Emma y Hoseok se despertaron, y se miraron. Se miraron con amor, con pasión, con felicidad. Se miraron con el corazón, con el alma, con la mente. Se miraron con el amor, con la pasión, con el odio.

Emma y Hoseok se sonrieron, y se besaron. Se besaron con ternura, con pasión, con locura. Se besaron con el corazón, con el alma, con la mente. Se besaron con el amor, con la pasión, con el odio.

Emma y Hoseok se abrazaron, y se dijeron. Se dijeron que se querían, que se amaban, que se adoraban. Se dijeron que eran felices, que eran afortunados, que eran dichosos. Se dijeron que eran todo, que eran uno, que eran ellos.

Emma y Hoseok se levantaron, y se vistieron. Se vistieron con elegancia, con estilo, con gusto. Se vistieron con el rojo, con el azul, con el blanco. Se vistieron con el amor, con la pasión, con el odio.

Emma y Hoseok salieron, y se encontraron. Se encontraron con sus amigos, con sus familiares, con sus invitados. Se encontraron con sus abrazos, con sus besos, con sus felicitaciones. Se encontraron con su apoyo, con su cariño, con su alegría.

Emma y Hoseok entraron, y se casaron. Se casaron con emoción, con ilusión, con devoción. Se casaron con un sí, con un anillo, con un beso. Se casaron con el amor, con la pasión, con el odio.

Emma y Hoseok salieron, y se celebraron. Se celebraron con música, con baile, con brindis. Se celebraron con risas, con lágrimas, con gritos. Se celebraron con el amor, con la pasión, con el odio.

Emma y Hoseok se fueron, y se amaron. Se amaron con fuerza, con dulzura, con entrega. Se amaron con el cuerpo, con el alma, con la mente. Se amaron con el amor, con la pasión, con el odio.

Emma y Hoseok se durmieron, y se soñaron. Se soñaron con su pasado, con su presente, con su futuro. Se soñaron con sus miedos, con sus sueños, con sus planes. Se soñaron con su odio, con su pasión, con su amor.