Era raro de ver en Ciudad concordia; un esclavo hablando de tú a tú con un aspirante a rebana-cuellos como Lim, pero es que el esclavo iba acompañado de cinco más, aunque no se le veía agresivo, sino todo lo contrario:

—Nuestros padres eran amigos y sé que no estás a gusto con tu banda. No te digo que los dejes, solo que escuches a la señora. Ella te abrirá los ojos.

A Lim no le acababa de convencer, pero tampoco le acaba de gustar la profesión con la que se había tropezado cuando tenía diez años. Miró a los ojos color miel de su interlocutor, mientras se preguntaba cuándo se había puesto de moda otra vez las cabezas rasuradas entre los esclavos y le dijo:

—No sé, Guml, me convence dejar una organización para meterme de cabeza en otra.

—Nuestra señora ya ayudó a vencer a las tropas de Fedalistre.

—¿Así que es verdad Ave de la Noche está en la ciudad?

—¡Shhh! Llámala la señora.

—Tranquilo, lo haré. Aun así te he de decir que no es ningún secreto que la señora se encuentra por Ciudad Concordia, pero ya no me fio de los líderes. Mucho trabajo para el de abajo, mucho riesgo y poca ganancia, mientras el líder se queda en casa,

—Vente a escuchar a uno de su voceros. Entonces sabrás que el cambio lo haremos nosotros, las gentes normales, porque es como el cambio de verdad perdurará.

—¿Incluso los esclavos? No me hagas reír... si tu amo se entera de que vas a alguna de esas reuniones te entregará a la guardia para que te torturen y les des los nombres de tus compinches.

—No se enterará... el día de la liberación está cerca.

—Pues tal como buscas nuevos adeptos no tardarás en ver del día de tu muerte. Y ahora si me permites seguiré con mis cosas.

—Hasta otra, Lim.

—Hasta otra, Guml.

*****

Warnä había aprendido a no desaprovechar cualquier oportunidad de convertir a su causa, fuera a una persona o a doscientas. Los monjes silenciosos vigilaban una gran zona alrededor del punto de reunión. La corrupta guardia de Ciudad Concordia nunca podría sorprenderles... igual que si capturaba a uno de sus correligionarios podían huir afuera de la población, usando los senderos mágicos entre planos, al campamento libre que habían montado Mazo de Hielo y Araña en Getrale. Se encontraba algo lejos, pero su pacto con el Jabalí les daba protección, aparte de los gladiadores y otros pocos monjes silenciosos. Se congratuló sobre lo fácil que fue convencer a los luchadores mágicos para que trasladaran a sus niños a Getrale. Esa tal Kala, tras ver como había dispuesto de los niños esclavos, podía ser una buena aliada, si llegaba a contactar con ella... o capturarla.

Abandonó esa linea de pensamiento para concentrarse en los reunidos, que escuchaban a sus voceros hablar del cambio y del día de la liberación. Poseían tal ansia de libertad que casi no tenía que usar sus poderes de convicción. Solo unos pequeños empujones y el publico salía dispuesto a inmolarse. Aunque esta vez Ave de la Noche prefirió esperar al levantamiento, simplemente esperaba convencer a tal número de gente que no hiciera falta otro gran derramamiento de sangre como en Getrale; dejando la labor de terrorismo a los monjes silenciosos, que solo actuaban para que los rumores se extendieran sin arriesgarlos contra Sérpenos. Robarle la ciudad a su primo aumentaría la satisfacción de liberarla.

Cuando sus voceros acabaron sus discursos, Warnä se levantó y bendijo a todos los asistentes. Pronto toda la ciudad estaría cubierta de pintadas de lechuza. Esperó a que el granero que le había servido de punto de reunión se vaciara, dejándole sola con su escolta de monjes silenciosos y se marchó a su cuartel general por un sendero entre los planos: solo tuvo que andar unos doscientos metros y cuando volvió a Ciudad Concordia lo hizo en la otra punta de la población, en un palacio de las afueras.

Mientras se preparaba una infusión oyó una voz en su cabeza:

—¿Para eso querías los senderos entre los planos? ¿Para llegar antes a tomar tu infusión?

—¿Qué quieres, Anciano que Habla?

—Un informe diario, mis hermanos no pueden comunicarse tan lejos, como haces tú.

—Por favor —interrumpió una voz melodiosa—, no sigáis con vuestros rencores... y no me hagáis gastar a lo tonto el poder de las oraciones, todavía estamos muy lejos. Los futuros dioses están contentos con vuestros logros.

—¿Hermana? —preguntó el jefe de los monjes silenciosos—. Tanto tiempo sin saber de vosotras.

