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Capítulo 28 Libres de decidir

Cuando Lennon se marchó con su madre, me apresuré para ver si su padre aún seguía con vida, cuando llegué me encontré con que Adira seguía con el cuerpo de mi hermano en brazos, llorando desconsolada.

No quise ni siquiera dirigirme a ella, simplemente me aproximé a Óscar para tomarle el pulso y ver si su corazón aún latía, aún lo hacía, entonces él abrió los ojos mientras pedía que una ambulancia viniera.

Estaba mirando a Adira, la veía como si de alguna manera sintiera que debía de hablar con ella y entonces me armé de valor, la miré fijamente antes de atreverme a abrir mi boca.

—Adira —le llamé.

Un gesto de irritación se apoderó de su rostro, se limpió las mejillas llenas de lágrimas y al fin se atrevió a mirarme la cara.

—¿¡Qué es lo que quieres!? ¿¡Te das cuenta de que mataste a nuestro hermano por defender a esta maldita familia!? —me interrogó mientras se ponía de pie.

Caminó hasta donde estaba, se dejó caer de rodillas ante mí y me golpeó el pecho con fuerza, mientras que sus lágrimas una vez más caían como cascadas por sus mejillas.

—No debiste, él a pesar de todo era nuestra familia —murmuró con debilidad en su voz.

—Adira —dijo a duras penas el hombre tumbado en el suelo y se ganó la mirada llena de odio de ella— No te moriste, pero voy a cambiar eso ahora mismo.

Tenía todas las intenciones de ir por el arma que se había quedado tumbada en el suelo, pero la sostuve del brazo impidiendo que pudiera moverse.

—Déjame ir Kenneth, no me hagas esto, no a mí, soy tu hermana —chilló tratando de zafarse.

—Déjala ir por el arma, no me importa si termina de matarme, pero antes de morir, lo único que te pido es que me permitas dedicarte unas palabras —dijo a lo que Adira se quedó estática en medio de un silencio abrumador que aunque haya durado unos segundos, parecieron ser eternos.

—Habla —le pedí al darme cuenta de que Adira no abriría su boca para decirle nada.

—Yo no tenía conocimiento de que eras mi hija, tu madre jamás me dijo nada al respecto y lo entiendo, porque eso hubiera puesto en riesgo la vida de ambas, pero quiero que sepas que si lo hubiera sabido te hubiera dado lo mismo que a Lennon —dijo mientras tosía un poco tomándose la herida de la bala.

—Cierra la boca —murmuró ella con la mirada puesta en el suelo— Es obvio que lo sabías.

—No, no tenía la menor idea, te lo juro, jamás hubiera dejado a una hija mía lejos de mi vista, pero aunque esto haya sucedido de esta manera, quiero que sepas que no soy un buen padre, no lo fui con Lennon y contigo es probable que tampoco lo fuera, aun así, espero que algún día puedas perdonarme.

En esos momentos llegó la ambulancia, que se lo llevó, pero antes de que se marcharan el señor me pidió que llevara a sus dos hijas al hospital, no sería una buena idea, lo sabía, porque Lennon ahora debía de estar odiando a Adira, pero aun así, lo haría, porque era su último deseo.

Tuve que declarar a la policía que llegó poco después todo lo que había acontecido, no dije por supuesto que había sido Adira quien le había disparado a Óscar, porque mi hermano ya estaba muerto, podía cargar con ese crimen y a mi hermana aún le quedaba una vida por delante, una vida que aún podía arreglar.

...

Después de que tuvieran aquella conversación en que se despidió de ambas, tuve que sacar a Adira que había perdido el control, no dejaba de llorar y repetir que lo sentía, que lamentaba todo el daño que había dicho.

Cuando estuvimos afuera del hospital, traté de calmarla, la rodeé en mis brazos, ella se quedó allí como si solamente estuviera presente su cuerpo, pero estaba claro que su mente estaba en otro sitio.

Hasta que salió Lennon, que tenía los ojos hinchados de llorar, se paró a nuestro lado, en ese silencio tan incómodo, ya no sabía si sería capaz de perdonar a Adira, pero solamente esperaba que al menos se dieran la oportunidad de conocerse.

—Todo esto ha sucedido porque dejé que él me envenenara —dijo de la nada Adira rompiendo aquel silencio.

