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Capítulo 10.

-Lo hubiera hecho por ti o por cualquier otra chica Darlene –mira al frente, sin dejar de tensar su mandíbula.

Ha quitado su mano de mi muslo y noto frío en esa zona. Miro abajo y juego con mis dedos. Ninguno de los dos dice nada. Aunque yo estoy muerta de ganas de decirle que sé que no es verdad lo que dice. Que no lo hubiera hecho por otra cualquiera. O puede que sí. A veces soy tan ilusa que no me doy cuenta de lo que pasa en realidad. Y en este momento la realidad es que SJ no tendría motivos para mentirme y que puede que sea verdad que él lo hubiera hecho por otra chica.

Niego con la cabeza y suspiro, captando la atención de SJ, que se gira a mirarme y a relajar su talante. Él también suspira y mira hacia arriba.

Me trago el nudo en la garganta y ahogo un sollozo. No sé qué ha hecho conmigo pero logra confundirme de una manera... Me levanto sin decirle nada y empiezo a andar. No sé a dónde voy, solo sigo adelante sin pensar en nada. Noto su presencia detrás de mí. Oigo su respiración y el crujir de las hojas bajo sus pies.

Quiero girarme. Girarme y decirle lo que siento, pero no quiero meter la pata. Además no me quiero meter en su "vida".

SJ pasa por mi lado y me adelanta posicionándose delante de mí y mirando al frente con su capucha puesta. Ha empezado a llover, pero no cae con fuerza. Me quedo observando unos momentos su espalda. Suspiro y me pongo a su lado. Miro hacia abajo y veo la altura. Retrocedo un poco y le pego una patada a una piedra que había delante de mí.

Empieza a llover con más intensidad. Me quito la chaqueta de SJ y abro los brazos, miro hacia arriba cerrando los ojos, sintiendo el agua caer. Sintiendo como las gotas de agua mojan mi pelo, caen por mi cara bajando a mi cuello y muriendo en el cuello de la camiseta. Abro la boca y tomo aire fuerte para soltarlo de la misma manera.

SJ se gira y me mira con las manos en sus bolsillos. Su flequillo ahora está en su cara impidiéndome ver sus ojos. Las gotas de agua caen por este y mojan su mejilla izquierda y bajan por su mandíbula llegando a su barbilla.

Me mira y sonríe. Hago lo mismo que él y se empieza a acercar a mí. Saca las manos de sus bolsillos y cuando está a mi lado, se pone detrás de mí y me rodea con sus brazos. Esos brazos fuertes y marcados.

Pongo mis manos en estos y voy bajando hasta llegar a sus manos. Las noto ásperas y me fijo en las pequeñas heridas que tiene en los nudillos. Y yo sé de qué son. Los acaricio con mi pulgar y noto su respiración dura en mi cuello. Cojo una de sus manos y la acerco a mis labios, dejando un beso en los nudillos. Esos que están dañados por mi culpa.

SJ aprieta su agarre con el otro brazo pegándome más a él. Deja un beso en mi sien y yo me revuelvo en sus brazos para pegarme más aún a él.

Bajo su mano y la pongo donde antes. SJ las quita y me coge por los brazos para girarme y tenerle de frente. Pone una mano en mi barbilla y hace fuerza para que le mire a los ojos. Son de un color verde esmeralda y poco a poco se van oscureciendo a medida que acerca su rostro al mío. Ahora su flequillo moja mi cara y cierro los ojos al sentir caer las gotas de agua. Noto su respiración en mi boca y abro los ojos. Tensa su mandíbula y cierra sus ojos. Retiro el flequillo de su cara con mi mano derecha y paso la yema de mis manos recorriendo su cara hasta llegar a su cuello.

SJ abre los ojos y pone sus manos en mi cuello entrelazando los dedos de sus manos en mi nuca. Apoya su frente en la mía y junta más su boca hasta rozar mis labios con los suyos. Los juntó y me besó. Me pilló sorprendida pero le seguí el beso. Sus labios son tan carnosos y dios... Deseaba tanto que pasara esto que no me lo creo ni yo. Tenía tantas ganas de sentir sus labios, de besarle. Baja sus manos y rodea mi cintura pegándome más a él. Yo pongo los brazos en sus hombros y mis manos en su cuello, acariciando con mis pulgares parte de este. Afloja su agarre y pone ambas manso en mi cintura.

Antes de separarse muerde mi labio inferior y tira de él haciendo que mi piel se erice. Apoya su cara en la mía y frunce su ceño. Cierra los ojos fuerte y se separa de mí. Cierra sus manos en puños y levanta su mano izquierda para quitarse la capucha y pasarla por su nuca. Y ahí me quedo yo, mirándole y sin saber qué hacer. Me quedo clavada como si hubiera echado raíces en el suelo y no me pudiera mover.

-Lo siento Darlene –me mira.

-¿El qué sientes? ¿El haberme besado? –digo con rabia. ¿Qué me pasa?

-No, no, eso no... Dios... -se gira dejando caer sus brazos con fuerza.

Me acerco a él y me pongo delante para que me mire. Logro captar su mirada, la cual está como desorientada y con las pupilas dilatadas.

-Entonces, ¿qué sientes? ¿El haber hecho eso ayer? Si es eso, lo siento, yo no te pedí que me ayudaras. Es más, me hubieras dejado allí y ese hombre hubiera hecho conmigo lo que él quisiera. ¿Es eso lo que sientes verdad? –limpio la lágrima que cae por mi mejilla con rabia sin dejar de mirarle.

-¡Que no es eso joder! –grita y niega con su cabeza.

Se gira y empieza a andar dejándome ahí, sola. Coge su chaqueta y se va. No se digna ni siquiera a mirar atrás, si no que aumenta su paso y cuando quiero reaccionar para ir tras él, ya no le veo. No sé dónde está.

Miro al cielo, intentando cesar el llanto y ahogar el dolor de mi pecho, pero es inútil. Miro al frente, cojo mis cosas y empiezo a andar para llegar al pueblo. En el camino tropiezo más de una vez con los troncos caídos y me doy con algunas ramas, pero con la rabia que llevo encima ni me centro en el escozor de los arañazos que estas producen.

Miro la hora en mi móvil. La una y media y ya estoy en el pueblo. Se supone que a las dos tengo que estar saliendo del instituto así que llegaré justo a la hora que llego siempre a mi casa. No para de llover y a este paso voy a llegar a mi casa de tal manera que cuando me quite las zapatillas van a ser las cataratas del Niagara.

Después de tragarme dos señales por ir mirando al suelo y sufrir un casi atropello, llego a mi casa mejor de lo que esperaba.

Dejo las llaves en la entradita y dejo la chaqueta colgada en el perchero. Me quito las zapatillas y los calcetines y me voy deshaciendo de la sudadera fina y la camiseta de manga corta que llevo debajo, quedándome con una fina y mojada camiseta de tirantes blanca, la cual transparenta mi sujetador que, por cosa del destino, es negro. Muevo mi cabeza de arriba abajo para sacudir mi pelo y que no esté tan mojado y cuando levanto la mirada, de frente tengo a SJ. Delante de mí, con sus brazos cruzados, las piernas medio abiertas y mirándome fijamente. Lleva la chaqueta que me dejó. El caso es que él está seco y con otra ropa. Le ha dado tiempo a ir a su casa, ducharse y ponerse ropa limpia mientras que yo venía andando y, si no he cogido una pulmonía, es gracias a dios.

Le miro mal y le esquivo para poder avisar a mi madre de que ya estoy aquí.

-Gracias por haberme dejado tirada, por haber dejado que me mojara y que sepas que si cojo una pulmonía es todo gracias a ti –le susurro.

