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V

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—¿Te parece bien aquí? —pregunta el mayor una vez que encontramos un banco libre dentro de aquel centro comercial, tomamos asiento y rápidamente comenzamos a tomar del café que compramos segundos atrás. Me siento raro estando de esa forma frente a tanta gente pero debo sobrellevarlo y que nadie se dé cuenta, no me queda de otra.


—Sí. —llevo el vaso hasta mis labios para darle un sorbo al café y cierro mis ojos saboreando.— ¡Mmh, que rico! Es la primera vez que compro en ese lugar y está delicioso. Gracias, hyung.

—No hay de qué. —un silencio se hace presente mientras miro adelante, siento que este es el último momento para arrepentirse e irme de allí pero muy dentro de mí estaba esperando que él comience a reírse y me diga que todo es una broma o algo así. Sunghoon aclara su garganta y me volteo a verlo.


—Supongo que deberíamos hablar sobre el viaje. —definitivamente no saldré corriendo, debo escucharlo y ver si me conviene hacer esto. Se voltea abruptamente, asustándome y nos miramos.

—Sí, creo que no debemos perder tiempo. —acepta y toma de su vaso.— Básicamente necesito que sigas como ahora, el próximo fin de semana y te daré algo a cambio, ¿Has pensado en eso?

—Lo he pensado. —hablo alto y el abre sus ojos, varias personas habían volteado curiosas y lo único que hago es llevar las manos a mí boca. Olvidé completamente que parezco mujer ahora.


Sunghoon sonríe mientras se acomoda mejor, puedo ver cómo aguanta la risa y por eso siento mis mejillas calientes. Respiro hondo haciendo varias reverencias a las personas que pasaban, por las dudas. No quiero ofender o causar malestar en las personas, ya tengo los suficientes problemas.

—Digo, sí, he pensado en lo que podría querer si acepto. —los ojos curiosos del mayor voltean a verme otra vez, aprovecho para tomar otro trago siendo observado.— Pero tengo algunas condiciones..

—¿Cuáles? —pregunta rápidamente, tomo aire y lo expulso para seguir hablando, de repente me siento más nervioso que antes. ¿En serio voy a decirle esto? ¿En serio estoy al borde de aceptar algo así? La verdad que a veces me sorprendo de todo lo que hago.


—No quiero muestras afectivas en público, nada de abrazos o que nos tomemos de la mano o, hasta el peor de los casos, besos. —hablo claro y sin separar la mirada de él.— Seamos sinceros con el otro y que por favor esto no sea revelado, tratemos de que nadie se entere.

—Me parece bien aunque... —se queda callado y lo miro atento a ver qué decía, ¿Está por contradecir lo que dije? Lo veo tomar de su vaso, aparentemente ya vacío, y lo deja a un costado para mirarme.— No creo que nos crean que estamos saliendo si no nos mostramos afectivos, entiendo que te incomode pero es algo mínimo. No habrán besos pero si tenemos que tomarnos de la mano y abrazarnos, supuestamente ya llevamos tiempo saliendo.


—¿Incomodarme? —respondo sonriente y muevo el cuerpo.— ¡Ja! ¿Cómo que voy a incomodarme por darte la mano, hyung? —digo divertido pero sintiendo un calor demasiado fuerte en las mejillas y orejas, ¿¡Qué estoy haciendo!?

—Entonces podríamos caminar de la mano por aquí, Sua. —Sunghoon acerca su mano a la mía y la sujeta, rápidamente la retiro mirándolo de mala manera. Sonríe divertido.— ¿Qué pasa? Pensé que no te incomodaba.


Suena tan burlón que aprieto las manos con fuerza y lo miro enojado antes de abrir la boca para responderle.

—¿¡Qué estás haciendo!? ¿Quieres que te golpee? —grito y enseguida me tapa la boca, acercándose peligrosamente mientras me mira con los ojos abiertos.

—No digas eso, coopera un poco. —pide y mira para todos lados.— Pueden descubrirte y vamos a estar en grandes problemas, dijimos que íbamos a ser sinceros y no lo estás siendo.

—Que yo sepa, no acepté nada. —hablo una vez que retira su mano y vuelve a sentarse bien, sin dejar de estar atento a los alrededores. Haciendo él las reverencias hacia las personas que pasaban junto a nosotros.

—Pensé que ya habíamos quedado en que sí. —dice y baja la cabeza.— Entonces, es posible que digas que no ahora.

