Capítulo 28.
-¿Lo llevas todo? –me siento en el asiento del copiloto y asiento.
SJ y yo nos vamos a ver a su amigo Roger. Aprovechamos estas fechas porque la pequeña Anne no tiene clase y así podremos darle un regalo que le hemos comprado esta mañana. Supongo que para SJ debe ser muy importante el presentarme a alguien tan cercano a él como Roger. La verdad es que estoy nerviosa porque no sé si él habrá conocido a las otras chicas con las que SJ ha estado y me comparará con una de ellas o algo así.
Antes de arrancar hemos cogido provisiones. Un par de bolsas con chuches, chocolatinas y bolsas de patatas. Muy sanos nosotros oye. Coloco la bolsa en el suelo entre mis piernas y me coloco. SJ busca una canción mientras que yo hablo con Carol por mensajes. Me ha dicho que SJ le dio su número a Darik y lleva hablando con el todo el día. Aquí hay mucho interés por parte de ambos y me da a mí que dentro de nada va a haber una nueva relación. No estaría mal, mi mejor amiga con su mejor amigo.
A las dos horas de camino empieza a nevar. Me encanta como la nieve tapa todo cuanto pilla a su alcance. SJ reduce la velocidad y la verdad es que lo agradezco. Sé que conduce bien pero con este tiempo me da miedo que por cualquier cosa se le vaya el coche y tengamos un accidente.
-¿Estás nerviosa? –SJ pone una mano en mi muslo. Le miro y sonrío.
-Un poco –agacho la cabeza –¿Cuántas parejas tuyas conoce Roger? –lo tenía que soltar porque era una cosa que me estaba consumiendo por dentro.
-Ninguna –su semblante se vuelve serio y quita la mano de mi muslo. Cambia de marcha y el coche empieza a coger velocidad –¿Por qué te preocupan las chicas con las que he estado? Siempre estás igual.
-Oh, perdona por creer que no soy suficiente para un tío que me saca ocho años y que me da mil vueltas en asuntos como estos. Perdona por no poder estar contigo como ambos quisiéramos por culpa de mi pasado. Joder SJ –le miro –me encantaría mandar todo a la mierda e irme contigo al fin del mundo pero no puedo porque tengo miedo. Miedo de que un día te canses o estés tan fuera de sí que se repita lo mismo que con Erick. Tengo miedo de que me vuelvas tan vulnerable que no pueda arreglarme de nuevo.
SJ aminora la velocidad y para el coche en un camino secundario a la derecha. Frena de golpe y salgo del coche. Lo de las chicas con la que se haya acostado o con las que haya tenido más que solo sexo o la edad que tiene en cierto modo son un plus al miedo que tengo de que me vuelva a pasar lo mismo. Sé que él jura que no va a ser así y una parte de mí, la mayor parte de mí, lo sabe y confía en ello. Pero la otra parte, mis demonios del pasado, me dicen una y otra vez que él es igual. Igual que Erick. Que al principio todo va bien pero por algo siempre se tuerce y acabará haciéndome igual o más daño que él.
El nudo en la garganta no me deja respirar y el frío se me cala en los huesos. Estoy temblando y ya no sé si es por el frío, la rabia, el dolor o de los nervios. Escucho que SJ viene detrás. No pienso mirarle porque sé que si lo hago me derrumbaré de nuevo y no quiero.
-Joder Darlene, entiendo que no hayas tenido una buena experiencia con Erick y lo siento ¿vale? –se acerca lentamente –Pero confía en mí joder. Te prometí que no te iba a hacer lo mismo y voy a cumplir mi palabra. Confía en mí cuando te digo que ninguna ha sido tan importante para mí como para poner en sobre aviso a todos mis hombres. Que ninguna ha durado a mi lado más de unos días en los que solo nos hemos acostado, la he paseado como un premio ganado sin esfuerzo y luego si te he visto no me acuerdo. Como te hago entender que eres la única que ha logrado poner mi mundo patas arriba. Eres la única que de verdad conoce mi mundo. Las otras solo eran para la fiesta y ya. Tú –se acerca por completo y siento su aliento en mi nuca –tú eres la única que con diecisiete años ha logrado lo que ninguna de mi edad y es volverme loco. Que no me importa sacarte ocho años porque le das mil vueltas a muchas más mayores que tú. Al principio tenía miedo de empezar algo serio contigo porque pensé que eras una niña inmadura pero me equivoqué.
Pone una mano en mi cintura y me gira. No le miro a los ojos porque no quiero que me vea llorando. Cuando intenta levantarme la cabeza la giro hacia la derecha de manera que el pelo oculte mi cara. Él lo aparta y lo coloca detrás de mi oreja.
-Darlene mírame por favor –niego con la cabeza –Darlene –vuelve a poner una mano en mi barbilla y esta vez le miro –Te aseguro que me da igual todo si se trata de ti. Confía en mí por favor.
Asiento y apoyo mi cabeza en su pecho. Me rodea con sus brazos y me siento como en casa. Estar entre la fortaleza de sus brazos consigue que me calme. Odio ser tan insegura a veces y caer siempre en la negatividad que intento evitar a toda costa pero siempre está ahí. Como una luz que parpadea constantemente recordándome lo que fui un tiempo atrás y lo que podría ser.
Me pego más a él y busco un poco de calor en su cuerpo. Pasea sus manos por mi espalda y un escalofrío recorre mi cuerpo haciendo que mi piel se erice.
-Vamos al coche. Estás helada –SJ se pone detrás de mí y rodea mi cuerpo con sus brazos mientras que pega su pecho a mi espalda. Caminamos hacia el coche abrazados. Él deja un beso en mi cabeza antes de soltarme para abrirme la puerta y entrar en el coche.
Una vez los dos dentro pone la calefacción y salimos a la carretera de nuevo.
Llegamos al fin. Me duele la cabeza y no tengo ninguna pastilla para tomarme. Espero que la mujer de Roger tenga algo o si no me muero. Bajo del coche y SJ se pone a mi lado. Me abraza por la espalda y me besa el cuello. Cada vez que lo hace me encanta. Me encanta el escalofrío que me provoca con el simple roce de sus labios. Hay veces que me cuesta creer que alguien tan frío a simple vista pueda resultar ser tan cariñoso cuando nadie le ve. Y me encanta que sea así solo conmigo. Sé que esto es nuevo tanto para él como para mí pero no imagino otra persona con la que descubrir el mundo. Nuestro mundo. Ese que solo nosotros entendemos y construimos día a día.
-Ey, Darlene, –SJ me saca de mis pensamientos –reacciona.
Me acurruco entre sus brazos y dejo un beso en uno de ellos.
-Lo siento.
La casa es lo bastante grande. Toda de madera y con ese toque rústico que tanto me gusta. Tiene un porche en toda la fachada y unas escaleras de madera también. Los ventanales a cada lado de la puerta son bastante grandes. En el piso de arriba hay tres ventanas más pequeñas que los ventanales. En el momento que subimos las escaleras del porche una pequeña niña con el pelo rubio oscuro y con uno ojos azules que hipnotizan a cualquiera salió por la puerta corriendo. Me eché a un lado al ver que se tiraba a los brazos de SJ y este la cogía con una sonrisa en su rostro.
-Tío SJ –la niña estrechó los brazos en torno al cuello de SJ y este la abrazó por la pequeña cintura.
-Anne. Has crecido mucho pequeña –SJ se echó hacia atrás para ver a la niña. Esta volvió a abrazarle con fuerza.
-Tú sigues igual –Anne coge la cara de SJ ente sus pequeñas manos y le da un beso en la mejilla.
-Anne, deja ya al pobre SJ. Tendrás tiempo de estar con él –la voz de un hombre hizo que me sobresaltara.
Me giré hacia la puerta y vi la figura de un hombre que ocupaba casi toda esta. Era alto y de espaldas anchas, proporcionadas con el resto del cuerpo. Tenía el pelo rubio aunque las canas asomaban por los laterales. Sus ojos eran azules pero más oscuros que los de Ann. Tenía las facciones muy marcadas y algunas arrugas estaban reflejadas en su rostro.
-Roger, ¿qué tal estás amigo? –SJ dejó a la niña en el suelo y se acercó a saludar a aquel hombre que salió al porche sonriendo.
-Mejor que hace unos meses. Casi he recuperado la movilidad del brazo aunque nunca llegaré al cien por cien.
-Lo importante es que estás bien. Te presento a Darlene –se dio la vuelta para coger mi mano y ponerme a su lado –Este es Roger.
-Encantada de conocerle –alargo mi mano libre y él la estrecha.
-No me hables de usted. Llámame Roger –con una sonrisa suelta mi mano y se da la vuelta mientras que entra en casa –Vamos, Cristie está haciendo la comida y no se entera de nada.
Entramos en la casa detrás de Roger y la pequeña Ann que se puso a gritar llamando a su madre. Cuando entré me quedé de piedra. La decoración del interior me encantaba. Tenía un toque familiar. Una mujer se acercó por el pasillo mientras que se limpiaba las manos en un delantal. Era preciosa. Tenía el pelo castaño claro hasta la cintura. Sus ojos eran de un color verde pálido increíble y los rasgos eran tan finos y delicados que pareciera que se rompería con solo mirarla. Al lado de Roger parecía una muñeca.
