Capítulo 06
Bucky llevaba una semana evadiendo a Judy luego del brusco despertar del día en que se quedó a dormir en su sillón. No quería darle explicaciones, menos volver a tener que enfrentarse a la mirada de preocupación e incluso pena que ella le dio a la mañana siguiente cuando se cruzaron al salir de sus departamentos. Sabía que no podría evitarla para siempre a menos que se mudara, pero necesitaba más tiempo para prepararse y poder afrontar lo que sin dudas iba a ser un momento muy incómodo en el que se vería obligado a mentir.
Dirigió la mirada al cielo nocturno, llevaba horas sentado en frente de la ventana, como si una pequeña parte de él tuviera la esperanza que obtendría algún tipo de respuesta divina. No deseaba ser normal, no era tan inocente como para creer que todo lo que había hecho y vivido podía desaparecer, lo único que deseaba era recuperar el control y poder volver a confiar en sí mismo.
Cerró los ojos con fuerza, lamentando su descuido, jamás debió de haber aceptado el ofrecimiento de Judy. La confianza que poco a poco había recuperado al ver que podía interactuar con ella y aparentar estar bien la perdió por completo al ver que había quedado tan expuesto por culpa de una pesadilla.
«No importa, en unas semanas comienza la primavera» Tenía que recordar su plan inicial, él no pensaba quedarse en Winnipeg, su objetivo era llegar a Europa del este y perderse entre la población. Canadá era algo pasajero, si se quedaba eventualmente lo localizarían.
Las fuertes luces de un costoso auto provocaron que desviara su atención hacia la calle frente al edificio. Estaba a punto de irse a dormir cuando notó que del vehículo bajó Judy con bastante rapidez. Vio extrañado como la mujer cruzó imprudentemente por la mitad de la calle sin siquiera mirar a los lados y como el conductor se apresuró en alcanzarla, hablándole mientras trataba de mantenerle el paso. Por la ropa que ambos llevaban parecía que habían salido a cenar a algún restaurante de cierta categoría.
Bucky frunció las cejas, era consciente que su vecina era sociable, pero no se había puesto a pensar en que al ser soltera y joven seguramente tenía citas. Él la hubiera invitado a salir si aún fuera James Barnes, de eso estaba bastante convencido, Judy era una mujer atractiva del tipo que no hubiera escapado de la atención del sargento. Entre sus memorias entrecortadas pudo rescatar imágenes de él divirtiéndose en bailes con diversas muchachas, siempre gozó de popularidad entre las mujeres, pero el uniforme lo volvió aún más atractivo para las féminas.
Sin embargo sus pensamientos cambiaron de dirección cuando notó lo incómoda que ella se veía. Su lenguaje corporal la delataba; llevaba las manos cerca de su pecho sosteniendo fuertemente su cartera y su cuerpo se inclinaba en dirección contraria a la de su acompañante en un intento por mantener distancia. Por el contrario, el hombre se mostraba emocionado e incluso ansioso, completamente ajeno al estado de ella.
Los perdió de vista cuando se acercaron a la entrada del edificio y se extrañó cuando varios minutos después no vio a nadie regresar al automóvil, sino más bien escuchar a Judy hablando en el corredor.
―Sólo necesito dormir un poco.
―Puedo quedarme contigo esta noche ―ofreció una voz masculina.
Eso captó la atención de Bucky que realmente no esperaba que Judy acabara en la puerta de su departamento con el que parecía ser la fuente de su incomodidad.
―No hay problema, ve a tu casa, yo me voy a acostar de frente ―insistió ella, su tono de voz dejaba claro que estaba pensando cómo librarse del hombre sin hacer un escándalo y acabar llamando la atención de todos los vecinos.
Bucky dudó unos momentos sobre cómo proceder. Podía dejar que ella se manejara sola o podía actuar conforme a lo que pensaba era correcto y salir a ayudarla. Él había sido bien educado y apoyar a una mujer en esa situación era lo que James hubiera hecho, pero no quería exponerse a una pelea y que el Soldado aflorara pese a que estaba totalmente convencido que la cita de Judy no iba a ser un reto.
―Vamos ―insistió el hombre―. ¿Acaso no lo pasamos bien?
―Claro... ―replicó ella forzando la respuesta, quería evitar una discusión todo lo posible―. Pero ahora necesito dormir.
―No pagué por la cena para que me ignores ―soltó el acompañante indignado, comenzando a levantar la voz―. ¿Crees que aguanté tu parloteo incesante porque eres interesante?
En ese momento que Bucky decidió intervenir. Su mente procesó rápidamente los posibles escenarios y todos ellos acababan con Judy lastimada o con la policía tocándole la puerta para tomar su declaración luego de que ella consiguiera librarse a la fuerza de su insistente cita. Ninguna de las alternativas le parecía tentadora; estimaba lo suficiente a su vecina como para no poder cruzarse de brazos y lo último que necesitaba era un oficial de la ley en el edificio que de casualidad lo reconociera.
Abrió la puerta y avanzó un paso para salir al corredor, notando de inmediato la expresión de alivio y sorpresa de Judy. Dirigió su atención al acompañante de su vecina: un hombre rubio, alto y posiblemente atractivo, aunque él no comprendía cómo el cabello largo sujeto en una cola había ganado aceptación en la apariencia masculina formal. Le sostuvo la mirada en silencio, manteniendo una expresión seria en el rostro.
―¿Sucede algo? ―cuestionó con fastidio la cita de Judy.
Bucky no respondió, ¿qué se suponía que iba a decir? «Que sí tienes un problema» le recalcó su subconsciente, pero no se vio en capacidad de expresarlo. En ese momento Judy corrió a su lado y se refugió detrás de él sin decir una palabra, pero su mirada dejaba ver lo agradecida que se encontraba por su oportuna aparición.
―¿En serio? ―prosiguió el hombre al ver la reacción de ella, pero pese a que se mostraba molesto no dio señales de querer acercarse a Bucky―. Esto me pasa por aceptar salir con cualquier mujer desesperada ―espetó hiriente antes de darse la vuelta para retirarse, pese a que se encontraba en forma no podía compararse con el físico del hombre que se encontraba entre él y la que fue su cita.
Bucky observó en silencio como el rubio se retiró y cuando estuvo convencido que no lo volvería a ver por esa noche dirigió su atención hacia Judy.
―¿Por qué dejaste que entrara al edificio? ―preguntó serio.
―Se auto-invitó ―contestó ella bajando la mirada, apenada y a la vez molesta consigo misma―. No quería hacer una escena en la entrada cerrándole la puerta en la cara.
Bucky negó con la cabeza en silencio y por primera vez en los meses que llevaba en Winnipeg no se sintió como la persona que no sabía manejar una situación. Al menos algo no había cambiado, los hombres desesperados seguían actuando igual, incomodando con sus avances agresivos y haciendo oídos sordos a cualquier queja. No era algo bueno por supuesto, pero era extrañamente agradable encontrarse con una situación que sentía conocida.
―Primera y última vez que salgo con alguien de Tinder ―masculló Judy―. Sabía que era una mala idea, todo el mundo tiene una historia de horror para compartir.
―¿Sabías que podía ir mal? ―cuestionó sin comprender.
―¡No! ―aclaró ella sin perder el tiempo―. Luke parecía decente en su perfil; exitoso agente de bienes raíces, activo en el gimnasio, parte de un club de deportes de invierno, alto, quijada fuerte, de ojos azules, ya sabes, buen partido en papel ―explicó avergonzada al percatarse que obviando la diferencia en el color de cabello y la expresión del rosto, Luke y Bucky podían ser descritos de forma muy parecida en el aspecto físico―. No estaba muy segura si salir con él o no, normalmente salgo con chicos que he conocido previamente, pero una amiga me convenció de darle una oportunidad.
Él no respondió, sólo mantuvo la mirada fija sobre ella tratando de comprender cómo la mujer había dejado de lado el sentido común por la insistencia de una amistad. Eso y el que permitiera que Luke la acompañara hasta la puerta de su departamento en lugar de deshacerse de él en la entrada aunque hubiera significado despertar a algún vecino.
―Era un cretino, no paró de hablar de lo importante que era en su trabajo y lo mucho que ganaba ―prosiguió Judy desahogándose―. Debí de irme a mitad de la cena, pero me pareció de mal gusto y no quería tener que llamar un taxi para regresar, así que decidí aguantarlo hasta el final, no pensé que iba a ponerse demandante.
―Ve a descansar ―sugirió Bucky, no tenía por qué justificarse con él.
―Sí ―asintió ella, viendo como su vecino regresaba a su departamento sin decir nada más―. ¡Bucky! ―llamó de improvisto, recuperando su atención―. Gracias.
Nota de autora: Capítulo corto para mostrar que Judy tiene vida social (aunque no la suelo seguir con la cámara cuando no está con Bucky) y que Bucky pese a todo lo que ha vivido no es una mala persona y aún hay cosas de James en él. No está enamorado de Judy, tiene demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en eso, pero su vecina lo trata bien y le ha servido para interactuar un poco como práctica, así que le tiene estima.
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