Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

03: Misión

—Debes aceptar el cristal de tu alma, porque solo él te dará una nueva oportunidad —esas palabras seguidas del sonido de un cascabel, hacen despertar a nuestro protagonista de su profundo y placentero sueño; resultándole molesto el primer contacto de la luz de la mañana entrando por las pupilas de sus ojos, parpadeando para adaptarse a la claridad del día.

Todo se encuentra exactamente igual en su habitación, desde las decoraciones hasta la ropa ordenada en los estantes, la tajada de torta del día anterior, la casetera reproduciendo su música favorita, las mismas flores que están marchitándose y el respirador conectado a sus fosas nasales bombeándole oxígeno para mantenerlo con vida.

Los recuerdos de la noche pasada, ahora solo parecen un mal sueño del que acaba de despertar, «tal vez han sido mis miedos transformados en una realidad completamente distorsionada», es la justificación más coherente que puede encontrar.

La puerta de la habitación se abre e ingresa su madre con una expresión de desolación y con unas enormes ojeras que le cubren casi todo el rostro, como si hubiese estado desvelada por varias noches, llorando desconsoladamente.

—¡Buenos días mamá! —se anima a saludarla con una sonrisa, para ver si en algo puede ayudar, pensando en qué algún problema puede haberse presentado en casa.

Pero la reacción de la joven mujer es completamente distinta, al verle sentado en cama parece entrar en un estado de ansiedad, gritando el nombre del doctor a viva voz mientras corre a su lado, besándolo y abrazándolo con todas sus fuerzas.

—Mamá, ¿qué sucede?, me estás asustando —se muestra sorprendido intentando soltarse del fuerte agarre de su madre que se muestra completamente eufórica. De inmediato, se escuchan unos pasos ingresar a la habitación, viendo al doctor acompañado de dos enfermeras que se muestran sorprendidos de verlo tan tranquilo.

Confundido con la inexplicable emoción de su madre y las repentinas lágrimas de las enfermeras, intenta mantener la calma hasta que todos puedan estar quietos y explicarle el porqué de esas reacciones tan inesperadas.

Luego de un largo momento de conmoción, su doctor de cabecera le explica algo realmente imposible de creer.

—Imagino te estarás preguntando por qué tanta emoción, gritos por todos lados y repentinas lágrimas —comentándole que ha estado en cuidados intensivos las últimas dos semanas por haber caído en coma—. El día que permití salieras, para mala suerte de todos, hubo un atentado en la plaza de la ciudad, donde Elisa y tú fueron tomados como rehenes, terminando severamente lastimados.

Toda aquella historia le sorprende porque comienza a comprender que esos sucesos que viajaban en su cabeza, no fueron parte de una pesadilla; «entonces... ¿todo eso realmente sucedió?», sigue mostrándose confundido con cada palabra, porque de ser ciertas, nada ocurrió como lo están narrando, pues aún recuerda claramente ese día. Un extraño gato púrpura, dos personas convirtiéndose en horripilantes monstruos y unos chicos que parecían poseer alguna clase de poder elemental que utilizaban a su antojo.

—Ese día nos preocupamos porque llegaste en mal estado, en realidad pensé que no lo lograrías —el médico menciona que le realizaron unos estudios y corroboraron que "milagrosamente" como le llaman otros especialistas, la enfermedad ha desaparecido.

—No entiendo cómo o por qué, pero la enfermedad se ha desvanecido de tu cuerpo, no hay rastros del virus en tu sangre y tu sistema inmunológico está mucho más fuerte que de cualquier otra persona aquí presente —expresa sonando sarcástico y sacando unas carcajadas en todos los incrédulos—. Solo puedo decir que voy a extrañar a mi paciente favorito —y este comentario sorprende, aunque llena de alegría a Alfredo y a su madre, entendiendo que ha llegado el momento de abandonar el lugar que por tanto tiempo los ha acogido.

