Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 6 Pesadilla

Elsa entró a su dormitorio y se metió entre sus sábanas mirando al techo, intentando dormir y apartar esos ojos de su mente.

Es un descarado. Piensa indignada. ¿Cómo se atreve a cortejar a mi hermana y coquetear conmigo al mismo tiempo?

Respiró hondo tratando de calmarse y, luego de pasar horas imaginando diversos escenarios en los cuales lo congelaba por su actitud estúpida, se quedó dormida.

De repente, estaba de nuevo en su habitación, encerrada. La ventana abierta de par en par dejando entrar el viento violento y salvaje que alborotaba su trenza y levantaba su vestido.

Era de noche y todo estaba oscuro a su alrededor, un frío la envolvió haciendo que se abrazara a si misma intentando entrar en calor.

Frunció el entrecejo, el frío nunca le había molestado. Pero lo que más le trastornó es encontrarse de nuevo en su habitación, sintiéndose una niña indefensa de nuevo.

Trató de acercarse a la ventana pero a cada paso que daba se alejaba aún más, empezó a correr y la ventana se hacía más diminuta. Desesperada y cansada de correr intentó buscar la salida, sin embargo no la encontró.

—¡Elsa ¿Qué fue lo que hiciste?!

Reconoció aquella repentina voz masculina, logró sacarla de su desesperado trance. Volteó hacia atrás buscando su origen con la mirada, sin éxito.

—¿Padre? ¿Padre dónde estás?

Su padre la llamó de nuevo desde el extremo opuesto de la habitación, con su voz alta, clara y autoritaria. Elsa se giró sobre sus talones nuevamente, tratando de encontrar el origen de esa voz que parecía ir y venir de distintas partes de la habitación. Cerró los ojos un instante y al abrirlos lo vio de frente.

—¡No quiero lastimarte, aléjate!

Su padre negó con la cabeza, se le veía cansado y decepcionado.

—¡No! Era mi responsabilidad evitar que te convirtieras en esto —la señaló—… y te fallé.

—Yo falle, tú no, padre —sintió un miedo recorrer su espina dorsal e intentó alejarse pero sus pies no se movían, parecían pegados al suelo—. ¡Por favor, papá! Esto era inevitable ¡no se puede ocultar más! ¡Por fin soy libre…ya no tengo que ocultar más lo que soy… estoy harta de siempre ocultar mis verdaderos deseos solo para complacerte!

Él hizo como si no la hubiera escuchado y dio un paso al frente. —Debes de saber que tú madre y yo siempre hicimos lo que pudimos para ayudarte, negándonos a ver tu verdadero ser, tu verdadero destino. Nos cegó nuestro amor por ti.

Elsa frunció el ceño ante sus palabras, no entendía a dónde quería llegar su padre. Siempre fue autoritario y pocas veces se mostró cariñoso pero siempre supo que la amaba, sin embargo este hombre frente a ella se veía tan frío y distante.

—Fui tan estúpido. Un rey y un padre tan estúpido. Siempre supe lo que tenía que hacer… pero estaba en un estado tan profundo de negación —sacudió la cabeza, llevando una mano al puente de su nariz—. Y ahora mis peores temores se han hecho realidad… el reino de Arendelle está perdido, el futuro del reino está en ruinas y todo por mi debilidad.

El miedo se estaba apoderando de ella. —Papá ¿qué te pasa? ¿por qué hablas de esa manera? —hizo una larga pausa en la que no podía hacer nada más que jadear—. Mírame… soy libre al fin ¿No te alegras por mí?

Él dio otro paso al frente, el eco de sus zapatos golpeando el suelo le hizo estremecer de miedo, había algo en sus ojos que le pareció aterrador. Nuevamente trató de huir pero sus pies no le respondían.

—Lo supe desde el momento en que mostraste tus poderes por primera vez, Elsa... sentí que tu destino sería el mismo que el de tu abuela Íngrid —ella abrió los ojos, sin saber a qué se refería, no conocía a nadie con ese nombre —. Sentí maldad en ellos, algo que tu madre no parecía ver. Esta terrible maldición me ha obligado a observar en silencio cómo corrompía tu alma y tu mente inocente... tu corazón… alguna vez tan puro… y ahora eres esto —la señaló apuntándole con el dedo—. ¿Así te eduqué Elsa? ¿Para actuar de este modo?¿Para abandonar tus deberes como reina al primer problema?

