson interviene para corregir a la joven—. Dirás que ellos son Starfox, porque yo estoy en otro nivel; pertenezco a los mejores de toda la escuela, los inconfundibles Channel —agrega con una satisfactoria sonrisa, logrando fastidiar al líder del equipo contrario.
—Nosotros estamos en la misma clase, quizá no nos recuerden porque no destacamos como ustedes, pero venimos juntos desde el inicio de la escuela media —un atractivo chico de piel canela, de rostro pequeño y delicado junto a una deslumbrante sonrisa, se presenta como Andrés.
—Mi nombre es Lucero, soy una fiel seguidora de ustedes desde que entraron en mi campo de interés.
Con una extensa sonrisa en el rostro, se acerca la primera muchacha de baja estatura y llamativa presencia; pues sus largos cabellos color caoba, combinan a la perfección con sus delicadas facciones y pequeños ojos marrones, ocultos detrás de unas gafas, resaltando un atractivo lunar en la mejilla derecha.
—¡Oye Enzo!, ¿por qué tu cara está toda roja?, parece que estuvieras avergonzado —como Martha se presenta la siguiente acompañante del cuarteto—. Acaso, ¿te sientes mal?, ¿tienes fiebre?, ¿te duele algo? —una joven un poco más larguirucha, casi de la estatura de Alfredo y de piel trigueña como Gerardo, cabellera azabache y unos expresivos orbes negros.
Por último, está el muchacho de nombre Enzo al que están interrogando; un apuesto joven de piel canela, con penetrantes y hermosos ojos negros, manteniendo una seria expresión.
—Tú también estás colorado, si te vieses en un espejo, te reirías de la graciosa cara que traes —Jerson se acerca a nuestro protagonista, observándolo fijamente y consiguiendo aumentar sus nervios, empeorando al percatarse que Enzo está observándolo.
Los acompañantes de cada grupo, observan curiosos a la pareja que está actuando de forma extraña, como si se conocieran u ocultaran algo; además, esas esquivas miradas, solo indican que ambos están avergonzados por algo que nadie comprende, porque cualquiera puede tropezar, ¿cierto?
—Desde que cayeron uno sobre el otro, repentinamente sus mejillas están rojas; y encima, no han dejado de mirarse, aunque intenten disimularlo —pero parece que no todos coinciden con esa opinión, pues esos comentarios por parte de Lucero, generan más incógnitas y provocan distintas reacciones.
Por un lado, Martha muestra una exagerada emoción como si hubiese descubierto algo increíble; mientras que Andrés, solo suspira resignado como si supiera que está por suceder.
—Ambos se gustan y acaban de darse cuenta, es un amor adolescente a primera vista —corean las chicas con una repentina efusión que no dudan en expresar, causando asombro en los presentes; menos en Alfredo y Enzo que como dos imanes, cruzan miradas, observándose avergonzados uno al otro.
Los rostros de los mencionados, se tornan completamente rojos y una desconocida sensación los invade, provocándole un nerviosismo que no les permite articular palabras para defenderse.
—¡Qué tonta!, ahora que lo pienso con más calma, si observas bien a cada Starfox y a los Channel —Martha parece estar pensando con detenimiento qué decir, captando la atención de quienes la rodean—. ¡Viéndolos bien!, te darás cuenta que todos son gais —muestra seguridad en cada una de sus palabras, posando sus orbes sobre un traumado Jordán que ha quedado mudo por el comentario. La muchacha parece querer encontrar algo que evidencie su teoría.
—Ambos grupos están conformados por chicos gais y encima del mismo rol, algo parecido a nuestro querido BL801 —Lucero no controla el tono de su voz y eso provoca que nuestros chicos reaccionen, sintiéndose acosados por las miradas de otras personas que parecen haber escuchado. Aunque Andrés la detiene a tiempo, antes que siga soltando chifladas ideas sin procesarlas.
Los seis amigos han quedado boquiabiertos y sus rostros muestran al extremo sus emociones. Más bien, dos personas no se encuentran tan alegres como para tomárselo a broma, pues Jordán junto a Nicolás no dudan en confrontar a las féminas que no dejan de corretear alrededor de ellos, pareciendo estar fantaseando con algo o alguien que nadie comprende.
Solo Alfredo y Enzo no participan de ese loquerío que acaba de formarse con la intervención de los demás, pues algo extraño sucede con ambos.
Es la primera vez que se encuentran frente a frente, teniéndose demasiado cerca, experimentando una desconocida y al mismo tiempo, cálida sensación que se almacena en sus pechos y se extiende recorriendo sus cuerpos. Los latidos de sus corazones se han acelerado con solo fijar la mirada en el otro. «Es la primera vez que me sucede esto. Me siento sumamente feliz, pero también...», y al menos nuestro pelinegro, se encuentra confundido.
—Los humanos son criaturas demasiado extrañas y también divertidas, sus comportamientos son realmente interesantes —Spero observa con atención todo el alboroto que se ha formado—. Sus emociones cambian rápido con una mirada o simples palabras.
—No entiendo lo que dicen, parece como si hubiesen descubierto algo realmente interesante —y Exitium termina por derramar la poca paciencia que se estaba manteniendo.
—¡¡¡CÁLLENSE TODOS!!! —porque un furioso Jordán grita ante tanto comentario que considera absurdo.
Luego de ese agitado encuentro y de ser regañados con retirarlos del cine por tanto escándalo, nuestros seis muchachos se encuentran a la espera de su película. Gerardo y Jerson, buscan calmar a sus molestos amigos que siguen refunfuñando por el descontrolado comportamiento de las féminas; sobre todo, porque Fernando no deja de carcajearse.
—Es que no me van a negar, fue gracioso que esas chicas se hayan dado cuenta con solo mirarnos; es cierto cuando dicen que lo obvio no se refuta —aunque calla sus palabras, cuando recibe un cocacho por parte de Nicolás y miradas asesinas de Jordán.
Mientras tanto, Alfredo ha decidido ir a refrescarse a los servicios, tanto alboroto ha hecho que su cara enrojezca, al grado de quemarle por tanta vergüenza que ha sentido.
—En serio no estoy acostumbrado a este tipo de afirmaciones —se seca el rostro, observándose al espejo—. No puedo dejar que mis propias emociones me delaten —intenta animarse, caminando junto a sus amigos peludos.
—Los humanos actúan de forma muy extraña cuando conocen a otras personas, sus rituales de presentación son tan diversos que no logro comprender cuál es el correcto —las palabras de Spero le sacan una divertida sonrisa, por esa graciosa forma de expresarse.
—Hablas como si estuvieras estudiándonos para alguna clase de experimento, me haces sentir como un ratón de laboratorio —suelta en una risa y finge un ligero temblor, como si estuviese asustado de ese comentario.
—¡No exactamente!, pero siempre es bueno conocer la cultura de tus elegidos. ¡Ya sabes!, la raza de donde provenimos Exitium y yo, es completamente distinta. En cambio los humanos, son seres demasiado complejos —sonríe al pensarse como una clase de objeto de estudio.
Pero como si el destino estuviera jugándole o poniéndolo alguna clase de prueba, por andar enfrascado en la conversación; vuelve a chocar con una persona, aunque en esta ocasión, solo recibe un leve roce en el hombro.
Al instante, hace una reverencia disculpándose para conectarse con la mirada de aquella persona, reconociendo esos hermosos y profundos orbes negros que lo observan con curiosidad, despertando esas desconocidas sensaciones que tensionan su piel y alocan a sus latidos disparándolos. Y extrañamente, los mofletes contrarios, también han tomado un ligero color carmesí.
Con sus miradas puestas en el otro, con emociones que se dispersan en sus cuerpos, nublándoles toda la razón; ambos se mantienen en un tranquilo silencio que comienza a volverse agradable. Parecido ha cuando deseas observar a quien te alegras de encontrar, como si inconscientemente, hubieras estado esperándolo por mucho tiempo. Solo quieres disfrutar de esa imagen que se cala por tus pupilas, llenándote de una indescriptible alegría que al inicio es difícil comprender.
—Yo..., en realidad..., lo siento... —los dos se apresuran a hablar, sorprendiéndose al haber coincidido en tiempo y frase; graciosa situación que rápido despierta sus risas.
—Creo que estamos destinados a conocernos en encuentros un poco dolorosos —Enzo es el primero en continuar—. Realmente quisiera aprovechar para disculparme por el comportamiento de mis amigas; sé que son un poco extrañas, pero estoy acostumbrado. En cambio ustedes... —parece querer continuar, buscar las palabras adecuadas para manejar la situación; aunque sus expresiones denotan vergüenza por el bochornoso momento de su primer encuentro.
—Si te soy sincero, a mí me ha causado mucha gracia. Es la primera ocasión, después de Jerson, que encuentro a alguien capaz de hacer refunfuñar a Jordán y Nicolás —pero Alfredo lo interrumpe, soltando un gracioso comentario y aligerando la tensión empezando a reír.
—Mi nombre es Enzo —el trigueño extiende su mano en saludo—. Quizá no me recuerdes, pero estamos en la misma clase, como dijo Andrés.
Nuestro muchacho sonríe tímido, aceptando el saludo y no siendo consciente de sus palabras.
—Claro que te recuerdo, tu mirada es inolvidable —aunque a los pocos segundos, se percata de la intensidad del mensaje y sus mejillas toman un evidente color.
Una graciosa carcajada se escapa de los labios contrarios, sonrojándose al extremo cuando es llamado chico interesante, recibiendo también un coqueto guiño que ha terminado alterando sus evidentes nervios. Sin embargo, una tranquilidad rodea a ambos, convirtiendo el momento en uno agradable y haciéndolos sentir más a gusto.
Los indiscretos y curiosos felinos, observan intrigados el "extraño" comportamiento de sus acompañantes, porque es la primera ocasión donde observan al guardián de la luna, mostrarse tan abochornado por estar cerca de alguien que recién ha conocido.
—Son como las danzas de apareamiento de la galaxia Orecles —comentan entre susurros, mientras van siguiéndoles el paso de cerca.
Alfredo se despide de Enzo por tener que marcharse a su respectiva sala, ingresando y viendo como sus amigos son abucheados por el público que les pide callarse.
—Ese grupo siempre anda causando problemas, ¿no creen? —comenta Exitium, notando como los chicos guardan silencio al iniciar la película. ¡Claro!, si no quieren seguir escuchando los chsh-chsh de los demás espectadores.
Y tal como Fernando lo predijo, coincidiendo también con los comentarios de Alfredo, la película ha resultado realmente emotiva y entretenida para las casi dos horas de duración; robándose más de un suspiro del público, junto a uno que otro sollozo descontrolado.
—Ustedes dos tienen ánimos muy volubles, así nunca encontraran pareja y serán los tíos solterones del grupo —el comentario de Fernando, aunque inoportuno, es cierto.
Al terminar la película, Jordán no ha podido contener las lágrimas, culpando al escritor de la historia por ese romance prohibido y terminado en tragedia. Y Nicolás no se queda atrás, porque puede intentar hacerse el fuerte, pero una que otra lágrima se le ha escapado. Sin embargo, un chico orgulloso como él, no puede evidenciarse en público; por eso, todo ese sentimiento ha cambiado en una furiosa mirada, alarmando a su mejor amigo.
—Mejor aprovechemos la hermosa mañana que tenemos, antes que el frío nos haga arrepentirnos y nos marchemos a casa —señalando hacia el celeste cielo, Gerardo anima a sus amigos a continuar con su día de diversión.
Quien sabe, con tantos lugares disponibles por visitar, puede que aprovechen el restante de la tarde para ir a gritar todo lo que quieran, sin ninguna restricción, a los juegos mecánicos. Aunque Alfredo y Jerson, tengan que ser arrastrados contra su voluntad, por el temor que le profesan a las alturas.
Enviciarse en los nuevos videojuegos que han llegado al mall, tampoco es mala idea; oportunidad perfecta para visitar la ciudad del terror, donde muchos comentan han quedado traumados, con días sin dormir por el miedo que te infunde.
Visitar la tienda de la agrupación de moda, donde encuentras todo tipo de productos y hasta el último disco que han lanzado, también está entre sus planes. Y por qué no, tal vez hacer una competencia de canto en el karaoke, buscando al más desafinado para grabarlo y publicarlo en sus redes sociales, es una tentación que no pueden dejar escapar.
Sin importar que actividad escojan, lo que realmente desean estos seis adolescentes, es divertirse y disfrutar este tiempo para compartir juntos; pues son raras las oportunidades que pueden utilizar para relajarse, olvidándose de esas preocupaciones que están llevándolos al borde de la desesperación.
Aunque no esperaban ser intersectados, más bien perseguidos, por ese cuarteto de "chicas dementes", como Nicolás las ha bautizado cuando lo bombardean con fotografías en una situación que podría mostrarse comprometedora.
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