Entonces me pregunto
¿Cómo es que sigues aquí?
¿No te habías despedido ya?
Aunque... hubiera podido escuchar tu voz, si lo hubieras hecho.

Qué sentido tiene seguir esperándote
Si la fecha en que regresas
Se fue contigo,
y ahora también te extraña el calendario.

Siento que el mayor daño que pudiste haber logrado
Fue el de hacerme feliz.
Pues creí por un momento que eras alguien diferente
Y el pasado, no lo puedo cambiar.

Y sigo recordando el futuro...
Pues extraño un momento que no ha llegado.
No existes, nunca lo harás...
Y la realidad en que haces parte de mi vida se evapora.

Pero a veces no culpo a la página
Que relató esa despedida.
Pero me parece injusto
Que ni siquiera pude verte, aunque fuera una sola vez.

No la culpo
Si debía ser así, lo acepto.
Pero eso no quiere decir
Que cada día que pasa me haces más y más falta.

Me reconforta saber que sigues cuidándome,
que desde tu lugar planeas lo mejor para mí.
Y que tu pasatiempo favorito
es asistir a este teatro que es mi vida.

Pero todo está escrito
Y quizás tu partida es la lección más grande que tuve,
algo que jamás nadie más me iba a enseñar.
Y que triste es saber que para decirme algo, tuviste que alejarte.

Tienes un lugar apartado para mí
Y no me asusta dejar esta realidad.
Pues, mi deseo más grande no está en este mundo...
Es la esperanza de llegar a tu lado, algún día, y poderte abrazar.