Voy al salón y saludo a mis padres. SJ sigue en la entrada.

-Mamá, ya estoy aquí. He dejado la ropa mojada en la entrada, ahora a recojo que voy a ponerme algo seco.

-Cariño, ¿no saludas? –sé que lo dice por SJ.

-Ya lo he hecho, ¿verdad? –le miro.

Este sonríe y niega con la cabeza.

-Por cierto, ¿qué hace él aquí? –pregunto señalándole ya que se ha puesto detrás de mí.

-Le he llamado yo para darle las gracias por lo de ayer, ya sabes –mi padre tan agradecido como siempre.

-Ya, sí... voy a cambiarme.

Le esquivo otra vez y subo las escaleras escurriendo mi camiseta. Cuando llego a mi habitación dejo la puerta entreabierta y me meto al vestidor para buscar algo cómodo.

Cojo una camiseta negra de manga corta y unos pantalones grises de chándal con el puño abajo. Me pongo unos calcetines negros y cojo una toalla para secar un poco mi pelo. Salgo del vestidor y veo que en la puerta de la habitación esta SJ mirando por la fina línea que hay entre la puerta y el marco de esta.

-¿No te han enseñado que no se espía a las chicas y menos en su habitación, verdad? –le digo mientras que me siento en la cama con las piernas cruzadas y atrapo mechones de pelo con la toalla.

-Qué graciosa –entra y cierra la puerta detrás de él.

Pongo los ojos en blanco, resoplo y me dejo caer en la cama con los brazos abiertos. SJ se acerca a la cama y se me queda mirando. Cierro los ojos y él empieza a hablar.

-Darlene, quería pedirte perdón por lo de antes –y dale.

-Mira SJ, no me pidas más perdón, ¿vale? Ya sé que te arrepientes de haberme besado, de haberme ayudado ayer... Lo sé, no hace falta que me lo recuerdes más veces –me incorporo en la cama y sigo intentando secarme el pelo con la toalla.

-No es eso Darlene...

-Mira SJ, gracias por lo de ayer, ¿vale? Gracias, pero no necesito que te estés disculpando todo el rato. Por lo del beso te pido perdón, si supuestamente beso tan mal, no tienes que estar disculpándote, además, tú te lo pierdes majo, pero para ya de una vez, por favor, no me pidas más perdón.

-Darlen yo...

Me levanto de la cama y le encaro. Más bien le intento intimidar con la mirada, pero la intimidada soy yo por la altura.

-No lo digas SJ, ya.

Me dirijo al baño para secarme bien el pelo y cuando voy a cerrar la puerta SJ lo impide poniendo su pie. Entra y cierra la puerta detrás de él. En el espejo veo su reflejo y el mío. Ahora sí que veo la diferencia de altura. Yo a su lado parezco un tapón.

Pongo los ojos en blanco y empiezo a buscar por el armario del lavabo el secador. SJ sigue detrás de mí y cada vez que me agacho para buscarlo, me doy con sus piernas. Después de buscarlo en los cajones del armario miro en la estantería que hay al lado y ahí está. Lo enchufo y lo enciendo. Empiezo a secar mi pelo y SJ sigue detrás. Este chico es imbécil, pero ya declarado además. Me está poniendo nerviosa, así que de vez en cuando pongo el secador para que el aire vaya en su dirección a ver si le quema o algo, pero nada. No se le mueve ni un pelo. Lo que sí consigo es que se acerque más a mí y ponga sus manos en mi cintura. Yo sigo a mis cosas, pero no puedo evitar sentir escalofríos cada vez que acaricia con su pulgar mi cintura. Pongo el secador en mi lado izquierdo y dejo el derecho al descubierto, lado que SJ aprovecha para besar y decir algo al oído, pero que no logro escuchar por el ruido del secador. Lo apago y lo dejo en el lavabo mientras que cojo el cepillo y me desenredo el pelo por el lado izquierdo y SJ sigue con su juego en el lado derecho. "No besas mal" dice en un susurro seguido de un beso en el lóbulo de mi oreja. Le miro a través del espejo y dejo el cepillo en el lavabo. Él sube su mano izquierda y pone mi pelo en la espalda, dejando libre ahora también el lado izquierdo de mi cuello, donde deja besos y baja su mano acariciando desde mi hombro hasta llegar a mi mano. Me miro en el espejo y tengo la boca abierta. Tengo la garganta seca y la saliva pasa por esta casi a fuerzas. Tengo las pupilas dilatadas y la piel de gallina. ¿Cómo consigue este efecto en mí con tan solo un par de besos? Ahora miro su reflejo y tiene las pupilas igual que yo. Me revuelvo entre sus brazos y me doy la vuelta para poder mirarle directamente y no a través del espejo. Sube su mano a mi cara y con su pulgar recorre desde mi frente hasta mis labios, donde pasa varias veces el dedo antes de poner ambas manos en mi cuello y besarme. Baja sus manos a mi cintura y me levanta para sentarme en el lavabo, haciendo que el cepillo y el secador se caigan al suelo. Nos reímos pero sin separarnos. No me puedo separar de su toque, de sus labios, de lo que causa en mí. Del cosquilleo que recorre mi estómago ni de la sensación tan extraña que me provoca. Pongo mis manos en su cuello y le acerco más a mí. Separo un poco mis piernas para tenerle más cerca, pero no malpenséis. Coloca sus manos en mi cintura y aprieta su agarre cada dos por tres. Suelta un gruñido y me besa con más fuerza aún. Me separo de él por falta de aire y él continúa besando mi cuello y acariciando mi cintura.

-Darlene, ¿estás bien? –que inoportuna mi madre.

SJ se separa lentamente de mí pero me sigue teniendo acorralada y subida en el lavabo. Agacha la cabeza y apoya los brazos en el borde del lavabo para tranquilizar su respiración.

-Sí mamá. Me estoy terminando de secar el pelo –grito para que me oiga.

-Vale, tu padre y yo vamos a salir un rato, vamos a por algo de comer.

SJ se recompone y me mira. Se coloca pero sin cambiar su postura de tenerme encima del lavabo y acorralada con su cuerpo.

-SJ, ¿te quedas a comer? –pregunta mi madre. SJ me mira y sonríe.

-Si no hay ningún problema, por mí encantado.

-Claro que no lo hay, volvemos en un rato, portaros bien –grita mi madre antes de irse.

Nos quedamos en silencio hasta que escuchamos el sonido de la puerta al cerrarse.

SJ me mira y se muerde el labio. Se acerca a mí y me roba un beso antes de abrir la puerta y salir del baño. Yo bajo rápido del lavabo y salgo a la habitación, donde me encuentro a un SJ sentado en la cama boca arriba apoyado en sus brazos.

-Casi nos pillan –dice mientras que se ríe y mira al techo.

-Si no fueras tan impulsivo ni tan manipulador no pasaría nada –digo sentándome en el escritorio.

-¿Manipulador? –frunce el ceño y me mira.

-Sí, manipulador. Si no hubieras empezado a decirme cosas ni a besarme el cuello no hubiera pasado nada.

-Yo no tengo toda la culpa. Si no me hubieras seguido el juego –vuelve a mirar al techo.

-No si ahora la culpa la tengo yo, ¿no? –me levanto del escritorio y me pongo de pie con los brazos cruzados y mirándole.

-Yo no he dicho eso fierecilla –y vuelve con los motes. Cuando se pone así no le soporto.

Pongo los ojos en blanco y salgo de la habitación.

Hola mis amores! He vuelto! Aquí os dejo otro capítulo que espero que os guste. Ya sabéis, dejad un comentario y un voto para saber qué os parece. Nos leemos pronto, un beso!

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