Capítulo 1
La vida en la Tierra se ha vuelto un recuerdo lejano. Toda mi vida se ha desarrollado aquí, en Marte, y todo lo que sé de nuestro planeta de origen son fotos, videos y anécdotas que nos han contado los más nuevos, los que siguen llegando acá.
Todo comenzó hace muchos años, aunque lo cierto es que ya no tenemos una cuenta confiable del tiempo. La Tierra comenzó lo que llamaron el "fin del mundo", aunque es un nombre bastante anticuado para lo que realmente ocurría. Nosotros le llamamos la "sanación del mundo". El planeta solo buscaba una solución a sus problemas, o más bien a su problema: los humanos. Solo destruimos, y después sufrimos las consecuencias.
Una vez que la Tierra ya comenzó a ser casi inhabitable, tanto por desastres naturales -terremotos, tsunamis, huracanes- como por una serie de enfermedades creadas, empezaron a llegar personas a habitar al planeta que parecía más confiable y habitable para nuestra especie: Marte. Llegamos como una plaga a habitar este planeta. Sin embargo, ya habíamos aprendido la lección, el comienzo de la destrucción de nuestro planeta nos había enseñado que el cuidado del ambiente no es un juego ni un invento, es más importante de lo que creemos. Por suerte, los nuevos habitantes de acá se lo tomaron en serio, por lo que han habitado de la forma más respetuosa posible.
Tenemos asentamientos por sobre el planeta, cañerías que también van por sobre el planeta y energía renovable. De hecho, nuestros cultivos son lo único que se encuentra en el suelo, la única interferencia real en el planeta.
Además, siguen llegando personas acá, algunas incluso contagiadas, pero gracias al antídoto de Benjamín Gutiérrez (que sirvió como base a la cura) nos hemos salvado una gran cantidad. Las enfermedades están casi erradicadas, pero los desastres naturales siguen ahí ocasionando caos como siempre. Por eso, por más que nos hayamos esforzado en salvar el planeta, hemos tenido que ir a este.
Llegan personas todas las semanas, siempre son los más importantes, ya sea por ser famosos o por ser grandes aportes a la humanidad, al igual que por ser líderes de grandes proyectos para habitar este planeta haciendo el menor daño posible. Lamentablemente, los viajes a Marte comenzaron muchos años después de la muerte de Benjamín Gutiérrez, cuando esto realmente se materializó.
No sé si logremos vivir mucho tiempo en el planeta, pero de algo estoy segura: hemos aprendido la lección.
***
Soy Claudia Recabarren, la hija de Claudia Gutiérrez -así es, tengo el mismo nombre que mi madre. No es algo que me guste especialmente-, y bueno, por cómo podrán notar por mi segundo apellido, soy descendiente de Benjamín Gutiérrez. Es algo que me enorgullece bastante, de hecho quisiera llevar su apellido primero. Sin embargo, el hecho de que lo lleve mi madre ya es casi suficiente.
Sobre ella, es una de las investigadoras que nació aquí. Mi abuelo es el único de nuestra familia que estuvo en la Tierra, de hecho todas las historias que cuenta de su niñez allá son escuchadas con mucha atención y respeto, en completo silencio.
A veces intento imaginar cómo habría sido nacer ahí ya que no se compara con las historias. Sin embargo, siempre destaca el hecho del supuesto fin del mundo que a veces parecía desaparecer y luego volver de improviso, cómo la felicidad se vió truncada de pronto, y cómo nunca más volvió a ser lo mismo. El planeta aún está ahí, con humanos resistiéndose a su fin. Sin embargo, casi ninguno ha llegado a Marte, lo que encuentro realmente injusto. Pero no tenemos espacio para cuestionar aquí, solo tenemos que mostrarnos agradecidos por llegar a este planeta y no seguir en el fin del mundo.
En este planeta me dedico a estudiar la tierra, ver los mejores lugares para hacer cultivos, aunque siempre se encuentran en invernaderos. Este lugar aún no es apto para los cultivos propios de la Tierra, y aún no encuentro plantas nativas que podamos consumir. Analizo la tierra antes de ponerla en maceteros y llevarlas al invernadero, para luego plantar la semilla más apta y ponerla dónde llega la luz del sol, la que, por desgracia, es mucho menos intensa que en la Tierra, por lo que el tiempo de cultivo es un poco mayor. Sin embargo, tenemos algunos elementos (bastante costosos) que nos permiten acelerar el proceso cuando es urgente.
No es un trabajo muy respetado aquí. En cambio, el trabajo de mi madre como investigadora, sí que lo es. Ella es quién ha descubierto qué propiedades son aptas para cada planta, y ha sido parte de los investigadores que más aportes ha dado. Es conocida y respetada en todo el planeta, y también en la Tierra (según lo que nos han contado).
