Capítulo 4
—Creo que llegamos justamente a tiempo —comentó Tord mientras abría la puerta.
—Si...—
Un sonido fuerte y lastimero sonó en todo el tren. Las personas que eran muy sensibles al ruido se taparon los odios, incluso si eso no ayudaba en nada, sus instintos naturales se lo ordenaron. Entre esas personas estaban Edd y Tord, los cuales no estaban para nada acostumbrados por ese ruido tan fuerte.
¿Pero entonces que fue ese ruido?
Bueno, el simple ruido, pero fuerte, se trató de no más ni menos que de un silbato de tren.
Las campanas de la estación sonaron, los murmullos de la gente se fueron haciendo más escuchadas, tanto fue así que ni se dieron cuenta que todas las pequeñas cabinas en donde se encontraban las personas a bordo se bloquearon de golpe.
Un brillo rosado con blanco rodeó cada puerta y cualquiera que la intentara abrir, esta reaccionaba como una goma de mascar.
Edd y Tord, al ver que no había forma de abrir la puerta, no tuvieron de otra que sentarse en sus asientos y ver por la ventana que tenían, pero al hacerlo, vieron claramente que ya no se encontraban en una pradera con lluvia, sino que se encontraban en un océano.
Su sorpresa no se hizo esperar ya que nunca habían escuchado o visto un tren en medio del océano con semejante tormenta de lluvia.
¿Dónde estaban?
¿Por qué demonios había un camino en medio de la nada y más en el océano?
Claro, esas preguntas solamente fueron uno del montón, ya que, de forma sorprendente, el tren se hundió bajo el agua.
Ambos chicos gritaron del pánico al igual que unas personas, sin embargo, como si todos hubieran ensayado para la presentación de una obra de teatro, los gritos fueron cesando al ver que el agua no entraba en el tren. Además, el cristal ni se estaba rompiendo por la presión.
—¿Acaso hay algo más anormal que esto? —dijo Edd temblando mientras tenía sus uñas enterradas al sillón.
—¿Q-Qué tal esa estación del tren en el fondo del mar? —
Edd al ver hacia el lugar en donde Tord estaba señalando provocó que sus ojos se abrieran hasta el punto de dar la sensación que podrían salir en cualquier momento.
—Cuando salga vivo de este viaje —jadeó mientras se tapaba el rostro —, Juro que escribiré esto en un libro. —
Tord abrió la boca para decir algo sobre esas palabras, pero, al momento de ver como Edd temblaba, optó por cerrarla para evitar alterarlo más.
—Vale...—musitó, mientras bajaba la cabeza.
"Estamos llegando a nuestra próxima parada".
"Se les recuerda que no deben salir por ningún motivo o circunstancia".
Edd y Tord nuevamente se tensaron.
¿De donde venía esa voz de Thomas?
¿Acaso venían de esa extraña caja de madera que se encontraba en la esquina?
Sus atenciones fueron nuevamente interrumpidas por la estación sumamente llamativa, ya que esta brillaba muchísimo y más al ser una especie de cúpula de vidrio.
Al entrar, Edd y Tord casi pegaron sus rostros para ver semejante estación de tren.
Todo era sorprendente de no ser de un solo detalle.
No había personas, o al menos no humanos.
Todos los seres que estaban parados o sentados eran animales antropomórficos.
Los ojos de Edd y Tord nuevamente temblaron como canicas en una pequeña bolsa, sus cuerpos inconscientemente temblaron casi al unísono.
—¿Q-Qué son esas cosas? —dijo Edd inconscientemente —, ¿A-Acaso por eso Tom nos pidió que regresáramos aquí? —
El oji dorado no respondió. En su lugar, miró con un rostro nervioso la vista que la ventana le proporcionaba.
Todo era tan raro para ellos ver como había animales parados como una persona o que incluso tuvieran ropas similares a la época.
Las especies variaban mucho; había desde perros y gatos, hasta leones y pumas.
