capítulo 17
La semana la pasamos realizando los preparativos del viaje al lago. Hoy es lunes. Nos iremos el viernes.
Jungkook habló con su tío, de acuerdo al plan, y él aceptó de inmediato. Lamentó cínicamente la situación por la que estaba pasando su querido sobrino.
Me he dedicado a entrenar más Jungkook, para que corra el menor peligro posible, y pueda defenderse si es necesario.
RM y Jin ya se encuentran en la cabaña, colocando cámaras y eligiendo un lugar cercano donde montar guardia, sin levantar sospechas.
Con el tiro al blanco, Jungkook no tenía problemas. Era realmente bueno. Con respecto a la defensa personal, le ha costado un poco más. Se distrae fácilmente cuando mi cuerpo hace contacto con el suyo.
Terminamos generalmente en otro tipo de ataque.
Jungkook se ríe al ponerme en aprietos. Pero cuando me besa, se me olvida todo y le sonrió como bobo.
Llegó el viernes. Vamos camino al lago.
Esta semana ha sido realmente maravillosa para los dos. A pesar de las circunstancias, Jungkook parece que va de luna de miel, olvidando que en realidad va a exponer su vida.
Llegamos cuando oscurecía a la cabaña.
Jungkook entró, pero yo noté algo extraño. Saqué mi arma y puse a Jungkook a mi espalda. En un sillón de la sala había alguien mirando el celular. La única luz provenía de la chimenea que estaba encendida.
Sigilosamente me coloqué detrás y le puse la pistola en la cabeza.
—¡No te muevas o disparo!
Jungkook encendió la luz.
—¡Mierda otra vez! Ahora sí que me hice.
Yo estupefacto bajé el arma.
—¿Tae? ¿¡Pero qué demonios haces aquí!?
—Hola amigo ¿Cómo estás? — hablándose a si mismo —meneó la cabeza fingiendo llorar —y se largó a reír al segundo después.
Jungkook y yo nos miramos.
—Bueno, siempre vengo aquí, tú lo sabes—miró a Jungkook —cuando compongo mis canciones necesito alejarme de las distracciones.
—¡Mierda! ¡Pero pudiste avisar Tae!
—¿Pasa algo, Kookie?
Jungkook y yo le contamos lo que pasaba y porqué estábamos allí.
—¡Diablos, Kookie! ¿El tío?
No podía creerlo.
—Puedes quedarte, pero no puedes intervenir si algo sucede, no quiero verte lastimado.
—¡Ni lo sueñes! Ya sabes cómo soy de cobarde, puedes estar tranquilo.
Jungkook sonrió ante el descaro de su amigo.
Tae le cerró un ojo.
—¡Oye Jimin! Ya van dos veces, a la otra me da un infarto.
Nos largamos a reír los tres juntos. El que Tae estuviera allí nos ayudó a relajarnos.
—Hoy les haré la cena— se ofreció sonriendo.
Tae en verdad era bueno cocinando y todo estuvo delicioso. Luego nos sentamos a orillas del fuego a conversar plácidamente. Tae tenía muchas anécdotas divertidas y el tiempo pasó rápidamente.
Jungkook bostezó.
—Creo que es hora de dormir—dije.
—¿Y cómo lo haremos? Sólo hay dos habitaciones.
Yo miré a Jungkook.
—No hay problema, duermo en el sillón —me ofrecí.
—¡Ni hablar! Jungkook y yo compartiremos habitación y tú ocupas la otra.
Miré divertido a Jungkook. Se notaba que no era lo que había tenido en mente.
Transcurrieron las horas y yo sin poder dormir. Extrañaba a Jungkook a mi lado en la cama y respirar el perfume de su cuerpo.
De pronto la puerta de mi habitación se abrió.
Era Jungkook.
—¿Jimin estás despierto?
Salté para tomarlo en mis brazos y arrastrarlo conmigo a la cama.
Jungkook pegó un gritito y luego me abrazó.
—¿Qué haces aquí?
—No puedo dormir.
Sonreí.
—¿ Insomnio?
Él se puso a reír bajito, podía sentir su respiración en mi pecho.
—Mi Insomnio se llama Jimin ¿Sabías?
Me reí bajito.
—Pero sólo dormiremos. Tae puede despertar.
—No lo creo —me dijo besándome un hombro.
—¡ Jungkook! Compórtate.
—Quiero practicar lucha de cuerpo a cuerpo —me susurró al oído deslizando su mano por mi pecho —lo haremos en silencio.
No podía contra él.
Lo de estar calladitos me iba a costar un montón, teniéndolo sentado sobre mis caderas.
Jungkook tomó las riendas de la situación, puso sus manos en mi rostro y me besó ya completamente excitado.
Nuestros cuerpos que ya se conocían se acoplaron al lento y sensual movimiento de la pasión.
Fue una experiencia alucinante.
Después nos dormimos entrelazados. No se sabía dónde comenzaba uno y terminaba el otro.
Nos despertamos con Tae parado al lado de nuestra cama.
Nos tapamos tímidos ante la exposición ante nuestro inesperado visitante.
—¡ Aja! Yo ya me olía esto, sabía que algo pasaba.
—¡ Tae! —gritó avergonzado Jungkook.
Yo, mudo de la impresión, no dije nada.
Tae repentinamente se tiró sobre nosotros riendo y abrazándonos.
—¡Kookie! ¿Porqué no me contaste? ¡ Soy tan feliz! Mi amigo está enamorado —gritó Tae exaltado.
Jungkook de una patada lo tiró fuera de la cama.
—Eso dolió, Kookie. Está bien, ya me voy, pueden seguir con los mimos matutinos —y se largó a reír.
—¡Sal Tae! —le gritó Jungkook entre divertido y avergonzado.
Tae salió para gritarnos desde fuera que nos prepararía el desayuno. Por algunos segundos seguimos escuchando su risa.
—En verdad, tú amigo es muy especial.
—No sabes cuánto —y se puso a reír.
—¿Entonces?—pregunté mirándolo apreciativamente.
—¿Entonces qué?
—¿Nos hacemos mimos matutinos? —me largue a reír al ver su cara de asombro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro