Capítulo 22.
Miro otra vez en la misma dirección y esta vez veo al hombre que está con ella de frente. Se me da un aire a alguien pero no logro reconocer a quién. Miro a SJ y veo que agacha la mirada. Está evitando que le vean, o eso creo.
-¿No quieres que te vea o algo? –pregunto agachándome a mirarle.
-No es eso. Es que todavía no tengo una cosa. La tendré en una hora y se la tengo que dar a él. Así que no quiero que me vea. No es porque me dé miedo de él, sino porque no quiero relacionarme con él en público. Ya sabes, que vean que me importa.
¿Qué no vean que le importa? Supongo que será de su familia. Pero no estoy muy segura. A lo mejor es algún socio y no quiere perderle porque con él gana mucho o yo que sé. Ya no sé qué pensar.
-Supongo que más tarde me dirás quién es él. Y averiguaré por mí misma que es eso que le tienes que dar y todo eso. Contigo siempre es a la aventura. Mira SJ, no es que no me guste estar contigo ni nada, pero me da miedo que pase algo –digo posando mi mano en las suyas.
-¿Qué pase algo como qué? Sabes que conmigo no te va a pasar nada. Conmigo estás más que segura –pone una mano en mi mejilla.
-No me refiero a eso, me refiero a algo como a que te pillen en pleno negocio o con las manos en la masa –él ya sabe por dónde voy.
-Llevo diez años en esto. No soy un veterano, pero sé cuidarme bien las espaldas. Para que me cojan tienen que coger por lo menos a quince antes que a mí, así que tranquila –acaricia mi mejilla –Gracias por preocuparte –se empieza a reír.
Me acerca a él y me besa. No sé si lo hace para esconderse o porque quiere, pero no me resisto y le sigo el beso. Pasa de mis labios a mi mandíbula y baja hasta mi cuello, dónde se queda un rato repartiendo besos de arriba abajo. Pongo mi mano en su nuca pegándole a mí y tapando su cara con mi pelo. Miro en la dirección de Lessy y veo que nos está mirando. Reconoce que es SJ el que me besa y se gira hacia el hombre para captar su atención. No sé qué le dice pero consigue que se vayan. Acerco mi boca al oído de SJ y le susurro un ya se han ido. Se separa un poco de mí pero antes de alejarse del todo deja un mordisco en mi cuello. Ahora tiene complejo de vampiro.
-Hueles muy bien –dice pegado a mi cara.
-Pues ahora te sabrá la boca a mi colonia –digo alejándome.
-No me importa pero a ti si te va a importar la marca del cuello –se empieza a reír.
¿QUÉ? Saco el móvil corriendo pero no veo nada. Este tío es gilipollas.
-Tú eres subnormal. Me has asustado. Si me llegas a hacer un chupetón te doy tal golpe que las neuronas se te revolucionan –me pongo seria.
-Tampoco es para tanto. Además tienes novio, tus padres pueden suponer que ha sido él y no yo –viene el camarero y deja la comida. Tiene buena pinta.
-Ya bueno... Derian y yo no estamos juntos. O eso espero que entienda –cojo mi bebida y le doy un trago.
-¿Y eso? ¿Problemas en el paraíso? –coge el tenedor y pincha la comida para llevarse un poco a su boca.
-Si por paraíso entiendes que me deje tirada como una colilla, tenemos una idea muy distinta de paraíso –digo dejando el vaso.
-No me refería a eso. Se os veía tan bien juntos, tan enamorados, tan de película de amor –pone ojitos como si fuera una niña pequeña – ¿Qué ha pasado?
Pasa que me traes loca, que no sé qué hacer contigo ni con tus cambios de humor. Pasa que cuando te veo o te escucho el corazón se me sale y las manos se me quedan heladas. Pasa que lo que siento por ti no es comparable con lo que "intentaba" sentir por él. Él solo fue mi salida para olvidarme de ti. Eso pasa.
-Nada, solo que no podía estar más con él. No sé, simplemente sentía que no podía estar con alguien que no me tiene en cuenta –le miro a los ojos –No es que quiera que esté todo el día preocupado por mí o que esté encima de mí, pero necesito sentir que con él estoy bien y no lo sentía. Es como si estuviera con un chaval de 15 años. Y no sé porque te estoy contando esto. Ahora dirás que te estoy dando la razón al llamarle nenaza, pero paso. No quiero discutir –desvío mi mirada y me pongo a observar a la gente que pasa por la ventana que tengo a mano derecha.
-Tienes razón, es una nenaza y al fin te das cuenta –escucho como ríe –Pero también entiendo tu postura. Joder Darlene, si le tuviste que sacar de la pelea subiéndote encima de mí. Luego en la carrera salió huyendo sin siquiera mirar dónde estabas –pone una mano en mi pierna izquierda. Fijo mi mirada en sus dedos y en el agarre que estos ejercen –No quiero volver a discutir, pero quiero que te des cuenta de que todo lo que dije es cierto. Y ahora mismo zanjamos el tema. No más Derian.
Le miro y nos empezamos a reír mientras que comemos. Hablamos de todo un poco y hacemos tiempo antes de ir a dónde sea que tenga que ir para recoger eso. Cuando terminamos de comer, saco el monedero que cogí antes de subirme en el coche y busco dinero. SJ me lo quita y se lo guarda en la chaqueta. Le miro enfadada y me mira con una ceja alzada. Pongo los ojos en blanco y me cruzo de brazos hasta que el camarero viene.
Cuando salimos SJ vuelve a mirar a todos lados mientras abre el coche. Entro y al rato lo hace él. Arranca y pone rumbo a cualquier lugar. El sol da por mi lado así que bajo un poco la ventanilla. Vale, un poco no, la bajo hasta el tope y lo agradezco. Me quito la chaqueta de cuero. Me coloco el top y miro por la ventana. Viendo el paisaje supongo que vamos a una nave o algo porque solo hay campo. Y no me equivoco. No muy lejos se ven almacenes. Aparca frente a uno, me pongo otra vez la chaqueta de cuero sin abrocharla del todo y entramos. SJ no suelta mi mano desde que salimos del coche. Hay un arsenal de armas. De toda clase y tamaño. Yo no entiendo mucho pero tienen que ser buenas. Avanzamos lentamente mientras que los hombres a nuestros laterales asienten cuando SJ pasa conmigo de la mano. Aprieto mi agarre y él me devuelve el gesto. Nos ponemos delante de una mesa de cristal donde hay un arma dentro de un maletín con el cargador a un lado. Me suelta la mano, la coge y apunta al vacío. La observa minuciosamente y se la pasa de una mano a otra. Pone el cargador y apunta otra vez. La carga, quita el seguro y aprieta el gatillo. El disparo hace retumbar un ruido seco por toda la nave. Y lo que más me impresiona es que ni siquiera me he asustado. No me esperaba el ruido pero no me he encogido. SJ guarda el arma en el maletín después de quitarle el cargador. Le da un apretón de manos al hombre que se la ha entregado y coge mi mano. Así, sin intercambiar palabra ni nada, nos vamos de ahí y nos metemos en el coche. SJ deja el arma en el maletero y se monta. Arranca y salimos del polígono muy rápido.
Ahora a él le da el sol y me permito fijar los ojos en su mano izquierda que está en el volante. Tiene una forma tan suya de conducir. No, no me estoy volviendo loca, pero es como si lo llevara haciendo desde que nació. Su postura, su soltura. Vale sí, parezco una loca, pero me está empezando a gustar demasiado el verle conducir. Empieza a hacer calor y me desabrocho la chaqueta del todo pero no me la quito. Me acomodo en el asiento y cojo mi móvil para ver si Carol me ha hablado. No hay nada, así que me meto en Instagram y empiezo a ver las historias que van subiendo. Derian está muy entretenido con su amiga por lo que se ve en las fotos. Natalie no pierde oportunidad. Salen muy juntos y se les ve muy bien. Por una parte mejor porque así me demuestra que le quedó claro el mensaje. SJ resopla y cuando me giro a mirarle veo que está mirando mi móvil. Paso las demás historias rápido y lo bloqueo. Vuelvo a mirarlo y ahora mira de frente. ¿Se habrá molestado?
Después de una hora por lo menos llegamos a una zona residencial con casas lujosas. A cada cuál más cara. Callejeamos por la zona y llegamos a una casa enorme. Parecía un pequeño castillo. Al salir del coche me detengo a mirar mejor. Parece incluso más grande. SJ se pone a mi lado y nos adentramos en la mansión. Por dentro es un lugar acogedor. Hay unas escaleras de frente que están partidas y se unen en la planta de arriba donde luego vuelven a separarse para ir cada una hacia un lateral. En el centro hay una mesa con un jarrón de rosas color carmín, parecen recién cortadas. Los techos son altísimos. En las paredes hay puertas que imagino darán a un ala de la casa diferente. Con tanta inspección no me he dado cuenta de que SJ me ha cogido de la mano. Es verdad, el papel. Entramos en una sala en la que hay un gran escritorio con una silla igual de grande de espaldas. SJ deja el maletín en el escritorio y yo aprieto su mano. Pongo mi otra mano encima y SJ me mira. Yo miro un punto fijo en el escritorio. La silla se gira y aparece el mismo hombre que estaba en el restaurante. Trago saliva y bajo la mirada cuando sus ojos se cruzan con los míos. Me intimida.
-Hola hijo –se levanta de la silla y se acerca a SJ. Le da un abrazo.
-Hola tío Gael. ¿Qué tal? –pregunta SJ mientras le corresponde el abrazo.
-Bien, como siempre. ¿Quién es la muchacha que te acompaña hoy? –se pone frente a mí. Levanto mi mirada y le enfrento. Se parece mucho al padre de SJ, pero no creo que sea su hermano, es muy mayor para ello.
-Soy Darlene –extiendo mi mano. El tío de SJ la coge y me acerca tirando de mí para darme dos besos.
-Encantado –se separa y sonríe.
-Igualmente –sonrío.
Vuelve a sentarse en la silla y coge el maletín. Lo abre y mientras SJ me dice que me siente en la silla que está en frente del escritorio. Ahora su tío y yo estamos a la misma altura, sin embargo SJ se queda de pie detrás de mí. Pone una mano en mi hombro y aprieta un poco el agarre. Su tío coge l pistola y hace lo mismo que hizo él en la nave. La mete en el maletín y se levanta para guardarla en un armario que hay a mano derecha. Estoy nerviosa y SJ lo nota. Se agacha a mi altura mientras que Gael está guardando el maletín y me da un beso en la mejilla izquierda.
-¿Os vais a quedar? –Gael se acerca y se sienta de nuevo en su silla. Abre el cajón que tiene a mano izquierda y saca un paquete de tabaco. Le ofrece uno a SJ y otro a mí. Niego con la cabeza y guarda la caja. Se enciende el cigarro y le pasa el mechero a SJ. En estos momentos no me entra ni el aire como para fumarme un cigarro.
-No lo creo tío. Tenemos que ir a mi casa un momento y luego tengo que dejarla en la suya –da una calada y pone la mano con el cigarro en el respaldo de mi silla.
-Como quieras hijo, ya sabes que aquí no te hace falta nada. Hace mucho que no veo a tu padre –me mira y el gesto de su cara detona preocupación, espera ante un gesto de SJ. Noto que este se mueve detrás y va hacia la ventana mientras que asiente con la cabeza. ¿Le estaba pidiendo permiso para hablar? – ¿Sigue con el negocio que tenía entre manos? –Gael se acomoda en la silla.
-Sí, todavía sigue. Está esperando a cerrar el trato con el jefe de policía del pueblo para acabar de atar cabos –un momento, ¿con el jefe de policía? ¿Atar cabos? Están en una muy gorda y están comprando a la policía, o eso es lo que creo. Por eso le ha mirado, para saber si podía hablar del tema conmigo delante. Por una parte me gusta porque SJ confía en mí; pero por otra me da miedo. No quiero formar parte de todo esto aunque sé que ya estoy más que involucrada.
-Espero que termine pronto, lleva mucho tiempo detrás de ese hijo de puta. Con la ayuda de la policía seguro que termina antes de lo que piensa –me remuevo en la silla y resoplo.
-¿Pasa algo querida? –Gael se inclina en su silla y apoya sus brazos en el gran escritorio.
-No, nada –SJ se gira y me mira. Le da una última calada a su cigarro y lo apaga en el cenicero.
-Nos vamos ya –se acerca a Gael. Este se separa del escritorio y quita su mirada de mí. Le da un abrazo a SJ y nos acompaña hasta la puerta.
Una vez delante del coche SJ vuelve a abrazar a su tío y este le dice algo al oído a lo que SJ solo asiente y sonríe. Me meto en el coche y me pongo el cinturón. Arranca y salimos de la mansión. Tengo curiosidad por saber lo que le ha dicho su tío, pero no quiero ser una cotilla. ¿Le habrá dicho algo de mí? Espero que no.
Cuando salimos de la zona residencial me empieza a dar sueño. Llevo despierta desde las siete de la mañana y no he parado en todo el día. Me acomodo en el asiento y me estaba quedando dormida cuando le suena el teléfono a SJ. No me da tiempo a ver quién es pero la voz que se escucha al otro lado es de una mujer.
-...
-¿Y qué coño quieres que haga si no escucho el móvil? –dice enfadado.
-...
-Sabes que no me tiro todo el puto día con el móvil en la mano como tú. Mira Lessy, no quiero escucharte ahora mismo. Estaba tan tranquilo que me extrañó que no llamaras para joder. Pero parece que te he invocado –como no, tenía que joderlo todo la bonita de Lessy. Me recoloco en el asiento dándole la espalda a SJ.
-...
-No creo que te interese si ella sigue conmigo o no. ¿Por qué te importa tanto?
Le importa porque es una fresca. Tiene envidia de que sea yo la que está contigo y no ella.
-...
-Tendrá diecisiete años y todo lo que tú quieras pero me ha demostrado más que tú. Así que al compararte con ella o ponerte a su nivel –esa tía es gilipollas. Ya le daré una de las mías –créeme que no llegas. Ahora si no te importa no quiero seguir hablando contigo.
Y antes de que ella responda SJ cuelga. Deja el móvil de mala gana en la guantera y acelera. Sonrío al escuchar la media conversación. No sé si lo habrá dicho porque lo sentía o porque quería molestarla.
Tras una hora en el coche que se me ha hecho larguísima llegamos a su casa otra vez. Al verla me acuerdo de todo lo que pasó y se me pone la piel de gallina. Un escalofrío recorre mi espalda cuando salgo del coche y espero en el porche a que SJ abra. Una vez dentro deja las llaves en la entrada y se encamina hacia las escaleras.
-¿Vienes? –se gira en el primer escalón y me mira.
-¿Por qué le has dicho eso a Lessy? –me acerco a él cruzando mis brazos. Sube las escaleras y yo lo hago detrás de él.
-Quería molestarla un poco –se encoge de hombros. Sabía yo que no me tenía que hacer ilusiones. Pero algo es algo. No es que sea mala pero me alegro de que se lo dijera.
-Si tú lo dices –le adelanto en las escaleras y cuando estaba en el último SJ tira de mí.
Pierdo el equilibrio y caigo hacia atrás en los brazos de él. Me remuevo para deshacerme de su agarre pero empieza a hacerme cosquillas. De la risa los dos caemos al suelo, más bien a las escaleras. No sé de qué manera pero he acabado entre sus brazos y la barandilla de la escalera. Me mira a los ojos sin dejar de sonreír y se acerca hasta posar sus labios en los míos. Le sigo el beso y cuando nos falta el aire nos separamos. Terminamos de subir las escaleras y vamos a su habitación. Busca ropa en el armario y veo que se dirige al baño. Si lo llego a saber me quedo abajo.
Entra en el baño y deja la puerta entreabierta. Me siento en la cama mientras espero a que se duche. Miro por la ventana y solo veo árboles. La verdad es que da una tranquilidad increíble. Me quito la chaqueta y la dejo en la cama. Me tumbo en ella boca arriba y no me doy cuenta cuando me quedo dormida.
Me mueven y me levanto de golpe. Cuando me doy cuenta de que estoy en casa de SJ le busco y cuando le veo está vestido. Miro el móvil y no tengo nada. Tenía miedo de que Carol me hubiera llamado o mandado un mensaje y no me hubiera enterado. Pero no hay nada.
-Buenas bella durmiente –SJ va al baño a echarse colonia –Nos vamos, tengo que llevarte a tu casa.
-Recuerda que estoy en casa de Carol. No podemos aparecer en el coche los dos en la puerta de mi casa –cojo la chaqueta y me la pongo mientras que SJ coge el móvil. El olor de su colonia impregna la habitación. Me encanta.
-Tranquila, está todo controlado. Vamos –sale de la habitación.
Nos montamos en el coche y no tardamos mucho en llegar a mi zona. SJ me deja a una calle de la mía. Antes de salir del coche SJ me agarra del brazo y tira de mí para besarme. Está cariñoso hoy. Habrá que aprovecharlo. Se separa de mí y sonrío al salir del coche. Cojo la mochila del maletero y me despido con la mano de él; al alejarme escucho el ruido del motor al acelerar.
Cuando llego a casa mis padres y mis abuelos están en el salón hablando. Saludo y subo a mi cuarto. Me pongo mi pijama y me tiro en la cama. No tengo ganas de cenar así que me quedo dormida en cuanto toco la cama.
Buenas! Ya estoy aquí de nuevo. Espero que os guste el capítulo. Gracias por los votos y los comentarios. Seguid así, de esa manera hacéis que tenga ganas de escribir y me motiváis. Un beso enorme, espero que disfrutéis.
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