Capítulo 23.
Y por fin llegó el día. Las ansiadas vacaciones de Navidad están aquí. He sacado las notas con notables y sobresalientes así que no me puedo quejar. Ahora toca descansar. En la maleta no sé qué más echar. Llevo de todo. Ropa de manga larga, de manga corta, tirantes, bikinis, vestidos... Y todavía me falta prepararme el neceser con todo. La plancha del pelo, el secador, gomas, horquillas y todo para luego estar con el moño como siempre. Una nunca sabe. Voy al vestidor, busco el neceser y empiezo a echar las cosas. Estoy nerviosa. Quiero llegar ya, más que nada para elegir una buena habitación. Calculando el número de habitaciones sale una para SJ, otra para su padre, una para mis padres, otra para mis abuelos y otra para mí. Así que miraré alguna que tenga una cama grande.
Y hablando de SJ llevo tiempo sin hablar con él. No sé si irá en el coche con su padre o llevará el suyo. El caso es que no sé nada de él. Y me preocupa. No le he visto, no me ha mandado ningún mensaje y no sé si vendrá, yo rápidamente me monto la paranoia.
Mi madre ya está diciendo que bajemos las cosas. Entre mi padre mi abuelo y yo bajamos las maletas y las bolsas. Cuando ya está todo guardado en el maletero me llega un mensaje. Lo abro y veo que es de SJ.
Ahora paso a por ti, espero que estés preparada ya.
Ah, pero que me voy contigo??
Si quieres ir apretada en el coche de tus padres, tu verás.
Mejor para mí, así puedo correr todo lo que quiera xD
Ahora yo resulto un obstáculo para tu
diversión??
No es que seas un obstáculo, estoy seguro de que
te asustarías.
Ay SJ, tienes tanto que aprender...
Ay Darlene, tienes tanto que aprender...
No me copies. PD: no tardes.
Estoy en tu calle, coge todo que en 30 segundos
estoy ahí.
Vamos, que ha estado conduciendo y con el móvil en la mano. Este chico es de lo que no hay. Entro a por lo que me quedaba y cuando salgo veo a SJ saludando a mi familia. Mi madre le da dos besos, mi abuela le coge de la cara y le da dos besos igual. Mi padre le da una palmada en la espalda y mi abuelo un apretón de manos con la otra mano en su hombro. Me quedo en el marco de la puerta mientras que veo la escena. Parece que se conocieran de toda la vida. No me había dado cuenta de que estaba sonriendo hasta que me mira, se ríe y me pongo seria. Me recompongo y bajo al camino que lleva a la acera. Me pongo a su lado y me da dos besos apoyando su mano en mi cintura, en la parte más baja de esta. Menos mal que mi padre y mi abuelo están de frente porque la mano seguro que ahora estaría en el suelo.
-Mamá, yo iré con SJ. Tendréis más espacio en el coche, si no coge algo detrás lo ponéis en el asiento del medio.
-Vale, me parece bien. Nos vemos allí. Tened cuidado –mi padre se mete en el coche y lo arranca. Mi abuela y mi madre le siguen y por último sube mi abuelo.
SJ y yo nos metemos en el coche a la vez y arranca. Me pongo el cinturón y me coloco en el asiento. Acelera y salimos de la calle. Llegamos a la salida del pueblo y adelanta a mi padre quien se empieza a reír negando con la cabeza. Se supone que está a unas tres horas así que nos espera un viaje más bien larguito.
Saco el libro electrónico del bolso junto a los auriculares y el móvil. Coloco los auriculares y enciendo el libro. Elijo la lista de reproducción que tengo para leer y sigo con el libro que tengo a medias. Preferí no traerme los que tengo en físico porque conociéndome me los dejo en cualquier lado.
-¿Vas a estar así todo el camino? –SJ mira por el retrovisor para adelantar otro coche.
-Sí, al menos mato el tiempo. En tres horas puede que me acabe el libro y me dé tiempo a empezar otro –con los auriculares en la mano cambio de canción.
-Pues me da a mí que no. Vas a dejar el libro de nuevo en el bolso junto con el móvil y los auriculares –me mira y sonríe.
-Será si yo quiero –le miro desafiante y me coloco los auriculares de nuevo.
SJ me los quita y se los guarda en el bolsillo izquierdo. No llego a por ellos así que paso de hacer el intento de cogerlos. Podría parecer otra cosa.
-Ahora, ¿vas a hacerme caso? –cambia de postura poniendo la mano izquierda en su barbilla a la vez que apoya el brazo en la puerta.
-Nop –hago énfasis en la p y sigo leyendo.
-Está bien –ahora coge el libro y lo pone en su puerta, en el lateral.
-¿En serio? ¿Qué quieres SJ? –me empiezo a cabrear.
-Sinceramente solo quería molestarte un poco. Y veo que lo he conseguido –se empieza a reír.
-Sinceramente, eres gilipollas. En el móvil también tengo libros –SJ intenta cogerlo pero antes de que llegue a por él me lo guardo en el pecho –Voy un paso por delante.
-Te lo quitaría con mucho gusto pero no quiero que luego me taches de pederasta y acosador. Aunque ambos sabemos que te encantaría que cogiera el móvil –me mira a los ojos y se muerde el labio negando con la cabeza.
-Muy gracioso. Eso es lo que te gustaría a ti. Sigue soñando cariño –le acaricio la nuca y él se gira a mirar al frente.
-Me gusta cómo suena ese cariño –sonrío –Espero que no fuera irónico.
-Tómalo como quieras –le suelto a unos centímetros de su oreja.
Se le pone la piel de la nuca de gallina y sonrío. Me alejo y me coloco en el asiento de nuevo. Ya sé una cosa que le afecta. Me muerdo el labio y cuando lo suelto suspiro.
-Vamos a darle un poco de caña –no me da tiempo a preguntarle cuando acelera. Miro el cuentakilómetros y veo cómo va aumentando la velocidad; 150, 155, 160, 170.
Confío en él, lleva corriendo en carreras ilegales prácticamente toda su vida. Él me mira cada dos por tres pero mi rostro es neutro. No me inmuto, al revés, me relajo en el asiento y me cruzo de brazos tranquilamente. Me mira otra vez y pisa más a fondo. Sigo sin reflejar que tengo el corazón en un puño y la adrenalina a tope. Me gusta la sensación.
-¿No te da miedo? –agarra el volante con las dos manos.
-Te dije que tenías mucho que aprender SJ –le miro tranquilamente.
-Eres muy brava. No se te asusta fácilmente. Dios –aprieta más el pie en el acelerador y creo que si hace más fuerza traspasa todo y toca la carretera.
Me empiezo a reír y él hace lo mismo. Pongo música y la subo. SJ empieza a bajar la velocidad. Ahora nos mantenemos en una velocidad moderada.
Al cabo de dos horas y media llegamos. Después de atravesar un camino por lo que parece ser un bosque llegamos a una casa lo bastante grande como para que no nos veamos los días que estaremos allí. SJ aparca delante de la casa y bajamos. Hace un poco de frío, lo normal para estar en pleno diciembre. Ahora que caigo, no tenemos la llave. Mi padre quedó con la persona que nos alquila la casa en un bar de carretera a unos veinte minutos de aquí.
-No tenemos la llave –me giro a mirar a SJ quien está mirando a través de los cristales de la casa.
-Eso suponía Llama a tu madre y pregúntale por donde van –me mira mientras se mete las manos en los bolsillos.
Meto la mano en mi pecho y saco el móvil. Busco el número de mi madre y marco. Un tono, dos tonos, tres tonos...
-Dime –contesta rápidamente.
-¿Por dónde vais? –me giro mirando a mi alrededor.
-Nos queda una media hora todavía. Estamos a diez minutos del bar para recoger las llaves.
-Vale. Os agradecería que os dierais prisa porque hace frío y no tengo la maleta para cogerme alguna sudadera o algo –le pego una patada a una piedrecilla.
-Meteros en el coche y poned la calefacción hija mía. Ahora nos vemos.
-Hasta ahora –ruedo los ojos y cuelgo.
Mientras SJ baja las escaleras del porche y se pone a mi lado aun con las manos en los bolsillos. Le digo que les queda una media hora y asiente.
-Podríamos ir a dar una vuelta a ver qué hay por ahí.
-¿A ti no te llega bien la sangre a la cabeza no? –le digo poniéndome en frente de él.
-¿Y eso a qué viene? –me mira serio.
-Hace un frío de muerte, no siento las manos ni los pies ¿y quieres que vayamos a dar una vuelta a ver qué hay por ahí? –hago aspavientos con los manos.
-Eso lo podemos solucionar –se acerca a mí lentamente haciendo que retroceda.
-Sí, yo sé una manera –me choco con el coche de tanto retroceder. SJ me acorrala –Tan fácil como meternos en el coche y poner la calefacción.