El tren había perdido velocidad desde que habían entrado en aquella estación y mientras más y más se iba deteniendo, el ambiente se volvió tenso y pesado en todo el tren.
El silencio dentro de ese gran transporte era sumamente aterrador, lo único que se podía escuchar era el ruido de la maquinaria descansando a lo lejos, el sonido de las respiraciones casi se podía escuchar a través de las paredes y era evidente que el miedo era la principal causa de ese silencio.
En cuanto el tren se detuvo por completo, las puertas se abrieron con un sonido característico mientras mucho vapor se expulso por debajo del tren como si estuviese soltando todo el aire comprimido que obligaba a las puertas mantenerse perfectamente cerradas.
Los extraños seres antropomórficos al haber estado esperando el tren desde hace un rato se encontraron totalmente formados en perfectas líneas rectas. Al momento en que el tren se detuvo frente a ellos y se abrieron las puertas, estos entraron con suma tranquilidad, aunque su tranquilidad fue rápidamente interrumpida al ver a los seres totalmente diferente a ellos.
Algunos niños que iban riendo o gritando dejaron de hacer ruido y lo único que hicieron fue aferrarse a las piernas de sus padres o pidieron ser cargados para buscar protección.
El sentimiento de esas criaturas hacia los seres humanos era exactamente mutuo; confusión, miedo y nerviosismo.
¿Qué son esas cosas?
Eso era lo que pensaba cada humano hacia los animales antropomórficos y viceversa.
"Las puertas se desbloquearán en diez minutos".
"Por favor, mantener la calma. No hay de qué preocuparse de nada".
—Es fácil para él decirlo al estar acostumbrado a esto—escupió amargamente Tord mientras se abrazaba las piernas.
—E-Estoy de acuerdo —titubeó mientras desviaba la mirada —, Esas criaturas igualmente se ven nerviosas por nuestra presencia. Posiblemente nosotros somos criaturas raras para ellos. —
—De eso no hay duda... —jadeó al final de sus palabras al ver como un hombre serpiente lo miró directamente a los ojos —. O-Oye Edd. —
—¿Sí? —
—Si todo esto es muy, pero muy raro...—
—¿Aja? —
—¿Cómo crees que hubiera sido todo si nos hubiéramos quedado fuera del tren? —pausó —, Recuerda que Tom dijo que cosas muy malas pasaban si no entrabamos. —
—A-Ahora que lo dices... —tragó duro —, No tengo ni la menor idea. —
Ambos chicos se quedaron en total silencio por su conversación. Sin embargo, era muy fácil notar que los dos estaban tensos y llenos de terror por tan solo imaginar todo lo que les pudo haber pasado si no hubieran entrado, en especial Edd, ya que él fue el que más advertencias obtuvo por parte de ese sujeto sin ojos.
—¿Crees que mis padres estén bien? —
Edd sintió sus labios temblar por decir esas palabras.
—¿Estaban contigo cuando...?—
—¿Cuándo encontré el tren? —interrumpió —, Oh, no —negó la cabeza —, Estaba solo. Simplemente me quedé dormido frente a la estación "abandonada" y cuando desperté el tren ya estaba frente a mí. —
Tord se quedó callado ante sus palabras.
Su profundo silencio se debió a que se quedó analizando las palabras de su nuevo y único mejor amigo para poder darle las mejores palabras de apoyo. Pero, al final no tuvo que pensar mucho para darle una corta pero satisfactoria respuesta.
—Ellos están bien. —
Edd suspiró menormente ante corta respuesta.
—Es un alivio...—
El chico de ojos cafés se derrumbó por completo en su sillón. Su mente estaba totalmente atareada por tantas cosas que el simple hecho de escuchar a su nuevo amigo decir esas palabras, lo tranquilizaron enormemente.
Pero mientras él se recostaba en el sillón y se tapaba el rostro con ambas manos, Tord se le quedó viendo con una mueca de incomodidad y con tristeza.
El lugar nuevamente se quedó en total silencio, o al menos dentro de su pequeña habitación ya que justamente afuera, los últimos animales antropomórficos pasaron caminando hacia sus propias habitaciones para pasar su estadía en el tren.
El fuerte y doloroso sonido del silbato del tren se escuchó nuevamente y si bien algunos ya se habían preparado para eso, algunos otros fueron tomados por sorpresa, en especial Edd y Tord, los cuales simplemente habían estado cayados disfrutando del silencio entre los dos.
Tras un doloroso y fastidioso dolor de cabeza después, el tren nuevamente comenzó a ponerse a marcha con toda la maquinaria al máximo.
La velocidad fue aumentando, los primeros vagones de en frente nuevamente fueron bañadas por el agua y en cuanto el vagón en donde Edd y Tord se encontraban igualmente quedó sumergido, vieron con total sorpresa la vida marina.
Varios peces se encontraban nadando pacíficamente, totalmente inertes de la presencia del gran vehículo. Las algas y burbujas que llenaban de oxigeno el océano estaban por cualquier lado, dando una vista sumamente hermosa, única y que tal vez solamente se podía ver una vez en la vida.
Los dos chicos inconscientemente exclamaron al unisonó, la coincidencia fue tal que ninguno de los dos pudo evitar soltar una pequeña risa al darse cuenta que ambos produjeron el mismo sonido de sorpresa.
—Es hermoso —susurró Edd aun mirando por la ventana —, Supongo que este viaje tiene sus ventajas después de todo. —
—Si —afirmó con un asentimiento de cabeza —, Aunque parece que será corto. —
Para desgracia de ambos chicos y para los demás pasajeros, la hermosa vista de la vida marina pronto llegaría a su fin ya que el tren ni corto ni perezoso comenzó a subir en un puente de ladrillos rojos que los guiaba para salir de las profundidades del mar.
En el pequeño transcurso de la subida, Edd y vio con sumo detalle toda la vida marina, ya que posiblemente esa sería su única vez que podría verlo todo tan claro.
Fue realmente doloroso al perder la hermosa vista bajo el agua.
—Bueno —suspiró con amargura —, ¿Y que hacemos ahora? —
—Uhh... —miró a los lados —, La verdad no tengo ni la más retoma idea, Edd. —
Los dos quedaron en total silencio nuevamente.
Tord realmente se sentía mal consigo mismo por no saber que decir. Sentía que tarde o temprano Edd se aburriría de él y posiblemente lo dejara solo.
Eso era muy coherente para él, ya que, después de todo, no era alguien muy hablador.
Sin embargo, pareció que su cuerpo simplemente aprovechó la falta de sonido (a parte de sonido de la lluvia) para poder manifestarse nuevamente como hace unos minutos atrás antes de que esas extrañas manos tomaran a Edd.
—Cierto —risilla —, No has llegado a comer nada. —
—Tsk...—gruñó con fastidio —, ¿Y qué? —
—¿No quieres comer algo? —
—Creo que ya te había comentado que no traje dinero. —
—Bueno, no precisamente me refería a que compraras algo de comida—sonrió—. Yo me refería a la comida que yo traje —pausó —, B-Bueno, son más dulces y pan que comida. Pero supongo que es mejor que nada. —
Tord sin duda alguna se negaría ante tentadora y amable oferta, pero antes de que siquiera su boca se abriera para decir algo, Edward sacó todas las bolsas de papel que tenía consigo.
Todas las bolsas de papel eran medianas o pequeñas, pero algunas estaban manchadas levemente por aceite. Algo que sin duda alguna demostró que era algo frito o cocinado.
—¡Oh! —exclamó feliz al abrir una bolsa —, Estas te gustarán. Fueron pequeñas muestras de un invento de la abuela de Matt. —
El oji dorado se quedó en total silencio en cuanto Edd le mostró la bolsa con manchas de aceite.
Aún con algo de dudas, Tord se inclinó un poco para ver lo que había en su interior. Al hacerlo, vio cómo se encontraban dentro de la bolsa unos pequeños bocadillos en forma de waffles en miniatura con un aspecto sumamente fresco.
