Ana

—¡Vamos, amor! —Grito a todo pulmón.

Mi novio hace un saque y esquiva al equipo contrario. Puedo ver como tratan de quitarle la tensión y siento la mano de la abuela Carmen apretarme con fuerza.

—Vamos, hijo—Susurra, puesto que no puede gritar como yo.

Ambas nos tensionamos y cuando mi novio pateó el balón y terminó anotando un gol.

—¡Gollllll! —Gritamos y me abrazo con la abuela celebrando el gol de mi novio.

—Este es mi muchacho.

—Lo es—digo emocionada.

Vemos como los chicos celebran y mi novio me lanza un beso al aire y hago que lo atrapo llevándolo a mi corazón.

Siempre hacemos lo mismo.

Veo como Lincey una de las porristas trata de acercársele y sonríe cuando mi novio la ignora pasando por su lado hacia donde está el entrenador.

—¿Siguen intentándolo? —Pregunta la abuela al grupo de porristas.

—Sí.

Mi novio no solo es atlético y bueno en el fútbol, también es muy apuesto haciendo que las chicas babeen por él. Lo bueno es que solo tiene ojos para mí y ha dejado claro que no quiere nada con ninguna.

Salta la valla y se acerca trotando y cuando está cerca me lanzo en sus brazos.

—Felicidades—Susurro y le doy un pequeño beso en la boca antes de separarme y hacer una mueca por lo sudado que estás.

—Sabes que soy el mejor—Dice con una sonrisa en sus labios.

—Ten un poco de humildad—La abuela lo golpea en la cabeza haciéndonos reír.

—Sí, abuela, lo siento—Se toca el lado que lo golpeó.

—Lo hiciste muy bien.

—Gracias Abu—Se acerca para abrazarla y su abuela levanta las manos.

—Ni se te ocurra hacerlo, estás sudado y hueles mal—Murmura Carmen con una sonrisa en sus labios.

—Sé que no te importa—La abuela hace una mueca cuando su nieto la abraza.

—Ve a bañarte para que vayamos a celebrar.

—Sí, abue—Le da un beso en la mejilla y a mí uno en la boca antes de volverse trotando hacia donde está el entrenador.

—Va a ser un gran futbolista—Susurro mientras suelto un suspiro.

—Lo será.

Ambas miramos con amor a ese hombre que nos tiene loca de amor.

Ayudo a la abuela a bajar las escaleras y salimos a esperarlo cerca al puesto de perros.

Carmen siempre me hace venir al puesto de comidas mientras esperamos a su nieto salir.

—Felicidades, Carmen, tu nieto cada vez es el mejor.

—Dime algo que no sepa—Responde la abuela y le da un mordisco al perro.

¿De dónde sacaría la arrogancia mi novio?

Las personas del pueblo nos felicitan mientras pasan por nuestro lado y sonrió cuando mi novio llega un rato después a nuestro lado.

—¿Cuántos perros lleva? —Pregunta señalando a la abuela con el mentón.

—Los que a ti no te importe— Ambos reímos y mi novio niega con la cabeza antes de sacar la billetera para pagar.

—Cortesía para el campeón—Dice el señor José —Eres la estrella de nuestro pueblo y espero que cuando estés en las grandes ligas te acuerdes de mí.

—Lo haré Don José.

—Cuando mi nieto sea famoso, me llevaré a José para que me prepare perros día y noche.

—Abuela, no puedes alimentarte solo de perros—digo entre risas.

—Lo haré y ustedes no podrán meterse.

—Lo que digas patrona—Dice su nieto tomando mi mano y la de su abuela.

—Cállate.

Mi novio y yo reímos mientras caminábamos despreocupados hacia nuestra casa.

—¡Daniel! —Grita uno de sus compañeros de equipo y viene corriendo —Vamos a celebrar a casa de Diego, ¿Vienes?

—Gracias, amigo, pero paso.

—Tú te lo pierdes como siempre—Se da la vuelta alejándose.

—¿Por qué no vas? —Pregunta la abuela.

A Daniel no le gusta ir de fiestas, se cuida mucho en no beber licor y se mantiene alejado de las drogas.

—Sabes que no me gustan esas fiestas, además Ana se pone celosa.

—Eso no es cierto. Lo que pasa es que las chicas aprovechan que está cerca y quieren lanzarse encima—Me defiendo.

—Debes de darle el lugar a tu novia siempre y es bueno que te mantengas alejado de esas mujeres.

