Capítulo 17.
Los días de la semana pasan y ya estamos a viernes. Con todo el lío de lo de la casa rural estamos que no paramos. Esta tarde, a eso de las seis y media, viene Carol a convencer a mis padres para que me dejen ir con ella a la casa del lago. Mientras voy viendo montándome la película para terminar de convencerles. Tengo que contarle lo de mis estupendas vacaciones con SJ. No sé cómo me las apañaré.
Cuando viene Carol, nos cuesta sudor y lágrimas el convencerles pero al final lo conseguimos. Vamos corriendo arriba para hacer la maleta, ya que son las 19:30 y me quedaré a dormir a su casa para irnos ya directamente allí mañana temprano.
Vamos al vestidor y saco una mochila considerablemente grande para que me quepa la ropa para dos días. Aunque me llevaré dos o tres conjuntos y el pijama. Más el neceser con todo lo que necesito. Vamos, que en la mochila me coge todo de sobra.
-Tía, va a hacer frío, ¿no? –pregunto mirando todo lo que tengo.
-Pues supongo. Ya sabes que vamos a entrar en noviembre y que a estas alturas hace frío en casi todos los sitios –dice a mi lado y con los brazos en jarras –A ver que encontramos por aquí –empieza a rebuscar en las baldas y las perchas.
-A ver, me llevo dos pantalones vaqueros, dos camisetas básicas de manga corta, dos largas y dos sudaderas. Ah, y la chaqueta.
Cojo todo y lo voy doblando para meterlo en la mochila.
-Llévate un pijama calentito de esos que tanto me gustan –dice a mi lado.
-Está bien –digo alargando la última palabra.
Lo meto todo en la mochila y después voy al baño a por todo lo que necesito. Cuando lo guardo todo me siento en la cama a hablar con Carol.
-¿A que no sabes con quién voy a pasar las vacaciones de Navidad? –le digo mirándola a los ojos.
-Ilumíname –me mira y resopla.
-SJ y su padre –suelto así como si nada.
-¿Qué dices? –abre los ojos lo más que puede –¿Cómo? ¿Cuándo ha pasado eso? –pregunta sin entender nada.
-Esta tarde. Van a alquilar una casa en la montaña y vamos a ir todos. Mis abuelos, mis padres, SJ su padre y yo. Se me van a hacer eternas estas vacaciones. Si no mato a SJ será un milagro. Además, no creo que traiga a nadie, y mucho menos a Lessy –digo con cara de asco y con voz burlona.
-Supongo que no lo hará por respeto a tus padres y tus abuelos –dice Carol pegándose a mí.
-Si es que tiene respeto a alguien –digo más para mí que para ella.
Y este último comentario lo dice mi parte dañada por él. Esa que descubrió que jugaba a dos bandas. La que vio cómo besaba a otra delante de mí.
Me levanto de la cama y cojo las cosas para bajar e irnos a casa de Carol. No vive muy lejos pero el camino se me va a hacer largo y más con todo lo que llevo.
Cuando llegamos a su casa, saludo y voy a dejar todo en su cuarto. Bajamos y cenamos mientras que hablamos de todo y de nada a la vez.
Al día siguiente nos levantamos pronto y llegamos a la casa en dos horas o así. Dejamos las cosas en la habitación de Carol y nos bajamos un rato a andar por la orilla del lago. Le cuento todo a Carol, con pelos y señales y me desahogo con ella. Estoy en un lío tremendo. No dejo de pensar en SJ y a la vez estoy con Derian. No quiero dejarle, pero siento que no estoy con él por quererle de la misma manera en la que él lo hace.
-Vamos arriba, hay que colocarlo todo y después nos ponemos a ver la maratón de pelis que tenemos pendiente –dice Carol subiendo las escaleras delante de mí.
Una vez en la habitación empezamos a colocarlo todo y a cambiarnos de ropa por algo más cómodo. Cuando terminamos vimos unas dos películas y después bajamos a comer. La madre de Carol hace unos macarrones gratinados que están para chuparse los dedos. Carol y yo limpiamos toda la cocina y después nos subimos para su habitación.
-No sé qué voy a hacer –me tumbo boca arriba en la cama. Carol hace lo mismo a mi lado.
-Yo sí sé lo que vas a hacer. Vas a ver qué pasa con Derian y a ver si logras olvidarte de SJ. Ese chico no me gusta nada. Además su mundo no es como el nuestro. Nosotras no estamos de pelea en pelea para ganar dinero y mucho menos en el mundo del tráfico de drogas –dice ella muy seria incorporándose.
-Lo sé, pero tiene algo que no sé. No sé si será porque le vi con la rubia o porqué, pero le echo de menos. Y tampoco quiero demostrárselo porque sabrá que me tendrá ahí en cualquier momento nada más chascar los dedos –suspiro y la miro.
No lo aguanto más y me echo a llorar. Carol me abraza y me agarro a su brazo tratando de calmar el llanto.
-Lo mejor será que te olvides de él. No sabemos nada de él Darlene. No sabemos por qué ha vuelto al pueblo. A lo mejor ha matado a alguien y está aquí para que no le encuentren. Yo soy tu amiga y te voy a decir lo que pienso y lo sabes –me incorporo y seca mis lágrimas.
-Lo sé. Tengo miedo amiga –digo mirando mis manos que no han parado de sudar desde que empecé a hablar con ella –Tengo miedo de caer y no saber cómo salir. De jugar con fuego y acabar más que chamuscada. De terminar enamorada de él. Intento ser como soy siempre. Pero me saca de quicio y no puedo.
-Inténtalo. Intenta ser fría con él. Así a lo mejor dejará de ir detrás de ti.
-No lo sé.
El fin de semana se me pasó volando y a lo tonto ya estamos en noviembre. Ya hace frío y hay un poco de nieve en las calles del pueblo. Me encantan estos días.
Al llegar a casa dejo la maleta en la habitación después de sudar a mis padres y pongo una lista de reproducción para deshacerla y colocar todo. Cuando termino me pongo un rato con el móvil y veo que tengo un mensaje de un número desconocido.
"Ya has llegado de tu finde en la casa del lago de Carol? Espero que lo hayas pasado bien. Nos veremos por ahí fierecilla sin domar.
SJ"
Juro que me iba a dar algo hasta que llegue al final del mensaje. Pero ¿cómo coño ha sabido que me he ido este finde? Que yo sepa no le he dicho nada. A no ser que...
-¡MAMÁ! –grito mientras que bajo las escaleras.
Al llegar a la cocina me la encuentro haciendo un bizcocho de limón.
-¡No grites! ¿Qué quieres? –saca la bandeja del horno y la deja en la encimera.
-¿Tú le has dicho a SJ dónde he estado este finde? –pregunto mirando cada movimiento que hace.
-Sí. Estuvo aquí ayer por la noche cenando con su padre. Me dijo que le diera tu número que tenía algo que decirte. ¿Ya te lo ha dicho?
-Sí –miento –Vale, pero la próxima vez avísame antes de darle mi número a alguien. Me he dado un susto increíble al pensar que había vuelto a dar conmigo...
Me corta antes de que siga. Se acerca a mí y coge mis manos entre las suyas.
-Jamás dejaré que nada te pase. Te lo prometo. No te pasará nada.
Suspiro y dejo un beso en las manos de mi madre antes de separarme de ella y dirigirme otra vez a mi cuarto.
Decido responderle al mensaje.
"Llegará el día en que dejes de acosarme?? Lo digo para denunciarte o no"
Espero a que responda y a los minutos el tono de notificación suena.
"Ten cuidado Darlene. El juego te puede salir mal. Has dejado de echarme de menos?? Sé que tienes ganas de verme, no lo niegues"
"No te lo niego, tengo ganas de verte pero para decirte que antes de echarte de menos prefiero torturarme lentamente hasta morir entre terribles sufrimientos"
"Tan dramática como siempre. Por cierto, dile a tu novio que le voy a machacar en la carrera del viernes. Espero verte allí y demostrarte quién es el que manda nena"
¿Carrera? ¿El viernes? Derian no me ha dicho nada. A lo mejor será que me lo querrá decir en persona. Pero no me gusta nada que lo haga.
"Nos vemos el viernes. No seas tan egocéntrico. Te lo tienes muy creído. A ver quién machaca a quién el viernes. Suerte. Nos vemos entonces prepotente"
Dejo el móvil en la mesilla y me pongo a leer. Pero como siempre termino pensando en él. Y no deberá ser así pero una no elige por quién siente las cosas. Porque hasta la cosa más insignificante, como un sándwich de nutella, me recuerda a él.
El despertador suena recordándome que ya es lunes. Lo único bueno de este día es que está nevando. Me levanto de la cama y me ducho rápidamente. Me pongo unos vaqueros, una camiseta de tirantes, una de manga corta y una sudadera calentita. Mis playeras y mi pelo suelto. Bajo a desayunar y mis padres ya no están. Se habrán ido al trabajo. Salgo de casa y me cuelgo la mochila a la espalda para esperar a Derian. Cuando veo su coche ajo las escaleras del porche y me encamino al coche. Hoy vamos a pasar a buscar a Carol a su casa.
-¿Qué es eso de la carrera el viernes? –pregunto apoyando el brazo derecho en el cristal de la ventanilla. Se tensa y su respiración se hace más pesada.
-¿Quién te lo ha dicho? –pregunta molesto. Se remueve en el asiento.
-Eso no importa. ¿Para qué vas a correr? –frunzo el ceño y le miro. No me mira.
-Es la revancha por lo de la pelea. Voy a correr con SJ para zanjar el tema con él. Va a ser por una de las carreteras secundarias que ya están cerradas.
-¿Y cuándo me lo pensabas decir? –digo enfadada. Tenerme que enterar por SJ no ha sido muy agradable.
-Pues pensaba decírtelo hoy. En persona –dice inquieto.
-Pues menos mal. Desde ya te digo que voy a ir contigo a esa carrera. Y me da igual que te niegues, voy a ir sí o sí –me giro para mirarle y está sonriendo.
-Por mí perfecto –aparca al lado de la casa de Carol y esta entra en el coche dando los buenos días.
Al llegar al insti nos bajamos Carol y yo mientras que Derian va a aparcar. Le cuento lo del número de los mensajes de ayer a Carol y esta se queda muerta. Me aconseja que le ignore y que tenga cuidado el viernes con él.
La verdad es que me da miedo la carrera. Si con las manos casi mata a Derian, con el coche puede que lo consiga. Solo espero que no les pase nada. Ni a SJ ni a Derian.
Buenas! Amores, ya estoy aquí! *Lloremos* Después de un tiempo ya tengo ordenador y he podido escribir, al fin. El capítulo es un poco (bastante) corto pero prometo subirlos más largos. Además ahora estoy con exámenes y eso y no podré subir tan seguido como antes. Me vais a matar, i know. Espero que os guste el capítulo y que comentéis y votéis como siempre. Gracias por todo, os quiero!
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