El gato negro
No espero que nadie crea el extraño relato que voy a escribir. Estaría completamente loco si lo creyese, pero mis sentidos rechazan su evidencia y sé que no estoy loco y que no es un sueño... Mañana voy a morir y quiero, de alguna manera, aliviar mi alma.
Desde la infancia, sobresalío porque era dócil y tenía muy buen carácter, lo que lo convirtió en objeto de burla de sus compañeros. Le gustaban los animales y sus padres le dejaban tener mascotas de todo tipo. Pasaba la mayor parte del tiempo con ellos y el momento más feliz del día era cuando les daba de comer y los acariciaba.
Al casarse, tuvo la alegría de que su mujer compartiera el mismo amor por los animales. Tenían pájaros, peces, perros, conejos, un mono pequeño y un gato. El felino era grande y hermoso, y de una sagacidad asombrosa. por su mujer, que era muy supersticiosa, solía mencionar esa creencia de que los gatos negros eran brujas disfrazadas.
La amistad con el gato duró varios años, pero en ese tiempo su carácter se fue alterando día a día. Se volvío más malhumorado, irritable e indiferente a los sentimientos ajenos. Comenzo a tener enojos y ataques violentos cada vez más seguidos.
Una noche en la que volvía de su casa, le pareció ver que el gato evitaba su presencia. Entonces, apretó, el gato, temeroso por la violencia, apenas lo mordió... Se apoderó de el una furia terrible, perdiendo totalmente el control, lastimó al pobre animal en el ojo...
Cuando le volvío la razón por la mañana, sintío el horror del remordimiento del acto que había cometido. El gato mejoraba lentamente, pero corría aterrorizado al verlo. Ante la antipatía y el terror del gato, su irritación fue creciendo más y más, convirtiéndose en ira. El espíritu de maldad se apoderó de el y lo llevó a consumar una tragedia...
Una tarde llevó al gato fuera de la casa, sentía que debía liberar su relación con el animal que, al querer aleccionarlo, terminó finalmente con su vida... Esa misma tarde lo despertaron los gritos ¡FUEGO! ¡FUEGO! Cuando abrío los ojos, pudo ver lo que pasaba, la ropa de cama estaba en llamas, la casa estaba ardiendo, como si un maleficio hubiera caído sobre el. Todo quedó destruido y sus únicos bienes se fueron con la casa.
Al día siguiente del incendio, visitó las ruinas. Todas las paredes se habían desplomado menos una, era la que estaba apoyada en la cabecera de la cama, el yeso había aguantado la acción del fuego.
Una muchedumbre se había reunido alrededor de la pared, extraños, curiosos exclamaban. Entonces, se acercó y vio una superficie un bajorrelieve, la figura de un gigantesco gato... El contorno tenía una nitidez extraordinaria, en el cuello del animal se veía una soga. El asombro y el terror lo dominaron. Reflexionó un momento sobre lo que había ocurrido en el incendio. La gente había invadido el jardín... Alguien había cortado la cuerda y había tirado al gato por la ventana para despertarlos... La pared de yeso cayó sobre el gato y la cal había impreso la imagen. Durante meses, el fantasma del gato persiguió al hombre con terror y remordimiento.
Una noche, caminaba por la calle y le llamó la atención algo negro que lo miraba desde un rincón, un gato negro grandísimo, muy parecido a su antigua mascota, salvo que este tenía una mancha blanca que le cubría casi todo el pecho. Se acercó y el gato se dejó acariciar. Cuando se marchó, el animal lo siguió hasta la casa. Su mujer se quedó encantada al verlo y rápidamente se convirtió en su favorito. Sin embargo, pronto empezó a crecer en el una antipatía hacia el animal, otra vez.
El afecto del gato hacia el lo irritaba y esa irritación se fue transformando en odio... Intentaba evitar al animal todo lo posible. Lo que contribuyó a aumentar su rencor fue descubrir, al día siguiente de haberlo traído, que al gato también le faltaba un ojo. El gato lo seguía a todas partes y lo único que sentía en ese momento era hacerlo desaparecer... Pero quedaba paralizado por temor al animal.
Más de una vez, su mujer le había señalado la forma de la mancha blanca que el animal tenía en el lomo, que gradualmente la mancha fue tomando nitidez en sus contornos. Pero el temblaba al pensar en la imagen que podía representar esa mancha. No quería creerlo, el gato tenía una horca dibujada en el lomo.
Un día, el hombre bajó al sótano y el gato lo siguió, haciendo que tropezara por las escaleras. Entonces, en un acto de locura, el hombre fue a buscar su antigua hacha y, olvidando sus temores, lanzó un golpe. Pero su mujer lo detuvo y esa intervención lo llenó de una rabia tan demoníaca que saltó sobre ella con su hacha, y su mujer cayó muerta a sus pies sin un quejido. Consumado el terrible asesinato, debió ocultar el cuerpo. No podía sacarlo de la casa porque lo verían los vecinos. Entonces, decidió ocultarlo en la pared.
El sótano era el lugar ideal porque tenía las paredes recién hechas, el yeso aún estaba húmedo.
Pasaron días sin que el gato apareciera y finalmente pensó que se había librado de él...
Luego comenzaron las investigaciones sobre la desaparición de su esposa. Ya habían pasado cuatro días cuando un grupo de policías irrumpió en la casa. Los agentes revisaron todo de arriba a abajo, pero él no se inquietó, seguro de que su escondite era infalible. No encontraron nada. Cuando los policías estaban dispuestos a retirarse, les dijo: "Caballeros, me alegro de haber disipado sus sospechas... Por cierto, esta pared está bien construida, estas paredes son de gran solidez", continuó golpeando fuertemente con su bastón sobre la pared de ladrillos. Apenas había cesado el eco del golpe cuando un sonido le contestó desde la pared, un quejido ahogado, como un llanto, hasta convertirse en algo ni humano...
Por un instante, el grupo de hombres se quedó paralizado. Pero de pronto la pared cayó frente a ellos, el cadáver apareció frente a los ojos de todos.. sobre la cabeza de la mujer estaba azapado el gato, con su único ojo brillante.
Su vos ahora delataba el crimen que cargaba.
Fin
Autor original : Edgar Allan Poe
Publicado :
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22/4/2024
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