Sabía bien a lo que se estaba refiriendo, pero ahora mismo buscar un culpable no iba a cambiar nada, lo sucedido ya había pasado y lo único que quedaba era volver a empezar, pasar página.

—Escucha, sé que la última voluntad de mi padre fue que nos diéramos una oportunidad como hermanas, en estos momentos no estoy segura de lo que siento, me han sucedido muchas cosas que no termino por procesar, no sé si en algún momento seré capaz de perdonar a mi padre que ya no está, menos podría decirte si podré hacerlo contigo —soltó aquellas palabras tan de repente que Adira se mantuvo en la misma postura.

Aquello estaba siendo duro para ambas, lo podía ver en sus gestos el dolor por la situación, pero más allá de que Adira sea mi hermana, la realidad que la persona más afectada era Lennon.

—Tengo algo que hacer Kenneth, me tengo que ir —dijo al mirarme directo a los ojos.

Sabía lo que pretendía hacer, pero no, no podía permitir que lo hiciera, quería ir a enfrentarse a un hombre que no tendría piedad con ella, que no tendría piedad porque no era su hija realmente y cuando se lo recordara no dudaría en utilizar ese poder.

—No puedes ir a enfrentarte a él, Adira, tú sabes de lo que es capaz, sabes perfectamente que si te vas a enfrentar ahora mismo con él, ahora que estás llena de tristeza, solamente conseguirás despertar su ira, que desquite todo lo sucedido en ti —le recuerdo.

—No voy a enfrentarme a él, sé que no tengo oportunidad, no puedo hacerlo, pero hay una manera de terminar con todo esto y no voy a dudar en hacerlo, quiero que puedan vivir en paz, que puedan tener la vida que merecen, estoy arrepentida de haber cometido los errores que cometí, pero ahora mismo nada de lo que diga será suficiente, al menos quiero poder darles paz —me dijo acariciando mi rostro— Siempre me trataste como un tesoro, no valoré todo lo que me diste, pero ahora quiero hacerlo de alguna manera.

Un nudo se formó en mi garganta, la abracé con fuerza, porque no quería que se fuera, quería poder protegerla como lo hacía cuando era una niña pequeña, solamente que ella ya no era una niña y ya no podía continuar cuidándola como a una, debía de aceptar que es momento de que ella tome las decisiones que crea mejores para su vida, era momento de soltarla.

Me aparté con ella, ni siquiera me había dado cuenta en que momento las lágrimas se habían resbalado por mi rostro, pero allí estaba llorando como un niño pequeño, tal vez en mi interior iba sintiendo que poco a poco ya no me quedaba nada, que ya no tenía nada más que a Lennon, que también algún día de alguna manera podría perderle a ella.

—Eres mi hermano, siempre vas a serlo y no quiero que olvides nunca, que aunque tuviera la oportunidad de volver a nacer, elegiría la misma vida solamente para poder tenerte a ti como mi hermano —me dijo en un quiebre de voz antes de darse la vuelta.

—Te quiero Adira —dije ante lo que ella se detuvo, volteó medio rostro, me regaló una sonrisa amarga.

—También te quiero y te querré siempre —terminó por decir.

Me quedé parado contemplando el cómo se marchaba ante mis ojos, tenía un nudo en el corazón al verla partir, pero no podía hacer nada, no podía.

De repente sentí la mano de Lennon sobre mi hombro, la miré y pude ver en su rostro que me decía que ya era momento de marcharnos, ya no quedaba ni rastro de Adira, sabía que quedarnos allí era en vano.

En mi interior estaba seguro de que se arrepentiría, como tantas veces lo hacía cuando era pequeña, que vendría corriendo a decirme que tenía miedo, que no podía hacerlo sola, quería que se diera la vuelta y que volviera a mí, era por eso que me había quedado allí esperando, pero ella no había vuelto.

—Nos debemos ir, vamos a ir por el papel que necesito romper y después podemos ir a la casa de mi madre, creo que debo terminar una conversación pendiente que tenemos —comenta Lennon mirando al cielo.

Asentí cuando ella me ojeó y nos marchamos en el automóvil en el cual había venido yo al hospital.

...