***
Me preparo mientras todos corremos de un lado a otro, como siempre que llega una nueva nave. Hoy, según lo que me dijeron, llega uno de los investigadores más importantes de la Tierra. Esperamos impacientes por su llegada, más aún al ser uno de los que ayudarán con los cultivos. Ese es un tema que me interesa bastante.
Nos reunimos exhaustos mientras la nave baja lentamente a su posición respectiva. Apenas comienzan a salir las nuevas personas que habitarán el planeta junto a nosotros, hacemos un saludo cordial y de respeto. No es un secreto que todos aquí admiramos al científico, es muy importante para nosotros.
Sin embargo, la sorpresa nos invade al ver su semblante bastante inquieto. Puede ser por muchas razones, pero, como siempre, pienso en lo peor.
-Escuchen todos -dice el científico en un tono que no revela nada. Guardamos silencio, dejando unos segundos de quietud sepulcral invadiéndonos-, acabo de volver de la Tierra, pero no es, ciertamente, porque terminé mis investigaciones. Lo cierto es que la Tierra tiene los días contados puesto que los países más poderosos comenzaron una guerra nuclear para obtener los últimos recursos que quedan
Apenas pronuncia la última frase el pánico no se hace esperar. Varios corren hacía las oficinas de transmisiones, tratando de tener comunicación con la Tierra. Voy allá en busca de información.
Si bien no hay nadie en la Tierra que conozca o que extrañe, me interesa saber cómo está el planeta del que provengo.
Casi ninguna transmisión funciona, todas son borrosas y algunas no responden. Sin embargo, una de las transmisiones, hacia un país del tercer mundo, resulta.
-Hola, desde Marte... ¿me escuchan? -habla el encargado de la transmisión. Se escucha, por unos segundos, un sonido borroso hasta que una voz se hace clara.
-Hola, desde la Tierra, ¿qué sucede? -la respuesta hace que varios suspiremos en alivio.
-Se nos ha informado que ha comenzado una guerra nuclear... ¿es eso cierto?
-Sí, es cierto... aunque por ahora ha afectado a ciertos países, en menor magnitud. Pero no se preocupen, estamos preparándonos para eso
Guardan unos segundos de silencio, asimilando la información.
-¿Qué países... han sido afectados? -todos sabemos que el encargado de transmisión tiene familia en la Tierra. Sin embargo, ya sospechábamos que si ocurría algo de gran magnitud no se nos informaría por el hecho de estar en otro planeta.
-Toda Norteamérica, Rusia, China y Japón. Esos por ahora -las palabras frías provenientes de la Tierra son como un cuchillo para el encargado. Lo cierto es que su familia se encuentra en México.
-Gracias por la información -dice con un nudo en la garganta. Corta la transmisión mientras lágrimas corren por sus mejillas.
-Tranquilo, deben estar bien -le digo, tratando de tranquilizarlo-. Además, dijo que no era de gran magnitud
Mis palabras parecen relajarlo un poco. Se levanta en silencio a seguir con sus labores.
Salimos mientras el científico saca sus cosas de la nave, con expresión melancólica. Me acerco a ayudar.
-Hola, soy la encargada de los cultivos. Encantada de conocerlo -saludo mientras él me da un saludo con la mano, aunque su expresión se mantiene intacta. Tomo algunas cosas y las dejo en su casa.
Ordeno el lugar lo mejor que puedo, tal como ya lo he hecho muchas veces antes con las personas nuevas.
-Solo espero -comienza a decir el nuevo a uno de sus acompañantes mientras acomoda unas últimas cosas- que este sistema de que solo vaya una élite a salvarse se termine. No entiendo cómo pueden valorar tan poco la vida de los demás. Somos humanos, todos somos de la especie que llevó al planeta a su fin, así que la idea de que algunos somos superiores es ridícula, somos aborrecibles. Quienes deberían estar aquí son los animales, aparte de nosotros, los que no le han hecho daño al planeta. Terminaremos con este de todos modos, te lo apuesto
Habla como si no notara que estoy aquí. Sin embargo, guardo silencio mientras escucho sus palabras, con las que de verdad estoy de acuerdo aunque me duele un poco pensar que soy de esa especie.
Suena la alarma que nos deja la piel helada y nuestra mirada inquieta. Solo una vez la había escuchado, y no es algo que me guste recordar. Me asusta solo oírla.
Corro a la oficina de transmisiones a pesar de tener que ir a los refugios. No es la primera vez que hago cosas sin pensar.
Allá todo es un caos. Todos ordenan sus cosas sin intercambiar una palabra.
-¿Qué está pasando? -mi pregunta suena apenas entre todo el alboroto.
-No preguntes, solo corre a los refugios. Ahí te enterarás -dice uno de los encargados de transmisiones sin mirarme. Corro a uno de los refugios, esperando que mi familia también esté en uno de ellos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro