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El Fénix Blanco

El Fénix Blanco, ese soy yo, el último guardián de la naturaleza y por lo tanto el más importante en la pirámide de la vida, tengo dieciocho años y no he experimentado nada fuera de lo ordinario, a veces incluso creo que terminaré solo en este mundo.

Últimamente he visto a varios humanos caminar por esta parte del bosque, al parecer tienen ¿excursiones?, así lo llaman ellos y al parecer les gusta hacer eso en vez de ¿hacer clases?, creo que algo así estaban diciendo unos jóvenes que pasaban por aquí el otro día.

Flashback

-Oye, no deberíamos alejarnos del campamento - Habló un chico de ojos cafés

-Mientras no nos alejemos de los letreros estaremos bien - Le respondió un chico de cabello castaño

-Es mejor regresar, no me agrada alejarme tanto - Dijo el temeroso chico de ojos cafés

-Estamos de excursión, así que hagamos algo divertido, es mejor que hacer clases - Le dijo el chico pelicastaño

Fin del flashback

Esto cada vez es más aburrido, veo lo mismo todos los días, hasta los humanos se me hacen conocidos, lo único que sé de los humanos es que son los culpables de que la naturaleza caiga, y así mismo los culpables de la muerte de los de mi especie.

¡CRASH!

¿Qué ha sido eso?

-¡Johan!, ¿dónde estás?, ¡hermanito nos vamos a casa! - Me asomé por uno de los árboles y visualicé a la ninfa más hermosa que había visto en mi vida 

-¡Estoy aquí Esther! - Gritó también un pequeño niño que no aparentaba más de siete años

-¿A dónde habías ido?, mamá estaba muy preocupada - Le dijo la chica

-Discúlpame Esther, por favor - Pidió de favor aquel niño totalmente inocente

-Yo te disculpo hermanito, pero tienes que pedirle disculpas a mamá - Le dijo la joven de manera cariñosa

-Si hermanita, lo haré - Dijo el pequeño niño, me enterneció ver aquella escena, era la primera vez que veía el amor fraternal en los humanos, normalmente solo son ambiciosos y narcisistas

-¡Mocosos! ¿qué demonios hacen aquí?, ¿qué no saben que es zona prohibida - Escuché gritar a alguien, era un cazador, de nuevo están cazando a los animales, ¡maldición a este paso extinguirán a todos los animales del planeta! - ¡Quítense!, ese ciervo ha caído en mi trampa y me lo tengo que llevar ya, ¡salgan, que no ven que interfieren entre mis billetes y yo! - Aquello me hizo alarmarme, un ciervo había sido atrapado, me dispuse a usar mi magia pero cuando iba a empezar ocurrió lo que nunca creí que vería

-En esta zona está prohibido cazar, ¡no se atreva a hacerle daño a la criatura! - Gritó la novel 

-¡Y a quién le importa que esté prohibida!, ¡esa cosa con cuatro patas vale dinero y es lo único que me importa, que se extinga o no, es un asunto sin importancia

-¡Por personas como usted es que nos quedaremos sin animales silvestres, solo piensan en el dinero!

-¡Vete a joder a otro lado, que no tienes amigos!, ¡sálganse ya imbéciles! - Ese humano me estaba cansando, odiaba que sean tan ambiciosos y que no pensaran en las consecuencias futuras, el hombre apuntó con su rifle en dirección al ciervo, iba a salir en su dirección pero entonces ... - ¡Qué crees haces niña estúpida!

-¡Johan corre rápido a llamar al guardabosques! - Aquella chica había empujado al cazador, y ahora se encontraban forcejeando, cada uno por su parte, para arrebatarle el arma a su contrario; por otro lado, el niño corrió en dirección al lago me transformé en lo más parecido a uno y llegué con el niño

-Señor ayúdenos, mi hermana y un cazador están forcejando 

-Quédate aquí, iré ahora - Corrí rápido en aquella dirección y vi de nuevo la escena del forcejeo; me acerqué al cazador y le lancé un hechizo, hipnosis temporal - Detente ahora - El cazador dejó de forcejear - Lárgate de aquí y no vuelvas jamás - El cazador ahora corría en otra dirección - Gra...gracias - Aquella chica solo me sonrió dijo: "de nada" y se fue, pero no sé por que sentí la necesidad de seguirla, mi vista en ningún momento se apartó de esa chica, nunca había visto a ningún humano defender a tal grado a la naturaleza, me dio curiosidad verla, quería seguir viendo a esa chica de cabello blanco, lo tenía igual que el mío, eso me sorprendió, jamás había visto a un humano con ese color de cabello, me resultó interesante, así que la seguí

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Nunca había salido del bosque, mi maestro nunca me deja ir más allá del bosque, dice que soy el único que aún puedo proteger a la naturaleza de los humanos, le creo, pero de verdad quisiera salir, y no voy a desperdiciar esta oportunidad.

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Estaba volando para que así seguirle el rastro fuese más sencillo y pues llegué a lo que parece ser la ciudad, no despegué mis ojos en ningún momento de esa chica de cabello blanco, quería saber más de ella, a lo mejor y era también otro Fénix Blanco; el auto donde ella iba, se detuvo en una casa muy grande y luego vi como cada miembro de su familia bajaba del auto y entraba en aquella casa, como no los vi salir de ahí supuse que ahí vivían, me acomodé en un árbol y esperé en mi forma de ave, claro que reduciendo mi tamaño para no llamar la atención. A la mañana siguiente vi como esa chica de cabello blanco salía de su casa, vestía muy bonita, era la primera vez que veía a una chica así, demasiado hermosa para ser real, me le quedé observando y vi como se dirigía hacia un lugar, la seguí pero esta vez en forma humana, vi que entró en un edificio que decía: "Instituto Solaris", que raro nombre, nunca lo había oído pero como entró ahí me propuse también a entrar pero cuando estaba en la puerta, un señor me lo impidió, me dijo que quería ver mi ¿credencial?, no sé que es eso, así que tuve que decirle que era nuevo y que recién me iba a inscribir, no sé como, pero el señor se lo creyó, eso me favoreció, entré y busqué a esa chica de cabello blanco, había mucha gente aquí, no podía ni respirar, la busqué por todos lados y no la pude encontrar, cuando sonó una campana vi que todos entraron a sus salones y yo entré a uno involuntariamente debido a que me empujaron, para mi suerte la chica de cabello blanco estaba ahí, estaba dibujando algo, no pude ver bien y mucho menos cuando ella cerró su cuaderno y se paró, por lo visto a lo que muchos llaman aquí "maestro" había ingresado y yo por seguir la corriente saludé también.

De acuerdo, ese maestro me estaba viendo raro, mejor dicho se estaba acercando, ahora ¿qué hago? ¿escapar?, no es una buena opción y si me descubrió, a lo mejor mi cabello o ¿acaso estoy transformado?, no, bueno en realidad estoy normal, el maestro se acerca, estoy petrificado, no puedo moverme.

-Buenos días joven, ¿es nuevo en este instituto? - Saludó para después hacer una pregunta el maestro

-Yo..., bueno sí, soy nuevo y me dijeron que me dirigiera a este salón - Respondí tratando de ocultar mi nerviosismo

-Bien, puede presentarse a la clase para que lo vallan conociendo - Dijo el maestro con tono amable

- ¿Presentarme?, bueno... en realidad yo ..., sí, me presentaré - Respondí, pues no tenía ninguna excusa para evadir la situación de presentarme

-Entonces pase adelante - Contestó el maestro dándome pase para que me presente

Estoy adelante, frente a muchos alumnos, y estoy nervioso pues todos me conocen como Fénix Blanco y la verdad no se que nombre inventar.

-Buenos días a todos, yo soy ..., yo soy Fénix, ¡no! quiero decir yo soy ¡Fen!, si, yo soy Fen ¿White? y tengo dieciocho años - Hablé tratando de sonar seguro, pues estaba consciente de que casi revelo mi identidad, aunque para ser honesto, soné más como idiota que como normal

De acuerdo casi me expongo a mi mismo a ser descubierto, pero pude corregir a tiempo mi error, creo que ya dije suficiente así que mejor me retiraré; estaba por avanzar cuando veo que esa chica de cabello blanco levanta la mano y pide permiso para hablar.

-Profesor, ¿puedo hacerle una pregunta? - Habló la chica de cabello blanco con la mano levantada

-Por supuesto señorita, adelante - Le respondió el maestro, aprobando la petición

-¿De dónde vienes? - Preguntó ella

-Yo.., bueno..., yo vengo de fuera de la ciudad, a las afueras del bosque - Respondí , con un nerviosismo que espero que no hayan notado

-Muy bien señorita puede sentarse, usted también joven, vamos a empezar la clase, iniciaremos hoy con seres mitológicos - Dijo el maestro mientras escribía el nombre de los seres mitológicos más conocidos.

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Lo que aquí conocen como clase fue entretenida, aunque ya me sabía todo eso sobre ellos puesto que yo los conocía a todos en carne y hueso, fue entretenido ver como la chica de cabello blanco dibujaba a cada uno de esos seres; se supone que ahora toca mate...matemítica, no disculpa, toca matemática, pero no viene ningún maestro, esa chica solo dibuja en su cuaderno y vaya que se concentra mucho, quiero ver que está dibujando, pero me da nervios e incluso siento mis mejillas arder; se le ha caído una cosa blanca y cuando intentó recogerlo se le cayó el cuaderno dejando ver su dibujo, recogí su cuaderno y no me resistí a ver su dibujo así que lo hice, lo que vi me impresionó.

-¡No lo veas! - Habló ella con cierto tono de preocupación

-¿Por qué no? - Pregunté - Dibujas muy bien

-¿Qué? - Me miró sorprendida - Eres...eres el primero en no juzgarme mal - Mencionó ella con desánimo

-No tendría por que hacerlo, me gusta tu Fénix - Dije con tono amable

-Normalmente me dicen que es raro que a mi edad imagine estas cosas e incluso terminé aislada - Dijo tratando de esquivar mi mirada

-No existe edad para la imaginación, además aun que lo creas yo puedo transformarme en uno - Dije en tono bromista pero ella al parecer no se lo tomó bien

-Lo sabía, eres otro que se intenta burlar de mí, a pesar de ser nuevo eres igual de idiota que todos los de aquí, mejor me voy y ¡dame ese cuaderno! - Exclamó ella con aire enojado - No te burles de mi y aléjate lo más que puedas

La había hecho enojar, y me sentía horrible, sólo quise hacerla reír pero solo logré enojarla, ella salió del salón y no tengo idea de por que pero la seguí, pude ver como se dirigía a lo que parecía ser un campo donde habían arcos de deportes y líneas pintadas en los suelos, era muy grande pero aun así no la perdí de vista y sobre todo con el sol haciendo relucir su blanco cabello que hasta se podía confundir con una cascada de agua pura y limpia, ella dejó de andar y se trepó a un árbol yo diría que demasiado grande, en serio demasiado, era increíble ver como no tenía miedo de trepar y conectarse con la naturaleza de manera sorprendente, pero todo buen momento acaba ¿verdad?, y el de ella estuvo a punto de acabar con graves heridas.

Vi como resbaló y sólo se agarraba de una rama delgada que parecía a punto de romperse, cada vez que intentaba subir la rama se quebraba y cada vez se veía más asustada, un impulso o algo, no lo sé, pero cuando vi que ambas manos soltaron la rama me transformé en mi figura real, un Fénix Blanco volé hacia ella lo más rápido que pude y la sujeté para que no cayera, hubiera sido horrible su caída, pero sentí un gran temor al simple hecho de pensar que ella estaría lastimada así que cambié de forma y acudí a salvarla, por eso digo que a lo mejor fue un impulso, pero ahora me siento más tranquilo al saber que ella estaba a salvo, ni si quiera me importó exponerme a ser visto, solo quería salvarla y aquí me encuentro en el suelo con ella echada en el frío pasto que al parecer acababa de ser regado, ella tenía los ojos cerrados y yo traté de hablarle pero cuando lo hice mi típico sonido de Fénix salió haciendo que ella abriera los ojos y me viese, yo solo me quedé ahí sin saber que hacer, sin saber que decisión tomar, si regresar a mi forma humana o seguir ahí inmóvil.

-¡Sabía que eras real Fénix Blanco! - Exclamó ella con felicidad, para consecutivamente abrazarme, mientras yo sólo correspondía enrollando mis alas por su espalda, no se cómo pasó pero en ese momento una luz blanca salió de mi y acto seguido había vuelto a ser un humano y ella al no sentirme ya con las plumas se separó - F...Fen, ¿có...pe...pero...cómo?, acaso fue una ilusión, no lo entiendo - Habló ella muy sorprendida y con palabras entrecortadas

-Yo, puedo explicarlo, y...yo - No sabía que decir ni que hacer, estaba perdido

-Por eso dijiste eso - susurró - ¡tu eres el Fénix Blanco! - Exclamó

-No grites por favor Esther - En ese momento me di cuenta que había mencionado su nombre y se supone que ella no sabía que yo la conocñia

-¿Cómo lo sabes?, no recuerdo haber dicho mi nombre - Alegó ella

-Eso no es importante Esther - Le sonreí - Un gusto, yo soy el Fénix Blanco - Respondí con una mirada de cariño, me había olvidado de todo en ese momento, incluso de mi deber, no sé si estaré haciendo lo correcto, pero sé que en este instante me encuentro feliz por primera vez, o al menos feliz de estar con una humana

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