¿Qué se supone que debía hacer? ¿Cómo seguiría con su vida sin ya no tenía a la persona que más ama en el mundo a su lado?

Sostuvo la foto de TaeHyung contra su pecho, llorando como si no hubiera un mañana y es que para él, ya no existía vida posible sin su amado esposo. Su corazón se partió cuando el manor falleció y ya no tenía reparación.

Durante el camino al cementerio se la paso mirando atraves de la ventana sin dejar de abrazar la foto como si fuera TaeHyung quien estuviera en su lugar.

Cuando llegaron al lugar, se mantuvo en el auto mientras observaba la fotografia y la acarició, las lágrimas no paraban de salir de sus ojos y recorrer sus mejillas como si fuera un río. Dejó de respirar cuando NamJoon le dijo que era hora de bajar porque enterrarian el ataud donde descansaba el cuerpo de su amado.

Estalló en sollozos cuando su mejor amigo lo abrazo, el mayor se imaginaba el dolor que debía de estar sintiendo HoSeok pero no podía saber lo que se sentía. De solo imaginar perder a su esposa se le estrujaba el corazón y no quería saber lo que sería si se volviera realidad.

—¿No bajaras? —pregunto bajo cuando el menor se calmo. El azabache asintió a pesar de no querer hacerlo, no estaba preparado para despedirse para siempre de el amor de su vida.

Bajo del auto con ayuda de NamJoon pues se encontraba demasiado débil al no haber comido ni dormido en dos días... dos días sin TaeHyung. Era poco tiempo pero para él ya era una eternidad.

Al ver como bajaban el ataud de su esposo en ese pozo tan grande, su corazón terminó de romperse y grito con todas sus fuerzas, pidió que no lo enterraran, necesitaba verlo una vez más.

Se acercó al ataud y lo abrió para poder ver el rostro ya pálido del castaño. Le tomó de las mejillas y las acarició con dulzura, junto sus frentes y cerró sus ojos. Deseaba tanto que el contrario abriera los ojos, que todo eso sea solo una pesadilla y que al abrir los ojos, TaeHyung estuviera durmiendo a su lado.

—Adiós, chocolatito. Espero encontrarte en mi siguiente vida —susurró antes de separarse y finalmente dejar que lo enterraran.

Cuando todo terminó, se quedó solo frente a tumba de TaeHyung, mirándola con atención.

Se arrodilló frente a la lápida de su esposo y acarició la fotografía que seguía entre sus manos, se negaba a soltarla. Sus sollozos no tardaron en oírse, desde que murió no podía respirar bien. La presión en su pecho era insoportable.

—¿Por qué? ¿Por qué me dejaste, TaeHyung? Me prometiste que no lo harías —reprochó entre sollozos, tratando de respirar aunque le resultaba muy difícil hacerlo.

—No lo hice, cerecita. Aquí sigo, a tu lado, tal y como te prometí —HoSeok se quedó en trance al escuchar la voz a su lado derecho. No sabe como no murió en ese instante pues podría jurar que su corazón se detuvo por varios segundos.

Miró hacia la derecha, encontrándose  a TaeHyung sonriendole como sólo él podía hacerlo. De esa forma tan hermosa y brillante que iluminaba hasta el más obscuro rincón.

—TaeHyung —Su voz sonó muy baja, como si el aire le faltara. Debía de estar alucinando porque su esposo estaba muerto, no era posible que lo tenga ahí a su lado.

—¿Qué pasa, amor? No pareces feliz de verme —El menor le miró con tristeza, ¿acaso su esposo ya no lo quería?

—Cla-claro que estoy feliz de verte —contestó de inmediato y no tardó en abrazarlo con fuerza. Sabía que no era real, pero podía sentirlo, lo estaba abrazando tal y como hacía cuando el menor estaba vivo.

Pero no le importo, seguramente estaba alucinando pero se sentía tan real. Sin embargo, NamJoon lo miraba preocupado desde la distancia, ¿por qué HoSeok parecía estar hablando con el aire y abrazando a la nada?

•23.02.2022