Algunos eran de color crema como normalmente son, pero había otros de un color más amarillo o de un color café claro.
—¿Mini waffles? —
—Más o menos —se encogió de hombros —. Están rellenos de dulce de leche, chocolate, fresa y de otras mezclas sumamente deliciosas. —
Tord inconscientemente se relamió los labios.
El aroma que desprendía los bocadillos era sumamente fuerte en el tema de lo dulce.
Casi podía sentir el sabor de la comida por el simple aroma. Incluso se llegó a preguntar del como fue posible que ese aroma se ocultara todo ese tiempo.
Pese a que el aroma era sumamente delicioso e hizo que su estomago gruñera por el hambre, Tord negó con su cabeza ante semejante invitación.
—No puedo aceptarlo. —
—¿Y por qué no? —frunció el ceño.
—Te los compraste para ti y para tu familia. —
—En realidad fueron regalos —vaciló —, Pero oye —llamó su atención con una cálida sonrisa —, Estoy atrapado en un tren contigo y creo que sería mejor comer esto contigo para fortalecer nuestra más reciente amistad. —
—¿Realmente eres tan amable? —
—Nada más con algunos. —
Tord sonrió de lado por sus palabras.
—Venga Tord, no rechaces mi invitación. ¿Quién me va a ayudar a comerme estos bocadillos fríos? —
—Yo...—
—Prueba uno —dijo al extenderle la bolsa —, Verás que te encantará tanto cómo a mí me encantaron al probarlos. —
El castaño de ojos dorados se mordió el labio inferior.
Esas palabras sonaron muy sinceras, sin embargo, al mismo tiempo esas palabras sonaron como una trampa mortal, cómo si aquellos bocadillos tuvieran una extraña sustancia que lo harían adicto y Edd estuviese esperando aquello.
Vacilante y temeroso, Tord metió su mano algo fría hacia adentro de la bolsa de papel para tomar el primer bocadillo que sus dedos tocaran.
Mientras él hacía eso, Edd miró con disimulo la mano rojiza e hinchada del oji dorado.
Seguía preguntándose que había sucedido cómo para que su mano quedara en ese estado no tan sano.
Si tuviera muchísimo más tiempo, posiblemente se podría haber hecho algunas cuantas ideas erróneas en la cabeza, pero al ser solo un pequeño vistazo, la duda solamente se hizo más grande de lo que antes ya era.
Al volver a poner su mirada hacia el frente, se encontró con un Tord nervioso y con un mini waffle cubierto de chocolate en su mano.
—Sin pena —dijo al sonreírle —. Pruébalo, te va a encantar. —
Tord nuevamente vaciló por la invitación, sin embargo, con un breve momento sin decir o hacer algo, el oji dorado dirigió el pequeño dulce hacia su boca para darle el primer mordisco como si fuese una galleta, una galleta muy suave con bonita forma, color y aroma.
El bocadillo era tan pequeño que era más fácil comerlo de un solo bocado, pero Tord al ser la primera vez que probaría eso optó por hacerlo de forma lenta para poder disfrutar plenamente del sabor y textura.
Y vaya que hizo bien ya que, al instante de saborear el bocado, una gran sonrisa apareció en su rostro como si estuviese dentro de una burbuja de pura felicidad.
El dulce sabor a chocolate junto con aquellos productos mezclados del que son creados los waffles lo hicieron sonreír enormemente.
El sabor era sumamente delicioso, uno muy dulce pero no tanto como para ser algo empalagoso.
El delicioso bocado quedó hecho papilla por su digestión mecánica y en cuanto el pequeño bocado pasó por su garganta, un temblorosa pero verdadera sonrisa apareció en su rostro.
Hace mucho tiempo que no había probado un dulce tan delicioso que fue imposible contener sus lágrimas.
La ultima vez que probó algo dulce y delicioso como eso fue con su madre. Eso simplemente le trajo buenos y hermosos recuerdos de ella.
Edd al ver sus lágrimas junto con su sonrisa tímida no pudo evitar sonreír igualmente, la diferencia fue que lo hizo con algo de tristeza.
Tord estaba disfrutando plenamente de ese bocadillo, tanto fue así que no tardó mucho en meter el resto del mini waffle a su boca para comerlo mientras sus pequeñas lagrimas se convertían en una gran catarata salada.
El pobre chico no le importó para nada ocultar su rostro.
Estaba tan feliz por ese bocadillo que ni siquiera le importó llorar frente a Edd para demostrar su alegría pura por un simple dulce.
En cuanto terminó de tragarse la otra mitad del bocadillo, sus manos inmediatamente se apoyaron en sus rodillas a la vez que agachaba la cabeza.
Sus sollozos fue lo único que hizo ruido durante casi un minuto entero. Algo que agradeció para poder aclarar sus emociones y pensamientos.
—Gracias...—susurró finalmente con voz rota y aguda.
Edd palmeó su espalda para intentar calmarlo un poco.
—Tranquilo Tord —dijo mientras miraba a los lados —, Puedes comer cualquier cosa que gustes de las bolsas. Pueden estar frío los refrigerios, pero es mejor que nada. —
El oji dorado asintió frenéticamente aun teniendo la cabeza agachada.
Intentando no verse desesperado, Tord limpió su rostro con la manga de su ropa para volver a enderezar su postura y poder tomar algún bocadillo de las bolsas. Al hacerlo, una sonrisa apareció en su rostro por lo delicioso que era.
Sus labios se llenaron de migajas, sus mejillas se volvieron rosadas y, por primera vez en la historia, Edd fue el ser humano que tuvo el privilegio de ver unos hoyuelos en las mejillas del oji dorado.
La escena fue sumamente tierna, tanto que incluso Edward se imaginó a un hámster con las mejillas llenas de tanta comida.
Claro, no es como que Tord se atragantara por la comida, pero su felicidad por esos bocadillos fue tanto que incluso sus mejillas se pusieron así.
Mientras el chico castaño con extraño peinado de cuernos degustaba con felicidad pura esos bocadillos, Edd inspeccionó nuevamente su pequeña habitación para ver qué otras cosas había adentro.
Lo que más quería en esos instantes era algunos vasos para poder tomar la leche de chocolate que el lechero le regaló hace unas horas atrás.
Sabía que Tord pediría algo de tomar ya que prácticamente todo lo que estaba ingiriendo era pan.
Para desgracia del castaño con ojos color chocolate, no había ningún vaso o algún recipiente que lograse cumplir alguna función similar.
Eso pareció ser de muy mala suerte, pero esa mala suerte terminó siendo buena suerte en cuanto una mujer sumamente bonita con ropa formal se detuvo frente a la puerta con un mini carrito en donde llevaba consigo varios alimentos, bebidas y utensilios.
●▬▬▬▬▬▬▬▬ Tiempo Después ▬▬▬▬▬▬▬▬▬●
Leves suspiros se escucharon, suaves movimientos de tela húmeda los acompañaron y el sonido un poco rechinante de los resortes del sillón se escuchó en la pequeña habitación que estaba diseñada para cuatro personas.
Edd no pudo evitar sonreír.
Incluso si no sabía a donde iba, la cálida habitación era realmente reconfortante al igual que la compañía de Tord.
El pequeño movimiento del tren pasar por las vías era sumamente relajante, tanto como si fuera un masajeador que lo inducía a caer hacia el sueño.
Algo que, si bien deseaba hacer, su miedo de lo que podría pasarle si se quedaba dormido era muchísimo más fuerte como para mantenerlo despierto.
Aunque era difícil no cabecear por lo cálido que se encontraba gracias al cuerpo que estaba a su lado y que prácticamente lo usaba como almohada.
Incluso si este apestaba a humedad.
No es como que le molestara que Tord hiciera eso, ya que, después de todo, fue él mismo el que se ofreció para que se recargara encima de él para poder descansar.
Los suaves suspiros tranquilos no dejaban de salir de los labios del oji dorado dormido. Sus movimientos para conseguir una buena postura se hacían cada cierto tiempo, pero de una forma no tan brusca ya que, para él, el cuerpo del oji café era sumamente cómodo y cálido.
Algo que no había sentido durante varias horas desde la perdida de su querida y amada madre.
Edd bostezó profundamente. Sus ojos se cerraron unos segundos para descansar y estar en una hermosa pero tranquila oscuridad que sus parpados le proporcionaron. Al abrirlos, fue rápidamente recibido con un montón de migajas de pan por sus bocadillos al igual que los platos de una deliciosa comida que la mujer les entregó por todos los problemas que les hizo pasar Tom.
Era increíble que hubiera más personal en el tren y que extrañamente no estuvieran tan contentos del como el sujeto sin ojos luego era muy estricto con las reglas.
Algo que, si bien era admirable, le dio una mala reputación ante los empleados que intentaban hacer el recorrido menos tenso y aburrido.
Edd ante semejante trato amable, no pudo evitar aprovecharse un poco para preguntar hacia donde iban, en especial del porque gente sumamente extraña comenzó a subir.
Los animales antropomórficos fueron una cosa, pero ver como otros seres sumamente extraños comenzaron a subir en cada estación, solo puso su piel de gallina.
Seres humanos con ojos totalmente negros, seres humanos con el cuerpo desproporcionado, criaturas mitológicas, seres vegetales igualmente con forma antropomórfica.
Todo era extraño.
Es como si un niño hubiera comprado varios juguetes al azar de una tienda y se hubiese puesto a jugar con todos ellos.
Lo único común que tenían todos es que era seres pensantes; sabían hablar, pensar, comer, beber, ir al baño, etc.
Edd sin embargo no podía estar del todo cómodo sabiendo que en frente de su cabina se encontraba una familia de zanahorias con ropas elegantes y atrás de ellos una pequeña pareja de dos zorros con ropas mojadas y con varias maletas.
¿Tenía ganas de preguntarle algo?
¡Claro que sí!
El problema era que no sabía como hablarle a un animal en forma humanoide o a un vegetal pensante y hablante.
Todo era muy raro en ese tren y si bien eso fue lo ultimo raro, la pregunta de a donde iban seguía estando presente en su cabeza ya que la mujer nunca le respondió.
La vista del hermoso lugar congelado era su único consuelo en esos momentos.
Había pasado por varios lugares diferentes que hubo un momento en donde se preguntó si llegarían al espacio.
Edd rió levemente por su idea en la cabeza.
Esa idea era sumamente descabellada y de pura ficción, pero como van las cosas, puede ser una posibilidad.
La música relajante que se escuchaba de fondo por esas extrañas cajas era realmente hermosa.
—Fly me to the moon...—musitó, con ojos entre abiertos y con una leve sonrisa en el rostro mientras miraba por la ventana.
La canción realmente se escuchaba muy bien, de hecho, no sabía que fuera posible que los instrumentos se escucharan tan claros. A no ser que el tren contara con la tecnología más moderna.
Todo era paz y tranquilidad hasta que Tord se fue despertando, y eso se debió por el sonido de las trompetas de la canción.
El adolescente gimió levemente con molestia.
Quedó bastante claro que no estaba feliz de que lo despertaran de su sueño. Tanto fue así que incluso miró feo a Edd por creer que él había sido el causante de que se despertara, pero al escuchar nuevamente las trompetas, su rostro se relajó para no asustar a su nuevo y sorprendente amigo.
Amigo.
Una palabra que nunca pensó que estaría en su cabeza o que podría llamar a alguien así.
Sentía las inmensas ganas de volver a llorar, pero se aguantó para no hacerlo ya que sin duda alguna disfrutaría ese viaje con su único amigo.
Por que él sería el único antes de hacer una nueva vida.
No es como si pudiera volver, no después todo lo que hizo.
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