Pasamos por la mansión, aún estaban en el suelo las manchas de sangre, las cuales me dediqué a mirar mientras esperaba que Lennon fuera por el papel que necesitaba, enseguida que volvió volvimos a emprender el camino a casa de su madre.

No había querido quedarme allí por mucho más tiempo, no sé cuáles serían los planes de Lennon después de todo lo ocurrido, pero estaba seguro de una cosa, no vendría de nuevo a este sitio, aunque dudaba que ella quisiera regresar por allí.

Cuando nos estacionamos en la entrada del edificio ella me tomó la mano cuando estaba a punto de bajarme, pensé que tal vez quería que la esperara allí afuera, pero no era eso, tenía algo que decirme, pude verlo en su mirada.

—Kenneth, antes de subir te quiero decir dos cosas, la primera es que descubrí que tengo un hermano y es Nova, el chico que conocí en el centro comercial, sé que eso es una casualidad bastante grande, pero es una realidad —se encoge de hombros— Pero la segunda es un asunto más complicado.

—¿Qué sucede? —me atrevo a preguntarle.

—Siento ahora mismo que no tengo nada, además de ti que me amarre a este sitio, es verdad que pasaron muchos años en los que no pude compartir muchas cosas con mi madre, pero esta ciudad me trae tanto dolor —un enorme suspiro sale de sus labios y se aproxima a mí— Quiero que vengas conmigo.

—¿A dónde irás? —me atrevo a preguntar.

—Me parece una buena opción ir a Rusia, tengo bastantes ganas de ver a mi tía y comenzar desde cero estando allí, aún ni siquiera le he llamado para decirle todo lo que ha estado sucediendo —recuerda con tristeza.

—Te acompañaré, tampoco tengo nada además de ti que me una a este sitio, cualquier lugar en donde pueda encontrar la paz será mucho mejor que vivir una vida en este sitio, que me atormente cada día de mi vida —termino por decir.

—Pero antes de eso —me miró fijamente a los ojos con sus mejillas ruborizadas— Hoy, en este día que ha sido tan triste para mí, quiero hacer que al menos sea un poco mejor, al decirte mirando a la cara, que ahora que todo ha pasado y somos libres de elegir lo que queramos, quiero que seas mi novio Kenneth ¿Aceptas?

La pregunta me tomó un poco por sorpresa, es cierto que no lo habíamos formalizado como tal, pero los sentimientos estaban allí y sin duda, quería eso, así que una sonrisa apareció sobre mis labios.

—Por supuesto que si acepto —asentí aproximándome para dejarle un pequeño beso sobre sus labios.

Luego de aquel cálido beso, subimos al apartamento de su madre, al tocar el timbre se tardó algunos momentos en abrir, nos miró con una sonrisa y se apartó para darnos pasada, el apartamento era elegante, se veía tan confortable, te hacía sentir en un lugar seguro.

—Me alegra que hayan vuelto y que estés a salvo, ¿Kenneth, no? —preguntó a lo que yo asentí.

—Sí, muchas gracias —le respondí tratando de sonar lo más amable posible.

—Hemos venido a hablar madre porque tomé una decisión —sacó el papel que había conseguido por la información de su padre y se lo entregó— Es el papel que mi padre tenía guardado, el que nos impidió estar cerca todo este tiempo, quiero que hagas con él lo que desees.

—¿Qué decisión tomaste? —le preguntó poniendo especial atención en ella.

—Nos iremos, vamos a viajar a Rusia, mi tía se encuentra allí y creo que nos hará bien irnos un tiempo, pero volveré para visitarte —le regaló una sonrisa ancha— Sé que todo esto es muy pronto, que debería de quedarme más para que podamos compartir mucho más, pero estar aquí para nosotros siendo todo tan reciente, será demasiado difícil.

—Lo comprendo, me gustaría que te quedaras, pero pedirte eso sabiendo por lo que estás pasando sería algo demasiado egoísta —asintió.

—También, pienso que será lo mejor para Nova de momento, esto le tomó por sorpresa, toda la noticia fue repentina y está el hecho de que Kenneth ahora es mi novio, no quisiera hacerle un mal —admitió encogiéndose de hombros— Cuando tengamos todo listo para el viaje, vendré, me gustaría poder despedirme antes.

—Haremos algo especial para la despedida —asintió la mujer.

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