Sus facciones se vuelven tristes y comienza a juguetear con sus manos, pensativo. Muerdo mi labio, sin saber que hacer realmente, sinceramente me siento algo triste por él y su situación. Sunghoon me ha dado un trabajo sin conocerme realmente y seguramente le costó tener el sí debido a su padre, pero lo convenció y ahora puedo mantenerme un poco mejor.


Tomo aire y vuelvo a prestarle atención, me acerco y tomo su mano tratando de olvidar el hecho de que soy un hombre. Alzo la cabeza y le sonrío, tratando de calmarlo.

—Creo que te debo un favor por conseguirme un trabajo, aceptaré solamente porque después de todo un desconocido no le da trabajo a alguien que apareció vestido de mujer. Amigo, Sunghoon. —su ojos se agrandan y pronto una sonrisa se asoma por todo su rostro, haciendo que amplíe la mía.


—¿Es en serio? —pregunta y asiento, se ríe y rápidamente me abraza con fuerza.— ¡Gracias Sunoo-yah!


Sus brazos rodearon mi cuerpo con tanta fuerza que cierro los ojos conteniendo la respiración, cuento hasta veinte para tratar de que no me afecte aquello y vuelvo a abrirlos. No parece querer moverse por lo hago un sonido que lo hace reaccionar y separarse.

—Perdón. —aclara su garganta una vez más y mira su reloj.— Creo que deberíamos aprovechar a comprarte ropa, debo llevarte a un lugar antes de que vuelvas a tu casa.

—¿Ropa?

—Si, no estarás siempre con lo mismo, tómalo como un plus y luego la vendes o la regalas. —dice encogiéndose de hombros, se levanta y extiende su mano para ayudarme, me levanto y lo miro, me sonríe. ¿Siempre tuvo esa sonrisa?— Gracias por ayudarme, Sunoo, ¡Vámonos!

Sujeta mi brazo como los abuelos se sujetaban de sus nietos y comienza a caminar, arrastrándome hacia la zona de indumentaria femenina.


—⋆—


—¿Sigues enojado? —pregunta divertido mientras gira su cabeza para mirarme, aprovechando el semáforo en rojo. Hago un gesto ofendido y lo escucho reír, su mano se apoya en mí muslo y aprieta un poco.— Sunoo-yah, no te enojes, por favor.

—Se puso en verde. —aviso y quito su mano con brusquedad.


El auto vuelve a avanzar y suspiro mientras miro por la ventana. No es que esté enojado, simplemente no puedo permitir que compre cosas tan caras como lo hizo. Íbamos bien, viendo y comprando, hasta que se le ocurrió entrar en una de esas tiendas de marcas top, compró una blusa súper costosa sin que yo lo permitiera, después quiso comprarme con un helado y aunque tuviera todas las ganas de comerlo, se lo enterré en toda la cara haciendo que pase vergüenza y corra al baño para limpiarse. Me reí tanto pero en cuanto volvió, volví a hacerme el enojado.


—Sunoo. —llama y lo observo, señala afuera y sigo su brazo hasta dar con una casa elegante de dos pisos.

—Oh. —suelto mientras siento como el auto es apagado y Sunghoon se baja de este. Sin dejar de mirar la casa abro la puerta del copiloto al mismo tiempo que el chico llega a mí lado.

—Quería que conocieras a mis dos ángeles, espero que no te moleste quedarte a comer. —dice y me ayuda a bajar.— Compré los ingredientes para hacer la cena.


Me quedo pensando, sin dejar de mirar la casa, es realmente linda y cara, se ve cara. El mayor hizo un sonido y lo miro asustado.

—¿Pasa algo? Si quieres lo dejamos para otro día. —habla y mira su casa unos breves segundos.— Quizá estés cansad..

—No, no, tranquilo. —corto y le sonrío.— Perdón por no responderte, tienes una linda casa.

—Ah, gracias. —pasa su mano por su cuello y mira a otro lado para luego extender su brazo hacia la construcción.— ¿Quieres pasar?


Una sonrisa tímida se asoma en su rostro, se ve nervioso. También se ve muy tierno de esa forma, no puedo negarlo. Asiento y Sunghoon toma mi mano para guiarme por el sendero, después de cerrar bien el auto asegura que más tarde me llevaría a casa para ayudarme con las bolsas. Parece que esta noche comería junto a mi "novio".




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