Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11.

Bajo a la entrada a recoger la ropa que había dejado, pero mi madre se me ha adelantado. Voy al salón y pongo la tele. SJ pasa delante de mí y se sienta a mi lado. Se cruza de brazos durante un buen rato, pero finalmente pasa un brazo detrás de mi cabeza poniéndolo en el respaldo del sofá. Se acerca más a mí y me mira. Yo no giro la cabeza y hago como que sigo buscando un canal en el que echen algo decente. Pone sus labios en mi cuello y deja un beso. Va al lóbulo de mi oreja y me susurra algo que hace que me hierva la sangre. "Te tengo medio domada fierecilla"

Giro mi cabeza para mirarle y le tengo muy cerca. Pongo mala cara y él se empieza a reír.

-Un día te dije que te iba a enseñar la trayectoria de mi boca a la tuya, y creo que lo he hecho más de una vez -dice acercando su cara a la mía.

-Ah, ¿sí? -pregunto frunciendo el ceño.

-Sí, pero si quieres te la enseño de nuevo -acerca su boca a la mía y antes de que me bese, me levanto del sofá.

-No lo veo tan claro eh -me dirijo a la cocina.

Sé que viene detrás de mí, el parqué del suelo suena demasiado.

-¿Qué tal lo del local que supuestamente yo había desmantelado? -le pregunto con retintín.

Me giro a mirarle y tiene su mandíbula tensa.

-Ya está todo arreglado. Qué pasa, que quieres formar parte también, ¿no? -pregunta mirándome y dejando asomar una media sonrisa.

-Ni loca formaría parte de esa mierda -me alejo de él.

-Si fuera la única salida que encontraras a tus problemas, lo harías -baja su cabeza. Su tono muestra anhelo.

Mira un punto fijo y no dice nada. Quisiera saber qué piensa, pero sé que no me lo va a decir.

Se levanta y sin decir nada se va. No entiendo nada. Intento seguirle, pero al llegar al porche, a él le ha dado tiempo de entrar en el coche y ponerlo en marcha acelerando demasiado. Cuando llega al final de la calle veo que gira a la derecha. Me meto en mi casa y me siento en el sofá con las piernas encogidas y los brazos rodeándolas.

Escucho el movimiento de las llaves dentro de la cerradura y me incorporo. Mis padres entran y dejan la comida encima de la mesa.

-Vamos cariño, que la comida está aún caliente -dice mi madre dejando la chaqueta encima del sofá.

-No tengo hambre, voy arriba -me levanto del sofá y mi padre me mira.

-¿Y SJ? -pregunta con el ceño fruncido.

-Se ha ido, no se encontraba bien -y otra vez mintiendo por él.

-Bueno, pues te guardaremos la comida en la nevera para cuando quieras comer -dice mi madre empezando a sacar las cosas.

-Vale.

Subo las escaleras y llego a mi cuarto. Me tumbo en mi cama boca abajo y empiezo a darle vueltas a las cosas.

¿Por qué se habrá ido así? ¿Habré dicho algo malo? ¿Algo que le moleste? Dios, con este chico nunca se sabe lo que puedes y lo que no decir. Cada dos por tres coge y se va sin dar explicaciones ni nada. No se le puede decir ni preguntar nada.

No paro de dar vueltas en la cama y de tener una sensación rara en el estómago. Como si estuviera nerviosa. Me levanto de la cama, me pongo mis adidas, una sudadera y bajo al salón.

-Mamá, voy a salir a dar una vuelta -voy a la entradita y guardo las llaves en el bolsillo de la sudadera. Me coloco y abro la puerta.

-Ten cuidado -grita mi madre antes de que la cierre.

