XL. Adiós
Recuerdo muy bien la tarde en que nos dijimos adiós
Y recuerdo, que las nubes lloraban nuestra despedida;
Recuerdo que el tiempo se escapaba de nuestras voces,
pues fue corta y rápida nuestra partida.
Fue cuando no reflejaba nada en tus ojos ni en mis ojos
Nuestros labios no sabían lo que ocurría,
pues no había nada
en tu boca ni en la mía.
Pero sin darme cuenta,
en ese último abrazo,
en los últimos latidos de nuestra existencia,
sentí que dejaba toda una vida.
Quise ser correspondido en un último gesto,
así que te miré con una sonrisa.
Y quise verte fijamente,
para guardar por siempre tu figura.
Para no tener que dormir
Y preguntarle a Dios en las noches
¿Y cómo era?
¿Y cómo era?
Recuerdo que te observaba con paciencia
mientras en el fondo,
la vida parecía tener prisa.
Y llegó el momento.
Te marchaste y no hubo tiempo para la valentía;
Para no correr detrás de ti,
pues sabía que jamás te recuperaría.
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Hay quienes deciden darle fin a historias de manera prematura. Mientras otros, esperan un milagro.
GRACIAS
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