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[Colegio Toho, 11:35 p.m.]
Todo el lugar permanecía en completo silencio, a esa hora ya no se encontraba ni un alma por los pasillos del colegio. Todos los alumnos yacían en sus dormitorios descansando para su siguiente día de clases.
Todos a excepción de unos jóvenes que se escabullian por el dormitorio de los varones.
—¡¿Por qué Takeshi tarda tanto?! ¿Le avisaste que ya estamos aquí? —dijo susurrando un impaciente Hyuga, mientras se mantenían inclinados asomando su cabeza por uno de los pasillos del lugar.
—¡Sí le avisé! Le mandaré otro mensaje... —indicó Ken, en el mismo tono, sacando su móvil del bolsillo de su chamarra.
—Tal vez deberíamos llamarle...
—Hay que esperar unos minutos, si no viene le llamaré
—¿Cómo me convenciste de hacer esto, Ken? —resopló con fastidio.
Wakashimazu no pudo evitar soltar una sonora risa ante el descontento de su capitán, le parecía muy divertido que aún con toda su expresión de molestia este permaneciera ahí.
—¡No hagas ruido! —dijo Kojiro, alzando con descuido su voz.
—¡Tú tampoco hagas ruido, capitán!
—¡Tú te reiste! ¿Quieres que se den cuenta que estamos aquí? —replicó, intentando bajar de nuevo el volumen de su voz.
De pronto el sonido de unos pasos al final del corredor los sacó de su discusión.
—¡¿Qué fue eso?! —preguntó Wakashimazu, asomando nuevamente su cabeza por el filo de la pared.
—Takeshi, tal vez... ¿Contestó los mensajes?
Ken revisó su móvil.
—No, no ha contestado nada.
El sonido de los pasos parecía aproximarse a ellos, poniendo algo nerviosos a los jóvenes, pues no se divisaba persona alguna por el pasillo.
De forma repentina el sonido cesó, poniendo aún más atentos a esto a ambos, esperando ver algo por el corredor.
Escuchaban sus propios latidos, y una sensación fría les bajaba por la espalda, mientras se preguntaban: ¿De quién eran esos pasos? o ¿de qué...?.
Mientras tanto en los dormitorios de las chicas, una joven se aseguraba que su compañera de cuarto estuviera totalmente dormida, para así poder salir de la habitación.
Ai se asomó e inspeccionó a su compañera, que ya para esa hora empezó a roncar como motor de lancha.
—¡Bien, está dormida! —pensó, entre tanto se acercaba a la puerta, con sumo cuidado de no hacer ruido.
Abrió la puerta, y antes de salir revisó el corredor unos segundos. Al asegurarse que no había ninguna otra alma por ahí, salió y cerró la puerta de su dormitorio con cautela.
Sacó su móvil para mandarle un mensaje a Wakashimazu, y así avisarle que los encontraría fuera de los dormitorios de chicas.
Al mismo tiempo...
La tensión en ellos crecía cada vez más al no saber de que se trataba lo que habían escuchado. Se encontraban mirando fijamente el final del pasillo, cada vez más nerviosos, cada vez esa sensación que les recorría la espalda se sentía más y más fría. La piel se les empezaba a erizar tras la incertidumbre.
De repente el sonido del celular de Ken les hizo pegar un salto, y exclamar un unísono grito de pavor.
—¡Ah, tranquilo! Sólo es mi celular... —expresó con un suspiro de alivio, Wakashimazu.
—¡Que rayos...! —dijo su capitán, desviando la mirada, sintiéndose ridículo por el grito que había pegado hacia unos segundos—. ¿Es Takeshi?
—No, es un mensaje de Ai, dice que ya está fuera de los dormitorios de las chicas
—¡¿Por qué demonios Takeshi no viene?!
—No lo sé... tal vez no piensa venir
—¡Pero al menos podría contestar los mensajes!... Le mandaré uno yo también —sacó el móvil del bolsillo de su pantalón.
—Le voy a llamar como quedamos, si no contesta la llamada hay que ir directamente con Ai.
Ken se dispuso a hacer dicha llamada, mientras que Kojiro al mismo tiempo le mandaba un mensaje a su amigo.
—Está sonando... Venga Takeshi... ¿por qué no contestas...?
—¡¿A quién le llaman?! —dijo una tercera voz.
—¡¡Wooaahhh!! —una vez más los dos chicos gritaron, dando un salto hacia delante.
Ambos giraron a ver a sus espaldas, donde provenía la voz que los había hecho agitarse por un segundo.
—¿Por qué tan nerviosos? —les preguntó un Takeshi Sawada, extrañado por la reacción de sus compañeros.
—¡Demonios, Takeshi no aparezcas así! —habló Hyuga, intentando calmarse del anterior susto.
—¡¿Se puede saber por qué tardaste tanto?! —le cuestionó Ken, guardando el móvil en su chaqueta, tratando de recobrar la compostura.
—Lo siento mucho... Tuve que esperar a que Sorimachi se durmiera
—¿Sorimachi...? —preguntó el capitán con extrañeza.
—Sí es que se quedó hasta muy tarde realizando tareas, y la verdad hasta que no lo escuché roncar no me atreví a salir de la habitación...
—Ya veo...
—¿Y por qué no contestabas los mensajes? —le replicó Ken, arrugando el entrecejo.
—¿Qué? ¡Pero si los contesté!
—respondió revisado su celular.
—¡No es verdad, no tengo ninguna respuesta tuya! —continuó Ken, cruzandose de brazos.
—¡Vaya que tonto! Le contesté a otra persona, lo siento —dijo con una risita nerviosa, poniendo la mano detrás de su nuca.
Sus dos amigos lo fulminaron con la mirada, mientras que el pobre joven Sawada pensaba que lo harían pagar por eso después.
—Bueno eso ya no importa, ya estás aquí ahora vamos con Ai —les indicó Kojiro, adelantándose unos pasos.
—¡Cierto! Le avisaré que ya vamos para allá —dijo Wakashimazu, volviendo a sacar su móvil, caminando detrás de Hyuga.
—Oigan, por cierto... ¿Por qué hace un rato estaban tan nerviosos? —les interrogó Takeshi, recordando la reacción de ambos.
—La verdad... es porque antes de que aparecieras escuchamos unos pasos muy cercanos por el pasillo —habló Ken, tecleando un mensaje en su celular.
—¿Pasos? Tal vez era yo... Venía caminando por el pasillo de a lado, pero escuché un ruido. Era un chico que venía del lado de los baños, al parecer se dirigía de regreso a su dormitorio, así que decidí esquivarlo y tomé otro camino. Por eso aparecí del lado contrario del corredor
—Pues eso lo explica todo... —dijo Kojiro, volteando a ver a sus amigos, que iba un par de pasos atrás él.
—En teoría... —expresó Ken, metiendo las manos en los bolsillos de su chamarra.
Entre tanto...
Fuera de los dormitorios de chicas ya se encontraba una inquieta Ai, preguntándose dónde estarían metidos sus amigos.
Consultó la hora en su celular.
—¿Qué estarán haciendo? ¡Hace diez minutos que los estoy esperando!... ¡Hombres tenían que ser!.
La joven siguió refunfuñando, hasta que el sonido de su móvil la desvío de sus quejas.
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Ken ⚽✨
Ya vamos para allá ( ^ω^)
Capitana ⚽💗
Por qué tardan???
(*´>д<)
Ken ⚽✨
Culpa de Takeshi (?) ╮(╯▽╰)╭
Capitana ⚽💗
Ya veraaaa ヽ(`Д´)ノ
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—¡Auch! Estas en problemas, Takeshi —dijo un portero, viendo la pantalla de su móvil, aguantando la risa.
—¿Qué? ¿De que hablas, Wakashimazu? —levantó la ceja un confundido Sawada.
—No, nada... Ya lo sabrás...
No tardaron mucho para encontrarse con su amiga, que ya estaba más que impaciente.
—¡Tardaron más de que pensé! —exclamó Ai, mirando a los tres.
—Ya te dije el porque... —contestó Ken, con una sonrisa burlona.
—¡¡Takeshi!! —le lanzó una feroz mirada a su amigo.
—¡¿Yo qué?! ¡¿Qué le dijiste, Wakashimazu?! —se quejó, dándole un codazo a su compañero, quien intentaba con todas sus fuerzas no soltar una carcajada.
—Oigan, ya... ¿Podemos apresurar esto? —los interrumpió Kojiro, que aunque le parecía divertido el momento, tenías más ganas de regresar a su habitación para dormir.
—Sí, ya vamos... podrían darse cuenta que estamos los cuatro aquí —expresó Ai, comenzando a andar hacia el campo de fútbol.
Así los cuatro se dirigieron al lugar con sigilo. Mientras el frío de la noche aumentaba, y los hacía desear haber llevado una manta consigo para cubrirse, en especial la chica, que era la menos abrigada del grupo: contando sólo con un delgado suéter y su pantalón de pijama.
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