Me quedo un rato en el porche mirando a un lado y a otro mientras que me coloco los auriculares. Bajo las escaleras y llego a la carretera. Empiezo a andar y pongo música. Ando al ritmo de la canción que está sonando. Llego a la plaza del pueblo y tiro por una calle. Mirando al suelo me doy cuenta de que llevo desabrochado el cordón del pie izquierdo. Me agacho a colocármelo cuando siento un golpe seco en el costado izquierdo. Pierdo el equilibrio y caigo al suelo. Y a la vez, un cuerpo grande y tonificado lo hace encima de mí. Yo estoy boca arriba y el chico tiene su cara encima de mi abdomen. Mira hacia arriba encontrándose con mi cara y me pierdo en esos ojos verdes. Lleva una sudadera gris y los pantalones del mismo color. Mechones de pelo se escapan de la capucha de la sudadera y gotas de sudor corren por su frente. Miro sus labios, tan carnosos y apetecibles. Darlene contrólate.

Se incorpora colocándose la ropa y sacudiendo sus pantalones. Yo me coloco y miro mi rodilla derecha. Tengo un raspón y me escuece. No puedo moverla bien. Me quejo de la quemazón que siento y veo una mano aparecer frente a mí. Miro hacia arriba y veo a SJ sonriendo. Le miro mal y esquivo su mano para levantarme. Lo hago, pero la rodilla me duele muchísimo. Creo que me la he doblado y al echar mi peso y el de SJ encima me la he jodido.

-¿Estás bien? -pregunta.

-No. Adiós -le esquivo y me doy la vuelta para irme.

Me coge de la mano y tira de mí. Al hacerlo, la rodilla me falla y caigo al suelo de espaldas. Me quejo del golpe. Me ha dolido. SJ tira de mi brazo para levantarme y me pega a su cuerpo.

-¿Siempre eres tan bruto o solo cuando te aburres? -pregunto separándome de él.

-¿Qué te pasa? -pregunta con enfado.

-Qué te pasa a ti. No se te puede preguntar nada, no se te puede decir nada... Estás insoportable chico. Búscate a alguien que te aguante, será lo mejor para todos.

-¿A qué viene eso? -pregunta ahora con el ceño fruncido.

-Tú sabrás. Ah, y gracias por el golpe.

Me voy de allí dejándole con la palabra en la boca.

No puedo mover bien la rodilla y a cada paso que doy veo la estrellas, la galaxia entera y más allá. A duras penas llego a la plaza otra vez. Busco con la mirada un bar y me acerco a pedir un poco de hielo. El chico de la barra, muy majo por cierto, me da unos cuantos cubitos envueltos con un trapo seco. Le sonrío y le doy las gracias. Me pongo el hielo en la zona, ahora hinchada, de la rodilla y siseo del dolor. Me dejo el trapo ahí hasta que el hielo se derrite. Y mientras que esperaba a que cesara un poco el dolor el chico de la barra me ha invitado a una coca cola. Lo que yo decía, muy majo el chiquillo.

Al ver la hora en mi móvil me levanto dejando el trapo mojado en la barra y diciéndole al chico de la barra que gracias por todo. Salgo del establecimiento y me encuentro otra vez con SJ. Este chico me persigue. Bufo, pongo los ojos en blanco y hago como que no le he visto caminando hacia otro lado. Le escucho que me grita y me hago la desentendida. Intento acelerar el paso pero me duele la rodilla. Siseo otra vez del dolor y hago una mueca. Me agacho y froto la zona que me duele. SJ se pone detrás de mí y aprovecha que estoy en esa postura para poner uno de sus brazos detrás de mis rodillas y otro en mi espalda, cogiéndome como si fuéramos recién casados.

-Bájame -le digo removiéndome en sus brazos.

-No puedes ni dar un paso. No pienso bajarte.

-Oh, espera, creo que ya sé de quién es la culpa de lo que me pasa. Ah sí, de ti -le clavo el dedo índice en su clavícula.

-Si no te pusieras en el medio... -le corto antes de que siga.

-Si miraras por donde vas...

-Vamos, ahora estoy intentando enmendar mi error.

-Pues no lo estás haciendo bien -me cruzo de brazos y él sigue andando.