Largos minutos han tenido que transcurrir para asimilar esa inesperada, aunque maravillosa noticia. Con las maletas preparadas y con un sentimiento de nostalgia, madre e hijo se preparan para marcharse, abriendo la puerta de la cual fue su casa por muchos años.

Tin tin, pero el inconfundible sonido de un cascabel lo hace detenerse de golpe, recordando la imagen de esos extraños animales y sintiendo una preocupación que no logra entender.

—¡Te estábamos esperando! —y cuando la puerta termina por abrirse, aparecen cinco muchachos fuera de la habitación, cargando en brazos a dos gatos; uno de extraño pelaje púrpura y otro de largo pelaje plateado.

Sin entender cómo o en qué momento ha sucedido, ahora se encuentra en un parque cerca del hospital, sentado junto a los cinco jóvenes que lo observan, algunos extrañados y otros divertidos. «No sé cómo mamá y el doctor han podido creerse la historia que los conocí el día del atentado en la plaza; y qué "coincidentemente" ellos sabían que hoy me darían el alta», piensa al recordar como los adultos fueron fácilmente engañados. Y que además, desde entonces, el gato de largo pelaje plateado no se ha despegado de él, durmiendo ahora sobre sus piernas.

—Eres un chico muy lindo, no entiendo cómo no pude darme cuenta esa noche de lo mucho que me gustas —expresa uno de los jóvenes en una enorme sonrisa—. Mi nombre es Jerson, por si te lo estabas preguntando.

—Era de noche y además él estaba todo mugriento, ¿quién iba a darse cuenta de eso? —interviene un chico de cabellera chocolate, interrumpiéndolo cuando intentaba presentarse.

—Nadie pidió tu opinión cuando estaba en mi momento de romance, tienes esa mala costumbre de ser muy metiche en las conversaciones de otros —responde Jerson provocando el disgusto de su acompañante.

—Tú siempre andas en momento de romance con todo chico nuevo y lindo que conoces, eso se llama ser fácil y descarado —responde el mismo muchacho de antes, con cierto tono provocativo que genera una mirada de enfado en el mencionado, empezando ambos a discutir, sin importarles nadie de los presentes.

Nuestro protagonista no sabe qué decir o cómo actuar ante tal escena, pero su salvación es un joven de cabellera ondulada negra y piel trigueña que llama su atención.

—No le hagas caso a ese par, siempre dan una primera mala impresión y si no pelean por lo menos una vez en el día, no son felices —expresa con una resplandeciente sonrisa en el rostro—. Mi nombre es Gerardo —el muchacho se señala para luego dirigirse a sus acompañantes—. Jordán es quien está discutiendo con Jerson. El chico de rostro guapo, aunque parco, es Nicolás; y quien no te quita la mirada desde esa noche, es Fernando —presentándolos a su manera.

Al escuchar sus nombres, el bullicio se detiene para cada uno saludar con su particular estilo, mientras Alfredo responde tímidamente.

—Falta la presentación del actor principal de este grupo —repentinamente el gato de pelaje púrpura interviene, saltando desde los brazos de Nicolás hasta la mesa y haciendo resonar el cascabel que trae atado a la pata izquierda; acción que lo sorprende por no verle mover un gesto.

—¡No te asustes!, con Exitium nos comunicamos a través de telepatía. Él es quien nos ha despertado a casi todos —indica Gerardo señalando al pequeño minino que lo observa intimidante.

—Puede parecer tenebroso el primer momento, pero créeme cuando te digo que es completamente inofensivo —interviene Nicolás apretándole la cola al mencionado que da un salto desviando la mirada, empezando a reclamarle—. Trata de parecer el malvado del grupo y utiliza su penetrante mirada para intimidarte —aunque el chico no le presta atención.

Extrañamente, entre graciosas discusiones y presentaciones poco formarles, el ambiente está dejando de sentirse tenso y la desconfianza que generó el inesperado encuentro, también parece estar desapareciendo.

—Bueno, es mejor iniciar de una vez —expresa Exitium mientras se lame la cola, captando el interés los jóvenes que se sientan alrededor de la mesa—. Ahora que los seis elegidos han despertado, llegó el momento de explicarles el por qué los he reunido —y con un brillo en sus ojos, crea una esfera alrededor del grupo, encerrándolos en una distorsionada de dimensión.

Ese momento, hace que nuestro chico recuerde lo sucedido días atrás, en su primer encuentro con la criatura que tiene enfrente; mientras que todo fuera de ellos, parece continuar con total normalidad.

—Es mejor aislarnos para hablar con tranquilidad y no ser interrumpidos por imprudentes —nadie se percata de lo sucedido.

—¿Qué quisiste decir con el motivo de nuestro despertar? —Jordán empieza con las preguntas, tomando una expresión seria, al igual que sus compañeros.

Dando unos pasos alrededor de la mesa para mirar a cada uno directo a los ojos, —primero dejen que me presente —el felino de largo pelaje púrpura inicia su explicación.

—Mi nombre es Exitium y el gato que está sobre las piernas del chico nuevo, es Spero, guardianes protectores del destino. Nuestra misión es mantener el flujo de energía del universo, la muerte y la vida respectivamente —aquella noticia va mucho más allá de la lógica del grupo que se muestran incrédulos—. Y ustedes son los elegidos que han nacido para convertirse en guardianes y proteger este mundo de fuerzas malignas que desean destruirlo —lanza tanta información en un solo momento que las reacciones son diversas, así como las dudas que recorren en sus pensamientos.

—Entonces... ¿estás diciendo que eres un ser que viene de otro planeta? —Jordán se muestra confundido, al igual que los demás.

—¿Elegidos?, ¿guardianes?, ¿qué quieres decir con eso? —Jerson evidencia la desconfianza que está sintiendo—. ¿Es alguna clase de broma?

Rápidamente, el ambiente vuelve a tornarse pesado, con fuertes energías que demuestran el recelo del grupo por no entender las palabras de la criatura que está sonriéndoles divertido.

—No se atormenten con tantas dudas, vamos con una cosa a la vez, empecemos con un sí a la primera pregunta y un no a la cuarta —responde mientras comienza a acicalarse.

—Spero y yo hemos llegado a este planeta, porque fuimos atraídos por la energía que sentimos cuando despertaron los kirai, entes que por sí solos no pueden hacer mucho daño; aunque todo cambia cuando poseen un alma humana —y con un movimiento de su cascabel, muestra frente a todos la imagen de una diminuta criatura parecida a un teru teru bouzu, apareciendo también imágenes de la última batalla.

—Como pueden ver, los kirai son inofensivos y por sí solos no tienen una habilidad en especial; sin embargo, ellos pueden sentir las emociones negativas de los humanos. El odio, rencor o frustración son algunas de las emociones que los alimentan y hacen que liberen su verdadero poder sobre la víctima —y en las imágenes se puede apreciar como los humanos son convertidos en monstruos deformes.

—¿Estás diciendo que esos seres se alimentan de nuestras emociones negativas, convirtiéndonos en esas criaturas? —Nicolás pregunta con incredulidad, observando y señalando una de las imágenes. Recibiendo un asentir como respuesta.

—Eso quiere decir, ¿que nosotros nos seguimos enfrentándonos a personas?, ¿estamos matando humanos? —cuestiona Jordán viendo en una de las imágenes como las bestias son destruidas con sus poderes.

—Yo no los llamaría humanos porque han perdido su alma, ha sido consumida por los kirai —intenta explicar cuando es interrumpido por Alfredo que suelta la primera duda que estaba atormentándole, señalando que él puede controlar a esas criaturas con el sonido de su cascabel, introduciéndolos en el cuerpo de sus víctimas. O esa es la idea que tuvo en su primer encuentro.

—Bueno, en mi defensa puedo decir que eso no es del todo cierto. Admito que los kirai son atraídos por el sonido de nuestros cascabeles, porque les muestran el alma de los humanos. Pero ellos eligen a quien infectar y a quien no —responde observando fijamente a su cuestionador, quien se percata que el miedo que le causaba esa mirada, ahora ha cambiado.

—¿Y por qué mostrarles a quién deben infectar y a quién no?, ¿no sería estar ayudando a esos monstruos? —cuestiona Fernando sacándole un suspiro.

—Ustedes salieron más incrédulos de lo que podía esperar —responde en un soplido y muestra otras imágenes sobre algo que no ha sucedido.

Se puede apreciar como el grupo de cómicos que Alfredo y Elisa observaban emocionados aquella tarde, enloquecen y con armas en manos matan a todos sus espectadores.

—No es que haya buscado infectar a esos dos humanos para que atacaran al nuevo, eso va en contra de mis principios. Es solo que mi misión, es mantener a salvo a los guardianes hasta que estén preparados para su despertar —señala el lado izquierdo de cada muchacho, en donde una hermosa pulsera dorada con dije resplandecen.

—¿Mantenernos a salvo hasta despertar?, ¿eso sin importar si tienes que sacrificar otras vidas humanas? —cuestiona Jordán en cierto tono de enfado, recibiendo un seguro por parte del contrario que termina por desencajarlos.

El rostro apacible de Exitium genera un momento incómodo. Los chicos no saben cómo reaccionar, son tantas emociones y confesiones que todo parece un mal sueño. Además, el rostro de su "salvador" por llamarlo de esa manera, no expresa ni una emoción. No saben si está arrepentido por lo último que ha dicho o si parece disfrutar del momento de pánico que está infundiéndoles.

Sin embargo, también comprenden que de cierta manera, están en deuda con aquel inusual gato, aunque no entiendan su forma de proceder. Una risa puede escucharse.

—Pero no me miren con esa cara de pocos amigos, todo lo contrario, deberían agradecerme. Porque de no haberles mostrado a los kirai el camino de sus víctimas, esas personas habrían acabado con la vida del último elegido como ven en las pantallas —comenta contando que esos dos hombres estaban en un grave estado de depresión y psicosis por unas pérdidas de dinero. Así que habían planeado una masacre para llevarse con ellos las vidas de todos los miserables que sufrían en esta realidad.

—Así que tu destino era morir a manos de esas personas o convertirte en un guardián —expresa señalando a Alfredo y comentando que la segunda opción era sin duda, la mejor a elegir.

Aunque nuestro involucrado no está del todo de acuerdo, «matar vidas humanas para cumplir una misión, sin importar el motivo, ¡es imperdonable!», es la idea que recorre su mente, aunque no se atreva a expresarla.

—¿Y qué hay con estas pulseras?, aparecieron el día en que nos conocimos, ¿cierto? —Fernando decide interrumpir el incómodo momento que estaba formándose, despertando al mismo tiempo, la curiosidad de sus acompañantes.

—Esas pulseras indican que ustedes son los elegidos y con ellas se convertirán en guardianes cuando las invoquen, en el momento que deseen —señala indicando que cada dije se distingue por una forma y color distinto, siendo diferente por cada dueño. Pareciéndose solo en la diminuta gema que tienen incrustada.

—Dentro de cada dije, se encuentran los cristales de sus almas. Jordán representa al fuego, Jerson es el protector del trueno, mientras que Nicolás danza al ritmo del aire y Fernando se encarga de la tierra. En Gerardo fluyen los sentimientos del agua y Alfredo resplandece bajo el claro de la luz de luna —señala a cada uno de los chicos que aún siguen sin entender.

—¿Cómo es que cada uno tiene un elemento designado? —cuestiona Nicolás viendo su dije resplandecer.

—Eso es porque cada elemento ha escogido a su dueño, de acuerdo a la intensidad del deseo de su corazón. Depende de la bondad y desinterés del portador; así como, del grado de sacrificio que estén dispuestos a otorgar —son las palabras que alimentan más sus dudas, en vez de aclararlas—. Ustedes fueron bendecidos con un deseo que han cumplido y que también les ha brindado una segunda oportunidad, gracias a que son los elegidos. Su tiempo en este mundo había llegado al límite y no estarían aquí sentados conversando, si nosotros no los hubiésemos despertado —y esta noticia es la más impactante de todo lo que han escuchado hasta el momento.

Es bueno por un lado, porque la última frase muestra una innegable verdad que cada uno conoce; pero al mismo tiempo, tienen la sospecha que algo malo puede esconderse detrás de ese poder que ahora tienen.

—Ustedes desde que nacieron estaban destinados a convertirse en guardianes, para proteger este planeta de los kirai que amenazan con destruirlo —Exitium les indica que su objetivo además de proteger el planeta, es convertirse en verdaderos guerreros—. De lo contrario, esos invasores acabaran con toda la vida existente que conocen. Ese es el motivo de su segunda oportunidad —son sus palabras para terminar de explicar sobre el porqué de su aparición ante ellos.

—¿Y si nos oponemos a pelear? —Jordán interviene cuestionando lo que considera órdenes.

—¡Entonces morirán! —responde dejando en shock al grupo que no tienen las palabras correctas para responder—. Quiero decir, deben hacerlo porque es su destino, y como les explique a cada uno cuando despertaron, sus cristales se fortalecen con cada batalla —esas palabras parecen no hacer mucho eco en la mente de los muchachos.

—Al destruir a un kirai, la esencia que deja al desaparecer es absorbida por el cristal que lo derrotó, para limpiarse de la negatividad absorbida durante el combate. Si ustedes se oponen a su destino, sus cristales pueden llenarse de emociones negativas y sin necesidad de ser invadidos por un kirai, terminarían convirtiéndose en uno de esos monstruos —resaltando que a las finales, por diferentes motivos, está seguro que cada uno terminaría peleando.

Ese comentario junto al resonar de su cascabel y combinándose con su penetrante mirada de orbes negros, provoca que algunos de los primeros cinco jóvenes chasqueen los dientes, mientras que otros intentan esconder el rostro para disimular su desolada expresión.

—Convertirnos en un guardián que asesina humanos o simplemente morir por renunciar —son las opciones que menciona Alfredo, alarmando a los demás ante la terrible realidad.

—Ustedes ponen una realidad muy trágica, piensen que todo es como una rueda que está conectada de inicio a final. Si aceptan su destino, podrán proteger a las personas que aman, por quienes sacrificarían su propia vida —menciona sonando convincente para algunos—. No solo es tener una segunda oportunidad, es también proteger a su familia y amigos, a toda criatura que habita este planeta. Creo que es un trato justo por arrebatarle sus almas a la muerte, ¿cierto? —pregunta con un tono de alegría que para Alfredo suena a sarcasmo.

—Además, recuerden que para conceder un deseo, se debe pagar un precio del mismo valor; no creo que renunciar sea la solución —interviene el hermoso gato de largo pelaje plateado que está bostezando y estirándose sobre las piernas de su elegido—. Deben seguir peleando para que sus nuevas vidas, cobren sentido en este mundo; y también, porque pienso que no consideran insignificantes sus sacrificios, ¿o sí? —pregunta utilizando un tono convincente y demasiado directo; mientras salta sobre la mesa, para posicionarse junto a su compañero felino, sonriéndose el uno al otro.

Sin embargo, nuestros protagonistas están asimilando cada palabra a su manera. No saben si pensar que todo estará bien, o que detrás de esos deseos, se esconde algo más terrorífico; porque recuerdos no tan gratos, continúan atormentándolos.

Aunque cada quien tiene una opinión diferente; por su parte, Jordán y Nicolás creen que no puede ser tan malo, «después de todo estamos vivos y es lo que debe importarnos», son las ideas que justifican su miedo.

Gerardo, Fernando y Jerson no pueden distinguir en este momento, qué es correcto de lo que han escuchado y a qué deben oponerse.

En cambio, «tal vez todo sea un mal sueño», es lo que Alfredo piensa, atormentándose con el repentino cambio que ha dado su vida. ¿Para bien o para mal?, sabe que ahora no puede responder.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro