
Capítulo 21. Superando barreras mentales
Capítulo 21. Superando barreras mentales.
Poco a poco me fui desperezando. Lo primero de lo que fui realmente consciente fue el terreno blando sobre el que estaba acostada. Lo segundo y más importante era que el dolor de cabeza había remitido hasta casi desaparecer.
Parpadeé antes de aventurarme a abrir los ojos, temiendo a lo que habría más allá de la oscuridad.
Para mi alivio y sorpresa solo se trataba de la cuneta de antes. Estiré el cuello para vislumbrar mi entorno sin encontrar nada espeluznante ni sanguinario.
Un suspiro de alivio abandonó mis labios cuando todas mis temibles hipótesis quedaron desterradas a solo un producto de mi enfermiza imaginación.
Lo que sí era preocupante era la ausencia de mis compañeros de viaje.
Terminé de sentarme, apoyando la espalda en el último árbol de la línea de bosque que desembocaba en la inmensa carretera.
¿Dónde se habrían metido esos dos? Haciendo pulseras de la amistad seguro que no estaban.
Suspiré cerrando los ojos y presionando la nuca contra la rugosa corteza mientras evaluaba mis opciones.
Podía quedarme allí a esperarlos con la esperanza de que tarde o temprano aparecerían.
O podría levantarme e ir a investigar por mi cuenta donde se habían metido.
Ambas opciones tenían una enorme pega. Y es que en las dos implicaba estar sola en medio de la nada sin la protección de ningún licántropo que no quisiera matarme.
Aún no podía arrancarme de la cabeza el horrible rostro de Claws en el que brillaba el deleite por asesinar. Y tampoco las enormes garras de la mancha de hacía unos horas.
Refunfuñé clavando la mirada en el cielo que empezaba a oscurecerse. La luna me saludó burlona. Al menos no tenía que preocuparme por ella. No era más gruesa que la uña de un pie y tardaría al menos dos semanas en volver a estar llena.
Opté por moverme, más que nada por no quedarme quieta de brazos cruzados imaginándome con mi creatividad envidiable miles de formas de fallecer. Era experta en asesinatos sangrientos con descuartizamiento de por medio.
Bonito, ¿no?
Y pensar que antes de todo eso usaba mi inventiva para imaginarme como serían mis futuros hijos con Aiden.
Resultaba curioso porque dadas las circunstancias dudaba que llegara a tener hijos.
Entre los muchos motivos que presentaban ese hecho como imposible destacaban las pocas probabilidades que tenía de sobrevivir nueve meses más. También estaba el detalle de que tendría que inventarme el semen encargado de la mitad del proceso, porque vamos, no era una experta en hombres, pero no creo que Aiden me recibiera con los brazos abiertos. Y sobretodo y algo que nunca había tenido en cuenta, si llegase a tener hijos tendrían la misma maldición que estaba padeciendo.
Serían Portadores.
¿Qué hay peor que eso?
Me puse de pie en un salto, ¡no quería pensar en eso ni un segundo más!
Evalué el ambiente. Pocos coches transitaban la autopista a esa hora y menos aún se daban cuenta de mi presencia en la cuneta. No había rastro alguno de ninguno de los chicos.
—¿Luke? —Llamé a la nada, sin tener nada que perder, salvo quizás dar mi ubicación a otra mancha hostil — ¿Ryan?
Nada.
Era de preveer.
Suspirando comencé a caminar sin saber muy bien que camino tomar. ¿Seguía la carretera o me adentraba de nuevo en el bosque? Porque si era sincera empezaba a estar de bosque hasta el... bueno, me entendéis.
—Que sepáis que esto no me hace ninguna gracia —gruñí en alto —así que si esto es una enfermiza versión del escondite ya podéis ir saliendo antes de que encuentre un par de balas de plata.
Como sabía que lo mío no era tener suerte decidí que lo más seguro es que estuvieran en el bosque. Y de nuevo estaba ahí, sola rodeada de árboles.
De verdad de verdad necesitaba aprender a usar mi extraña genética. No podía jugar siempre en mi contra ser un engendro de la naturaleza.
No se me pasaba por alto las cualidades que anteriormente no tenía. No eran tan sobrenaturales como la de los hombres lobo pero tampoco íntegramente humana.
Estaba claro que era mucho más ágil de lo que había sido siempre. Sino no hubiese habido manera de escapar de ese asqueroso agujero. Luego estaba esa mezcla de sensaciones que interpretaba como una especie de instinto animal que estaba conectado a todos los objetos de mi alrededor y que al parecer no tenía en muy alta estima a cualquier ser peludo.
¿Tendría también super oído y olfato altamente desarrollado? ¿Visión aguda? ¿Fuerza sobrehumana?
¿Algo que me convirtiera en algo más que una víctima del mundo que tenía que esperar que cualquier extraño evitara que acabara muerta?
Me sorprendí sintiendo verdadera repulsión a la idea de ser un cordero totalmente dependiente del lobo.
Cuando era lobo nadie parecía poder conmigo, ¿por qué siendo yo misma sí?
—No puedo seguir así —razoné en voz alta —no habrá siempre una persona ahí para rescatarme en los malos momentos. No tengo que ser tan dependiente. Jamás he sido dependiente, creí que podía cuidarme sola.
La barrera que mantenía mentalmente para mantener enjaulada esa parte de mí comenzó a quebrarse conforme más segura me sentía.
Era consciente de que si se reventaba sería un punto de inflexión desde el cual sería muy difícil volver a separarme del lobo. No obstante, antes de encontrar una cura acabaría muerta.
¡Todo era más fácil cuando solo me preocupaba por qué asignaturas elegir!
—¿Luke?
Salté un tronco derribado entrecerrando los ojos en la espesura.
—¿Ryan?
Esos dos cobardes. ¿Dónde se habrían metido?
Pegué un brinco ante el insignificante sonido de una rama quebrándose. Una mezcla de sensación se me arremolinó en el estómago mientras giraba el cuello en busca del origen de aquel ruido.
Tuve el tiempo suficiente de reacción para apartarme evitado una enorme roca que me habría estallado el cráneo.
Di un paso hacia atrás recuperando el equilibrio y colocando las manos en posición de defensa. En esos momentos es cuando te das cuenta que las clases de taekwondo eran mucho más útiles que las de hip hop.
Escudriñé la zona desde la que había salido propulsada la roca con el cuerpo alerta.
—¿Quién anda ahí? —Grazné a la nada.
Esta vez fui atacado por un enorme tronco demasiado grande para esquivarlo. Me tiré al suelo para evitar tragármelo y giré sobre mí misma para incorporarme con rapidez, pero algo me golpeó la nuca tirándome de nuevo de boca contra la hojarasca.
Chillé cuando un trapo me robó la visión y empecé a patalear cuando un par de manos me levantaron del suelo.
El impulso de soltarme no me dejaba pensar en nada más que no fuera retorcerme y seguir dando bandazos en el aire. En un giro de cadera impacté el pie contra algo blando que gruñó.
Un gruñido que empezaba a reconocer.
—¿Luke? ¿Qué demonios te crees que estás haciendo?
Me concentré en el chico buscando hasta el último detalle que pude reunir de él. De la nada y con una seguridad apabullante su aroma me golpeó las fosas nasales despejando las dudas acerca de la identidad de mi agresor.
—Empezar con el entrenamiento.
¿De qué estaba hablando?
—¿¡Te has vuelto loco?! ¡Ryan! ¡Ryan!
—Lo siento preciosa, pero no puedo ayudarte.
Me giré siguiendo la voz del chico y gruñí mostrando los dientes.
—Estáis locos — resoplé — quitarme la puñetera venda de los ojos antes de que me enfade.
Quise acercarme las manos al rostro pero Luke me lo impidió haciendo gala de su dichosa fuerza. Me retorcí queriendo zafarme de su agarre.
—Te dije que te enseñaría a controlarte. Las cosas pintan demasiado mal como para preocuparnos por tus arranques lobunos sin controlar.
¡Eso no era culpa mía!
—Ya te lo dije, mi tía me lo dejó bien claro. No soy como vosotros soy una aberración defectuosa de la creación. ¡No es mi culpa un antepasado mío tuviera una noche loca con un animal salvaje!
Al parecer empezaba a descontrolarme porque Ryan tuvo que sujetarme las piernas para que dejara de moverlas con violencia.
—No, Thara, no eres nada de eso. Puedes hacerlo, lo sé.
—Lo sabemos —corrigió Ryan.
Luke suspiró.
—Está bien, lo sabemos. El caso es que debes empezar a escuchar a tu lobo interior.
Arqueé las cejas.
—Eso suena como la chorrada de escuchar a tu corazón. Mirad, estoy cansada. Regresemos a la maldita cuneta y vayámonos a la ciudad para encontrar al tipo. Cuando tengamos todo arreglado pensamos en mis problemas, ¿esta bien?
Las manos que me mantenían sujeta se retiraron y caí al suelo
—De acuerdo, pero tendrás que llegar a la cuneta sola.
—¿Cómo?
Percibí como se iban alejándome dejándome invidente. Me puse de pie costosamente. ¿Cómo iba llegar por mis propios medios a la carretera? Respiré profundamente, intentando calmarme.
Vamos, Thara, tú puedes.
Presioné las manos y cerré los ojos (lo cual era un estupidez al tenerlos vendados) concentrándome en los sonidos de mi alrededor. Poco a poco fueron aumentando hasta convertirse en un verdadero concierto de ruidos desmadrados.
¿Cuál podría resultarme útil?
Apreté los labios intentando fragmentar el ruido para analizarlo. Era una completa locura y posiblemente una pérdida de tiempo, pero lo seguí intentando hasta tener más o menos una idea de que representaba cada sonido.
Sonreí al reconocer el ruido del motor de los coches que transitaban la nacional.
Di un tambaleante paso hacia la oscuridad, siguiendo algo tan poco tangible como el ruido, centrándome en no caerme.
Poco a poco, paso a paso, terminé chocándome con el árbol caído de hace un rato.
Una explosión de adrenalina drenó en mis venas.
Lo estaba logrando. De verdad lo estaba haciendo.
Animada ante eso impulsé una pierna hacia arriba, abrazándome a él para sortearlo y seguí la lenta caminata hasta la cuneta.
Diez minutos más tardes apoyé los pies sobre arena en vez de maleza.
Pero quizás encontré demasiado bien la carretera porque terminé sobre el asfalto con el atroz ruido del motor desorientándome.
—¡Thara!
Fui empujada hacia un lado evitando mi casi-atropellamiento mientras la venda me era retirada de los ojos. Con la respiración acelerada miré a Ryan quien se había encargado (de nuevo) de salvarme de morir.
Se estaba convirtiendo en una mala costumbre.
#FiebreDeHombresLobo ¡otro capítulo! ¿Qué os parece?
Gracias por el apoyo que me habéis dado, en verdad con esta historia lo necesito.
#QuieroDarleUnGiroAEsteGénero
#Thara
#Luke
#Ryan
#YaVanTresVeces
#ElGenAlpha
#QueremosOtro
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