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Si la vida tuviera voz

Ha pasado un mes desde la última reunión que tuve con las chicas, la verdad es que esto no me sorprende, por lo menos ya no. En el pasado, cuando sucedía las primeras veces, eran peores que ahora. Puedo sobrellevarlo. Pero aunque pueda hacerlo, ellas no son capaces. A diferencia mía, ellas no quieren perder las esperanzas de tenerme a su lado, eso es algo que agradezco, pero no. Si no puedo estar al lado de Itsuki, ¿qué sentido tiene estar al lado de alguien que no aprecio tanto como a ella? Puedo sonar terco ahora, pero es una realidad.

Estando en mi apartamento como siempre, sentado mientras veo un poco de televisión para distraerme, me encuentro calmado, relajado, libre... aunque sea un poco. Momentos como estos son los que me gustan, ya que no tengo interrupción alguna, de nadie. Pero, aunque goce de esto, no es lo mismo sin ellas.

- Supongo que me levantaré ahora. Puede que llame al servicio de comida rápida.

Ni siquiera había pasado un minuto desde que me dispuse a llamar para pedir mi almuerzo, que ya podía oír como tocaban mi puerta con cierta insistencia. ¿Quién podría ser en un día domingo? Bueno, sin hacer rodeos, me dirijo a la puerta a "recibir" al visitante que me distrajo de mi pedido.

- ¿Quién es? - dije con cierto disgusto, estando del otro lado -

- Fuutarou, soy yo.

- "¡¿Miku?!"

No podía confundir el tono de voz de aquella chica que me hablaba. Estaría mal si no la reconociera. Y con cierta sorpresa le abrí la puerta a Miku, quien se encontraba vestida de forma elegante, ¿acaso habrá vuelto de algún evento?

- Adelante, Miku.

- Gracias. - entrando -

Cerrando la puerta una vez que ella ya se dirigía a mi salón a ponerse cómoda, supuse que tendría sed por lo difícil que es llegar hasta aquí , en especial por este día soleado. Así que sin perder el tiempo, me fui hasta la pequeña nevera que poseía para poder sacar una matcha soda.

- Ten. - extendiendo mi brazo para darle la matcha soda -

- recibiendola - Oh, conque Fuutarou sigue tomando Matcha soda. Pensaba que después de la graduación la habías dejado de lado.

- No. La verdad es que terminó por gustarme y no es como si fuera tan mala para despreciar su sabor.

- Ya veo. - notando cierta alegría en su tono -

- "Supongo que esto es algo especial para ella" Bueno... - sentandome a un lado de ella - ¿A qué se debe tu visita? No creo que te hayas peleado con tus hermanas. - refiriéndome a su vestido -

- No, tranquilo. No ha pasado nada en este último mes que pueda ocasionar malos tratos. Solo queria hacer una visita como amiga tuya.

- Pudiste venir mucho antes.

- Sí..., pero después de esa cena, mis hermanas me veían con malos ojos por querer estar de tu lado. Me tuve que abstener un poco.

- ¿Todas? - dije con cierta curiosidad - "¿Itsuki también?"

- Ah, no todas. Itsuki era la única que no lo hacía. Más bien, la sentía preocupada por todo lo que sucedía en casa.

- No la culpo. Fue la única que me defendió por lo que dije.

- Pero Fuutarou no debería sentirse así. Ya que estoy aquí, pensaba si podía subirte los ánimos.

- Lo agradezco, en verdad, pero no tienes que preocuparte por mí. Ya tenemos 21 años, no podemos sentirnos así para siempre.

- Tienes razón, pero una pequeña ayuda tampoco hace daño. - haciéndome un ligero puchero -

- Supongo que es verdad... - estirando mis piernas - De todas formas, es un alivio que estén bien. Aunque no sea de la mejor manera, están bien y eso es lo que importa.

- Exageras. - me decía mientras dejaba la matcha soda en el kotatsu que no había recogido por error - Gracias.

