Capítulo 18.
Viernes
Estoy nerviosa. No sé lo que pasará esta noche y me da miedo. Esta ha llovido mucho, por lo que la nieve que había ha terminado por derretirse. Es un día raro. El cielo tiene un color grisáceo. Las nubes no dejan que se vea el sol y no hace ni mucho frío ni calor. Llamo a Carol para que venga a mi casa. Necesito que me ayude a ver que me pongo.
A los diez minutos, está dentro del vestidor dando vueltas. No sé cómo no se marea. Yo mientras estoy apoyada en el marco de la puerta dando mi opinión sobre lo que coge.
-Demasiado formal –Carol guarda lo que había sacado. Saca otras dos prendas –Demasiado de estar por casa –me vuelvo a quejar. Ya van cinco modelitos rechazados. Me va a mandar a la mierda.
-Tía, eres muy difícil. Ya sé –empieza a rebuscar y saca el definitivo.
Me lo pongo y Carol suspira aliviada. Se tumba en la cama y me mira mientras que me arreglo el pelo y me maquillo.
He quedado con Derian a las 23:00. Para mi madre voy a una fiesta de un compañero de clase. No están en casa, se han ido a ver cómo es la casa a la que nos vamos a ir estas navidades. Así que si llego tarde no pasa nada.
Desde que termino de arreglarme y hasta que Carol que se va estoy un poco más calmada. Pero cuando se va empiezo a pensar demasiado en lo que podría pasar.
Miro la hora y ya son las once menos cinco. Me tiemblan las manos. Ahora sí que estoy nerviosa. Mis piernas flaquean cuando bajo las escaleras, mi respiración está acelerada y no atino a hacer nada bien. Guardo las llaves en la chaqueta junto con el móvil y salgo de casa. Un coche deportivo está aparcado en mi puerta y frunzo el ceño cuando veo a Derian teclear algo en su móvil. Cuando me acerco al coche y abro la puerta guarda rápidamente el móvil y tose como si estuviera ocultando algo.
Me monto en el coche, le saludo con un beso en los labios y nos ponemos en marcha a la carrera. El camino se hace largo y el nudo que tengo en el estómago crece cada metro que avanza el coche. No sé qué haré ni como mantener los nervios. ¿Y si SJ lleva a Lessy? ¿Y si se vuelven a besar delante de mí? Dios, en lo que me estoy metiendo...
Al llegar a la carretera secundaria está llena de gente. Hay coches de todos los modelos y con el capó abierto para presumir de los "retoquitos" que les han hecho. La música que sale de cada coche se mezcla haciendo un ruido ensordecedor.
Derian aparca el coche y sale muy seguro de sí mismo. Imito su gesto y cierro de un portazo. Durante el camino no ha hablado nada y ni siquiera me mira. No sé qué le pasa pero desde que ha guardado el móvil actúa de forma extraña.
Miro a la gente que va de un lado a otro pasando delante del coche de Derian. Se paran, miran, le halagan y se van. Y yo mientras apoyada en la puerta del copiloto de brazos cruzados observando todo lo que pasa a mí alrededor. La gente de repente se aparta y un coche viene hacia nosotros. Al frenar las ruedas hacen un ruido desagradable por culpa del suelo mojado. Sé quién va en ese coche. SJ sale de él y le abre la puerta a Lessy, que sale con un vestido, que más que vestido es una camiseta. Taconazo de quince centímetros y sonrisa de oreja a oreja. Reconozco que el gesto de que le abriera la puerta me ha molestado.
Ella se engancha a su brazo y se acercan a la altura de Derian. Me acerco a este y espero a que hablen. SJ sonríe en mi dirección en forma de burla.
-Cuánto –dice mirando a Derian y poniendo su característica pose con su mano en la barbilla y el codo apoyado en su brazo cruzado. Miro a Derian y frunzo el ceño.
-¿Cuánto qué? –pregunto poniendo mi mano en el hombro de Derian. Este se gira y me mira serio.
-Cuánto dinero apostamos –dice girando la cara hacia SJ –Apuesto 10.000.
-10.000 entonces –estira su mano y estrecha la de Derian. SJ se gira y va a su coche. Entra en él y Lessy se queda apartad junto con las demás personas que están allí.
Derian abre la puerta de su coche y arranca. Me aparto de la puerta en la que estoy apoyada y rodeo el coche. Me agacho a su ventanilla y le deseo suerte. Me sonríe y se va cuando quito las manos del cristal a medio bajar.
Ambos aceleran y se ponen a la misma altura. Lessy se adelanta y se pone entre los dos coches. Coge el pañuelo que lleva en la muñeca y lo levanta. La gente empieza a gritar y se escucha el rugido de los motores. Mis nervios están a flor de piel y cuando Lessy deja caer el pañuelo los dos coches salen disparados.
No sé cuál es el recorrido pero me da miedo. En las curvas se les puede ir el coche y tener un accidente. Solo cierro los ojos e intento respirar más despacio, pero mis pulmones se cierran al escuchar el chirrido de las ruedas en la carretera. Miro al frente y veo unos faros que se acercan cada vez más rápido. Y cuando lo tengo a tan solo unos metros le veo sonreír satisfecho. SJ ha ganado. Detrás viene Derian y cuando frena el coche sale como un loco y se acerca al de SJ. Abre su puerta y le saca de golpe. SJ cambia su cara y sé que está enfadado. Le coge de la camiseta y le echa unos metros para atrás.
-Por casi me matas cabrón –dice Derian volviendo a acercarse. Corro e intento frenarle poniéndome delante de él.
-Nadie dijo nada de no poder desplazar al otro de la carretera –se acerca a él y le encara.
-Eres un hijo de puta –SJ se tensa y cierra los ojos girando la cabeza en otra dirección. Respira pesadamente y se aleja unos pasos.
Y cuando SJ levanta el puño para darle un golpe a Derian escuchamos unas sirenas. La policía está aquí. SJ mira en dirección a las sirenas y se ven las luces intermitentes. La gente empieza acorrer de un lado a otro para meterse en los coches. Intento salir del bullicio de gente y voy hacia un claro. Cuando estoy a punto de llegar alguien me empuja y caigo al suelo. Caigo de lado y cuando intento incorporarme me duele todo. Miro hacia el coche de Derian y veo que ya no está. Se ha ido sin ni siquiera buscarme. Ni se ha molestado en ver si estoy bien, ni siquiera en ver donde estoy. Estoy flipando. Ahora mismo no quiero ni verle ni saber nada de él. Este se va a enterar.
Sentada en el suelo veo unos pies que tropiezan y esquivan gente. Cuando le tengo frente a mí, tira de mi brazo elevándome sin importarle si me duele algo. No sé quién me ha cogido ni quien me lleva sobre su hombro. Me duele la cabeza. Dirijo mi mano al lugar de donde proviene el dolor y al mirar mi mano veo sangre. Mucha sangre. Me empiezo a marear y solo oigo un "Quita de ahí gilipollas" antes de perder el conocimiento.
Me remuevo incómoda. Levanto la cabeza y miro donde estoy. En un coche que va muy deprisa. Intento incorporarme y un fuerte dolor de cabeza hace que lleve las manos al lugar de donde salía sangre. Me están entrando ganas de vomitar y todo empieza a darme vueltas de nuevo. Apoyo la cabeza en el asiento y al ver a la velocidad que pasa todo al mirar a mi derecha me mareo. Miro para el lado del conductor y veo a SJ con la mano derecha en el volante y la izquierda apoyada en su mandíbula.
-¿Dónde vamos? –pregunto llevando mi mano a mis ojos.
-Tranquila. Vamos a un lugar seguro –me mira y sonríe.
Miro para la derecha y cierro los ojos. No sé si me quedé dormida o volví a perder el conocimiento pero cuando desperté ya no estaba en el coche.
Estaba en el salón de una casa que no conocía. Las paredes estaban en tonos grises y blancos. Los muebles eran de la misma gama de colores. El sofá en el que estaba tumbada era de piel blanca. Muy cómodo por cierto. Me incorporo y cuando iba a levantarme SJ aparece por la puerta con un botiquín en las manos. Me mira para que me siente y le obedezco. Me siento en el sofá y SJ se sienta a mi lado.
-Date la vuelta y quítate la chaqueta –dice poniendo sus manos en mis hombros. Hago lo que me dice y me ayuda a quitarme la chaqueta.
Con sus manos todavía en mis hombros hace un leve movimiento para que me gire dándole la espalda. Me coloco y el baja sus manos por mi espalda hasta llegar al final de mi camiseta. La levanta hasta llegar a la parte de mi sujetador e inspecciona por los costados. Toca por el lado derecho y cuando presiona en una zona me remuevo rápidamente y me encojo.
-Perdón. Tienes un moratón bastante grande en el costado derecho –dice acariciando la zona. Miro por encima de mi hombro y le veo observar el recorrido de sus dedos. Se me eriza la piel y se me seca la garganta.
-¿Has terminado ya? –pregunto casi en un susurro. Cierro los ojos fuertemente y miro al frente.
-Voy a echarte una crema que bajará la inflamación.
Quita las manos de mi cuerpo y el frío se instala en el sitio donde antes estaban. Le escucho trastear un poco en el botiquín y cuando termina noto algo muy frío en el costado derecho. Siseo y aguanto las cosquillas que SJ me hace al esparcir la crema. Cuando deja la crema en su sitio, me baja la camiseta despacio y vuelve a poner las manos en mis hombros. Me gira y ahora miro al frente, al mueble en el que está la televisión. Él sigue en la misma postura que antes. Lleva las manos a mi cabeza y empieza a abrir el pelo mechón a mechón hasta que da con la herida. Le miro por el rabillo del ojo y veo como frunce el ceño. Vuelve a buscar algo en el botiquín y esta vez saca agua oxigenada y otro botecito que no sé qué es. Se pone de rodillas en el sofá, cogiendo altura para poder echar bien el agua en la herida. Cuando empieza a entrar el agua en la herida escuece, mucho. Me quejo y cuando presiona con una gasa el escozor se alivia un poco pero no desaparece. Vuelve a echar más agua hasta que limpia la herida completamente. Coge el otro bote, echa un poco en otra gasa limpia y presiona en la herida. Termina de curarme y guarda todo de nuevo. Se levanta del sofá y yo imito su gesto. Al hacerlo me da un leve dolor en la cadera derecha, vaya hostia que me he dado. Ahogo un quejido y le pido la crema que me ha echado en el moratón del costado. Me la da y va a guardar el botiquín. Aprovecho que no está para echármela.
Al terminar cierro el bote y lo dejo encima de la mesita que tengo enfrente.
-¡SJ! –grito pero no recibo respuesta. Vuelvo a gritar y escucho pisadas rápidas.
-Dime –entra en el salón y me mira.
-Ya he terminado con la crema, ¿dónde la dejo?
-Ven –se gira y empieza a andar. Le sigo y salgo del salón para llegar a las escaleras. Sube despacio y le imito sin dejar de mirar todo a mí alrededor. Continúa por un pasillo lleno de cuadros con fotos. SJ con su padre peleando y sonriendo. SJ con un graduado. SJ y una mujer. Me detengo en esta foto. SJ está detrás de la mujer y tiene sus brazos rodeando su pecho y sus manos en sus brazos. Él le está dando un beso en la cabeza y la mujer está sonriendo y agarrando a SJ por los brazos. Tiene los ojos verdes y el pelo rubio. Bastante guapa y se parece a SJ.
-Darlene, vamos –dice dándose la vuelta. Sin darme cuenta estaba pasando los dedos por encima de la foto. Escucho los pasos de SJ y se pone a mi lado. Mira la foto y sonríe con nostalgia.
-¿Es tu madre? –pregunto girándome a mirarle.
-Guapa eh –dice y noto el brillo en su mirada.
-¿Qué le pasó? –y cuando hago la pregunta me arrepiento al ver la tristeza en su mirada.
-Ya tendremos tiempo de hablar de ello –me mira y se gira para seguir andando.
Bajo la mirada y le sigo por el pasillo hasta llegar a una puerta blanca, como todas las que hemos pasado. Abre y es un baño. Es de colores grises y tierra. Bastante grande. Tiene una bañera al lado de una ventana y una columna con baldas donde hay de todo. En el cajón del lavabo, que SJ ha abierto, está el botiquín. Le doy la crema y la guarda en su sitio. Cierra el cajón y al levantarse quedamos de frente. Levanto la cabeza para mirarle y él pone sus manos en mis mejillas y parte de mi cuello. Deja un beso en mi frente y se queda en esa postura unos segundos.
No sé qué hora es. Pero serán las tres o las cuatro de la madrugada. SJ coge mi mano y salimos del baño. Vamos hacia la otra parte de la casa. Bajamos una parte de las escaleras y subimos por la de enfrente, hacia el lado izquierdo de la casa. No me suelta la mano en ningún momento. Pasamos por otro pasillo igual que el otro pero este tiene un recodo a la izquierda, otra vez. Abre la única puerta que hay y entramos en una habitación. Supongo que es la suya. Las paredes siguen el mismo patrón que el salón. Colores blancos y grises en las paredes. Una cama enorme en el centro de la habitación. Con un edredón negro. El cabecero también negro. A los lados unas mesitas de color blanco con dos cajones cada una y encima de ellas un ventanal que va desde el suelo hasta el techo. A mano derecha hay un armario con tres puertas de color blanco y en el medio de ellas una franja negra. Al lado hay dos cómodas blancas con cajones En la parte derecha, al lado de las cómodas hay otra puerta, de color negro esta vez. Supongo que será el baño.
Cuando me doy cuenta SJ está buscando algo en el armario. Me apoyo en una pared y agacho la cabeza. No sé qué hago aquí cuando debería estar en mi casa. Suspiro y niego con la cabeza. Cuando noto un movimiento en mi campo de visión levanto la cabeza despacio y miro hacia SJ. Está con ropa entre las manos y con su mano extendida hacia mí. Me acerco a él lentamente, con miedo. Mi mano toca la suya y la piel de mi nuca se eriza. Cierro los ojos y respiro lo más tranquila que puedo.
-No sé si esto te valdrá, pero es más cómodo que lo que llevas –estira su otra mano, de la que cuelgan un pantalón de chándal gris y una camiseta blanca básica.
-No hace falta SJ, estoy bien –digo negando con la cabeza. Aprieta la mano que tengo en la suya y cuando la abro pone la ropa encima. Me mira y me hace un gesto hacia la puerta negra. Resoplo, ruedo los ojos y con pesadez me alejo de él y voy a la puerta.
Lo que suponía, el baño. Me detengo a observar todo. La bañera está a la izquierda. Al lado una ducha. De frente un ventanal que va desde la mitad de la pared hasta el techo. A la derecha está el lavabo con cajones debajo y encima hay un espejo grande. Al lado otra columna con baldas y al lado de la pared el váter. Dejo la ropa en el lavabo y miro por la ventana. Espero que no se vea nada desde el exterior. Me fijo en lo poco que la noche me deja ver. Solo hay árboles y más árboles. Parece que estuviéramos en medio del bosque.
Me acerco al lavabo y me quito la ropa poco a poco ya que me duele todo el cuerpo. Me pongo el pantalón del chándal y parezco un fantasma. Cogemos dos Darlenes aquí dentro. Cojo la camiseta, me la pongo y cuando me miro al espejo me empiezo a reír. Parezco un fantasma, me sobra tela por todos lados. Pero una mujer siempre va preparada. Cojo la goma que llevo en la muñeca izquierda y hago nudo en la cinturilla del pantalón. Coloco la goma y al menos ya no se me cae. Menos mal que lleva un puño abajo. Cojo tela de atrás de la camiseta y hago un nudo. Me queda más corta por la espalda. Lo meto para adentro para que no se vea y ahora sí, ya no parezco un fantasma.
Salgo del baño y SJ está mirando por la ventana. Tiene el brazo derecho apoyado en la esquina de la venta y la cabeza apoyada en este. Cuando dejo las zapatillas al lado de la cómoda y la ropa encima de la cama me mira. Sonríe y se acerca.
-No te queda tan mal –pone sus manos en mi cintura.
-He tenido que hacerle unos pequeños arreglos. Eres muy alto y muy grande –le miro desde abajo. Sus manos están en el trozo de piel que queda al descubierto debido al nudo de la camiseta.
-¿Grande en qué sentido? –pregunta acercándose a mí. Le doy un golpe en el brazo y nos empezamos a reír.
Sube las manos hasta llegar al nudo de la camiseta y lo quita. Sacude un poco la camiseta y se separa para mirarme.
-Me gusta cómo te queda mi ropa.
-Parezco un fantasma SJ –hago amago de volver a hacerme el nudo en la camiseta y coge mis brazos inmovilizándome.
Levanto la cabeza y tengo su cara a escasos centímetros. Muevo la cara y el hueco entre su cuello y su hombro está en frente de mí. Él tiene la cabeza agachada y noto su respiración en mi oreja. Se me seca la garganta y trago fuerte. Huele tan bien que tengo que buscar algo en lo que centrarme para dejar de pensar en su olor. Tira de mis brazos, juntándolos, haciendo que mire hacia arriba y así dejar mi cuello a su alcance. Inspira profundamente y deja un beso a la altura de mi oreja. Me suelta lentamente y cuando lo hace muevo mis hombros. Se separa de mí y va a la cama. La abre y coloca los almohadones.
-Túmbate, debes estar cansada –coloca el último almohadón y va al armario. Con inseguridad me acerco a la cama y me siento. Le observo rebuscar entre las baldas del armario y sacar un pantalón parecido al que me ha dejado a mí.
Va al baño y tras unos minutos escucho el agua correr. Me acomodo en un lado de la cama y cuando ya tengo la postura cogida SJ sale del baño con una toalla al cuello y los pantalones puestos. El pelo lo tiene mojado. Se sienta en el otro lado de la cama dándome la espalda. Mira algo en su móvil y después lo deja en la mesita. Deja la toalla en el baño y cuando vuelve coge el móvil y se encamina a la puerta.
-¿Te vas? –pregunto incorporándome en la cama.
-Sólo voy a la habitación de al lado –dice girándose y sonriendo.
Asiento y decepcionada me vuelvo a tumbar en la cama. SJ abre la puerta y tras susurrar un "buenas noches" cierra tras él.
Después de haberse portado tan bien este tiempo se va y me deja sola. Eso demuestra que no le importo. Soy gilipollas al creer que hacía esto porque sentía algo pero ya veo que no. Lo habrá hecho por pena. O por quedar bien con mis padres. Al menos ha hecho más que Derian. Hablando de Roma. Miro mi móvil que está en la mesita de al lado y miro los mensajes.
Derian:
"Darlene, estas bien? He tenido que salir corriendo. Lo siento"
"Estás en casa??"
"Darlene contéstame"
"Joder Darlene. Dime dónde estás. Necesito hablar contigo y explicarte el por qué he tenido que salir corriendo"
"Darlene me estoy poniendo nervioso. Contesta"
Este último ha sido hace diez minutos. Paso de hablar con él. Ahora no quiero hablar con nadie. Ni con él ni con SJ. Solo quiero dormirme y descansar aunque sea un poco. Estoy cansada de todo ya.
Aquí estoy de nuevo amores. Espero que os guste. No sé cuando podré subir el siguiente ya que tengo tres exámenes para la semana que viene y estoy hasta arriba con trabajos y demás. Espero que me entendáis. Como siempre os pido, votad y comentad amores míos. Nos leemos pronto!
Besos.
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