Elsa se miró a sí misma con vergüenza. —Detente, ¡no más! —alzó la voz arrepintiéndose al instante y llevando sus manos a su boca.

Su padre le miró decepcionado, había algo oscuro y siniestro en su mirada, algo que le decía que la imagen delante de ella no era igual a como en verdad recordaba a su padre. Sus palabras eran como cuchillos a su corazón. Las lágrimas le escocían en sus ojos. Pero no sé permitiría llorar, debía ser fuerte.

—¿Tienes idea de lo que has hecho? —dijo en tono peligroso.

Lentamente, las lágrimas nublaron el azul brillante de sus ojos, Elsa negó con la cabeza.

—¡Ya basta no sigas!— pidió limpiando sus lágrimas con el antebrazo.

—¡Mira tu obra, Elsa! ¡Mira!—el hombre levantó el brazo y apuntó hacia un punto fijo detrás de ella.

Un frío viento la envolvió y la hizo girar violentamente, topándose con la visión de cientos de estatuas de hielo que alguna vez fueron personas y algunos otros muriendo de hipotermia en el suelo. Eran niños, madres con bebés en brazos… cientos de cadáveres.

Elsa abrió sus ojos sorprendida y asustada a la vez—No, no, yo no lo hice… imposible ¡No!

De pronto todo aquello desapareció y su padre se plantó frente a ella, con una mezcla de enojo y decepción en el rostro.

—¡Todo esto es tu culpa ,Elsa!

—¡No quise hacerlo! ¡Papá, perdóname! —intentó acercarse y besar su mano, pero él se apartó.

—Siempre te amé más que a mi vida pero te has convertido en lo que siempre temí que te convirtieras y es mi deber acabar con esto —dijo solemnemente.

En ese momento Elsa lo tuvo claro, su padre había venido a advertirla… había venido a matarla.

—¿Por qué, padre? —susurró lastimera—. ¿Por qué? Siempre te obedecí y fui buena ¿por qué me quieres matar?

—Debo salvar a Arendelle de la destrucción.

Elsa se sintió aterrada pero pronto ese miedo se fue transformando en culpa, en ira consigo misma y contra su padre por mantenerla oculta por tantos años.

—¡Sí, soy un monstruo! —gritó con furia—. ¡Pero soy el monstruo en el que tú y madre me convirtieron! ¡Siempre me mantuvieron oculta! Haciendo que me avergonzara de mí misma… ¡Esto es lo que soy! ¡El hielo, el frío es parte de mí y ustedes me sofocaron! ¡Me alejaron de mi hermana! —se tomó unos largos segundos para recuperar el aliento mientras jadeaba llena de rabia—. ¡Nunca me comprendieron!

—Eso no es verdad, Elsa —dijo su padre, sin embargo pudo ver la duda en sus ojos.

Poco a poco, Elsa se fue poniendo de pie sintiendo como la tristeza se convertía en furia, una furia reprimida por todos los años de encierro.

Su padre llevó sus manos a su espada, Elsa al ver ese movimiento apretó sus puños para después dejar salir una ráfaga de hielo hacia el arma, haciéndola volar por los aires y terminando clavada en el suelo lejos de allí.

—¡Elsa, ya basta! ¡Contrólate!

Elsa levantó las manos a la defensiva. —¡No ya basta! ¡Siempre trate de ser la hija perfecta que querías que fuera! ¡Me esforcé en ocultar mis poderes y ahora veo que eso fue un error! ¡No son una maldición!

El rey arqueó las cejas incrédulo ante sus palabras, negando con la cabeza lentamente.

—¿Esto no es una maldición? —apuntó detrás de él y apareció Anna convertida en una estatua de hielo.

Elsa al fin pudo despegar sus pies del suelo, corrió hacia su hermana sin embargo al llegar a ella, está se desmaterializo.

—¡Anna! —gritó Elsa llorando, cayendo de rodillas al suelo.

El rey apoyó una mano sobre el hombro de su hija. —Sabes que debo hacerlo… es por el bien mayor.

Elsa limpió sus lágrimas y se levantó rápidamente apartando la mano de su padre.

—¡Tú no eres mi padre!— afirmó—. Eres un espejismo.

Esa era la única razón que la chica encontraba para esa actitud extraña y fría nada propia de su padre.

—Te has vuelto loca, Elsa.

—¡Sí, me volví loca! ¡Todos estos años de encierro lograron enloquecerme!

—Elsa… no has de abrir tu corazón.

La chica llevó sus manos a la cabeza a causa de que esa frase comenzó a hacer eco en su mente, se repetía una y otra vez, esas palabras lograban desquiciarla a tal punto que cayó al suelo de rodillas.

Podía sentir una gran presión sobre sus sienes, y por más que masajeada esa zona no lograba apartar esa molestia. Levantó la vista y se encontró con la fría mirada de su padre. Se sostuvieron la mirada por varios segundos donde el pareció suavizar su semblante y de nuevo Elsa vislumbró esa calidez que su padre le transmitía.

El rey Agnarr se agachó a su altura y con un dedo acarició la mejilla de su hija y abrió la boca para decirle algo, no obstante la visión de su padre se fue haciendo cada vez más lejana hasta que todo se puso oscuro.

Con el corazón sobresaltado y algunas lágrimas secas en su rostro, Elsa despertó desorientada, pues por un momento creyó estar de nuevo encerrada en su habitación.

Llevó una mano a su pecho y tras suspirar aliviada supo que todo había sido un sueño.

Se quedó observando el techo dando vueltas en su cama sin conciliar el sueño. Luego de un rato soltó un bufido de frustración y pensó en lo que dijo su padre.

—¿Quién era Ingrid?¿Porque la mencionó?

Trató de recordar si alguna vez alguien en su familia había mencionado ese nombre pero por más que se esforzó no pudo recordar. Y finalmente decidió que solo fue un desvarío de sus sueños y su mente dirigió sus pensamientos a su hermana.

—¿Qué estará haciendo ahora? ¿Me extrañará? —pensó pero al instante se contestó a sí misma—. ¡No! No te extraña ¿Cómo extrañar a alguien que nunca ha estado para ti? Alguien que solo te rechaza, alguien que solo se esfuerza en alejarte —su voz se iba debilitando a cada deprimente afirmación—. Ella está mejor sin ti —se dijo en voz alta.

...

Las pobladores en Arendelle iban y venían discutiendo y gritando, dando sus opiniones en contra de la reina y su fugaz reinado.

Hans se aclaró la garganta y habló con voz fuerte y clara. —¡Escúchenme todos!
Todos inmediatamente dejaron de hacer lo que estaban haciendo para prestar atención al joven.

Él, satisfecho, comenzó —¡Si queremos salir de esta situación debemos trabajar unidos! Pelear entre nosotros no nos llevará a nada, por eso les pido que se calmen y regresen a sus hogares. ¡Les prometo encontrar una solución! —luego de eso se dirigió a Kai—. Reúne al consejo de inmediato —el hombre asintió y con una reverencia se dirigió a cumplir su encomienda.

Cuando terminó su discurso la gente se quedó en silencio por unos segundos para después comenzar a dispersarse. Algunos parecían confiar en sus palabras y otros permanecían escépticos pero igualmente hicieron caso.

Hans observó la nieve y extendió la mano donde un copo de nieve cayó y se derritió. El aire era un aguijón gélido, fuera de lugar en una noche de verano.

….

En la sala del consejo, el consejero jefe Gregor, inició la reunión. — Cómo descubrimos hace una hora, se nos ha ordenado que aceptemos la autoridad del príncipe Hans en lugar de la reina Elsa.

—Él no sabe nada sobre Arendelle —interrumpió el concejal Howard en tono despectivo.

—Por favor dinos lo que sabes sobre el príncipe de las Islas del Sur —indicó Gregor.

—Emitimos una invitación general a las Islas del Sur. Nunca conocí al Príncipe Hans antes de esta noche. Pero les diré que las Islas del Sur no han tenido una sucesión pacífica en doscientos años. Su corte es un nido de intrigas, traiciones y conspiraciones; no se puede confiar en ellos.

Sin embargo la puerta se abrió y de ella apareció Hans, con semblante serio, y ante la mirada de los concejales tomó lugar en el sitio donde la reina debía estar.

Los miró a todos con gesto solemne y habló. —Ordené a los guardias qué despejen las calles y he impuesto un toque de queda que estará vigente hasta las siete de la mañana. Aconsejamos a la gente que se quede en casa, pero les aseguramos que no serían rechazados del castillo si venían en busca de noticias o ayuda. El Capitán Alvar informa de confusión general y miedo entre la población, pero no ha habido informes de saqueos o pánico, por fortuna logré calmar a los ciudadanos.

—Muy bien, elogio su acción rápida—dijo Gregor, después se dirigió hacia otro de sus compañeros—. Consejero Howard, ¿cómo están nuestros invitados?

Hans observó con indignación cómo era ignorado a pesar de todo lo que estaba haciendo por Arendelle.

—Diría que nuestros invitados extranjeros están más aterrorizados que nuestra población. Están muy molestos debido a que no pueden irse—dijo Howard.

—¿Por qué siguen aquí? —preguntó Gregor.

Hans contestó amable aunque por dentro le resultará tonto que no estuviera al tanto de la situación. —El puerto está helado; todo el fiordo es hielo sólido. Todos sus barcos están congelados.

El aludido miró a sus compañeros y avergonzado suspiró —Disculpe, no lo sabía.

—No se preocupe —dijo el príncipe y el hombre asintió agradeciendo su comprensión.

Otro de los consejeros, Stefan, se aclaró la garganta y se apresuró a exponer la situación. —Uno de nuestros mayores problemas será la comida, va a ser un problema crítico. La temperatura ha descendido por debajo del punto de congelación. Los cultivos se están muriendo mientras hablamos y muy probablemente la gente tenga suficiente comida a mano para pasar una tormenta temporal, no más de un par de días, pero no puedo exagerar el daño que una ola de frío en pleno verano causará a nuestros suministros.

El príncipe sopesó sus opciones. —¿Tienen algún plan para lidiar con posibles disturbios por alimentos?

—Claro, su alteza…aunque nuestro plan de acción es para lidiar con sequías no con un invierno eterno —respondió Stefan rápidamente—, además tenemos los hombres suficientes para lidiar con las revueltas que esto puede provocar… Pero si me lo permite lo que debemos hacer es buscar a la reina y que descongele Arendelle —dijo el hombre.
Hubo una pausa larga e incómoda hasta que el príncipe habló:

—Nos reuniremos mañana por la mañana y dependiendo la situación tomaremos cartas en el asunto. Mantener cálidos y felices a los pobladores es mi… nuestra prioridad —dicho esto salió de la sala del consejo.

Los demás consejeros se miraron entre ellos y elogiaron al príncipe por su plan de acción y su interés por salvar a Arendelle.

...


Ya era de madrugada y su cuello dolía debido al estrés, Gerda le indico cuál sería su habitación y Hans caminó lentamente por el pasillo, sus manos descansando en los bolsillos de su chaqueta. Solo había luz de velas para guiarlo, pero no tenía prisa. No dejaba de pensar en los eventos recientes.

Mientras caminaba se encontró una vez más perdiéndose en sus pensamientos. No pudo evitar pensar en la forma en que Elsa lo había mirado, con esos ojos azules tan claros y brillantes. Sabía que estaba bailando al borde de aguas peligrosas, pero no pudo evitar preguntarse qué se escondía detrás de ellos ¿Por qué lo miraba como si quisiera reclamarle algo? Cuando ella bien sabía que debía ser él quien le reclamará por haber hecho que su padre lo castigará por supuestamente importunar a la heredera de Arendelle.

Estaba claro que ella había estado igualmente, si no es que más, atrapada en su mirada que él en la de ella. La sola idea envió escalofríos por su espalda.

...

¡Hola de nuevo!

Lamento la demora pero la buena noticia es que tengo varios capítulos adelantados.

Déjenme un comentario y actualizaré mañana.

¡Nos leemos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro