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Capítulo 13.

Suena el timbre y sé quién es. Abro y veo a Carol con una bolsa con comida.

-¿Qué haces con eso? –pregunto intentando ver que hay en la bolsa.

-Hoy va a ser un día largo –entra en casa y se sienta en el sofá.

La sigo mientras que niego con la cabeza y sonrío. Me siento a su lado y cojo un cojín poniéndolo en mi torso y abrazándolo.

-A ver, por dónde empiezo –resoplo.

-Por el principio hija mía –me dice obvia.

-A ver...

Después de contárselo y de habernos comido una bolsa de palomitas de colores, Carol me mira boquiabierta. También le conté las veces que nos besamos y todo lo que pasó. Le conté mi "historia" con SJ.

-Vives en una película. SJ es un poco hijo de puta. Liarse contigo, teniendo novia, y encima luego liándose con ella delante de ti. Eso no es de ser hombre. Me da igual que no te hubiera visto. No tendría que jugar a dos bandas. Dios, te juro que lo odio.

-Eso mismo pienso yo. Pero conmigo lo va a tener claro. No sabe con quién se ha metido. Tú ya sabes cómo me las gasto cuando alguien me hace daño. Si quiere jugar, jugaremos los dos –sonreí y miré a Carol.

-Me das miedo, pero yo encantada de la vida en que le des su merecido. Nadie juega contigo.

Después de seguir hablando durante un largo rato Carol y yo decidimos hacer la comida y terminamos haciendo pasta. La preferida de las dos. Estuvimos comiendo mientras que veíamos una serie y comentándola. Y justo después de terminar de comer, la llama su madre porque le han traído a sus primos. Así que aquí me encuentro, sola en mi habitación y con el ordenador. Escuchando música y mirando cosas por internet.

Llaman a la puerta y me extraño al ver que solo son las dos y media de la tarde y mi madre no llega hasta tarde. Mi padre se supone que vendrá tarde también. ¿Quién podrá ser? Bajo las escaleras y abro sin tan siquiera mirar por la ventana. SJ está cabizbajo y cuando me mira intento cerrarle la puerta en las narices. Pero al tener él más fuerza que yo termina por abrirla casi de par en par.

-¿Qué coño haces tú aquí? –le pregunto con mala cara.

-Necesito hablar contigo. ¿Puedo pasar? –me mira a los ojos.

-No. No tengo nada que hablar contigo, así que date la vuelta, mete tu puto culo en tu bonito coche y hasta nunca. Gracias –intento cerrar la puerta otra vez pero pone su mano haciendo que suene un ruido seco –¿Siempre eres tan pesado? Que no quiero hablar contigo, no quiero saber nada de ti ni de tu vida, no me interesa. Corre y ve a liarte con tu novia la Barbie, seguro que es más entretenido –le hago una mueca e intento cerrar otra vez la puerta.

-¡Joder Darlene! Necesito hablar contigo. Ya te dije que ella no es mi novia. Déjame pasar y explicarme –¿quiere explicarse? Adelante, que lo haga.

-Pasa –entro en casa y él cierra la puerta detrás de sí.

Voy al sofá y me siento en frente de él. Enarco las cejas y hago un gesto con mi mano para que empiece a hablar. SJ apoya los codos en las piernas y empieza a frotarse las manos. Mira al suelo durante un rato hasta que se decide a hablar.

-Lessy no es mi novia, es una chica que conozco desde hace tiempo.

-Bueno, la Barbie al fin tiene nombre. ¿Y quién es? ¿A la que recurres cuando tienes ganas de desahogarte? ¿Con la que descargas todo lo que no puedes en el círculo? Me alegro por ti.

-Darlene, si no te dije a ti lo de la pelea fue porque no quería meterte en esta mierda ¿vale? No quería que entraras en este mundo de las peleas y toda la mierda en la que yo estoy metido. Lessy no significa nada para mí, nada –me mira a los ojos –Me hubiera gustado que fueras tú la que estaba ahí, esperándome. Te juro que cuando te vi con el gilipollas ese quería matarle. Cuando le tuve debajo de mí no podía parar de golpearle. Recordaba el beso que te dio, la forma en la que te sonreía, la forma en que te abrazó y no pude parar –mira al suelo con los ojos abiertos, recordando todo –Hasta que tú me empujaste –me mira a los ojos.

-¿Has terminado ya? No tengo ganas de escucharte. Pero antes de que te vayas te voy a dejar las cosas claras. Tú empezaste con todo esto. Dices que no me llevaste porque no me querías meter en esa mierda, y yo digo que eso es mentira. No me llevaste porque para ti solo soy una niñata de 17 años que no sabe nada de la vida. Hiciste bien en llevarte a Lessy –suelto su nombre con asco –Te aseguro que sé mucho sobre esta mierda de las peleas. No me conoces, no sabes nada de mí ni yo de ti. Tú empezaste con el juego y te aseguro que yo también sé jugar –me incorporo acercándome a él adoptando su misma postura. Apoyo mis brazos en las rodillas y dejo caer las manos –Ahora, si no te importa, tengo que ir a prepararme ya que Derian está esperándome. E imagino que tú tendrás que ir a casa de Lessy, así que no te entretengas, es más, te acompaño a la puerta.

Me levanto del sofá y SJ sigue sentado. No ha dejado de mirarme con asombro desde que he hablado. Se frota las manos en los pantalones y se levanta. Voy a la puerta, la abro y le hago un gesto para que salga. Cruza el umbral de esta y abre la boca para decirme algo, pero tarde, ya le he cerrado la puerta en las narices.

¿Por qué me viene ahora con estas? No lo entiendo. No necesito ninguna explicación. Me ha quedado todo claro. Para él no soy nadie y él para mí tampoco. ¿Por qué siempre tiene que aparecer para joder todo?

Subo a mi habitación y cojo el móvil. Marco el número de Derian y espero a que responda. Tras dos toques, su voz suena al otro lado.

-Pensaba que ya no llamarías y que lo de la nota era para quedar bien. Pero veo que eres una chica de palabra.

-Yo lo que digo lo cumplo –sonrío –¿Qué tal vas? ¿Te duele?

-Sinceramente, el cuerpo lo tengo en la mierda. Me duele desde la primera pestaña hasta la última uña del pie. La cara ya no está tan hinchada y el morado ya no alarma tanto.

-¿Estás ya en casa? –me muerdo una uña. ¿Por qué estoy nerviosa?

-Sí, he venido hace unas dos horas. He mentido a mi madre. Para ella he tenido una pelea con tres tíos que intentaban robarme.

-Menos mal que me has avisado, porque a saber que la hubiera inventado yo cuando fuera a verte –me río.

-¿Vas a venir? –pregunta rogando.

-Si no quieres no. Te voy llamando y me vas contando –sonrío al esperar a que conteste.

-No no, quiero que vengas.

-Estoy allí en un rato.

-Vale, nos vemos.

Cuelga y subo a ponerme algo decente con lo que aparecer por casa de Derian. En mi habitación me pongo unos vaqueros y una sudadera. Las playeras y me peino. Me hago una coleta medio deshecha y cojo la mochila. Meto mis cosas mientras que bajo las escaleras y salgo. Reviso que la puerta esté bien cerrada. Cuando bajo las escaleras, el coche de mi padre está aparcado justo delante. Miro la hora y son las cuatro menos cuarto. Mi madre estará al caer también. Saludo a mi padre y a Alfred.

-¿Dónde vas cielo? –pregunta mi padre extrañado.

-Oh, a casa de un amigo. Está malo y voy a ver qué tal ha pasado la noche –miro a Alfred que no aparta la mirada de mí. No estoy mintiendo, solo oculto los motivos por los que está así.

-Darlene, SJ viene a por mí ahora, si quieres te acercamos –escuchar su nombre hace que se me erice la piel. No le quiero ver, no después de nuestra "discusión" –¿Estás bien?

-Sí, tranquilo. Voy en autobús, así me despejo un poco. No se moleste. Muchas gracias.

Tomo la calle que lleva a la parada del autobús más cercana y antes de cruzar la carretera SJ pasa con el coche a toda prisa. Ni siquiera me ha mirado y lo agradezco.

Me pongo los auriculares y me siento al final, como hago siempre. Pongo la primera lista de reproducción que pillo y cierro los ojos por un momento. No se escucha nada más que la música y el murmullo del motor del autobús.

Tras una media hora o tres cuartos de hora llego a mi destino. Bajo y me dirijo a la casa de Derian. Juraría que el camino en coche era más corto.

Distingo la gran casa de Derian a unos metros. Su coche está aparcado justo delante de esta. Entro en el jardín y recorro el caminito de grava que hay. Toco al timbre y Ashton me recibe con un abrazo.

-Hola cielo. ¿Qué tal? Derian está arriba. El pobre está hecho un desastre. Ayer le intentaron robar y ha terminado con la cara multicolor y el cuerpo magullado.

-Algo me ha contado. Vengo a ver qué tal va. ¿Está en su habitación?

-Sí, ya sabes dónde está. Si necesitáis algo estoy en el jardín trasero con Noa.

-Muchas gracias Ashton.

Me dirijo a las escaleras y las subo lo más rápido que me permite la rodilla. Recorro el pasillo hasta que veo la puerta de Derian y doy tres toques. Espero una respuesta y al ver que tarda voy a dar otros tres toques pero la puerta se abre dejando ver a un Derian sin camiseta y con unos pantalones holgados del chándal. Me mira y sonríe. Le devuelvo el gesto y abre la puerta de par en par y me deja entrar en su habitación. Cierra la puerta detrás de él y se apoya en ella. Me mira sin dejar de sonreír.

-Hola –dice con una sonrisa picarona en su cara. Se acerca poco a poco a mí y sonrío.

-Hola –digo casi en un susurro porque le tengo lo bastante cerca como para que me oiga.

Se acerca a mí, tanto que noto sus piernas pegadas a las mías. Pone sus manos en mis mejillas y acerca su cara a la mía. Junta nuestras narices y roza sus labios con los míos. Suspiro y me alejo de él. Me dirijo a la ventana que da a un lateral de la casa y acaricio el marco. Escucho las pisadas de Derian y sé que se ha sentado en la cama. Me giro y le miro. Está mirándome con atención. Me pongo nerviosa y me apoyo en el marco de la ventana. Me cruzo de brazos y miro al suelo.

-Ven aquí –dice Derian dando unos golpes en la cama. Le miro dudosa –Tranquila, no te voy a hacer nada.

Dudo unos segundos y me dirijo a la cama. Me siento a su lado y se gira para mirarme. Le miro y me sonríe.

-Gracias. Por haberme llevado al hospital, por pasar toda la noche en vela, por molestarte en dejarme una nota de "despedida" –hace el gesto con los dedos –Gracias.

-No tienes por qué darlas. Sería de muy mala amiga dejarte ahí tirado y no avisarte de que me iba –me fijo en que ya no tiene la cara hinchada –¿Te duele mucho? –miro el moratón de su cara.

-No, solo cuando me toco. Lo que si me duelen son los costados. Tengo algunos moratones por el abdomen. Mira –se levanta y va señalando los moratones uno a uno –Pero en unos días no tendré nada. O al menos eso espero.

-¿Te han mandado algo? Alguna pomada o pastillas o algo, no sé.

-Sí, unas pastillas cada ocho horas, que por cierto están malísimas –se ríe.

-Las mías de la rodilla también están malísimas. Pero ya no me duele tanto como al principio –río.

Derian me mira debatiéndose algo y termina por lanzarse a besarme. Es un beso casto que no me esperaba para nada. Le sigo el beso y apoyo mis manos en su cuello. Pasa sus manos por mi cintura y me acerca a él. Me dejo guiar por él. Muerde mi labio inferior para que abra mi boca. Lo hago y esta vez el beso sí que va con lengua. Escucho nuestras respiraciones y el latido de mi corazón acelerado. Noto cómo bombea en mi pecho. Bajo la mano hasta el pecho de Derian y lo noto igual que el mío. A una velocidad increíble. Por falta de aire nos separamos. Derian tiene los labios hinchados y rojos. Los ojos los tiene más oscuros y su mirada es lujuriosa. Cierra los ojos intentando calmar su respiración y los abre de nuevo. Me mira esperando a que le diga algo.

-Derian –no me deja hablar ya que me interrumpe.

-Lo sé, ha sido muy precipitado, pero tenía que hacerlo. Te tenía delante y no me pude resistir. Dios Darlene. No dejo de pensar en ti desde el día que estuviste en esta misma habitación. Y lo siento, pero tenía que hacerlo. Tenía que besare para dejar de torturarme por las noches pensando en ti.

-Yo... Derian, no sé qué decir.

-No hace falta que digas nada. Entiendo que no quieras ni mirarme a la cara pero tienes que entenderme. Lo siento.

Es una locura lo que voy a hacer pero en este momento me da igual. Me lanzo y esta vez la que le da el beso soy yo. Esto es justo lo que necesitaba para olvidarme de SJ. Sé que soy una egoísta por pensar solo en mí y una mala persona por utilizar a Derian de esta manera, pero puede que esto sea la solución de mis problemas.

He vuelto! Hacía mucho que no subía y seguro que os hubiera encantado matarme. Pero ya estoy aquí. He estado una semana fuera, por lo que no pude escribir nada. Espero que os guste el capítulo. Votad y comentad mis amores. Me alegráis con cada comentario y me animáis a que siga escribiendo. No me enrollo más. Un beso! 

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