-¡SJ! Por dios, estás guapísimo –la mujer se acercó a abrazar a SJ y este le rodeó la cintura con los brazos. A los segundos se separó de ella y dejó un beso en su sien.
-Los años no pasan por ti Cristie, me tendrás que decir el truco –le dio un golpe suave en la cabeza y luego pasó la mano por la zona que había golpeado.
-Esta es Darlene –se separó de Cristie y me miró sonriendo. Me acerqué a ella y me dio dos besos y un corto abrazo.
-Encantada. Al fin SJ. Pensé que jamás asentarías la cabeza y me alegro de que ese día haya llegado.
-Algún día tenía que pasar –SJ se empezó a reír.
Se puso a mi lado y pasó un brazo por mis hombros. Rodeé su cintura y me pegué a él.
-Tenemos que ir a por unas cosas al coche –dijo SJ mientras que me soltaba.
-Yo te ayudo –Roger se encaminó hacia la puerta.
-Darlene, ven conmigo a la cocina querida. Estoy terminando de hacer la cocina.
Antes de que pudiera decir nada Ann cogió mi mano y tiró de mí mientras que seguía a su madre. Cuando entré en la cocina me quedé boquiabierta. Si mi madre llega a estar aquí se vuelve loca. Era muy grande, enorme.
-La casa es preciosa. Me encanta el ambiente tan familiar.
-Muchas gracias. Siéntate cielo, en nada termino.
-Gracias –me siento en la isla que hay en medio de la cocina y miro como Cristie se pasea por ella de un lado a otro.
Al rato Roger entra en la cocina con Ann en brazos y se pone al lado de su mujer. Rodea su cintura con la mano que tiene libe y deja un beso en su cabeza. El gesto demuestra la confianza y la intimidad de aquella pareja. La dulzura del hombre es tal que parece increíble. La pequeña está sonriendo y enseñándole a su madre la muñeca que le regalamos. Unos brazos llenos de tatuajes aparecen en mi campo de visión a cada lado de mi cuerpo apoyándose en la encimera. SJ deja un beso en mi cuello.
-Algún día –deja otro beso –tu y yo seremos como ellos –otro más.
-Confío en que así sea. No me imagino así con otro que no seas tú –me echo para atrás y apoyo mi espalda en el pecho de SJ. La familia frente a nosotros se gira y la pequeña vuelve a ponerse al lado de SJ.
-Tío, me gusta mucho la muñeca. Muchas gracias.
-De nada pequeña. Ahora ve a jugar con ella mientras que los mayores hablamos de cosas aburridas –SJ sonríe y yo niego con la cabeza a la vez que río.
La pequeña abandona la cocina y se escuchan sus pasos mientras sube a la planta superior. SJ se acerca a la nevera y saca una coca-cola y sienta a mi lado. Roger ayuda a Cristie con la comida.
-¿Lleváis mucho? –Cristie se gira a coger un trapo para poder sujetar el asa de la olla.
-De novios no mucho, pero llevo detrás de ella desde que la vi cuando volví al pueblo –SJ sonríe. Yo niego con la cabeza mientras que veo como Cristie se gira.
-Te dije que tu cara de niño bonito ni tu labia te servirían siempre. Darlene se te resistió –le señala con una paleta.
-Así pasaba, que nos peleábamos cada dos por tres. Sabe cómo sacarme de quicio.
-¿Perdona? Pero si eres tú el que me saca de quicio a mí.
-Pero me quieres –SJ se acerca a besarme y le dejo que lo haga mientras que ruedo los ojos.
-Recuerdo cuando decía "Yo no me voy a enamorar nunca. No creo en eso" y ahora estás pillado hasta las trancas, ni se te ocurra negarlo –Roger mira a SJ y este agacha la cabeza sonriendo. Le quito la lata de la mano y le pego un trago.
-No puedo negarlo. Me tiene bien pillado –la sinceridad en sus ojos hace que algo en mí se remueva. Sé que reconocer eso es un gran paso para él.
Sé cómo ha sido hasta ahora en cuanto a relaciones se supone. Y lo reconozco, me alegra saber que yo le proporciono algo que las demás no. Al igual que él me lo proporciona a mí.
-La comida ya está. Comemos aquí, ¿os parece? –Cristie espera nuestra respuesta. Asentimos sin dudarlo y me levanto a ayudarla a poner los cubiertos.
Cuando terminamos de comer Cristie y yo recogemos y limpiamos todo a la par. Al principio se negó en rotundo pero aceptó después de ver que no iba a parar de recoger. Termino de barrer cuando Cristie prepara café.
Vamos al salón y SJ y Roger están hablando.
-En cuanto podamos nos vamos. No queremos molestar –SJ se sienta y yo hago lo mismo a su lado.
-¿Pasa algo? –Cristie echa café en las tazas y yo la ayudo con el azúcar y la leche.
-No ha dejado de nevar y está todo cortado. Es imposible salir de aquí a no ser que sea a pie –Roger da un sorbo al café
-Tenemos habitaciones suficientes. Podéis quedaros sin problema –Cristie deja la jarra en la bandeja y coge su taza.
-Muchas gracias –digo antes de apoyarme en SJ.
-¡Mamá! ¡Papá! Hay sangre en el patio de atrás –la pequeña Ann entra en el salón y todos nos levantamos corriendo.
Roger sale primero y no sé de dónde saca la pistola que ahora tiene en la mano. SJ va detrás de él con otra. ¿Cuándo ha... ? Cristie sube con Ann a la segunda planta y yo las sigo. Cristie deja a Ann en su cuarto y sale en mi búsqueda. Al escuchar murmullos abajo no dudamos en bajar. Y lo que veo no me gusta nada. Un hombre, joven, tiene una herida en el pecho y no deja de sangrar. SJ entra y deja la pistola encima de una mesa.
-¡Oh dios mío! ¡Ryan! –Cristie se acerca al muchacho.
-Estoy bien. No he perdido mucha sangre pero la bala sigue dentro –el chico se esfuerza al hablar. SJ se acerca y le coge para llevarle a la cocina.
-Cristie, necesito alcohol, un cuchillo y vendas –SJ deja al chico en la isla de la cocina y raja la camiseta de Ryan.
-Te ayudo –me pongo a su lado y con un trapo que me pasa Roger limpio la sangre que mancha el pecho de Ryan.
Cristie le pasa una botella a SJ y este le echa un poco en la herida. El chico se queja pero no dice nada. Con un mechero quemo el cuchillo y se lo paso a SJ. Roger ha ido con Ann, estaba muy nerviosa cuando Cristie le dijo que no bajara por nada del mundo. Sujeto al chico por el hombro cuando SJ empieza a hurgar con el cuchillo en la herida. Pone una mano en mi brazo y aprieta cada vez que SJ mueve el cuchillo. Al rato saca la bala y la deja encima de un trapo. Le seco el sudor a Ryan mientras que SJ termina de limpiarle la herida y vendarle con cuidado.
-¿Quién ha sido? –Roger entra en la cocina hecho una furia.
-Llevaba pasamontañas y no pude verle. Estaba a unos metros de mi coche cuando me disparó –se notaba que le costaba hablar.
-Shh, no hables mucho –SJ terminó de vendarle.
-Tienes que descansar. Ayudarle a levantarse –Cristie le ordenó a los dos hombres que le subieran haciendo un gesto con la cabeza señalando el pasillo.
SJ y Roger cogieron al chico y le subieron a una de las habitaciones que Cristie había preparado mientras que nosotros le sacábamos la bala. Al rato bajaron los tres.
SJ tenía las manos y la camiseta llenas de sangre. Me limpié en el trapo que llevaba en la mano pero fue inútil ya que estaba lleno de la sangre de Ryan, cosa que hizo que mis manos se mancharan todavía más de sangre.
-Cuando llegue a mi casa mandaré que analicen la bala. No es ninguna de las que usamos nosotros.
-Le han seguido pero a saber desde cuándo. Supieron mantener las distancia y esperar. Y sabemos quién tiene tanta paciencia como para hacer un trabajo con tanta precisión –Roger puso sus manos en sus caderas.
-Sí, pero no quería matarle. O es una advertencia o una declaración de guerra –SJ pone en la cinturilla de su pantalón el arma que tenía hace un rato en la mano.
Cristie sale de la cocina con un bol con agua fría y vendas. Sube las escaleras y se dirige a la habitación de Ryan.
-Luego seguimos hablando, voy a ducharme –SJ sube las escaleras –Roger, necesito que me dejes algo de ropa.
-Sabes dónde está mi habitación. Coge lo que necesites.
-Voy contigo –camino detrás de SJ.
Subimos y espero a que SJ salga de la habitación de Roger y Cristie. Lleva un par de pantalones y una camiseta básica blanca. Antes de que cierre la puerta del baño pongo una mano y entro detrás de él. Cierro y echo el pestillo. Me acerco a SJ que está apoyado en el lavabo sin camiseta. Rodeo su cintura con mis brazos y dejo un beso en su espalda mientras que se quita la sangre de las manos.
-Está bien. La herida no ha sido tan profunda y le hemos podido sacar la bala –apoyo mi cabeza en su espalda.
-Esta vez sí pero nadie me asegura que la próxima vez salga de ello –se incorpora y se mira al espejo –Nadie me asegura que la próxima vez no seas tú, o mi padre o ... -se calla y suspira –Así es mi vida Darlene. Hoy ha sido Ryan, el chico al que llevo protegiendo hace un par de años. Tiene un año más que tú y vino a buscarme porque necesitaba ayuda. Su madre murió el día que vino a mí y sin dudarlo le ayudé. No podía dejarle solo. Supieron dónde hacer daño. Pero el día de mañana puede ser cualquiera y no quiero imaginarme lo que sería capaz de hacer si te tocan un solo pelo.
Asomo mi cabeza y su mirada se cruza con la mía a través del espejo.
-No me importa como sea tu vida. Te quiero con todo lo que conlleva convivir contigo y tu mundo. Cuando decidí estar contigo sabía a lo que me enfrentaba –le suelto y me pongo a su lado. Pongo mi mano en su mentón y hago que me mire –Y me da igual –le acaricio pegándome a él. Me pongo de puntillas y dejo un beso en sus labios. Pone sus manos en mi cadera y aprieta –Siempre voy a estar a tu lado –me calla con otro beso.
Me sube encima del lavabo y mete las manos debajo de mi camiseta haciendo que me sobresalte al notar el frío de sus manos sobre mi piel. Le rodeo el cuello con una mano y con la otra le acaricio el torso. Muerde mi labio inferior y me pego a él. Pone una mano en mi nuca y la sube hasta mi pelo. Agarra con fuerza y me presiona contra él. Suelto un gemido que muere en su boca. Gruñe haciendo que mi piel se erice. Afloja el agarre y pasa la mano a mi cuello, baja lentamente pasándola entre mis pechos. Continúa bajando y la deja en mi muslo. Dejo un beso en su cuello y su piel se eriza.
-Dúchate –pongo mis manos en su pecho.
-Dúchate conmigo –se acerca ignorando la presión que ejerzo en su pecho.
-En otra ocasión. Voy a ver qué tal está Ann.
-Está bien –deja un corto beso en mis labios –Nos vemos ahora.
Me bajo del lavabo y tras lavarme las manos me acerco a la puerta. Me coloco el pelo antes de salir y cuando cierro de nuevo escucho como SJ pone el pestillo de nuevo. Me dirijo a la habitación de Ann y veo a Roger salir y cerrar con cuidado.
-¿Se ha dormido? –pregunto mirando a la puerta.
-Acaba de quedarse dormida –Roger se pone a mi lado.
-¿Estaba más tranquila? –bajamos las escaleras y vamos a la cocina.
-Sí. Se asustó al ver la sangre –Roger sonríe y me ofrece un cigarrillo. Lo acepto sin pensarlo.
No dejo de pensar en lo que dijo SJ. Y tiene toda la razón. Podríamos haber sido cualquiera de nosotros. Han ido a hacer daño. Y lo han conseguido. Sé a ciencia cierta que SJ no va a parar hasta averiguar el porqué del disparo a Ryan. Han despertado su furia y hasta que no vea la sangre derramada de quién ha sido no va a descansar. Me da miedo de que la rabia le ciegue y le pueda pasar algo a él. De que la sangre derramada sea la suya.
Me remuevo incómoda por mis pensamientos y tiro la colilla en la basura. Voy al salón a recoger lo que habíamos dejado antes de que pasara lo de Ryan. Cuando salgo al pasillo SJ baja con el pelo húmedo y va a la cocina. Mientras que habla con Roger y se fuma un cigarro yo recojo todo. Los trapos es mejor quemarlos porque la sangre es difícil de que salga después de haberse secado. Los quemo en la parte trasera de la casa y cuando no quedan más que cenizas echo un poco de nieve encima.
Entro de nuevo y Roger me dice que SJ ha subido para ver cómo estaba Ryan. Asiento y subo. En vez de ir a la habitación de Ryan voy a la que será nuestra por esta noche. Me quito las playeras y me tumbo encima de la cama esperando a que SJ venga. Sin darme cuenta, el sueño me vence y me quedo dormida en cuestión de minutos.
Ya estoy de vuelta por aquí. Siento tardar tanto en subir pero con el lío de la matricula para la universidad y todo me ha sido imposible. Aquí os dejo un nuevo capítulo que espero que os guste. Como siempre, votad y comentad que os ha parecido. Gracias por leer. Un beso!
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