
Capítulo 36
Mamá
Doy vueltas de un lado al otro en la cama pero no logro conciliar el sueño. Mi intento de dormir una siesta no es conseguido, y eso que paso más tiempo durmiendo más que nada. Me llena la mente pensamientos negativos que no me permiten continuar con mis actividades habituales.
Me pregunto si en algún momento volveré a ser la misma investigadora respetada que alguna vez fui. Sería infinitamente feliz si volviera a ser la misma de antes. Ahora mis pensamientos se desvían hacia la guerra que está ocurriendo. Pensar que hay personas muriendo en este momento mientras yo intento dormir una siesta. Suena hasta ridículo, pero esa es la realidad.
Sé que no debo meterme en la guerra, pero no creo que sea la solución. Antes pensaba en que era una forma de dar venganza, pero ahora considero que no es justo que haya personas que mueran solo porque no les dieron una sanción. No es justo.
—¿No puedes seguir con tu siesta? —pregunta mi papá. Era obvio que lo iba a notar.
Asiento mientras abro un poco los ojos para mirarlo.
—¿Qué ocurre? —pregunta.
—Es solo que... no creo que esta guerra sea necesaria. No vale la pena que mueran personas solo porque no aplicaron una sanción —contesto. En este momento tengo muchos otros pensamientos en la cabeza pero creo que este es el que debería decir. Los otros solo me llevarían a más sesiones con la psicóloga, siendo que ya tengo bastantes.
—No es solo por la sanción, es porque ese planeta se ha burlado nuevamente de nosotros, y eso es motivo suficiente para una guerra
No lo creo, pero prefiero asentir y mostrarme a favor de lo que dice. Eso no me llevará a largas discusiones en que siempre mi pensamiento es el incorrecto.
—Iré a pasear un poco. Me siento muy encerrada aquí —digo mientras salgo de la habitación. Por suerte no me hace más preguntas.
Camino hasta la oficina de las transmisiones, donde el ambiente se ve bastante agitado. Espero al lado de la puerta por si alguno puede atenderme. Uno de ellos se percata de que estoy ahí unos minutos después, y sale de la oficina. Es obvio que no quiere que la conversación sea escuchada adentro donde posiblemente será una distracción.
—¿Qué ocurre? —pregunta con impaciencia. Creo que quiere que esto termine lo más pronto posible.
—Creo que esta guerra no es necesaria —afirmo.
—Está bien que pienses eso, pero la guerra ya inició. No vamos a retroceder porque crees que no es necesaria —dice y entra a la oficina, dejando palabras en el aire. Esperaba que al menos me dijera una palabra de ánimo, aunque no es su trabajo. No sé qué me pasa que siempre necesito que otros me digan que todo estará bien.
Encargado
Después de atender a la enviada, vuelvo a mi puesto para continuar con las transmisiones.
—Ahora que ya bombardearon, deben acercarse a las entradas al lugar. Deben entrar cautelosos porque ellos ya están preparados para todo —le digo a uno de los viajeros.
Quizás el plan no es de lo mejor pero no esperábamos esto. Ha sido cambiado con rapidez y poco tiempo. Solo esperamos que resulte.
—¡Reunión, ahora! —grita uno de los encargados. Salgo con rapidez de mi puesto y me siento en uno de los asientos de la larga mesa—. Debemos planear qué haremos si nuevamente falla el plan
—Deberíamos mandar a más viajeros a pelear —dice una.
—Es mejor que nos retiremos y después mandemos a los viajeros. Necesitamos tiempo para hacer un buen plan —dice otra.
—Creo que aceptar la derrota sería la mejor opción —dice otro.
Todos lo miramos por la estupidez que acaba de decir. Él guarda silencio, por suerte.
—Creo que la mejor opción es mandarlos después, tener tiempo para planear —dice uno.
Todos asentimos ante esa idea. Creo que es la mejor opción porque así no tendríamos que estar planeando con rapidez en reuniones como ahora. Con más tiempo se logran mejores resultados.
—Ok, vuelvan a sus puestos. Parece que estamos recibiendo llamadas urgentes —dice uno mientras corro con rapidez a mi puesto. Espero que no sea nada grave.
—Hola, ¿me escuchan? —oigo la voz de un viajero desde el audífono.
—Te escucho, ¿qué ocurre? —pregunto tratando de estar lo más tranquilo posible.
—Estábamos descendiendo para llegar a la entrada, pero llegaron otras naves mucho más grandes que las nuestras y se han mantenido sobre nosotros sin hacer nada —dice de forma alterada. No me sorprende que hayan estado llamando tantos a la vez.
—¿Saben de quiénes son las naves? —pregunto. Es sumamente importante saberlo, aunque es obvio que es del enemigo. Solo me pregunto cómo consiguieron unas naves los habitantes de la sociedad subterránea si viven bajo tierra, además de que no pueden salir. Es muy extraño.
—No sé, no tenemos forma de saberlo. Pero están sobre nosotros de forma amenazadora —continúa. Sé que la mejor opción es que se retiren.
—¡Ordenen que se retiren! —grita uno de nosotros. Bien, ya tenemos una respuesta para todos así que puedo darle esa orden.
—Retírense ahora —ordeno. Parece aliviado con mi respuesta, lo que no me sorprende. Espero que la respuesta que le di sea la correcta porque de nosotros dependen sus vidas. Es una gran responsabilidad así que no puedo permitirme una equivocacion.
Termina la transmisión, lo que me hace suponer que seguirán la orden. Espero unos minutos a que se vuelvan a comunicar conmigo, pero no lo hacen. Intento comenzar una transmisión, preocupado por lo que pudo ocurrir.
—Hola, ¿me escuchan? —pregunto, pero no obtengo respuesta. Lo vuelvo a preguntar varias veces pero consigo lo mismo.
—¡Fueron bombardeados! —grita uno.
De inmediato un silencio generalizado se apodera del lugar. Por eso no lograba obtener comunicación, aunque por suerte un encargado lo logró o sino no tendríamos idea de lo ocurrido.
—¿Qué haremos? —pregunto de inmediato. Necesito saber lo que haremos ahora que sabemos que probablemente todos morirán.
—Hay que esperar que alguno vuelva —afirma uno. Sé que sería lo mejor esperarlo, pero no sabemos si ocurrirá.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro