Capitulo 23
De nuevo se encontraban de acampada. Hosco sospechaba de espías y las órdenes de la casa madre le daban la razón, así que evitaban todos los pueblos, por pequeño que fuera, y las comunicaciones vía artefacto de Siforoso reducidas al mínimo.
El camino más corto hacia la Marca Boscosa atravesaba Getrale, con lo cual vieron todavía más guerra y destrucción. Tina se había curtido y ya no se le notaba en la cara su tristeza cada vez que pasaban ante las pruebas de la enésima atrocidad, cosa que a Kala le empezó a preocupar, aunque fue Martel el que habló con ella para explicarle que no debía endurecer el corazón, solo el semblante. "Pero sin ser tan gruñón como Hosco", apuntilló. La aprendiza agradeció el detalle, pues en el semblante del mago rubio se reflejaba el sufrimiento por las heridas y el viaje. Incluso así hacía un esfuerzo por cuidarla y darle un poco de alegría.
Iban escasos de veraces, pues, aparte de los gastos en sanadores y equipo en Ciudad Concordia, Kala insistió en dejar un buen remanente a Mazo de Hielo y Araña, para que se encargaran de los niños, aunque ellos estaban dispuestos a gastarse su peculio personal. Hosco aceptó una vez que la pelirroja juró que se encargaría ella de los informes de gastos. También solicitó los repuestos, tanto en forma de moneda como en acumuladores, que fueron asignados a las tríadas que venían de apoyo.
El punto de reunión con los refuerzos se encontraba a unos veinte kilómetros de su objetivo. Como llegaron los primeros montaron el campamento cerca de un riachuelo. Tina se entretuvo marcando el campamento con guijarros. Hosco la miró como si quisiera decirle algo, pero se dio la vuelta y la dejó hacer. Cuando comenzaron a presentarse el resto de tríadas, se encontraron con que tenían despejado el terreno para poner la tienda y una zona para fuego para cada grupo. La cuarta y última, llegó con retraso, pues había pasado a recoger un aprendiz oriundo de la zona cercana a la mansión. Se acabaron juntando doce cazaherejes con cinco aprendices, cifra bastante inusual para una misión de captura o muerte: El Gremio consideraba a Ave de la Noche un gran peligro, al nivel de una infestación demoniaca.
El chico no solo había nacido en la Marca Boscosa, sino que se había criado en la comarca. Tras observar el mapa durante un buen rato, confirmó que por esa zona había una mansión de caza que había pertenecido a un excéntrico noble que murió sin descendencia, indicando, de paso, unos caminos forestales bastante desconocidos; ideales para aproximarse de forma furtiva.
Hosco, se encontraba ansioso por ponerse en acción tras el viaje y las noches de acampada. Necesitaba saber si su ahijada todavía vivía. Aun así prefirió dar un par de días para que el grupo se diera a conocer. Aprovechando el final de la comida, convocó una reunión. Los magos se sentaron alrededor de una hoguera mientras tomaban una infusión.
—Aunque los cazaherejes conocemos a nuestros compañeros —comenzó el canoso—, creo que sería conveniente que nos presentáramos de nuevo. Empezaremos nosotros... el equipo oro como se nos conoce en las comunicaciones. El rubio es Martel: el sanador. —Señaló de uno en uno mientras hablaba—. Kala, la pelirroja: rastreadora. Y Tina, nuestra aprendiza y la encargada del artefacto de Siforoso. —Echó una mirada a la chica cual sargento chusquero prometiendo castigos sin fin al pobre recluta como abriera la boca—. Como habéis podido adivinar por como le brillaban los ojos cuando he dicho "equipo oro", es la orgullosa creadora de los códigos que vamos a seguir utilizando para la misión. —La moza no supo si su jefe la alababa o se estaba riendo de ella—. A mí me conocen como Hosco, experto en ocultación, líder de la tríada y subjefe de la misión. El mando recae sobre Vjales.
—También jefe del equipo plata... debe ser por mi pelo —bromeó el aludido echándose hacia atrás una rala melena gris claro al completo. Con la piel muy arrugada y todavía más delgado que lo normal entre los hechiceros, parecía muy poca cosa hasta que la gente se fijaba en su enérgica mirada verde—. Mi especialidad es la destrucción. El bajo, gordo y calvo, se llama Tapatino: buen protector, peor curador, gran cocinero. La adusta dama castaña, a la que no han podido regenerar el ojo ni los mejores sanadores, responde como Alicates: la mejor interrogadora de toda la hermandad. Y los dos jóvenes aprendices que tienen que cuidar de estas viejas glorias: el chico guapo rubio nos ha convencido que lo llamemos Bucles, por su maravilloso peinado. —El chaval no parecía muy contento con el apodo, pero no dijo nada—. Y la espigada morena es Lotiana. —La muchacha hizo una pequeña reverencia con la cabeza.
—De pelos debe andar la cosa —dijo una alta y fuerte mujer con un moño celeste—. Nunca pensé que el accidente que me lo dejó así causaría que fuéramos el equipo azul. —Miró a Tina divertida. La moza respondió encogiéndose de hombros y pidiendo perdón con las palmas, informando de que había sido una casualidad—. Mi nombre es Mathiri. Versada, a la fuerza, en alquimia y, de rebote, rastreadora. El grandote, con cara de pocos amigos, lo conocemos como Gruñidos: pocas palabras, pero buenos hechizos destructores, aunque le encanta acabar con el enemigo con sus propias manos. En nuestro grupo el que entiende de medicina es Yerbas, ese taciturno castaño de ahí, el de los brazos largos. Solo llevamos a una aprendiza, la otra está en la Casa Madre recuperándose de unas heridas. Su nombre es Humma, la chiquitaja de allí. Que su tamaño no os engañe, tiene mucha mala leche...
—Menos mal que no elegiste el negro para una tríada —comentó un hombre con la piel, los ojos y el pelo rizado más oscuros que el carbón—. Nosotros no tenemos líder, pero como soy el mayor me tocó ser el portavoz. Neru, Niste y Nashle, a vuestro servicio. Conformamos el equipo rojo. —Los tres nombrados hicieron una media reverencia a la vez. Eran trillizos, casi indistinguibles uno del otro incluso después de un profundo examen. Diferenciados solo por las pequeñas pecas y cicatrices que se marcaban en sus caras—. No os preocupéis si os confundís —aclaró con una blanca sonrisa—. Ante la duda llamadnos "Ene", que cualquiera del trío responderá... Nuestra especialidad es la sincronización: podemos sumar la canalización de los tres, sin las molestas interferencias que suelen ocurrir entre dos magos. Muy útil para poder realizar los ataques por triplicado. Bueno, vale ya de presumir... No solemos tener aprendices, aunque hemos recogido a Cazarratones; es nombre, no mote. Será nuestro guía, más o menos. El chaval pertenece a la rama diplomática, pero en cuanto se le preguntó se ofreció para la misión sin rechistar, así que puede que tengamos a un cazaherejes en potencia y no solo de roedores... De todos modos, mejor que no entre en combate, a pesar de que algo de defensa mágica conoce.
—Antes de comenzar a planificar —especificó Vjales—. Sería conveniente que Hosco nos aclarara lo de la estrategia ¿telaraña...?
—El nombre se lo pusimos por la mujer que nos redescubrió el truco: una gladiadora de Ciudad Concordia, Araña de Viento es su nombre artístico. Como ya sabéis, Ave de la Noche recibe ayuda por parte de unos asesinos que se ocultan por completo a los sentidos, incluso al del Don: los monjes silenciosos.
—Viejas leyendas que han regresado desde el olvido —explicó el viejo líder de pelo gris—, pero debemos creerlas, pues el equipo oro puede dar testimonio del fenómeno.
—También disponen de armas mágicas que atraviesan los escudos, tanto al cuerpo a cuerpo como a distancia. A mi compañero Martel lo han herido con ellas... ¡dos veces! Y mejor que no lo hagan, porque también envenenan, impidiendo la sanación del Don hasta retirar gran parte del tóxico. Así que más nos vale estar atentos. Mejor atacar primero y confiar más en la esquiva que en los escudos. —El tono y las formas de Hosco hacía recordar a Tina y los otros aprendices las duras lecciones durante la instrucción como cazaherejes el pasado año—. Hemos hecho pruebas con una de las dagas capturadas: siguen atravesando los hechizos defensivos puros, aunque en menor grado de cuando lo experimentamos en combate. No obstante, los hechizos de viento, rayo, destrucción, manipulación a distancia, etcétera sí que afectan al arma. Por lo cual, si veis que se os aproxima un puñal hacia vuestra cara: ¡No levantéis escudos, usad cualquier otro hechizo que os haga evitar el golpe! ¡Recordadlo!, si no queréis que vuestros nombres acaben en el muro de la biblioteca antes de tiempo.
»Volvamos a la estrategia. Con los monjes silenciosos ocurre un hecho similar que con sus armas: no les podemos detectar, pero otros usos del Don sí que interaccionan con ellos. Así que se teje una red de hilos mágicos invisibles que se rompan con un simple toque, parecidos a los que usamos en los entrenamientos de esquiva.
—Mi instructor usaba piedras, si fallabas tenías un buen recuerdo —dijo Mathiri.
—Seguro que hiciste la instrucción en uno de los años que le tocó a ese sádico de Vjales —replicó Tapatino mientras se acariciaba su prominente barriga.
—Eh, que estoy aquí... —replicó el aludido— ¡y soy el jefe! Me sé de uno que echa de menos las flexiones...
Hosco dejó que la gente se riera a gusto antes de continuar:
—Para comprobar los hechizos de área, ¿o el viejo chocho os tiraba rocas gigantes?
—Sabes muy bien que solo grava —contestó Vjales.
Las carcajadas sonaron con más fuerza.
—Como ya habéis podido adivinar —siguió el canoso—, las hebras se disponen como si fueran una telaraña. Hay que hacerla avanzar con vosotros, creando nueva si hace falta. ¡Cuidado con las falsas alarmas! Lo mejor es ir tejiéndola aprovechando el terreno: paredes, árboles... Parece mucho más difícil de lo que es: con que entrenéis un par de horas valdrá... —Miro hacia Kala y Tina un momento, se volvió hacia el resto de magos y exclamó—: ¡Que sois puñeteros cazaheres! De todas maneras, aunque no tenemos mucho tiempo para experimentar, si alguien tiene alguna sugerencia...
—Que nos la comunique más tarde —ordenó el líder—. Ahora mismo me preocupa más como nos aproximaremos hasta la mansión. Los informes también son desesperanzadores en este aspecto... Las desgracias nunca vienen de una en una: los esbirros de la terrorista son capaces de visualizar a través de nuestros mantos de ocultación.
—¿Incluso uno canalizado por triplicado? —dijo uno de los trillizos.
—Vieron a través de uno de Hosco —replicó Martel—. No discuto que el de los hermanos "Ene" sería más poderoso, pero sospecho que el que puedan visibilizar no se soluciona solo con gastar tres veces más poder.
—¿Alguna otra idea? —preguntó Vjales.
—¿Algo más sutil como los hechizos "no me mires"? —se atrevió Tina a sugerir.
—No oculta de verdad y no creo que dejen de vigilar a la gente anodina... —rechazó Mathiri—. Casi sería la más sospechosa por esta zona.
—Lo importante de la ocultación es la sorpresa —dijo Alicates casi recitando—, tenemos que buscar otra forma de conseguirla.
—¿Haciendo un túnel? —preguntó Tapatino.
—Demasiado gasto de poder —contestó Kala—, además muy lento y aunque la gente no suele mirar al suelo con tantas horas de trabajo... lo más probable es que nos descubran.
—No sabemos si sus habilidades atravesarán la tierra.
—Justo , no sabemos... —zanjó Vjales—. No podemos dejarlo todo en manos de Kalata.
—¿Por qué no destruimos simplemente la mansión? —dijo Gruñidos desde lo alto.
—¡Sospechamos que tiene retenida a una aprendiza: los cazaherejes nunca abandonamos a los nuestros! —exclamó Hosco—. Aparte, al Consejo del Gremio le gustaría capturar con vida a Ave de la Noche, mas si os veis en peligro no dudéis en mandarla al infierno. El principal objetivo en una misión es que todos los que parten vuelvan a casa.
—Podemos utilizar una variante de la táctica que usamos para atravesar los blindajes de los demonios: la muerte desde el cielo —propuso Kala—. Una muerte desde el cielo desde kilómetros de distancia, a toda velocidad, aunque nos descubran en el descenso tendrán muy poco tiempo de reacción.
—Será un enorme gasto de poder —calculó un trillizo—. Uno o dos acumuladores solo por el salto, otro para el escudo del aterrizaje... Todo ello sin contar con el desgaste físico de canalizar tan rápido. Así que habrá que gastar por lo menos medio para recuperar el vigor... Habrá que prepararse psicológicamente para evitar que el Don te llame al otro lado...
—¿Así lo explicáis vosotros? —inquirió Alicates.
—¿Cómo lo harías tú?
—Cuidado con no hacer: ¡Pumba! —Acompañó el grito con una fuerte palmada, luego se echó a reír, pero sin gracia. Los demás magos sonrieron; también sin mucha alegría—. No es la cantidad de poder que canalizas, sino la pasión con la que haces. ¡Cabeza templada, corazón frío!
—Me gusta el plan—dijo Vjales—. En este asunto hace mucho que no llevamos la iniciativa y ya es hora de recuperarla. Aunque veo un problema: los aprendices no poseen la suficiente experiencia para no acabar sucumbiendo a la llamada del poder. Mejor que se aproximen, como grupo de refuerzo, por tierra una vez comience la operación.
—Sí —afirmó Kala—, mientras nosotros ya habremos rodeado la casa al caer todos a la vez.
—Eso nos deja otro inconveniente —enunció Mathiri—. ¿Cómo nos sincronizaremos? Porque, ¿podemos confiar en la comunicación silenciosa?
—Ni puñetera idea —confesó Hosco.
—Mejor asumimos que no y solo la utilicemos para emergencias —sentenció Alicates.
Nadie habló más durante unos segundos. Vjales rompió el silencio:
—¿Alguna idea más? —No hubo respuesta—. Bien, descansaremos un rato y partiremos a media tarde. ¡Esta noche Ave estará capturada o muerta! Recordad que nuestra hermandad existe para evitar estos desmanes. —El público asintió, pero sin mucho entusiasmo. Vjales miró a Hosco y gritó—: ¿Qué es lo que somos?
—¡¡¡Puñeteros cazaheres!!! —gritaron todos los presentes.
—¡¡¡Que nuestros nombres...!!!
—¡¡¡... brillen en los muros!!!
—Pues a cascadla... —Los magos comenzaron a dispersarse—. Equipo oro, conmigo un momento, por favor. —Esperó a que se quedaran los cinco solos y dijo—: Sé que deseáis con todas vuestras fuerzas recuperar a vuestra pupila, pero la prioridad es la captura de Ave, el rescate es secundario. A pesar de ello creo que habrá más posibilidades de encontrarla viva si capturamos a la hereje. Como dice Alicates: ¡Cabeza templada, corazón frío!
—¿Puedo hacer una sugerencia? —pidió Kala. Vjales afirmó con la cabeza. Así que la pelirroja continuó—: La búsqueda de Meld se la podemos asignar a los aprendices, ya se han curtido bastante.
—¿Incluido Cazarratones?
—Estará con cuatro cazaherejes más...
—Bien. —El del pelo argénteo se volvió a Tina—. He visto tus informes de progresos: ¿querrás liderar el grupo de refuerzo?
La chica alcanzó tal felicidad que se olvidó de contestar, un pequeño codazo de la pelirroja la sacó de su ensimismamiento y contestó:
—Por su puesto... ¡A sus órdenes!
—Esto es la hermandad cazaherejes, no el ejercito... —Por una vez, a la moza no le afectó la reprimenda—. ¡Suerte esta noche!
—Gracias, maese Vjales, no le decepcionaré.
—Eso espero, hija, eso espero...
*****
Jabalí disfrutaba de su jarra de cerveza negra: espesa hasta el punto de casi poder masticarse, fuerte como las mujeres y los hombres que le solían gustar, con un poco de toque amargo como la vida, pero con un buen sabor al final. Miró con desaprobación como Audaz llenaba una cuchara agujereada con azúcar y luego vertía un aguardiente rojizo a través de ella sobre una copa de cristal tallado.
—Lord protector —dijo el Baron.
—Estamos solos, Audaz.
—Jabalí, otro traficante de niños ha muerto en extrañas circunstancias: El príncipe Nogisomi y el resto del consejo no están nada contentos.
—¿Y eso que tiene que ver con nosotros?
—Cómo sospeche de que nos hemos reunido con los magos que masacraron a una de las cofradías de ladrones, que pasaron por la casa de ese tal Gusarapo y se llevaron a un buen numero de esclavos...
—Como mínimo nos echará a patadas... De todas maneras estoy harto de esta ciudad, es demasiado degenerada incluso para nosotros y tenemos que volver a la lucha. ¡Nos ablandamos, Audaz! Tenemos que regresar a nuestras obligaciones y a la lucha. —El barón no parecía muy animado ante la arenga—. ¿Qué pasa por esa cabeza?
—En este lugar siempre ha habido complots y asesinatos, pero las muertes recientes tienen algo raro, no son la lucha normal por el mercado. Alguno del consejo ha caído también.
—Es la única forma que dejen un asiento libre.
—No tantos, y también hay movimientos en el liderazgo de las cofradías. Creo que es una campaña orquestada, para forzar a una rebelión o un golpe de estado. Solo es el principio: aquí se va a organizar una buena... Menos mal que nos vamos pronto.
—Siempre viendo conspiraciones por todas partes... a veces la vida es más sencilla.—matizó Jabalí después de limpiarse la espuma del bigote con la manga.
—¿Qué opinas tú?
—Que en realidad piensas en mi boda con la hija del Marques de las Montañas. Es una buena alianza para intentar recuperar nuestra casa... Tranquilo, cumpliré con la moza en la cama como cumplo contigo, nunca te he dejado insatisfecho. Y aunque nos veamos algo menos, siempre tendremos que viajar mucho, sin mujeres para ir más rápidos...
—Cuando se acaba la temporada de pluma empieza la de conejo, ¿no? Eres un tonto libidinoso... pero te quiero.
—Ya lo sé. Y ahora preocupémonos en como vamos a pagar a los mercenarios: Getrale debe volver a ser libre.
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