Capítulo 8 Te imagino
Los impulsos en algún momento de mi vida se habían vuelto habituales, aunque a veces me negara a aceptarlo, pero la realidad es que allí estaban, poco a poco apoderándose de mí, volviéndose cada vez más frecuentes.
Pensé que lo tenía todo bajo control, que ya nada me podía causar tanta rabia, que ya nada me afectaba a estos extremos, pero todo eso era antes de que ella apareciera en mi vida, Lennon Winchester, en ocasiones maldecía aquel día, que se volvió mi salvación y mi condena.
Ver a ese chico hablando con ella, con esos aires de superioridad, con esa sonrisa triunfante mientras me miraba, me causó un sentimiento que nunca antes había experimentado, quería mandar a la mierda a Lennon, largarme de allí y dejarla a la suerte, con su arrogancia, con su egocentrismo.
Puse de mi parte, juro que puse de mi parte, porque quería llevarla lejos de él, no solamente porque verla con ese chico me estaba dejando la garganta seca, sino que quería prevenir que algo malo pudiera sucederle, quería que ella entendiera que ese chico que acababa de conocer podría ser una amenaza, pero se negó a hacerme caso alguno.
—Lennon es una chica difícil —sonrió Ava que de repente se había parado a mi lado sin que lo notara— Es el tipo de chica que cuanto más difícil se lo pones, más lo quiere tener, más lo desea.
No conocía a Lennon lo suficiente como para afirmar que las palabras de Ava fueran completamente ciertas, pero había visto lo suficiente para saber que le gusta lo prohibido, que es el tipo de chica que cuanto más complicado lo tiene más lo arriesga, quizá esa sea la única razón por la cual ha aceptado besarme.
—Se nota que tienes interés en Lennon, no puedo culparte, es una chica encantadora, del tiempo que llevamos saliendo a discotecas, he visto como muchos chicos se aproximan a ella —comentó relamiendo sus labios— Bailemos un poco, estoy segura de que eso la pondrá nerviosa.
—¿Qué te da esa certeza? Además, no he dicho que quiera darle celos —coloqué mis manos en los bolsillos de mi pantalón.
—Oh, vamos, ¿vas a decirme que no te gustaría devolverle el sentimiento? ¿Qué no te gustaría verla furiosa porque estás con otra chica? Te humilló delante de todos —sonrió de lado y encendió en mí una chispa.
No quería aceptar, porque ya había visto lo que había sucedido cuando Lennon me vio con otra mujer, tampoco quería aceptar las provocaciones que Ava estaba ocasionando en mí, pero mi lado irracional y problemático no dejaba de gritarme que lo hiciera, que le demostrara que con un Pussett no se puede jugar.
Extendí mi mano a ella, que con una sonrisa la tomó y nos dirigimos a la pista de baile, todos nos miraron con especial interés, por supuesto, soy un pobre de clase media, eso lo saben, no porque mi vestimenta no sea adecuada, sino por mi actitud, que por lejos es muy humilde para su gusto.
Cuando empezamos a bailar, empezaron a murmurar, sin importarles una mierda que yo estuviera allí viendo la escena, por momentos me arrepentí, hasta que vi la mirada de ese chico de reojo y cuando Lennon se dio la vuelta Ava amplió su sonrisa.
—Le doy cinco minutos, no creo que aguante más de eso y vendrá por ti —susurró en mi oído— Sé que no es tu novia, si lo fuera, ella no dudaría en haberlo dicho desde un principio, así que no perderé la oportunidad de verla con rabia.
Apoyó su rostro en mi hombro, tan contra mi cuello que podía sentir su respiración caliente contra él.
—Kenneth, mi consejo es que no permitas que en este mundo de Lobos te mastiquen y te escupan, tienes que volverte el mejor filete, que deseen devorarte, pero no que no puedan —sonrió, pude verlo cuando levantó su rostro, su nariz tocaba la mía.
Sus ojos estaban brillantes, ella estaba radiante, una chica dulce, pero que posee un poco de malicia, no voy a negar que me atrae por completo su manera de hacer las cosas.
—Gracias por el consejo, voy a tomarlo —le respondí acomodando su cabello detrás de su oreja, sonriendo también.
De repente sentí que me tomaron del brazo, me encontré con el rostro desfigurado de Lennon, aquella misma expresión situada en su rostro, mirada de acero, penetrando hasta lo profundo de mi alma, furia, molestia y celos.
—Nos vamos —ordenó en un tono tajante.
—¿Por qué? Pensé que te estabas divirtiendo con ¿Nova? ¿Así dijo que se llamaba? —pregunté con el sarcasmo a punto de devorarme— Incluso te he dado el espacio que me estabas pidiendo que te diera Lennon, no entiendo tu inconformismo.
