
6
Emma y Hoseok se volvieron a ver al día siguiente, en clase. Se sentaron en sus sitios habituales, y se miraron de reojo. Ambos se sentían nerviosos, y expectantes. Ambos se preguntaban qué iba a pasar, y qué iban a hacer. Ambos se preguntaban si el otro recordaba, y si el otro sentía.
El profesor empezó la clase, y habló sobre el realismo mágico. Explicó sus características, sus autores, sus obras. Puso ejemplos, hizo preguntas, dio opiniones. Pero Emma y Hoseok no le prestaron atención. Solo se fijaban en el otro, y en lo que el otro hacía.
Emma se fijaba en el profesor, y en cómo movía los labios, las manos, los ojos. Le parecía que tenía una voz más suave, unas manos más cálidas, unos ojos más brillantes. Le parecía que le sonreía, que le tocaba, que le guiñaba. Le parecía que le hablaba a ella, que le decía cosas bonitas, que le hacía propuestas.
Hoseok se fijaba en la alumna, y en cómo cruzaba las piernas, los brazos, los dedos. Le parecía que tenía unas piernas más largas, unos brazos más fuertes, unos dedos más finos. Le parecía que le miraba, que le seguía, que le deseaba. Le parecía que le escribía a él, que le dedicaba poemas, que le mandaba besos.
Emma y Hoseok se imaginaban cosas, y se ilusionaban. Se imaginaban que se levantaban, que se acercaban, que se besaban. Se imaginaban que se escapaban, que se escondían, que se amaban. Se imaginaban que se olvidaban de todo, que se entregaban a todo, que se querían a todo.
Pero no se atrevían a hacer nada. No se atrevían a levantarse, a acercarse, a besarse. No se atrevían a escaparse, a esconderse, a amarse. No se atrevían a olvidarse de todo, a entregarse a todo, a quererse a todo.
Porque tenían miedo. Miedo de lo que sentían, de lo que hacían, de lo que podían. Miedo de lo que pensaban, de lo que decían, de lo que querían. Miedo de lo que eran, de lo que serían, de lo que estarían.
Porque eran diferentes. Diferentes en su edad, en su rol, en su condición. Diferentes en su forma de ver la literatura, la vida, el amor. Diferentes en su forma de ser, de estar, de sentir.
Porque eran enemigos. Enemigos en la clase, en la universidad, en la sociedad. Enemigos en la mente, en el alma, en el corazón. Enemigos en el odio, en la pasión, en el amor.
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