-O... -se pega a mi cuello. No creo que diga lo que creo que va a decir –Te dejo una sudadera y nos vamos a dar una vuelta –se aleja y el aire que tenía retenido sale de mis pulmones.
-Vale, me parece bien –digo carraspeando para que mi tono de voz sea de nuevo normal.
SJ se ríe. Creo que me ha leído el pensamiento mientras me dejaba imaginando cualquier cosa al callarse. Me quedo esperando en la puerta del copiloto mientras que él me busca una sudadera. Cuando la trae veo las puertas del cielo. Sin dudarlo me la pongo y como me queda grande las manos no asoman por las mangas. Las meto en el bolsillo y me encojo de hombros.
-¿Mejor? –se cruza de brazos.
-Sí, vamos –echamos a andar
Nos dirigimos a la parte trasera de la casa y ahí empezamos la caminata. Los árboles eran altos y frondosos. Las ramas verdes estaban llenas de gotas del rocío. El clima era húmedo y frío. El olor a bosque inundó mis fosas nasales. Cerré los ojos e inhalé fuerte llenando mil pulmones de aire fresco. Aun con las manos en el bolsillo me adentré poco a poco entre los árboles. SJ, detrás de mí, no deja de mirar hacia arriba. Estará pensando en sacar el Tarzán que lleva dentro. Sonrío al pensarlo y sigo caminando. Cada vez hace más frío y hay más humedad. Agudizo el oído y escucho el cauce de un pequeño arroyo. Me acerco y sigo la senda dibujada por el agua que corre buscando donde desembocar.
-Debe haber algún lago o algo –SJ se pone a mi lado.
-Sí, veamos donde nos lleva –digo mirándole a los ojos.
SJ empieza a andar y yo me pongo a su lado. No decimos nada ni nos miramos. Silencio. El único ruido que hay es el de algún que otro pájaro y las ramas de los árboles sacudidas por el viento. Esquivo una rama saltando y cuando piso el suelo está barroso. SJ hace lo mismo que yo. Miramos alrededor y él echa andar a la izquierda. Le sigo y detrás de unas cuantas ramas hay un lago. Tiene una cascada de la que el agua sale descontrolada. El agua del lago es cristalina, se puede ver el fondo perfectamente. ¿Detrás de la cascada habrá alguna cueva o piedras para poder sentarnos? Para resolver mi duda me dirijo a la cascada y a la manera de poder pasar. Las rocas que la rodean están mojadas y me da miedo resbalarme y matarme. Soy muy exagerada, lo sé. Miro donde poder agarrarme y saco las manos del bolsillo para poder agarrarme. Me pongo a la altura de la cascada y veo que se puede pasar dentro. Empiezo a toquetear y cuando hago el intento de entrar SJ me agarra por la cintura y del susto empiezo a gritar como una loca. Me levanta del suelo y empieza a andar hacia atrás conmigo. Pataleo, grito e intento tirar de sus brazos para que me suelte pero nada, no puedo. Cuando me suelta y mis pies tocan el suelo me giro y empiezo a dar golpes en su pecho.
-Eres imbécil. Me has dado un susto de muerte. Casi me da un infarto –cuando termino cada frase le suelto un golpe en el pecho.
-Tú eres la imbécil. A saber qué te ibas a encontrar ahí –me pega a él, dejando mis brazos apretados entre su cuerpo y el mío.
-Seguro que algún bicho o animal más inteligente que tú –le miro a los ojos –Casi me matas del susto –mi corazón late a mil por hora del susto y las piernas me tiemblan.
-¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor? –se balancea un poco y acerca su boca a la mía lentamente.
-No –digo susurrando. Le tengo demasiado cerca.
-Segura –apoya su boca en mi mejilla. Lentamente bajo las manos por su pecho y el torso hasta llegar a su cadera. Tiene la chaqueta abierta así que paso las manos dentro de la chaqueta y me pego más a él para poder juntarlas en su espalda.
-Sí, estoy muy segura –le sigo el juego y ahora baja su boca a mi cuello. Se me pone la piel de gallina y un escalofrío recorre mi espalda.
-Yo creo que lo puedo conseguir –me da un beso en la mejilla y se acerca lentamente a mi boca. Deja un pequeño beso en la comisura y se separa.