—Quedamos pocas esclavas del mutismo y la voz que me dieron el resto casi se ha apagado, pero gracias a las Bondades, puedo mandaros el mensaje: Libertades están muy contentas, pero Clemencias aumentan su poder demasiado lento, no consiguieron gran cosa del final de la lucha en Getrale. Bondades necesitan poco más. Los antiguos dioses siguen dormidos, aunque Kalata parece que se intenta despertar. Bhougä sigue alimentándose de las guerras, mas solo engorda, sin dar atisbos de recuperar la conciencia. Y Zulan ni eso, solo adelgaza. Muy poca ley se renueva. Los futuros son más por cada ideal así que se reparten más el poder, pero a su vez les hace más fácil comprender a los humanos y se alimentan más fácil con las oraciones. Debéis acelerar las cosas en esa nueva ciudad pues los senderos entre planos son costosos.

—Gracias Anciana que Habla —dijo Warnä—, pero si queremos que las Clemencias se alimenten tenemos que ir por el plan lento o asumir que en el momento del Despertar sean menos poderosas que las Libertades.

—Hmm, necesitaran de un amplio debate estas nuevas: seguid con el plan hasta que busquemos un nuevo lugar que liberar. Una lástima que la sobrina de Ave de la Noche no la esté ayudando. Bendiciones para ambos y para vuestros seguidores.

*****

—¡¿Dejarás alguna esclava sin tocar?! —le espetó el príncipe Nogisomi a Sérpenos—. ¡Esta no era para desperdiciarla así!

El mago empujó el cuerpo desnudo e inconsciente de una chica fuera de la cama mientras replicaba:

—Tienes más de un millar de esclavas y un hombre tiene sus necesidades... Necesidades que prometiste calmar, príncipe —Los ojos del mago refulgieron un segundo de color púrpura.

—¡A cambio de protección mágica para mí y mi consejo! —El noble se arreglaba la barba furiosamente con la mano—. Y una vez más me has vuelto a fallar: Han asesinado al duque Viejdever. Estrangulado como el resto de los últimas muertes.

—Ese era el plan, dejar a Ave de la Noche suelta por la ciudad hasta que se rebelen, para poder castigarlos todos a la vez. Así haremos la mejor advertencia para los que sobrevivan y yo mismo le cortaré las extremidades a mi prima, no las necesitará para tener nuestros hijos... Los tontos del gremio no se atreverán a atacarnos en la ciudad y si se atreven los destruiremos... Además tú estás bien protegido con Pente, es el mejor guardaespaldas.

—¡Tampoco podemos dejar que maten a todo el consejo!

—Tampoco me puedo dividir en treinta...

—Con el permiso de mis señores —dijo Pente—, seria mejor que el consejo se quedara en el palacio del príncipe. Con tanta fiesta están la mitad de los días por aquí, que se quedaran a dormir no sería nada extraño. Seguro que el amo Sérpenos podría protegerlos a todos... y seguro que atraería a esos revolucionarios... —Acabó su discurso relamiéndose sus colmillos de serpiente.

—Un cebo para mi prima, no es mala idea —afirmó el mago—. Nada mala...

*****

Hosco, Kala y Martel habían enseñado a Meld a ser una buena cazaherejes; Alicates y Warnä le mostraron en pensar en lo peor de la gente, aunque fuera solo un instante, para tener todos las posibilidades cubiertas. Así que cuando llegó a casa de Maker, el recolector que les había soplado la información sobre el "jorobado" que resultó ser una celada. La vigiló durante dos horas; buscando, y desactivando, cualquier clase de trampa mágica, con mucha paciencia y lentitud, absorbiendo su energía y metiéndola en sus acumuladores. Las físicas las dejó, pues como maga salvaje las podía destruir, pero seguro que llamaba la atención de su presa. Sus escudos también eran de maga salvaje, así que confió en ellos. También vació de poder los artefactos taumatúrgicos que parte aprovechó para crear unas gigantescas ataduras mágcias. Tina protestó, pues aquellos objetos podían ser estudiados, pero Meld ya se encontraba despertando a Maker:

—Abre los ojos, sucio traidor.

El ahora prisionero así lo hizo, pero cuanto intentó hablar unos alicates le atraparon los labios.

—Solo te he despertado para que sepas quién te va a matar. No me importa tus motivos por los que nos llevaste a la trampa, no sé si fue por amor a unos hijos, al dinero o al poder, pero como ves no puedes llamar a nada que sea tuyo...

—Hmm.

—¡Ahorrate el esfuerzo! A mí ya no me importa ni el dinero ni la protección de la reina...

—¡¡¡Hmm!!!

Meld desenfundó el cuchillo de su madre, con tranquilidad pero como si hubiera hecho ese movimiento un millón de veces y le cortó a Maker la garganta de lado a lado, muy profundamente. Limpió el filo en las sabanas que ya empanzaban a empaparse de sangre. Tampoco había actuado nunca así, con esa frialdad, y durante un segundo tuvo miedo de sí misma. Luego recordó quién era su tío y se alegró de saber que podría matarlo.

«Meld», dijo Tina mentalmente, «por favor, no te pierdas».

«Nos vengamos y nos iremos a algún sitio a estar en paz, libres. No te preocupes, amor».

«¿Seguro que no habrás cambiado al final de tu misión».

«Seguro».

Pero Meld sabía que esas promesas eran mentira.