La alianza entre ángeles y demonios no fue más que una cortina de humo frente a los humanos, solo era una estrategia de Los Ángeles para gobernarlos en nombre del bien y sacrificarlos en nombre del "demonio"

- Acaso...¿crees que Gabriel regrese si enviamos varias almas al infierno?

- Claro que si Azael - Rafael se enderezó sobre el césped -. Gabriel solamente está en el infierno porque Luzbel lo odia y sus caprichos demoniacos, ya que al único que consideró su hermano fue a Miguel, nosotros solamente somos seres inferiores para él.

Empuñó una gran cantidad de césped tratando de contener toda esa ira oscura que le causaba hablar de Luzbel, aquel ángel despreciable.

- Me voy, tengo alguien con quien hablar sobre esto -  caminó en dirección a la cascada celestial y desapareció cerca del paraíso.

Más abajo en la tierra, la humanidad vivía como de costumbre, pero el miedo hacia el futuro incierto tensionaba aquel ambiente, en fin, jamás podrían volver a estar tranquilos después de ver morir al único ángel que evitaba que fuesen tratados como esclavos.

- ...Amén - terminó la oración -. Ahora que agradecimos por los alimentos podemos comerlos.

- Por cosas cómo está Los Ángeles nos toman como seres inferiores, aún cuando somos esclavos seguimos lamiendo sus pies - Emma empujó su silla y corrió a su habitación.

Apenas había entrado las cortinas volaron por los aires y un gran viento la envolvió por algunos segundos.

- Sigamos con lo nuestro Emma - un susurro le erizó la piel, pero solo sonrió.

- ¿Acaso no le temes a nada? - dijo y una especie de ave salió de su cuerpo, más bien aquella era la forma de su alma y voló hacia el cielo o ¿el infierno?