—No tengo que darte explicaciones, nos vamos a casa —volvió a hablar y redirigió su mirada a Ava que no dejaba de llevar ese gesto de burla, de diversión— Es bueno ver que te sienta bien la situación, así es como se ve a las personas detrás de la máscara.
—No es tu novio Lennon, no hace falta que dramatices la situación, además de que no hemos hecho nada indebido —se encoge de hombros la chica para luego resoplar— Además nos vemos en fiestas, no somos amigas, no hables como si te debiera algún tipo de lealtad, has ido, tonteado con otros chicos, humillado a Kenneth y ahora tú eres la víctima.
Lennon no pronunció ni una palabra, tan solo me tomó del brazo y me arrastró fuera de allí, tampoco quise negarme, no podía hacerlo, si la dejaba sola, cualquier cosa que pudiera sucederle sería mi responsabilidad.
Al salir de allí nos dirigimos al coche, por suerte yo no había bebido ni un poco del trago que me habían entregado, sabía que tenía que estar pendiente de cualquier cosa que pudiera suceder, pero también era el responsable de llevarla de regreso.
—¿Dónde diablos tienes la cabeza Kenneth? —preguntó con furia.
—Depende de a lo que te refieras con esa pregunta —me atrevo a decir, vuelvo a colocar mis manos en los bolsillos y me apoyo en el capó del coche.
—Bailar con Ava, ¿lo hiciste para fastidiarme o de verdad te gusta? —sus ojos se entornan y se queda en silencio en espera de una respuesta.
—No me desagrada, es una chica guapa, pero también la idea de fastidiarte me fascina, ¿crees que eres la única con derechos de hacer lo que le place? —levanto ambas cejas mientras parpadeo ante su silencio— No puedes reclamarme nada, no soy tu novio, no te pertenezco y si tú estás a salvo coqueteando con otro chico y yo hago mi trabajo de mantenerte al alcance de mi vista asegurando que no te pase nada, no veo el problema.
—No quiero verte con otras chicas Kenneth, me incomoda —se cruza de brazos.
—No quieres verme con otras chicas ¿Se debe al beso que nos dimos? —le pregunto a lo que la veo quedar paralizada.
—No digas tontearías —contesta a duras penas y niega— Eso fue solamente un error, un error de ambos que no va a volver a suceder, además no deberías ni siquiera volver a mencionarlo, de lo contrario, si mi padre se entera por esas casualidades, te va a despedir.
—¿Estás segura de que fue un error? —mi voz se vuelve ronca, me incorporo y ella da un paso atrás con nerviosismo— ¿Estás segura de que no volverá a suceder Lennon? ¿Me lo puedes asegurar?
—Kenneth —su voz titubeó a causa de los nervios y mi nombre sobre sus labios me provocó un leve estremecimiento— Yo... Tú...
Las palabras salían de su boca con nervios, como si el alcohol apenas le estuviera haciendo efecto, me miró fijamente a los ojos, dio algunos pasos hasta estar frente a mí, su nariz ahora rozaba la mía, aunque tenía que ponerse en puntas de pie para poder quedar a una altura considerable.
—No entiendo que es lo que me está sucediendo, de repente se me olvida lo que es correcto, te miro y a pesar de que no sé nada sobre ti, se apodera de mí el deseo —aspira profundamente— Te imagino de una forma...
Detiene sus palabras en seco, como si apenas se estuviera dando cuenta de lo que está diciendo, baja la mirada y se dispone a tomar distancia, justamente cuando está diciendo exactamente lo que quiero escuchar.
No voy a permitirle que me deje de ese modo, si empezó a hablar ahora tendrá que terminarlo, no puede dejar las cosas a medias y esperar que lo deje de ese modo.
—Termina de hablar —le pedí a lo que ella negó.
—No podemos hacer esto —murmuró con culpabilidad.
—¿Por qué no podemos? ¿Es porque tu padre me paga para cuidarte? ¿Ese es el maldito problema? —le pregunté con mi sangre caliente.
—El problema es que nunca me sentí de este modo, es que me confundes todo el tiempo, a veces eres irritante de más y te quiero lejos de mí, pero de repente te aproximas borrando todas mis ideas —se quejó furiosa.
La jalé del brazo, la apoyé en un movimiento brusco contra el automóvil, de mis labios escapó un gruñido y ella me tomó de la chaqueta de cuero con ambas manos.
—¿Qué crees que estás haciendo? —me reclamó molesta.
—Te diré lo que estoy haciendo Lennon, voy a cumplir cada cosa que te has imaginado —respondí antes de estampar mis labios sobre los suyos.
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