Pasando unos minutos de silencio, aún con Miku al lado mío, no se me ocurría algún tema de conversación, así que la situación se me hacía estresante cuanto menos. Sin embargo, las veces que veía a Miku, no podía evitar la envidia que sentía al verla relajada y sin preocupaciones. Supongo que esto era porque el negocio que tanto había anhelado, ya lo había conseguido junto con Nino. No es como si me excluyera yo mismo, simplemente, para mí, era innecesario mencionar que el negocio había salido a flote un poco más rápido por ser de mi difunta madre. Tal vez, si no la hubiera ayudado en ese entonces, probablemente su sueño seguiría igual, en simples expectativas.

- Fuutarou. - rompiendo el hielo - Perdóname por si tienes que escuchar esto de nuevo, pero sabes que es inevitable.

- ¿Entonces ese es el motivo de tu visita? - pregunte un poco desilusionado -

- N-no... Mi intención no era que Fuutarou se sintiera incómodo con mi presencia.

- Sabes que no puedo responder a eso, Miku. Tienes que entenderme. - dije levantándome y dirigiéndome hacia mi habitación - "Ahora que recuerdo, Ichika se había lanzado la otra vez aquí" Maldición. Odio cuando esto se complica.

Sin que me diera cuenta, mientras me encontraba acostado, Miku se había levantado de su sitio y se dirigía hacia mi cuarto, lo cual, al llegar y asomarse en mi puerta, me había dado un leve susto.

- No te enojes, por favor.

- No lo estoy. Mi cabeza está confundida, solo eso.

- ¿Por nosotr - interrumpiéndola -

- ¿Cómo está Ichika?

- ¿Eh...? ¿Ichika?

- Sí. Quiero saber como está ella.

- Fuutarou, ¿acaso es esto una forma de provocarme? No soy como mis hermanas, no me iré con algo como eso.

- ¿Entonces por qué lo hiciste de todas formas en la cena de hace un mes?

- ....

- Lo sabía.

- ¡S-se suponía que esto sería una visita amistosa, no un interrogatorio! - me dijo enojada mientras se iba rápidamente hasta la salida -

Era mejor así. Aunque fuera la peor manera de manejar las cosas, era convenientes mantenerlas a raya. Yo no quería estar con alguien que no fuera Itsuki, pero... ¿Qué podría pasar en un futuro? Digo que me gusta Itsuki, sin embargo, lo que tengo que hacer para seguir fiel a mi palabra es un poco de escoria. Ya no sé qué hacer para seguir adelante. Por lo menos, ahora, es seguro que estaré libre. Supongo que continuaré con mi pedido, tengo hambre.

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Caminando a paso rápido por las grandes calles de Tokio, era que se podía ver a Miku un poco triste. Su verdadera intención nunca fue estar en malos términos con Fuutarou a través de esa visita, su verdadera intención siempre fue invitarlo a un baile que había para parejas, un evento en el cual había sido invitada, pero... ¿ahora qué?

Con lágrimas de frustración, Miku tomó un taxi para irse a casa. Por ahora, los días seguirían como tal. Un enorme dolor por sentimientos no correspondidos eran presentes. Y como no era suficiente, a través de pequeños intervalos de tiempo, era que Ichika era testigo de ciertos eventos que le interesaban.

- Solo queda saber qué era lo que quería Miku con Fuutarou-kun.

Una breve explicación del porqué Ichika estaba cerca del apartamento de Fuutarou, era porque ella siempre cumplia lo que se proponía, y esta no era una excepción. El objetivo, aunque fuera un poco perverso, era sin duda la cercanía del pelinegro. ¿Qué se suponía que podía hacer Ichika para entrar en razón? El amor ciego que la tenía poseída era un problema que solo Fuutarou podía resolver... o por lo menos eso ella quería creer.

- El espectáculo puede esperar un poco más. Mi prioridad, ahora, es Fuutarou-kun. - dijo con una sonrisa - "Ya quiero invitarte a ese evento esta noche"

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