Me mira a los ojos y se acerca a mi boca. Sin preámbulos besa mis labios con ansia. Tira de ellos de vez en cuando. Saboreo sus labios y dejo que mi lengua se encuentre con la suya. Sube su mano derecha a mi cabeza para pegarla más a la suya. SJ empieza a andar y yo empiezo a retroceder. Tropezamos un par de veces y ambos sonreímos sin separarnos. Choco con lo que imagino que será un árbol. SJ me acorrala y pega totalmente su cuerpo al mío. Le siento por todos lados. Sus manos bajan por mis costados y paran en el bajo de la sudadera, la misma que no tarda en levantar un poco y colar sus manos dentro de la camiseta para posar sus manos en mi cintura. El frío de sus manos contrasta con el calor que desprende mi cuerpo y cuando las siento la piel se me eriza. Un jadeo escapa de mi boca pero queda ahogado en la suya. Me aprieta más a él y baja las manos hasta mi pantalón. Toca sin miramientos mi trasero y aprieta soltando un gruñido. Mis manos suben por su espalda recorriendo cada músculo marcado y tenso que está debajo de la camiseta. Se separa un poco de mí y cuando vuelve a pegar sus labios a los míos me muerde el inferior. De repente suena mi móvil. Alguien me está llamando pero juro que no quiero cogerlo. Me separo de él y apoyo mi cabeza en su pecho. Noto como él la echa hacia atrás y suspira. Me recompongo un poco y cojo el móvil. Es mi madre.
-Dime –sigo apoyada en su pecho y él sigue con sus manos en mi trasero.
-Ya estamos aquí. ¿Se puede saber dónde estáis?
-Hemos ido a dar una vuelta para ver que hay por aquí. De momento solo hemos visto un lago.
-Me parece perfecto que salgáis de excursión pero hace mucho frío. Tú misma me lo has dicho –SJ escucha a mi madre y se echa a reír en silencio. Su pecho tiembla, producto de las carcajadas silenciosas.
-Sí, SJ me dejó una sudadera. Ahora vamos –le doy un golpe flojo a SJ en el pecho y miro hacia arriba para cruzarme con sus ojos.
-No tardéis.
Cuelgo y nos empezamos a reír ahora soltando las carcajadas sin problema. Le abrazo y él sube las manos a mi cintura. Me devuelve el abrazo y deja un beso en mi cabeza.
-Vamos o te volverán a llamar –nos separamos y se pone a mi lado. Tiene los labios hinchados e imagino que yo los tendré igual.
Echamos a andar otra vez de vuelta pero esta vez SJ tiene su brazo rodeando mis hombros y yo rodeo su cintura con el mío. Agradezco el calor que SJ desprende porque yo me he quedado helada. La llamada de mi madre me ha cortado hasta la respiración. Es como si estuviera haciendo algo malo, aunque en parte no está bien. Lo que sé es que no quiero que SJ se aleje de mí pero cuando llegamos a la casa lo hace lentamente. Con la cabeza agachada me acerco a mis padres que están en el porche a punto de abrir la puerta mientras que SJ ayuda a mi abuela a salir del coche, hace frío para que estén a la intemperie. Entramos en la casa y lo primero que hago es buscar las escaleras para buscar una buena habitación con una buena cama. Miro por las habitaciones una a una y cuando elijo la que quiero bajo a por las cosas. Ya veré el resto de la casa luego. Subo mis cosas en un viaje y llego a la habitación. La pared es de piedra dándole ese toque rústico característico. La cama es grande con dos mesitas de noche a cada lado con dos lamparitas en cada una. A mano derecha está el baño, con una cortina que hace de puerta. La ventana está al lado y debajo de esta hay una silla. Al lado de la puerta de la habitación, en frente de la cama, hay una cómoda y a mano izquierda está el armario de madera pintado de blanco, haciendo juego con la cómoda, la silla la cortina y las colchas y cojines de la cama. Empiezo a vaciar la maleta y a colocar todo en los cajones de la cómoda y en el armario. Voy al baño y coloco lo que me queda y cuando termino y salgo me encuentro a SJ en mi habitación, tumbado en la cama. Tiene los ojos cerrados así que aprovecho para vengarme del susto que me ha dado. Me acerco lentamente y cuando estoy al lado me tiro encima de él en plancha. Él se encoje conmigo encima todavía y me empiezo a reír.
-Te la debía por el susto de antes –me incorporo un poco sin quitarme de encima aun.
-Espero que te hayas quedado a gusto. El estómago ya no está ni en mi cuerpo –se coloca estirándose del todo y yo sigo como antes.
-Sí, muy a gusto, gracias. Ahora vete –me apoyo en su pecho para levantarme pero quita mis manos y choco contra él.
-No, no tengo muchas ganas de moverme, estoy muy cómodo –me abraza inmovilizando mis brazos.
-SJ, vamos, déjame levantarme o por lo menos sentarme –baja sus manos por mi espalda pasando por mi trasero y cuando está en el muslo, todavía muy arriba, abre mis piernas haciendo que las ponga rodeando sus caderas. Una vez así SJ se levanta con mi pecho pegado al suyo todavía, quedando a horcajadas sobre él –¿Qué haces SJ?
-¿No te querías sentar? Ahora estamos sentados –estoy a su altura. Tengo su cara en frente de la mía.
-Sí, pero no así –carraspeo y miro a otro lado mordiéndome el labio. Me coge de la barbilla y le miro a los ojos. A penas se le ve el iris.
Me acerca a él y me besa. Está que lo tira hoy. Mi boca se abre para dar paso a su lengua y que se enrede con la mía. Sus manos agarran mi cintura y me acercan más a él, todavía. Estoy sentada prácticamente en cierta parte del cuerpo humano de un hombre y este no deja de hacer presión para que me mantenga ahí. Su beso hace que pierda el norte y no sea dueña de mi cuerpo. Con las manos en su cuello le acerco a mí. Sube las suyas por mi espalda acariciando el cierre de mi sujetador. Cuando lo va a abrir alguien llama a la puerta. Me levanto corriendo y con el corazón en la garganta. SJ se levanta de la cama y se coloca el pantalón, creo que tiene un problemilla con cierta zona. Sonrío al verlo pero vuelvo a mi estado de nervios.
-¿Quién? –digo intentando sonar normal.
-Darlene, cuando puedas baja que tenemos que ir a comprar. Voy a avisar a SJ –este me mira y abre los ojos negando con la cabeza. Me hace gestos y no sé lo que quiere decir así que contesto lo que creo que él por signos me dice.
-No, no mamá déjalo. Ahora le llamo yo, no te preocupes –le miro y me hace un gesto de aprobación.
-Vale, no tardéis.
-No.
Cuando escucho los pasos alejarse me giro y le veo apoyado en la cómoda. Me sonríe y se acerca a mí. El corazón parece que va más lento pero no mucho, sigo con el susto en el cuerpo. Me abraza y besa mi cabeza.
-Casi nos pillan –susurra en mi oído con tono divertido.
-Dios, esto no puede seguir así –me separo de él y le miro a los ojos. No sé si sentirme avergonzada, decepcionada... y mi gesto de confundirle porque que se pone serio.
-Tienes razón, se nos ha ido de las manos.
Se aleja y sale de mi habitación mirando a los lados para ver si hay alguien. Sale y detrás lo hago yo. Bajamos las escaleras y cuando estamos abajo saludo al padre de SJ que acaba de llegar. Mi padre dice que el pueblo más cercano está a una media hora. Alfred me dice que vaya en su coche, ya que al ser un todoterreno hay más espacio que en el de mis padres y el de SJ. Le miro y como si fuéramos cómplices de algún delito asentimos a la vez. No sé si está enfadado por lo que ha pasado después del beso. Yo quería dárselo porque si no no le hubiera seguido. Pero se me olvidó completamente que mis padres y abuelos estaban aquí y que en cualquier momento podrían entrar. Por eso reaccioné así. Luego está mi conciencia diciéndome que está jugando conmigo. Que solo me quiere para cuando se aburre. Pero si así fuera no me habría llevado con él a ver a su tío. Ay, no sé qué pensar. Y tras comerme la cabeza durante el viaje al pueblo Alfred tiene que llamarme unas tres veces para que reaccione. Cuando salgo de mi trance bajo del coche y entro en el establecimiento. Intento esquivar a SJ por los pasillos. No quiero cruzarme con él. Tras comprar todo volvemos a los coches. Y vuelvo al de Alfred. Noto la mirada de SJ cada dos por tres que mira con disimulo cada vez que gira la cabeza a mirar por los lados. Yo me limito a mirar por la ventana y no decir nada.
Al fin se termina el día. De noche, después de cenar, nos sentamos a hablar en el salón. Mis abuelos, mis padres y Alfred tienen una conversación bastante entretenida. SJ está hablando con alguien por mensajes y seguro que será alguna "conquista". O también puede ser Lessy. La sonrisa en su cara no miente. Y yo estoy aquí, intentando centrarme en un libro. He leído siete veces el mismo párrafo y sigo sin saber que pone. Miro por última vez a SJ y él a mí. Bufo y me levanto.
-Me voy a mi habitación, estoy cansada. Buenas noches –paso entre los sillones mientras que me responden todos menos él.
Subo las escaleras y llego a mi habitación. Enciendo una de las lámparas y abro la cama. Voy a lavarme los dientes y a ponerme el pijama y vuelvo a la cama. Me meto y me tapo con las sábanas hasta las orejas, soy muy friolera a la hora de dormir. Cojo mi móvil y me pongo a ver que hay por las redes sociales. Más tarde miro los mensajes que tengo, ninguno importante así que los leo pero no contesto. Después de al menos una hora me entra sueño. Dejo el móvil cargando en la mesita y me coloco. Escucho pasos en el pasillo. Supongo que serán los demás que ya se van a dormir. Cierro los ojos y no tardo en quedarme dormida.
-No, no por favor, para –me llevo las manos a la cara.
-Ya es tarde Darlene, demasiado tarde –Erik me mira. Sus pupilas están muy dilatadas. Me acerco a él con miedo.
-Vamos Erik, déjalo cariño. No tiene caso que lo hagas, piensa en lo que puede pasar luego –pongo mis manos temblorosas en sus hombros e intento abrazarle. Bajo mi mano por su brazo para llegar al arma que sostiene. Le beso el cuello y hago el amago de quitársela. Cuando lo hago ya es tarde, ha apretado el gatillo.
-No, no, no, no, no. ¿Qué has hecho? –me caigo al suelo y gateo hasta el cuerpo que yace sin vida ante mí –Le has matado.
-¿Yo? Lo has hecho tú. Tú has hecho que apretara el gatillo, es tu culpa.
-No, Erik yo no he hecho nada. No –lloro desconsoladamente.
El grito que doy desgarra mi garganta. El sudor recorre mi espalda. Me falta el aire otra vez y el pecho me duele. El llanto no cesa y me tiembla todo el cuerpo. Otra vez igual. Revivir otra vez lo mismo me ahoga. Alguien abre la puerta y enciende la luz. Se acerca corriendo a la cama me destapa y me lleva al baño. Abre el grifo y pone mis muñecas debajo del agua fría. La presión del pecho va disminuyendo y el aire entra poco a poco. Miro el reflejo del espejo y veo a SJ echándome agua en la nuca mientras que aparta el pelo con la mano. Lloro más fuerte, sacando todo lo que llevo dentro y cogiendo bocanadas de aire cada vez que puedo. Mi madre aparece en el espejo y su cara desencajada hace que se encoja mi corazón. Está sufriendo igual que yo al verme así. Cuando empiezo a tiritar SJ deja de echarme agua y cierra el grifo. Mi madre coge una toalla y me seca las manos. Luego pasa a mi nuca. SJ no me suelta, me tiene abrazada por la cintura y creo que si no es por él no me tendría en pie. Intento parar el hipo del llanto pero no puedo. Cuando salgo del baño con la ayuda de SJ mis abuelos están en la puerta junto a Alfred. Mi padre está al lado de la ventana, que está abierta ahora. Se acerca a mí y me abraza y rompo a llorar otra vez en sus brazos. SJ me suelta y yo me apoyo en sus brazos. Me tranquiliza y me ayuda a llegar a la cama. Me siento con él a mi lado mientras que mi madre me desenreda el pelo mojado y me hace una trenza. SJ está de brazos cruzados observándonos. Su padre le pone una mano en el hombro y cuando se gira a mirarle le hace un gesto con la cabeza en señal de que salga de la habitación. Mis abuelos miran a mis padres y mi madre asiente. Se van cerrando la puerta. Cuando mi madre termina mi padre me ayuda a colocarme otra vez y mi madre cierra la ventana. Recogen lo del baño y mi padre se va. Mi madre se acerca a la cama y se tumba a mi lado. Apoyo mi cabeza en su pecho y ella me acurruca en sus brazos.
-Tranquila mi niña. Ya pasó todo –besa mi cabeza y acaricia mi brazo.
-Lo siento –mi respiración se entrecorta al querer coger mucho aire.
-No tienes que sentir nada. Tú no hiciste nada. Duérmete mi vida –acaricia mi cabeza.
Me quedo dormida lentamente aun con el miedo de volver a tener el mismo sueño.
Hola hola! Ya estoy por aquí. Como dije por un comentario, quería subir un buen capítulo, o al menos uno que me lo pareciera. Espero que os haya gustado. Seguid comentando y votando! No sabéis lo que motiva ver vuestros comentarios. Nos leemos pronto, besos!
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