⋅   Another Brick In The Wall, Pt. 2 - Pink Floyd   ⋅

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Merodear entre mansiones donde debía mantener la cabeza baja,
me enseñó a levantar la mirada. Resignada.

Niños mimados, niñas que se escapaban en la madrugada.

Fregando suelos donde cada madera valía el doble de lo que yo ganaba por hora,
no veía las telarañas acumuladas en las arañas de cristal sobre mi cabeza.
Y tú compras la belleza.

Mi precariedad les mantiene sus casas limpias.

Mis manos ásperas han limpiado duchas que no sabía prender,
por qué el lujo tiene que ser complicado.
Tecnología alienígena para la chica que barre tus alfombras
y sacude tus almohadas...

Barre las alfombras, sacude las almohadas.

La cabeza baja nunca fue por miedo,

solo no quiero mirarte a los ojos

cuando levanto tus bragas de seda del suelo.

Porque conozco todos tus fluidos corporales
y al final son iguales a los míos,

(De mi escondes todos tus tesoros)

no están hechos de oro.

Me pagas por limpiarlos. 

Barre las alfombras, sacude las almohadas.
Limpia los cristales, plancha mis calcetines.

Me das la espalda, te clavo la mirada.
Sonrisa lasciva porque sé todos tus secretos.

Apodos para ti y la infelicidad
que los billetes de más no pudieron limpiar.

Todo lo que pensas que no lo sé, lo sé,
y por eso no levanto la mirada, por que tengo miedo

miedo de reirme en tu cara.

(Yo limpio todos tus desastres.)

Las mentiras que decis
y todos los secretos que te guardan en tu propia casa,
con arañas de cristal y ascensores al sótano.

Campos de tiro,
tres piscinas
y camas para muchos amantes.

Si te ponen los cuernos
y si te metes pasillas,
si tu dinero está sucio,
si vomitaste tus sábanas,
yo lo limpio.

(Por ocho euros la hora.)

Ustedes se creen que la que baja la mirada soy yo...

en tu propia casa huyes de mí.

Por que yo saco tu basura,
ordeno tus drogas
y recojo tus zapatos esparcidos por la casa.

No me pagas lo suficiente la hora,
por eso me ofreces botellas de agua
que valen más que la camiseta que llevo puesta.

Sé dónde escondes tus consoladores
y todas tus costumbres alimenticias...

La cabeza baja nunca fue por miedo,
fue por qué no quiero mirarte a los ojos
cuando levanto las bragas sucias
de la amante de tu marido del suelo.

Limpiar mansiones donde debía mantener la cabeza baja
me enseñó a levantar la mirada;
y no te miro a los ojos porque tengo miedo...

miedo de reirme en tu cara.

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Jueves 4, Abril del 2024 - 05:54 pm.