Estoy enfadada con él. Pero a la vez muy agradecida ya que no puedo casi ni andar. Dios, huele tan bien. Me acerco más a su pecho y relajo mi cuerpo. Noto sus músculos tensos. Remuevo mi cabeza, buscando una postura cómoda. Cierro los ojos y me relajo más todavía. Me siento tan segura, tan protegida entre sus brazos que no quiero que me baje. ¿Cómo alguien con una imagen tan amenazante puede hacerte sentir así? Reconozco que al principio me daba miedo, verle tan serio, con los rasgos de la cara tan marcados, con la mandíbula tensa... Pero ahora no me quiero alejar de él.

Odio ser tan bipolar con él. Le odio, pero luego no puedo estar sin él. No sé por qué me comporto así con él. Estoy tan confundida que no sé cómo aclararme.

-Ya estamos llegando -digo al reconocer la calle en la que estamos.

-Lo sé, pero aun así no voy a soltarte -dice con seguridad en la voz.

Llegamos a mi porche y sube los escalones con agilidad. Da toques, bastante secos, con la punta del pie en la puerta de mi casa. Abre mi madre y al vernos en esa posición se asusta.

-¿Qué ha pasado?

-Iba corriendo y no he visto a su hija y me he caído encima de ella haciéndola daño en la rodilla. La tiene un poco hinchada y no puede plantar bien el pie, por eso la traigo en brazos.

-Ayy dios mío... -entra en la casa y SJ la sigue conmigo todavía en brazos.

-Voy a subirla a su habitación -dice SJ en las escaleras que llevan a la planta superior de mi casa.

-Perfecto, ahora subo hielo y una pomada.

SJ llega a mi puerta y no sabe cómo abrir para no dejarme en el suelo, así que le ayudo girando el pomo de esta y empujándola. Entra conmigo todavía en brazos y me deja encima de la cama con delicadeza. Me acomodo y veo que va a los pies de la cama. Me quita la playera y el calcetín y sube mi pantalón hasta la mitad del muslo. Mira mi rodilla y empieza a tocar la zona hinchada, y ahora que me fijo, morada. Siseo intentando aguantar el dolor pero es inevitable el soltar el aire fuertemente. Deja de tocar mi rodilla y baja y sube su mano por mi pierna intentando evitar la zona afectada. Me hace cosquillas, pero el dolor que siento no se va. Remuevo mi pierna para que pare, y lo hace. Me mira los ojos.

-Tienes un esguince de rodilla.

-Oh vaya, ahora eres médico -digo intentando encoger la rodilla pero no puedo.

-No lo soy, pero entiendo bastante sobre golpes -dice y me deja dudando.

-¿Y con qué se me quita? -pregunto haciendo muecas de dolor. Se empieza a reír.

-Con antiinflamatorios, una rodillera y hielo.

-Vale, pues gracias por sus servicios señor -digo secamente.

-Darlene, ¿siempre eres así de fría? -pregunta con sinceridad.

-Depende.

-Veo que sí.

Se levanta del suelo cuando entra mi madre. Esta me da una pastilla y le da la pomada a SJ. Dice que ha llamado al médico y que según lo que le ha dicho mi madre, tengo un esguince en la rodilla. Mañana tengo que ir a que me miren la gravedad.

-Estaré abajo -informa.

Sale de la habitación y SJ se gira para mirarme. Abre el bote de la pomada y echa un churretón en la zona más hinchada y morada. Empieza a dar un masaje suave, pero que me duele como el mismísimo demonio. Me quejo e intento apartar la pierna de sus manos.

-Para, o te dolerá más.

-Me estás haciendo mucho daño SJ -digo con voz de niña.

-Pobrecita ella -dice con burla.

Termina de darme el masaje y me baja el pantalón. Me coloca el calcetín y me quita la otra playera. Se quita las zapatillas y se tumba en la cama a mi lado. Empieza a moverse hasta que se pone boca arriba con el brazo izquierdo detrás de su nuca y el derecho lo pone en su torso. Me coloco de forma en la que termino de lado mirando en su dirección. Veo un montón de tatuajes. Recorren sus brazos saliendo de la manga de la camiseta terminando en sus dedos.

Está pensativo ya que respira tranquilamente.

-Deja de mirarme -dice empezando a reír.

-Ni que fueras tan importante -me doy la vuelta, dándole así la espalda.

La rodilla me empieza a doler en esa postura, pero con tal de no verle la cara aguanto lo que sea.

Noto que se mueve detrás de mí. Giro un poco la cabeza y veo que ahora tiene los dos brazos detrás de su nuca. Se marcan sus músculos.

-¿Por qué eres tan creído? -no me giro al formular la pregunta.

-Porque la vida me hizo así -responde cortante.

-Vale, ahora sin ser tan borde, ¿cómo sabías lo que tenía con tan solo mirarme la rodilla? Además, has dicho que sabes mucho de golpes -me doy la vuelta para mirarle.

Sigue boca arriba, pero sus músculos están más marcados, más tensos. Está intranquilo, hace el amago de decirme algo pero se calla. Suspira, cierra los ojos y gira su cabeza para mirarme a los ojos.

-Verás Darlene... -mi móvil empieza a lucir y el nombre de Derian aparece en la pantalla.

SJ alarga el brazo, pasando por encima de mi este, y me da el móvil. Lo cojo y dudo entre cogerlo o no.

-Cógelo, no vaya a ser que tu novio se enfade -dice mientras que se levanta y llega al final de la cama.

Se pone sus playeras y sale de la habitación sin decir nada y encima dando un portazo. ¿Eso son celos? Porque a mí me da que sí. Además, si es mi novio o no, es mi problema. Siempre está igual. Cuando parece que todo está bien, se va, no dice nada y encima enfadado. ¿Pero este que se cree?

Cojo el teléfono y la voz de Derian resuena.

-Hola Darlene, ¿estás ocupada? -pregunta medio preocupado.

"Lo estaba, hasta que has interrumpido mi momento con SJ"

-No, tranquilo. Dime -intento sonar normal.

-Es que necesito pedirte un favor, ¿podrías ir a la plaza del pueblo?

-Podría, si no tuviera un esguince de rodilla -digo sarcásticamente.

-¿Cómo? ¿Estás bien? ¿Cómo te lo has hecho? -pregunta, parece preocupado.

-Tranquilo. Me caí, soy muy torpe, -no entiendo por qué sigo encubriendo a SJ- me duele, aunque se supone que no tendría que hacerlo. En fin, ¿que querías?

-Prefiero decírtelo a la cara. ¿Paso a buscarte y nos tomamos algo?

-Vale, me cambio de ropa en lo que llegas. Hasta ahora.

Cuelgo y me levanto con cuidado. Apoyo la pierna mala y me duele, pero lo puedo soportar. Me meto en el vestidor y empiezo a buscar algo cómodo. Me pongo unos vaqueros, una camiseta roja y mis playeras. Bajo las escaleras despacio. Aviso a mi madre de que voy a salir y cojo las llaves.

Salgo al porche y veo a Derian en su coche y sonriendo. Me ve bajar con dificultad las escaleras y sale a ayudarme. Le agradezco lo que hace ayudándome a llegar al coche. Me abre la puerta y me ayuda a entrar. Cierro mientras que él rodea el coche para sentarse en el lado del piloto. Arranca y pone la música en el corto trayecto hasta llegar a la plaza del pueblo. Aparca en frente de una de las cafeterías. Sale y me ayuda a mí. Le sonrío en forma de agradecimiento. Nos sentamos, él enfrente de mí, y rápidamente sale la camarera.

-Buenas, ¿qué vais a tomar? -pregunta sacando un boli de su bolsillo.

-Yo quiero un café y ella...

-Yo un batido de chocolate.

-Vale, enseguida lo traigo -se va y Derian se coloca la silla.

Parece estar nervioso, lo noto por la forma en que mueve su pierna sin descanso y en cómo frota sus manos contra su pantalón. Resopla y mira para todos lados. Definitivamente está nervioso, y mucho. Sale la camarera con nuestras cosas y las deja en la mesa con una gran sonrisa. Le damos las gracias y yo cojo mi batido. Poso la pajita en mis labios y bebo el primer trago de batido. Está delicioso. Miro el vaso y veo el líquido bajar a la vez que sorbo. Miro a Derian y este me mira sonriendo. Debo parecer idiota. Suelto la pajita y sonrío.

-Bueno, ¿ahora me dirás que querías? -dejo el vaso en la mesa. Mueve la cuchara en su taza para mezclar el azúcar y me mira.

-Necesito que vengas conmigo el sábado.

-¿Y a dónde si se puede saber? -pregunto con el ceño fruncido.

Se acerca más a mí apoyando sus brazos en la mesa. Vuelve a mirar a los lados y se decide a hablar.

-A una pelea -dice casi susurrando.

-¿QUÉ? ¿ESTÁS DE BROMA VERDAD? -grito.

-Baja la voz -mira a los lados.

-Derian, ¿en qué mierda estás metido? Si es algo peligroso es mejor que no me metas en medio. Puede que sea "tu amiga" -hago comillas con mis dedos- pero paso de meterme en líos por tu culpa.

-No te pondría en peligro y no estarías en líos. Son peleas ilegales pero que casi nunca pasa nada -intenta convencerme- venga Darlene.

-Tú lo has dicho, casi nunca, esta vez puede pasar algo y no quiero estar en medio de la movida. Además son ilegales. En serio Derian, no quiero tener problemas, no es lo mío. Además no leveo diversión pegarse por dinero.

-Por favor Darlene, te necesito. No me dejes tirado. Te prometo que haré lo que haga falta, lo que quieras, te lo prometo.

Me mira suplicante, a los ojos, sin apartar la mirada ni un solo momento. Apenas pestañea esperando a que le conteste.

-Está bien, pero prométeme que no pasará nada -me mira y su gesto cambia. Ahora sonríe.

-Te lo prometo, gracias Darlene -se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.

-Vale, ahora dime dónde es la pelea, quienes pelean, a qué hora...

-Bueno... pues yo peleo. No sé contra quién pero no me acobardo. Ya les di mi palabra de que iría. La pelea es en el sótano de la casa de uno de los organizadores de la pelea. Y en cuanto a la hora... es a la una de la madrugada.

-Dios Derian. Tendré que decirle a mi madre que estaré en casa de Carol esa noche. Avisaré a
Carol por si mi madre llama para que sepa qué decirle.

-Está bien. Gracias otra vez Darlene.

-Derian, ¿por qué me has elegido a mí? Tienes a todas las chicas del instituto detrás de ti.

-Porque ellas no saben comportarse como una mujer sino como las niñas que son. A ver, no es que tú seas rara o algo así, sino que eres más madura que muchas de las que hay en el instituto.

-Vaya, ¿gracias? -río.

-Ahora me tengo que ir, mi hermana pequeña no tiene con quién quedarse y mi madre se tiene que ir a trabajar. Te dejo en tu casa y voy.

-Vamos entonces.

Me levanto de la silla mientras que Derian deja un billete en la mesa. Me ayuda a llegar al coche. Entro y me pongo el cinturón.

Al llegar a casa me despido de él con dos besos y un abrazo. Subo las escaleras del porche con algún que otro traspié. No puedo doblar bien la rodilla y es muy incómodo. Solo quiero irme a mi habitación y descansar aunque sea un rato.

Entro, aviso de que he llegado y me subo. Llego a mi habitación y me tumbo en la cama sin cambiarme de ropa. Busco una postura cómoda y me quedo dormida.

Bueno bueno pero si ya hemos llegado a los 8k! No sabéis lo feliz que me hacéis cada vez que veo un comentario nuevo o un voto. Cuando empecé con la novela no pensaba llegar a tanto en tan poco tiempo. De verdad, gracias por estar ahí leyendo, votando, comentando que siga. No me lo creo de verdad. Aquí os dejo el nuevo capítulo que a mi parecer es el más largo hasta el momento. Gracias otra vez por todo. Nos leemos gentecilla! Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro