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▫️13▫️

AARÓN.

Durante estas semanas he estado reflexionando sobre la oportunidad de llevar a cabo mi venganza, sin embargo, ahora Brooke ocupa mi mente, generando en mí una sensación de confusión y extrañeza. Es peculiar, dado que me encuentro en un estado que se asemeja a la muerte y, supuestamente, los muertos no experimentan emociones.

A pesar de ello, jamás imaginé que ella podría influir en mi forma de pensar; resulta desconcertante.

«¿Desconcertante? ¿Hablas en serio? Hemos planeado esta venganza durante dos décadas y, ahora que has obtenido la libertad, te sientes arrepentido. Te recuerdo que ellos todavía no muestran señales de remordimiento».

Esa voz regresa a mi mente, provocándome dolor y odio, llevándome a recuperar una faceta despiadada que preferiría no manifestar. Me siento atrapado en esta situación y deseo con fervor liberarme de ella. ¿Qué está sucediendo conmigo?

††††††

BROOKE.

Por la tarde asistí a una clase de computación en la que estuvimos clasificando datos en un ordenador de última generación. Fue una experiencia magnífica, la mejor del día.

Mientras camino a casa bajo la sombra de los árboles otoñales, continúo sumida en mis pensamientos. Este es mi momento favorito del año, ya que el clima es ideal: ni frío, ni caluroso, simplemente perfecto.

—¡Brooke, qué suerte encontrarte! —exclama alguien a mis espaldas. Me doy la vuelta y me encuentro con Brad.

—Hola, Brad. ¿Ya terminaste tus clases?

—Hace un momento que he salido de clases y estuve buscándote.

—¿Por qué motivo?

—Quería entregarte esto —me ofrece una paleta de cereza.

Acepto su regalo y nuestras miradas se cruzan.

—Gracias, es un detalle muy amable y tierno —lo miro con una sonrisa en el rostro.

—Brooke, ¿todavía recuerdas lo que mencioné el otro día?

—Depende de a qué te refieres, Brad. Dices tantas cosas a lo largo del día.

—Me refería a cuando mencioné que me gustas; no lo decía en broma. Desde que llegaste aquí, no he podido olvidarme de ti.

—¿Estás seguro de que no lo dijiste por la apuesta con tus hermanos? —pregunto levantando una ceja, dejando en claro que estoy bromeando.

—Tú significas mucho más para mí que una absurda apuesta, y no tengo la menor duda de que lo sabes, aunque me alegra enterarme que aún no lo has olvidado, porque eso significa que también piensas en mí.

—Es imposible que alguno de los dos olvide el día en que nos conocimos —le respondo con una sonrisa.

—Brooke... —coloca su mano detrás de su nuca y me mira—. ¿Te gustaría salir conmigo?

Detengo mi paso y lo miro; su lindo cabello rubio está desordenado y sus ojos azules brillan de una manera extraordinariamente hermosa.

—No puedo resistirme a esa mirada —admito, enfocando mi atención en sus cautivadores ojos.

—¿Lo dices en serio? —pregunta, sorprendido, mientras se acerca a mí.

Él desliza suavemente su mano por mi cabello, apartándolo de mi rostro, y acaricia mi mejilla con ternura. Al sentir su contacto, cierro los ojos, dejando que la sensación erice mi piel. Se inclina hacia mí y, en un breve instante, percibo su aliento cerca de mis labios. A esta distancia, sus ojos resplandecen en un profundo tono azul que me fascina; me fascina todo de él.

—También disfruto de tu compañía, Brad —confieso, sintiendo mi respiración acelerada.

Él me sonríe y une sus labios con los míos, y en ese instante siento algo único. Mi corazón parece querer liberarse de mi pecho en cualquier momento. Es un beso apasionado y cautivador que me tiene completamente fascinada.

Brad me atrae hacia él tomándome de la cintura, mientras yo envuelvo su cuello con mis brazos, disfrutando de este maravilloso instante.

†††††

AARÓN.

Estuve a punto de abandonar mis planes y dejar atrás mi deseo de venganza. Sin embargo, al verla con Brad, en sus brazos, la rabia se apoderó de mí. Su imagen junto a él volvió a destrozar mis emociones y a herirme profundamente. Este infierno se sentía como una pesadilla interminable.

Quizás todo habría sido distinto si ella no me hubiera traicionado. Su traición fue la causa de que regresara a ser el cruel espectro de un corazón frío.

—Te has equivocado, Brooke. Estás muy equivocada, y pronto te darás cuenta de ello.

Me doy la vuelta y me dirijo directamente a la universidad. Tengo la impresión de que alguien ha regresado de su viaje y no sería cortés de mi parte hacerla esperar. Querida Bethany, voy en tu dirección, rumbo a ti.

†††††

BETHANY.

Concluyo la clase y los estudiantes se despiden de mí, recogen sus mochilas y se marchan. Me quedo sola en los vestidores, donde únicamente escucho el constante goteo de las regaderas.

De repente, la puerta se cierra de golpe, lo que me provoca un sobresalto.

—¿Qué ha sido ese ruido?

Miro a mi alrededor, pero no hay nada fuera de lo común. Decido salir apresuradamente, con la mochila al hombro, mientras el eco de mis pasos resuena en las paredes.

En el instante en que estoy a punto de salir, mis ojos se cruzan con los suyos, de un vibrante azul celeste. Me resulta difícil creer que lo tengo frente a mí. Luce exactamente igual que el último día en que lo vi. Su cabello negro cubre parcialmente su frente y en sus delgados labios se dibuja una sonrisa irónica. Cierra los ojos por un momento, como si se sumergiera en sus pensamientos, y luego los abre de nuevo. Inclina la cabeza de lado y me observa con intensidad.

—¡No puede ser verdad, no estás aquí! —exclamé, retrocediendo dos pasos—. Tú estás muerto.

—¿Te sorprende verme? —preguntó él mientras se acercaba—. Deberías estarlo; sinceramente, yo sí me siento sorprendido. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos, aproximadamente diecinueve años. ¿Por qué no regresaste por mí, Beth? ¿Por qué me dejaste? Me abandonaste y me destrozaste por completo —dijo, deteniéndose a un paso de distancia mientras limpiaba con gesto brusco una lágrima que caía de sus ojos—. Pensé que eras diferente.

De repente, sus manos frías se cerraron alrededor de mi cuello, ejerciendo una presión que me hizo impactar contra la pared.

—¡No volví por ti, y seguramente tú tampoco! ¡Volviste aquí porque sientes culpa! —gritó él, aumentando la fuerza de su agarre.

—¡Suéltame! —intenté liberarme, colocando mis manos sobre las suyas, que se sentían heladas como el hielo—. No puedo respirar, suéltame, por favor —supliqué, con lágrimas en los ojos.

—¡NO ME DETENDRÉ, NO MERECES QUE LO HAGA! —exclamó, y de inmediato me arrojó a la piscina con una fuerza descomunal. Al caer, me golpeé la cabeza y, en cuestión de segundos, un dolor agudo se hizo presente en la parte posterior de la misma.

Intenté nadar hacia la superficie, pero él me sujetó nuevamente con gran fuerza. Observé su rostro por un instante y pude percibir un profundo rencor en su mirada, así como una crueldad palpable en sus ojos. Deseé gritar y pedir ayuda, pero sabía que cualquier esfuerzo sería inútil; nadie podría oírme bajo el agua. Él me estaba ahogando, y podía sentir cómo el agua penetraba lentamente en mis pulmones. La desesperación me invadía y la angustia me nublaba la mente. Quería desprenderme de su agarre, pero mis fuerzas eran escasas. Dos lágrimas de sangre surgieron de sus ojos y se disolvieron en el agua. Lo último que logré distinguir fue el vacío del azul de su mirada, mientras su odio me consumía, intenté luchar hasta que no pude resistirme más y dejé de respirar.

†††††

BROOKE.

La sensación de sus labios sobre los míos fue magnífica, aunque me resultó desconcertante. Por un instante, los ojos tristes de Aarón cruzaron por mi mente y sentí la necesidad de distanciarme, sin comprender del todo el motivo.

Me separé de Brad y una sensación de confusión me invadió.

—¿Qué sucede? —preguntó, mirándome con extrañeza.

—Debo irme, nos vemos mañana.

No esperé su respuesta; simplemente salí corriendo hacia la universidad, con la inquietante sensación de que algo extraño estaba ocurriendo.

Media hora más tarde, me desplace por los pasillos en busca de Aarón, pero no logro encontrarlo; hace horas que no lo veo.

—Brooke —susurran mi nombre con suavidad. Miro a mi alrededor, pero no distingo a nadie—. Brooke —murmura una voz distante desde detrás de una puerta.

Sintiéndome algo nerviosa, coloqué mi mano sobre la perilla y la giré, experimentando una opresión en el pecho.

Di dos pasos y me detuve abruptamente al visualizar el cuerpo de una mujer flotando en la piscina. La escena me sobrecogió de inmediato y sentí un profundo miedo, quedé paralizada, incapaz de reaccionar.

Sin embargo, tras superar ese golpe emocional, tomé la decisión de saltar al agua y nadar hacia ella. Al darle la vuelta, confirmé que no respiraba; había fallecido. Su rostro lucía pálido y sus ojos estaban cerrados. En su cuello se apreciaban moretones y rasguños con restos de sangre.

Me sentí de inmediato en alerta; percibí que alguien me observaba y no estaba equivocada, ya que junto a la piscina, Zoe y Ron me miraban atentamente.

—¿Brooke? —susurraron ambos.

—¿Ustedes saben qué ha sucedido? —exclamé con terror—. No está respirando.

Sin contestar, Ron saltó a la piscina y nadó hacia mí. Notó que mi mirada estaba perdida en la mujer pálida que ya había perdido la vida. Me tomó por los hombros y me miró con inquietud.

—Mírame, Brooke —abrí los ojos y me encontré con su mirada oscura y acaramelada—. Necesitas ayudarme a sacarla de aquí.

Asentí, a pesar de que me costaba respirar; me había sumido en un estado de shock. El pánico se apoderó de mí y una serie de escalofríos recorrieron mi cuerpo.

Volví a dirigir la mirada hacia el cuerpo sin vida de la joven y me llamó la atención un singular collar en su cuello con las iniciales AB.

Minutos después, Ron dejó caer el cuerpo de la chica en el suelo y se inclinó sobre su rostro para confirmar lo que todos ya sospechábamos.

—¡Está muerta! —exclamó de manera abrupta, antes de voltear hacia nosotros, visiblemente perplejo por haber pronunciado esas palabras en voz alta.

—Esto es... inconcebible. Hablamos con ella hace unas horas y se encontraba bien, no es posible que... —dijo Zoe, tartamudeando y mostrando su nerviosismo.

—Es un hecho: está muerta —reiteré sus palabras, mientras pasaba mis manos por mi cabello con frustración, sintiéndome desesperada.

—¿Qué hacemos? Debemos llamar a emergencias y a la policía, informar a alguien sobre la situación —propuso Zoe, inquieta y caminando de un lado a otro, atrapada en sus pensamientos.

—Esto no tiene sentido —exclamó Ron, visiblemente confundido—. Brooke, ¿no viste a nadie sospechoso?

—No, a nadie. Vine a buscarlos y la encontré aquí —respondí con lágrimas en los ojos—. No tenía idea de que ella... es completamente incomprensible.

—Alguien hizo esto; parece que la atacaron. Tiene un golpe en la cabeza y estas marcas... —señaló los rasguños en su cuello—. Aquí ocurrió algo extraño —explicó Ron mientras se incorporaba del suelo.

¿Quién podría haber causado esto? ¿Qué tipo de persona puede ser tan cruel como para arrebatarle la vida a alguien inocente?

†††††

Nos pusimos en contacto con las autoridades y los directivos de la institución, quienes respondieron de inmediato y expresaron su agradecimiento por la notificación. Los paramédicos hicieron todo lo posible por salvarla, pero lamentablemente fue demasiado tarde, ella falleció debido a asfixia.

En este momento, nos encontramos sentados en el suelo a la espera de que algún profesor salga y nos brinde información, cualquier noticia que nos ayude a entender la situación.

—Brooke, ¿sabías quién era ella? —preguntó Ron, mirándome fijamente desde su posición en el suelo.

—Nunca la había visto —respondí, con evasión y nerviosismo, recordando lo sucedido.

—Ella mantuvo una relación cercana con Aarón Dallas, como nos mencionó esta mañana —admitió Zoe.

—¿Realmente fue cercana a él? —me repetí, tratando de entender la situación, pero finalmente volví al mismo punto de partida.

—¿No te parece una coincidencia inquietante?

—¿A qué te refieres, Ron?

—¡A él, Brooke! ¿¡No lo comprendes!? Por alguna razón, tienes la capacidad de comunicarte con él. Aquel a quien solo tú puedes ver provocó el accidente de Sol y, tal vez, también está detrás de este asesinato... podría ser culpa suya.

Al escuchar sus palabras, mi corazón se detuvo y mi instinto defensivo emergió con fuerza.

—¿Estás hablando en serio? Aarón está muerto, no puede ser él, no es un asesino —exclamé, negándome a aceptar tal posibilidad.

—Brooke, por favor, considera la opción de que tal vez no esté muerto y nunca desapareció. Tú misma mencionaste que vivía en la mansión cuando llegaste, y curiosamente, todas las muertes están relacionadas con él. Todo encaja.

—No, Ron, escucha, nada de lo que dices tiene sentido. Él mismo me ha asegurado que no está realmente vivo.

—¿Y si te ha mentido? Recientemente han ocurrido sucesos inexplicables en Stonehenge. Desde que nos comentaste que tuviste una conversación con él, han sucedido eventos sin una lógica aparente, como la muerte de su última novia.

—¡Él no tuvo nada que ver, no es ningún criminal! ¡Deja de incriminarlo! —respondí, levantándome del suelo con indignación y saliendo apresuradamente.

Nada tenía sentido; en realidad, no lo tuvo desde el principio, ya que Aarón es un fantasma y nadie más puede verlo. No tiene la capacidad de causar daño a nadie, ni es un asesino. No puede ser él; el Aarón que yo conozco nunca se atrevería a herir a quien más amaba.

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