—Siempre lo hago—Daniel me da una sonrisa —Ella sabe que siempre será la única.

Ruedo los ojos con una sonrisa y los tres seguimos caminando a casa.

La abuela le tiene preparado su postre favorito y ambos nos sentamos a comer y luego salimos al jardín donde nos sentamos en nuestras sillas y vemos el cielo las estrellas.

—Cuando empiece a ganar dinero compraré una casa enorme con un jardín que tenga piscina y así poder meternos de noche y nadar y ver las estrellas—Susurra mi novio.

Siempre dice lo mismo de lo que comprara y lo que hará con el dinero que ganara cuando sea una estrella famosa.

—Tendremos un asador para hacer una barbacoa—Digo.

—Y nuestros hijos estarán durmiendo para que sus papás puedan hacer más hijos—Suelto la risa y lo miro.

—Estás loco.

—Loco por ti—Besa mis nudillos.

—¡Ana! — Mi madre sale de la otra casa —Hola, Daniel. Felicidades.

—Gracias suegra.

—Cariño, necesito pedirte un favor.

—Voy.

Me levanto de la silla y le doy un beso a mi novio antes de salir para la casa.

Los días pasan y llega el día del campeonato, estoy tan nerviosa y veo mucha gente en el pequeño estadio que tenemos.

No solo los del pueblo están acá, también hay muchos de afuera que vienen a ver la final.

Observo a lo lejos a un grupo de reclutadores, hay de universidades y también hay los que se le dicen cazatalentos.

Los cazatalentos son los que vienen de equipos de fútbol para comprarlo y llevarlo a jugar hacia su equipo. Los reclutadores de universidad son los que vienen de las universidades para que él juegue para ellos y tenga estudio gratis.

Daniel no quiere ir a la universidad, quiere dedicarse por completo a esto del fútbol.

Estamos en último año de preparatoria y faltan apenas dos meses para terminar el año y ahí mirar para donde emigrara mi novio.

Sé que va a ser difícil para mí verlo partir, pero es un sacrificio que estoy dispuesto a hacer para que él cumpla su sueño. Jamás he sido egoísta sobre eso, lo hemos hablado muchas veces y a veces veo la duda en sus ojos y soy yo la que lo impulsa a seguir y no renunciar a la oportunidad que tiene solo por estar juntos.

Sé que en algún momento estaremos juntos, yo estoy dispuesta a viajar cada vez que sea posible y él va a ser lo mismo. Ahora lo que importa son las ofertas y que sean las mejores.

Tenemos claro lo que queremos.

—Quédate quieta que me vas a marear—Dice la abuela a mi lado.

—Lo siento, es que no puedo evitar estar nerviosa.

—Todo saldrá bien, ten fe.

—Es que la tengo, sé que todo va a salir bien, pero eso no evita que me ponga nerviosa.

—¿Ya empezó? —Pregunta mi madre llegando a nuestro lado.

—Viniste—Mi madre nos abraza a mí y a la abuela.

—Pedí permiso, no podía perderme este partido.

Las dos mujeres más importantes en mi vida están a mi lado dándole apoyo a mi novio.

Maldigo cuando un chico del otro equipo le da pone el pie haciendo tropezar de aposta a mi novio,

—Ten cuidado con esa boca querida—Dice la abuela y después de ver que casi golpea a su nieto es ella la que está insultando.

Me río con mi madre, ella también grita y el equipo contrario es abucheado por el público. El jugador le saca tarjeta roja expulsándolo y todos aplaudimos.

Como era de esperarse el tiempo termina y el marcador queda a nuestro favor ganando nuestro equipo y toda la victoria es gracias a mi novio que metió 4 goles a 1.

Tomo la mano de la abuela ayudándola a bajar junto a mi madre, vemos cómo varios hombres rodean a mi novio y le empiezan a llover las propuestas.

Mi novio llega minutos después emocionado, dice que mañana se reunirá con cada uno junto al entrenador, puesto que él se llevará su tajada según lo que elija.

Al otro día lo acompañamos y un poco alejadas esperamos la entrevista con cada uno, luego mi novio se reúne junto al entrenador evaluando las mejores propuestas y al final ambos escogerán con quién se irá.

Al final mi novio escogió a uno de los equipos locales de nuestro país, fue el que mejor propuesta le dieron y lo mejor es que es un gran equipo que han ganado varios campeonatos. Celebramos junto a la abuela y mi madre, este era el comienzo para cumplir nuestros sueños.